¿Qué
te sugiere la palabra “progreso”?
Un
mundo menos dogmático, menos fanático, más equitativo y con menos sufrimiento.
¿Qué
cualidad valoras más en el ser humano?
La empatía.
¿Cuál
consideras que es su peor defecto?
La crueldad.
Color favorito.
Si
tuvieses más tiempo, ¿en qué lo emplearías?
En ver más a mi gente querida.
Animal
preferido.
El perro.
Elige
un paseo.
Por las montañas de Asturias.
¿Cómo
combates el miedo?
Pensando
que también esto pasará.
¿Qué
habilidad te gustaría tener?
Tocar
algún instrumento (piano, chelo) y ser una gimnasta formidable.
¿Qué
opinas de la IA (Inteligencia Artificial)?
Es
una tecnología potentísima que nos facilita la vida de un modo incomparable con
nada, pero puede acabar con nuestra especie.
¿Crees
que ha cambiado la percepción del tiempo?
¿Comparado
con cuándo? Pero sí, la percepción del tiempo cambia todo el rato, también a lo
largo de la vida.
Autor
literario preferido.
Tengo
muchos.
Ciudad
donde vivirías.
Vancouver.
Elige
una parte del día.
La noche.
¿Echas
de menos el silencio?
Casi
siempre.
Contesta
el cuestionario: Rosa Montero
Fecha:
14-8-2025
ROSA MONTERO
A
los componentes de la generación de la Transición Española nos encantaban las
entrevistas en El País de Rosa
Montero. Era una de los nuestros. Su ferocidad por vivir, su precocidad, su
ingenio, el hecho que, desde muy joven, ocupara las páginas del que era por
aquel entonces un periódico prestigioso, que asimilábamos a nuestra generación,
nos la hacía muy cercana. Era una perspicaz cronista política, actividad en la
que desarrolló su lado racional y lógico porque era el medio de introducirse en
un mundo de hombres. Además, era muy buena en ese terreno quizá porque,
soterradamente, introducía en el trabajo su lado espontáneo e imaginativo. A
ella le iba lo de la imaginación.
Desde
el año 1979 en el que convirtió el encargo de realizar una serie de entrevistas
feministas en su primera novela, Crónicas
del desamor, no ha parado de escribir. Tiene en su haber más de cuarenta
títulos, entre ellos, novelas, relatos, ensayos, e incluso literatura infantil,
sin abandonar nunca sus colaboraciones periodísticas. Es un referente para las
mujeres de nuestra generación y, añadiría, para las mujeres en general.
Hace
unos años —cómo pasa el tiempo—, un compañero jubilado del Instituto Beatriz
Galindo, descubrió entre los papeles que iba a tirar, una revista del Instituto
de marzo de 1967. El número se abría con la colaboración de varias alumnas en
el adiós a Gerardo Diego, tras su jubilación. Al lado de Rosa Montero Gayo 6º
de Letras, aparecía mi nombre, también en 6º de Letras. Fue una sorpresa,
porque no lo recordaba en absoluto. Rosa Montero y yo no sólo compartíamos la
misma generación, sino que fuimos compañeras en el Beatriz Galindo. Compañeras
de pupitre, no, que lo recordaría. Sólo aparecíamos juntas en un papel. De
pronto, un día se me apareció una imagen. ¡Claro que la recordaba! Era la niña
que nos dejaba a todas a la altura del betún, cuando reclamada por la profesora,
salía a recitar de corrido las declinaciones griegas. Me parece un guiño del
destino que, más de 50 años después, nuestros nombres vuelvan a estar
maridados, ahora en un medio digital.
MARÍA LUISA MAILLARD
DESCONEXIÓN
ISABEL BANDRÉS
Un
calor tórrido nos ha acompañado este verano. Las calles de Madrid escupían
fuego como los políticos y tertulianos injurias y sandeces durante el resto del
año. El uno de julio desconecté del mundo de la política y de las tertulias. Ya
llegará septiembre, me dije, y no quedará otra opción que aguantarlos. Mi
desconexión de ese mundo narcisista y egocéntrico ha sido absoluta y los
beneficios cuantiosos: paz interior, sentido de la proporcionalidad,
desaparición de la angustia vital y baja irritabilidad. La vida es mucho más
rica que la que nos muestran los medios de comunicación de masas. A veces, el
ruido nos oculta lo evidente.
Hojeo
Vivir en la tierra de Peter Godfrey-Smith, profesor de Historia y
Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Sídney. Me descubre que cuando
aprendemos a leer, sea cual sea la edad del nuevo alfabetizado, el cerebro
cambia. Las radiografías demuestran que nuestro cerebro tiene una gran
plasticidad y las experiencias vividas lo conforman más allá de la genética. En
otras páginas, me cuenta cómo los seres humanos desarrollamos, tras bajar de
los árboles y ponernos de pie, una intensa vida social, una conciencia de la
mismidad y la subjetividad, lo que nos distingue de todos los otros animales.
Me
viene a la cabeza Miguelón. Pertenecía al Homo heidelbergen-sis preneandertal, vivió hace 400.000 años, en pleno pleistoceno medio, cerca
de Burgos, en Atapuerca. Su cráneo se descubrió en 1992 y debe su nombre al
ciclista Miguel Induráin que ese mismo año ganó, una vez más, el Tour de
Francia. Miguelón era bastante parecido al hombre actual, con una estructura
ósea algo más ancha. Él y sus congéneres conocían el fuego, se comunicaban con
algún tipo de lenguaje verbal, fabricaban armas de caza y eran compasivos:
enterraban a sus muertos y cuidaban de los enfermos como demuestran algunos
restos encontrados. Pero, también, les encantaban las broncas. Se atizaban
usando la mano derecha, las heridas encontradas en los diferentes cráneos así
lo indican y, de vez en cuando, practicaban el canibalismo y no por falta de
comida. Entonces, había abundante caza: leones, lobos, osos, tigres, rinoceronte,
mamuts… ¿Por qué se agredían y se devoraban, por venganza, por alguna practica
ritual, para descargar la agresividad, para marcar territorio…? Resumiendo, su
vida era durísima y eran compasivos y violentos, como nosotros. No en vano
compartimos con estos primos lejanos un 2% de carga genética.
Y
rememorando la parte sociable y compasiva de Miguelón, vayan ustedes a saber el
por qué, me viene a la cabeza Hannah Arendt y su postura ante la amistad. Picoteo
en el libro de Olga Amarís Duarte, Cartas del recuerdo para los amigos.
El título despista. La autora no reproduce las cartas de Hannah Arendt a sus
amigos. En él, reflexiona sobre lo que la amistad significó para esta filosofa
y politóloga judía. Ella cultivó la amistad como nadie durante toda su vida.
Como ejemplo, su relación, tras su separación, con el que fue su maestro y
amante cuando tenía 17 años, el profesor y filósofo Heidegger, simpatizante del
nazismo. A pesar de la frialdad mostrada por el filósofo tras su separación,
ella, judía perseguida, mantuvo siempre un sentimiento afectivo hacia él.
Tras una noche tropical salgo a desayunar por mi zona. Descubro una elegante pastelería francesa recién inaugurada. Un exquisito pastel de pistachos y una perfecta limonada casera me elevan al séptimo cielo. Muy cerca, una niñita de unos tres años saborea un pequeño sándwich mientras desliza su dedito por una pantalla donde ve unos dibujos animados. Su concentración es absoluta. Y recuerdo al historiador, filósofo y escritor israelí Harari, siempre receloso ante el poder de los algoritmos y, por tanto, de la Inteligencia Artificial: "Hay un potencial totalitario —asegura—, en la IA como nada que hayamos visto antes". Pero mi médico de cabecera me ha dicho que para la medicina va a ser, ya está siendo, una maravilla: mejores diagnósticos, mejores y ajustados tratamientos.
Dejo
a la niñita inmersa en el mundo digital y salgo a la calle. El calor es
abrasador, pero no tanto como lo fue en el Cretácico, la época de la formación
de los grandes bosques. Entonces, la temperatura era superior a la de la época
actual entre cinco y diez grados. Según las previsiones científicas más
pesimistas, se registrarán, dentro de un siglo, temperaturas de hace quince
millones de años, cuando los grandes simios empezaron a evolucionar. Es verdad
que el actual cambio climático es un gran problema que hemos provocado nosotros
y nosotros tenemos que remediarlo y en eso estamos.
Vivimos
en una sociedad que adora el dramatismo y la exageración. Entre la IA y el
cambio climático surgen gurús mediáticos anunciando el fin de todo. Según los
científicos, los de verdad, a la especie humana nos queda antes de desaparecer
entre quinientos y mil millones de años, siempre que no la liemos o haya un
imprevisto. ¿Y si ese amplio ratito que nos queda lo aprovechamos para
disfrutar juntos de lo que tenemos y agradecer a las generaciones anteriores lo
que nos dejaron? ¿Y si ponemos un poquito de moderación y sensatez en nuestras
vidas y en nuestras cabezas?
Nuestras sociedades tienen múltiples defectos, somos crueles con los demás, incluso perversos. Pero prefiero vivir aquí y ahora que en la época de nuestro primo Miguelón; prefiero ver niñitas digitales en cafeterías elegantes que niños trabajando en las minas de carbón a los seis años o disciplinados por profesores y padres con el cinturón o la regleta. No tengo ninguna nostalgia del pasado donde no existían ni la penicilina ni las vacunas y donde la peste, la viruela y la polio hacían de las suyas. Hemos hecho muchas barbaridades, y las seguimos haciendo, pero hemos logrado grandes cosas que parecen un milagro y seguiremos creando e inventado a pesar de los agoreros de siempre. ¿El pasado fue mejor? ¿De verdad se lo creen? ¿Prefieren la comida de Atapuerca a la sofisticada cocina de hoy? ¿Les gustaría vivir en una casa de la Edad Media y no en el confort de nuestras viviendas actuales?
Cuando
escribo estas líneas, me quedan unos días para seguir pensando en las
avutardas, como se dice en mi tierra, o en las musarañas, como se dice en el
resto del país. Todavía puedo hojear, picotear, pensar cosas inútiles y nada
prácticas. Puedo pasar el rato divagando sobre la niñita digital, sobre Miguelón,
sobre nuestra evolución con Godfrey-Smith y disfrutando de las reflexiones de
Arendt. ¡Es tan placentero dejar el pensamiento libre para ir de aquí para allá
sin ningún propósito cierto! He pasado un buen y tranquilo verano. Estoy
contenta porque los amigos van volviendo a Madrid, el calor va menguando y los
políticos siguen de vacaciones.
ISABEL BANDRÉS
PROPAGANDA
MARÍA LUISA
MAILLARD
Nadie
duda de la presencia de la propaganda en nuestras sociedades. Es un fenómeno
que no ha parado de acrecentarse debido al espectacular desarrollo tecnológico
en los medios de comunicación. Es uno de los signos del aumento de la
fragilidad humana, señalados por Paul Ricoeur. Conforme aumenta el poder del
hombre sobre la naturaleza, aumenta su fragilidad: de la tierra que nos acoge,
de la vida humana tal como la conocemos y, en el caso que nos ocupa, de nuestra
capacidad de discernir, debido a la multiplicidad de signos en circulación que
debilitan el pensamiento y nos confunden. Necesitamos el maná de las certezas y
nos llega en forma de consignas. Algo que facilita la propaganda —y no lo
olvidemos, el control creciente sobre los ciudadanos—, utilizada por esa
enfermedad de la razón que son las ideologías al servicio del poder. Por ello,
sigue señalando Paul Ricoeur, nuestra mayor responsabilidad se encuentra ahora,
precisamente, en la atención a la fragilidad.
Veamos
qué sucede con ese jinete del Apocalipsis, la guerra. Nos encontramos en este
momento con dos conflictos armados que nos afectan directamente: la invasión de
Ucrania por Rusia en 1922 y la guerra en Oriente Medio. Que la población civil
y, en concreto, los más vulnerables como los ancianos y los niños, son los que
más sufren en las guerras actuales —tal vez en todas las guerras habidas y por
haber—, es algo que nadie pone en duda. Desde que estalló de nuevo el conflicto
árabe-israelí, debido al atroz y sanguinario ataque terrorista de Hamás en
octubre de 2023, todos los medios occidentales nos han bombardeado con imágenes
de la población de Gaza y sus niños desnutridos. Un día sí y otro también
asistimos a manifestaciones contra el denominado “genocidio israelí” y las
violaciones del derecho internacional humanitario por parte de Israel.
La imagen de esos niños en las pancartas y en las portadas hiere nuestra sensibilidad. Ya no nos detenemos a pensar que la guerra habría finalizado si los terroristas de Hamás hubieran entregado los rehenes de la población civil secuestrada, hombres, mujeres y niños, que sobreviven en condiciones infrahumanas a las violaciones, torturas, desmembramientos y matanzas de los primeros días del secuestro. Tampoco pensamos en que la ayuda humanitaria tiene serios problemas para no caer en manos de Hamás y acabar en el mercado negro, en vez de aliviar a la población necesitada.
Hamás,
organización terrorista que gobierna Gaza con mano de hierro desde 2007, tiene
como objetivo declarado y único la destrucción de Israel —con el consiguiente
gasto militar—, por lo que no se ha ocupado en mejorar la vida de sus
ciudadanos ni la economía de la franja, dañada de forma irreversible por los
múltiples conflictos y los bloqueos de Israel y de parte del mundo occidental.
Anteriormente al conflicto actual, ya había desnutrición en la mayoría de
mujeres y niños de la franja y el desempleo de la población era del 53%. El 40%
del empleo existente se encontraba en Israel, a donde iban a trabajar los
palestinos con permiso del gobierno israelí para atravesar la frontera, algo
que, obviamente, ya no pueden hacer.
Los
niños desnutridos de Gaza ocupan ahora las pancartas y las portadas en
Occidente. ¿No hay más niños en riesgo en otros conflictos del planeta? ¿Qué
lleva pasando desde hace 20 años con los niños congoleños? ¿Qué pasa con los
niños ucranianos en el interminable conflicto bélico iniciado en las fronteras
de Europa por la invasión de Putin en 2022? ¿No sufren desnutrición? No los
vemos en las pancartas ni en las portadas de la prensa occidental. No es su
único problema. A día de hoy más de 22.000 niños ucranianos han sido
secuestrados por las fuerzas de ocupación rusas en el sur y este de Ucrania
para ser trasladados a Rusia y sufrir un proceso de reeducación y rusificación,
ya en familias rusas ya en campos habilitados al respecto. Los niños arrancados
de orfanatos, hospitales y familias son llevados a Rusia para obligarles a
olvidar su familia, su país y su lengua para amar y servir a la madre Rusia.
Naciones Unidas ha declarado que estas deportaciones constituyen crímenes de
guerra e incluso podrían considerarse genocidio, según el artículo 2 de la
Convención de Genocidio de 1948.
Estos
niños y sus familias no hieren nuestra sensibilidad porque no los vemos ni en
las pancartas ni en las portadas ni en las pantallas de televisión. No
movilizan a los jóvenes occidentales en manifestaciones tumultuosas. ¿Será
porque el responsable no es el pueblo judío sino un dictador ruso que propugna
un nacionalismo expansivo y además apoya a Hamás, al igual que China, Irán y
Arabia Saudí? ¿También cuenta con el apoyo de las sociedades occidentales?
El conflicto árabe-israelí es de una complejidad extrema, tanto en sus inicios como en su desarrollo. No podemos reducirlo a consignas. La creación en 1947 de dos Estados Independientes —que previamente no existían—, en el territorio denominado Palestina, habitado por árabes musulmanes y cristianos —mayoritarios—, y judíos, no fue aceptada por los árabes que iniciaron el primer conflicto bélico, al que siguieron muchos otros. Israel, una sociedad democrática en Oriente Medio, sobrevive con un enemigo dictatorial y sanguinario en sus fronteras, con el que el diálogo es imposible. No es una situación que pueda ser reducida a consignas. No se puede hablar alegremente de que la postura correcta es la creación de dos Estados, cuando se sabe con certeza que una de las partes del conflicto niega la mayor: la misma existencia del Estado de Israel. Es un objetivo tan irrenunciable, por el que no duda en situar a la población civil, que gobierna sin mejorar su situación de extrema pobreza y dependencia, como escudo humano, al situar los túneles donde se ocultan justo debajo de escuelas y hospitales.
La
situación de Israel es endemoniada porque es un país democrático y pertenece a
la órbita de Occidente. Ningún país dictatorial ha tenido en el pasado ni tiene
en el presente ningún tipo de prejuicio moral en aplastar a un enemigo, aún
siendo inocente, si cuenta con una superioridad bélica; no digamos si se trata
de un enemigo sanguinario; pero Israel es una democracia y está vigilado por
las democracias occidentales. Dicha situación es un arma de guerra para el
enemigo sanguinario de Israel, que no duda en aprovecharla en su labor propagandística
desde los inicios del conflicto.
Existen
pocos países que conserven sus fronteras originales y alguno de ellos ni
siquiera sus habitantes originales —Véase Estados Unidos—. Muchos de los
actuales Estados —incluso en Europa—, han sido artificialmente creados por
armisticios, fruto de guerras, o por dictaduras sanguinarias que provocan
desplazamientos masivos de la población. Según ACNUR la cifra de desplazados no
ha hecho sino aumentar, habiendo llegado en el año 2024 a la cifra de 123, 2
millones de personas, entre ellos, muchos millones de niños. Tampoco ocupan las
pancartas, ni las portadas ni las pantallas de Televisión.
MARÍA LUISA MAILLARD
IMÁGENES SOBRE LAS
MUJERES Y LOS LIBROS
51.
LEER EN COMPAÑÍA. NIÑAS LEYENDO JUNTAS
INÉS
ALBERDI
En
la pintura del siglo XIX encontramos muchos retratos de niñas que leen juntas. Podría
ser que los libros son la excusa para pintar la vida de las niñas, o que la
vida de las niñas es una buena excusa para que aparezcan en los libros.
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Louisa Anne Beresford, Francia (1818-1891) Dos niñas desconocidas, 1888 Galería Nacional de Retratos, Londres |
En
muchas de estas obras no sabemos si están leyendo o solo miran las estampas,
imitando a los mayores, sobre todo las niñas de corta edad.
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Laura Muntz Lyall, Canadá (1860-1930) Historia interesante, 1898 Galería de Arte de Ontario, Canadá |
Entre
los pintores impresionistas encontramos frecuentemente esta imagen. Renoir es
uno de los que más la utiliza. En su obra, tan numerosa, hay muchos retratos
de niños, y en muchos de ellos se ve a niñas que leen juntas. En múltiples
ocasiones retrató a las hijas de sus amigos o de sus mecenas, unas veces
tocando el piano y muchas de ellas leyendo.
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Pierre Auguste Renoir, Francia (1841-1919) La lectura, c.1892 Museo del Louvre, París |
![]() |
Pierre Auguste Renoir, Francia (1841-1919) Las dos hermanas, c.1890 Colección privada |
Todos
los impresionistas hacen lo mismo. Eva Gonzalès, que fue modelo y seguidora de
Manet, aunque murió muy joven, le dio tiempo a realizar una obra interesante en la
que muy frecuentemente retrata niños.
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Eva Gonzalès, Francia (1849-1883) La ventana, c.1865 Museo de Arte de Denver, EE.UU. |
También
Lebasque, un impresionista tardío, muy influenciado por Renoir, nos ha dejado
retratos de niñas leyendo.
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Henry Lebasque, Francia (1865-1937) Dos niñas leyendo en el parque, c.1900 Colección privada |
A veces, esa lectura de dos niñas juntas toma la forma de una niña mayor que lee un cuento, o una historia, a una más pequeña, como es el caso de las obras de Allingham y Forbes.
![]() |
Hellen Allingham, Gran Bretaña (1848-1926) La lección de lectura, s/f. Colección privada |
![]() |
Elizabeth Adela Forbes, Canadá (1859-1912) Hermanas, c.1895 Colección privada |
En
España también encontramos ejemplos similares. El mallorquín Anckerman Riera
nos presenta a dos niñas mirando juntas un libro de estampas.
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Ricardo Anckerman Riera, España (1842-1907) Sin título, s/f Colección privada |
Otras
veces, esa vigilancia de la mayor a la menor se hace sobre la escritura, cuando
la amiga, o la hermana, le va indicando a la pequeña lo que debe poner.
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Albert Anker, Suiza (1831-1919) La lección, clase de escritura, 1865 Colección privada |
![]() |
Fritz von Udhe, Alemania (1848-1911) El libro de estampas, 1889 Colección privada |
Quizás
nadie ha retratado a los niños como lo hizo el alemán Firle, que trabajó sobre
todo en el reino de Baviera. Tiene numerosas obras en las que vemos a niñas
leyendo, de dos en dos o de tres en tres. Imaginamos que disfrutan unidas
mientras miran un libro de estampas o es una de ellas la que les cuenta el
libro o la historia, que les gusta repetir.
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Walter Firle, Alemania (1859-1929) El libro de estampas, s/f. Colección privada |
Este artista alemán se dedicó sobre todo al retrato y a las
escenas de género, dejando una obra
enorme que refleja la vida rural de su época.
![]() |
Walter Firle, Alemania (1859-1929) El cuento de hadas, 1929 Colección privada |
![]() |
Walter Firle, Alemania (1859-1929) Una lectura apasionante, 1929 Colección privada |
Hemos
encontrado imágenes de niñas leyendo juntas entre artistas norteamericanos. Anshutz
retrata a una niña, sorprendentemente pequeña, que parece estar leyendo un
libro a un auditorio infantil.
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Thomas Pollock Anshutz, Estados Unidos (1851-1912) Sin título, s/f Colección particular |
El mismo tema se repite en la obra de Shirley Fox. Esta autora retrata una niña algo mayor que lee sus historias a un grupo de niños pequeños, como si fuera una maestra improvisada.
![]() |
Ada Shirley Fox, Estados Unidos (1887-1914) Lección en el jardín, 1900 Colección privada |
Algunos
de estos retratos parecen referirse al ambiente escolar. Así ocurre en el de
este artista ruso que retrata a dos niñas, en la provincia de Saratov, con sus
cuadernos y útiles de escuela.
![]() |
Bogdanov Belsky, Rusia (1868-1945) Escolares, s/f Colección privada |
Por
último, tenemos el romántico retrato que hace Thayer a sus hijos, a los que
pone un libro en sus manos. Como en tantas ocasiones, esta obra de Thayer
parece trascender su objetivo de retratar niños y les da un aspecto angelical y
etéreo, como en tantas de sus obras. Este carácter angelical de sus retratos
fue uno de sus características identificadoras.
![]() |
Abbott Handerson Thayer, Estados Unidos (1849-1921) Hermano y hermana (Mary y Gerald Thayer), 1889 Museo Smithsoniano de Arte Americano, Washington |
INÉS ALBERDI
VERANO Y AMISTAD
NATALIA VELASCO POSTIGO
El tiempo detenido del verano nos
adentra en las tertulias vespertinas que compartimos con los amigos al son de
la cerveza y de la evocación alegre de recuerdos que nos unen y nos atrapan. Son
reencuentros repetidos con esa familia que hemos ido forjando a lo largo de la
vida, sin imposiciones, con absoluta libertad y entendimiento. Es la zona de
confort del verano, un remanso de paz al que acuden lecturas, comentarios de
películas que hemos visto, lugares que hemos visitado, dolores de familia o de
trabajo que hemos tenido que bandear, responsabilidades, agobios y también
felicidad. No somos la generación de los 50, ni la Nouvelle Vague, ni la
Gauche Divine catalana, ni el Boom Latinoamericano, ni los Bloomsbury,
ni el dogma 95, ni los Becooltural; somos los trabajadores anónimos que
día a día cumplen su horario de trabajo, atienden a su familia, transitan la
vida y ahora disfrutan de sus días de playa. Y aunque no tengamos nombre (quizá
deberíamos bautizarnos los “sinnombre”) ¡qué necesarios somos unos y otros en
la rueda imparable de la vida! Y así, mientras los amigos avanzamos hacia la
pared del juego del escondite inglés, para decir “por mí y por todos mis
compañeros” (pared que para Carmen Martín Gaite es la metáfora de la vida que
avanza hacia la muerte), vemos en el mismo juego a nuestros hijos, un poco más
lejos de la pared, grandes y adolescentes que, como Adonis y ninfas de juventud,
avanzan y se hacen amigos a su vez, en este engranaje interminable que es el
vivir.
He pasado veladas maravillosas en
julio charlando de libros, de música, de amor, de política, compartiendo
ilusiones y alegrías, penas, sueños por cumplir. He abierto mi horizonte a
otros mundos en los que no había posado los ojos y que me han hecho descubrir
nada menos que el punk rock, la compañía de teatro Patio Corsario de
Valladolid o la flora atlántica.
Muchos libros hablan de amistad. La mayoría trata de parejas de amigos o de amigas que se vuelven interlocutores imprescindibles, tablas de salvación, lanzaderas de cambio y oportunidad: Nubosidad variable, La amiga estupenda, El último encuentro. Otros se construyen en torno a pandillas o grupos, desde Los cinco y El tesoro de la isla, hasta el libro de Wallace Stegner En lugar seguro o el más reciente de Hanya Yanagihara, Tan poca vida. Pero nadie mejor que Carmen Martín Gaite para describir la amistad apuntando al corazón mismo de esta experiencia:
“Los
amigos son para mí la cosa más importante del mundo, la más significante y
consoladora y se necesita una delicadeza y un tino especiales para no
perderlos. Creo que el secreto está en no tiranizarlos ni exigirles más de lo
que buenamente quieran darte cómo y cuándo puedan, en respetar su albedrío, en
ser tolerantes con sus defectos y en no pretender acapararlos, poseerlos ni
ejercer sobre ellos coacción de ningún tipo. Solo así no se pierden y reaparecen
siempre como un milagro inesperado, porque únicamente se tiene aquello que no
se somete a las reglas de la obligatoriedad o de la posesión, a lo que nace en
el seno de la libertad”.
Hasta el próximo encuentro, amigos y
amigas lectores del blog.
NATALIA VELASCO POSTIGO.Cantimpalos 14 de agosto de 2025
MUSEO DEL REALISMO ESPAÑOL
CONTEMPORÁNEO
BELÉN GÓMEZ Y BIENVENIDO PICAZO
Almería es una tierra preñada de
rincones tan sorprendentemente agradables como desconocidos, es el epítome de
lo español por antonomasia, ya que carece de cualquier atisbo de marketing o
publicidad. Podríamos hablar de baja autoestima o simplemente de desidia en el
mejor sentido de la palabra, pero desidia, al fin y al cabo. Quizá los tiempos
estén cambiando. Si no es así, ya va siendo hora.
A los pies de la imponente Alcazaba y
frente al puerto, se ubica el antiguo Hospital de Santa María Magdalena, donde
en marzo de 2024 se inauguró el Museo del Realismo Español Contemporáneo
(MuReC), bajo los auspicios de Antonio López García, aunque en justicia hemos
de decir que el padre de la criatura fue el artista local Andrés García Ibáñez.
![]() |
Gran Vía en invierno, Antonio López García MuReC, Almería |
Ya conocíamos el lugar que, poco a
poco, va tomando empaque y llenando unas estancias que albergan algunas
creaciones de Joaquín Sorolla, Zuloaga o Julio Romero de Torres, amén de los ya
mentados. El inventario completo de todo lo expuesto no nos cabe en estas
apretadas líneas.
Decididos a darnos otra vuelta por un
edificio de lo más funcional y luminoso, fuimos a topar con las exposiciones
temporales de dos pintoras que despertaron toda nuestra atención: Rosario de
Velasco y Virginia Bersabé, nada que ver la una con la otra ni por el estilo,
ni por la época. Pero mentiríamos si no apuntásemos que la primera concentraba
mucho más público e interés. Ni que decir tiene que la tan poliédrica, como
desconocida figura de Rosario de Velasco, atraviesa por completo todo el siglo
XX. Ilustradora, pintora y casi una más de la Generación del 27, su trayectoria
vital, con condena de muerte incluida, añade atractivo a una figura que
extrañamente sufrió un apagón injustificado.
![]() |
El chico y su perra, Rosario de Velasco ant. 1953 MuReC, Almería. Foto, Jonas Bel |
Buena parte del centenar de obras
exhibidas son inéditas o rescatadas directamente de colecciones privadas.
El MuReC, tiene todos los
predicamentos para convertirse a la vuelta de, pongamos por caso, un lustro, en
lugar de visita obligado para todos los amantes de la ortodoxia clásica
pictórica del realismo hispano de la última centuria y media, pero no sólo. El
nuevo museo almeriense no es el MoMA, ni falta que hace, pero quizá haya
introducido desde ya una referencia ineludible en la ciudad, que eso sí le
hacía falta.
Tanto en verano como en invierno,
Almería y su Cabo de Gata, ofrecen lugares cercanos a la Arcadia feliz, entre
los que naturalmente se incluyen cosas tan terrenales como el tapeo y la
sicalipsis. Una visita al Museo del Realismo Español Contemporáneo, ponemos por
caso, bien podría completar esta irresistible terna.
BELÉN GÓMEZBIENVENIDO PICAZO
MARÍA MESTAYER DE
ECHAGÜE
"Marquesa de
Parabere"
A
pesar del dicho “La mujer a la cocina. El hombre a la oficina”, con el que la
burguesía adjudicó el lugar del hombre y la mujer en la sociedad, siempre hubo
hombres cocineros, eso sí, en los fogones de los palacios. Ya en el siglo I, el
acaudalado defensor de Epicuro, Mario Gavio Apicio, gran gastrónomo, escribió
uno de los primeros libros de cocina, De
re coquinaria. Ofrecía grandes banquetes en su mansión y estableció una
escuela de cocina. Cuando se arruinó, se suicidó, al no poner continuar con la
vida que había elegido. La posteridad recogió su obra. Había sentado las bases
de una actividad de prestigio, digna de pertenecer al legado escrito de
Occidente. En la baja Edad Media, Taillevent, cocinero de Carlos VI de Francia,
siguió sus pasos publicando Le Viander
y lo propio hicieron en el Renacimiento y el Barroco, Scappi con Opera del arte de cocinar y Varenne, el
inventor de la bechamel, con Le cuisinièr
françois.
Al mismo tiempo que los hombres dejaban a su paso el legado de la evolución de la cocina y del tratamiento de los alimentos a lo largo de la historia, la mayoría de las mujeres ocupaban las cocinas de los hogares, en una labor oscura y poco reconocida por la sociedad. En el siglo XIX, cuando la cocina y los cocineros comenzaron a adquirir un lugar relevante en la alta sociedad —no sólo en los palacios—, se inició la labor teórica de la marginación de la mujer de las labores de la alta cocina. La función de la mujer debía limitarse a una sencilla elaboración de los alimentos, con la finalidad de alimentar a su familia, no estaba capacitada para ir más allá.
Mientras tanto, el prestigio de la gastronomía seguía creciendo, marcado por predominio de la cocina francesa, bajo la batuta de Marie-Antoine Carême (1784-1833). El cocinero había conocido al zar Alejandro I, a través del gourmet Talleyrand, durante la ocupación rusa de París tras la derrota de Napoleón, y le había dado a degustar sus platos. Pronto fue su jefe de cocina y más adelante lo sería del príncipe regente de Gran Bretaña y del banquero James Rothschild. Fue el primer cocinero en llevar el apelativo de “chef”, “el chef de los reyes” y “el rey de los chefs”. Renovó y popularizó la cocina francesa, a través de su libro, publicado en 5 volúmenes El arte de la cocina francesa.
![]() |
Las tartas del chef Marie-Antoine Carême |
Conforme
avanzaba el siglo XIX y se consolidaba la burguesía, la cocina pasó del comedor
de la realeza y la aristocracia a las casas de la clase media-alta y a los
restaurantes y hoteles. En los crecientes fogones decimonónicos de prestigio,
el varón siguió dominando los pucheros. Sin embargo, la mujer, que comenzaba a
reivindicar su lugar en la sociedad y su acceso a profesiones, antes
monopolizadas por los hombres, también se introdujo en ese cerrado recinto
culinario. La mujer se hizo “chef”, escribió libros y artículos gastronómicos y
estableció restaurantes. Fue el caso de nuestra protagonista, María Mestayer.
Bajo el apodo de Marquesa de Parabere, siguió los pasos de la pionera
Doña Emilia Pardo Bazán, quien ya había publicado La cocina antigua española en 1914 y La cocina moderna en 1915. Y no olvidemos a Carmen de Burgos, Colombine, cuya polifacética obra incluye tres libros de cocina.
María
Mestayer Jacquet de soltera, fue hija del diplomático Eugenio Mestayer y de la
bilbaína María Jacquet, hija a su vez del banquero Carlos Jacquet. Pasó su
infancia y adolescencia en Sevilla, donde su padre había sido destinado como
cónsul. Gozó de una educación esmerada, dominó varios idiomas y viajó por toda
Europa. En 1901 contrajo matrimonio con el abogado donostiarra Ramón Echagüe
Churruca, sobrino del conde de Motrico, con el que tuvo ocho hijos.
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María Mestayer y su marido |
La
joven casada, al apreciar que su marido prefería comer en la Sociedad Bilbaína
que hacerlo en casa, recuperó la herencia bilbaína y francesa de sus
progenitores y comenzó a estudiar la ciencia gastronómica. Sus contactos
familiares le permitieron cartearse entre otros con Teodoro Bardají, jefe de
cocina de los Duques del Infantado, parientes de su marido. Su conocimiento de
idiomas le permitió acceder a libros franceses e italianos y, al cabo de pocos
años, ya impartía clases de cocina a las mujeres de Acción Católica y a las de
la Asociación de Mujeres del Partido Nacionalista Vasco. Logró introducirse en
la tertulia del Lion d’Or de Bilbao, dirigida por el gastrónomo Pedro Eguillor
y comenzó a colaborar en los periódicos: El
Diario Vasco, La Nación y El Gorro Blanco, bajo el seudónimo, “La
Marquesa de Parabere”, título de un primo de su marido; quizá como homenaje
a su antecesora la condesa de Pardo Bazán.
En
1930 escribe su primer libro Confitería y
Repostería, una modalidad culinaria con la que se había iniciado el primer
“chef” Marie-Antoine Carême. En 1932 publica con gran éxito La cocina completa. Enciclopedia culinaria, que encabezó con los versos su
primer mentor, Pedro Eguillor:
“De
un bonito carne palpitante / corta en pequeños trozos que sofríe / con buen
tomate y pimiento picante, / luego lo deja a que en hervor cortante / la blanca
vianda a su sazón se alíe”. (Estrofa de El Marmitako, de Pedro Eguillor).
En
1935, el mismo año en que publica Platos
escogidos de la cocina vasca, se traslada a Madrid con tres de sus hijos y
monta un restaurante de lujo, El Parabere,
en la calle Cádiz, a la espalda de la Puerta del Sol. La Guerra Civil trunca su
brillante trayectoria y el restaurante es confiscado por la CNT. Los nuevos
propietarios le permiten seguir gestionándolo pues necesitan un escaparate para
agasajar a los intelectuales partidarios de la República que visitan Madrid.
Por allí desfilaron entre otros, John Dos Pasos, André Malraux, Ernest Hemingway, Rafael Alberti, Arturo Barea o
el embajador soviético Marcel Rosenberg. En 1936 publica Entremeses, aperitivos, ensaladas y Conservas caseras.
En
1941, al finalizar la guerra, abre un nuevo restaurante en la calle Montalbán,
vadeando las dificultades que le impone la legislación del nuevo régimen. Debe
poner el restaurante a nombre de su hijo y castellanizar el nombre de todos los
platos. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Hay una dura posguerra, no hay
dinero y los que lo tienen, partidarios del régimen, prefieren comer en Horcher, ya que en su gran mayoría son
germanófilos. Debe traspasarlo en 1944, y se dedica a escribir un último libro
inacabado, Historia de la gastronomía.
María
Mestayer fallece en 1949 de un coma diabético, dejando un legado imprescindible
para todas aquellas mujeres dispuestas a competir en el cerrado mundo de los
“chefs” de la alta cocina, reivindicando así la gran olvidada labor
gastronómica de las mujeres.
MARÍA LUISA MAILLARD
Michel
y Cathy, vendedores de árboles de Navidad, viven en un pequeño pueblo del Jura
con su hijo de 12 años, Doudou, un niño con un comportamiento difícil. Ahogados
por las deudas, la pareja se deteriora poco a poco. Pero un día, al volver a
casa, Michel evita atropellar a un oso en la carretera y su coche termina
chocando con otro, matando en el acto a sus dos ocupantes. Tras informar a su
esposa Cathy, lectora de novelas policíacas y con una fértil imaginación,
deciden deshacerse de los cuerpos. Pero al hacerlo, descubren en el maletero un
bolso lleno de dinero, que calculan en más de dos millones de euros. Para
evitar las posibles sospechas de asesinato y quedarse con el dinero, ponen en
práctica las ideas más descabelladas que se le ocurren a Cathy, lo que los
lleva a entrar en un bucle con situaciones cada vez más complejas y de difícil
salida. Por otra parte, y al mismo tiempo, la policía ha detenido a unos
inmigrantes que transportaban droga en sus estómagos y se enfrenta a un caso de
trafico de drogas dirigido por la mafia. Y todo ocurre en los días de Navidad,
lo que hará la narración más complicada.
Y
así empieza esta divertida y desmadrada comedia negra. Recuerda al cine de los
Cohen, pero sin su calidad. Sin embargo, se ve muy bien. Los diálogos son
chispeantes, absurdos, pero nos hacen reír. En un verano, con una temperatura
que pocos días ha bajado de los 39 grados, reírse es vital. Y con esta película
de Franck Dubosc, director y actor de la misma, te olvidas de la sofoquina y
pasas un buen rato.
La
primera parte está muy bien lograda, pero la narración pierde fuelle en la
segunda parte por las situaciones forzadas metidas con calzador. Es una comedia negra ligera muy entretenida. El director
sitúa la trama en mitad de un pequeño pueblo en el que todos se conocen y donde
rara vez pasa algo. Los personajes, simplones y agradables, se ganan la
simpatía del espectador y llenan el metraje de humor y algunos momentos trágicos
y algo excesivos.
Resumiendo,
una película divertida con algunos fallos, pero que sirve para pasar un buen
rato.
ISABEL BANDRÉS
Tres
amigas es, en esencia, un relato sobre sobre cómo el deseo y
la realidad rara vez coinciden. Esta narración reúne a Camille Cottin,
Sara Forestier e India Hair como Alice, Rebecca y Joan, tres mujeres con
visiones muy diferentes sobre el amor. Joan vive en pareja, aunque sin pasión;
Alice prioriza la estabilidad pese a no estar enamorada; y Rebecca mantiene en
secreto una relación con el marido de Alice. Mouret, el director, explora estas
dinámicas amorosas con ligereza. Podemos decir que nos narra un drama con la volatilidad
de una comedia.
Mouret
nos invita a reflexionar sobre la levedad de los afectos con una cuidadosa
puesta en escena y unos diálogos brillantes y ágiles nos descubren como en su
anterior película, Las cosas que decimos, las cosas que hacemos, la
complejidad de las relaciones amorosas y de amistad sin caer en una postura
moralizante o en dramatismos exagerados. Es la búsqueda del amor. Tres amigas dan
vueltas y revueltas a sus emociones para engañarse, perderse y volverse a
encontrar. En el tema de los afectos, nos viene a decir, no hay nada seguro,
pero merece apostar y arriesgarse, aunque no haya red.
Tres
amigas se ve muy bien y nos recuerda al cine de Woody Allen.
Narra muy bien la incertidumbre que hay en toda relación y la enorme distancia
que existe entre los deseos y la realidad. Y, sobre todo, es magistral cuando
nos hacen ver el conflicto y las dudas que albergamos en el saber de nuestros
deseos. Las protagonistas intentan constantemente comprender y revaluar su
situación: desean, pero no desean; buscan sin saber muy bien que buscar y se
contradicen constantemente. Los afectos siempre dificultan la vida, pero sin ellos
es imposible vivirla.
Joan,
Alice y Rebeca se enamoran, se traicionan, le dan una y mil vueltas a su
situación hasta que encuentran una estabilidad, por el momento. Y es que la
vida es un no parar.
ISABEL BANDRÉS
LA MARISOUL
Downtown
Los Ángeles alberga las áreas de Chinatown, Little Tokyo o el Arts District; es
también el distrito financiero de la ciudad. Y allí nació, en el centro del
vibrante LA, hija de padres mexicanos, Eva Marisol Hernández, que vivió con sus
progenitores entre México y Los Ángeles:
“Siempre
como con esta dualidad, en tu casa es como en México, comes frijoles y
tortillas, y en la calle hablamos inglés, escuchamos música en inglés, la
música popular, whatever is on the radio (lo que sea que esté en la radio) […] Pues
viví un tiempo en el estado de Morelos, la tierra de Zapata. Ahí viví como unos
5 años, cursé la secundaria, en mi adolescencia. Fue como un drastic change de
vivir en Los Ángeles a mudarnos a un pueblito, pero fue vivir esas cosas
hermosas de la vida de pueblo, de ir al kiosko con tus amigos o ir a jugar
basket, cosas bonitas. Bonitos recuerdos, yo me siento como ni muy de aquí, ni
muy de allá. También viví como un año en Tijuana con familiares, así que
también media fronteriza.
Llegados
a este punto no quiero olvidarme de su madre que, con increíble determinación, valentía
y coraje, decidió dejar un día a un marido y padre que no les favorecía y pasar
la frontera, lo que también hizo posible el desarrollo de Eva Marisol: "En
la histórica calle Olvera de Los Ángeles, los comerciantes recuerdan a una niña
cantando boleros en español para los turistas que a veces dejaban monedas en un
sombrero cercano".
Su
afición por la música, así como sus indudables dotes para el canto y crecer
entre México y Los Ángeles, propiciaron que Marisol se convirtiese en La
Marisoul. Orgullosa de ser chicana, incluye en su repertorio boleros, canciones
tradicionales mexicanas, así como clásicos del jazz y el rock: "Esa es la
raíz de lo que cantaba, boleros y rancheras tradicionales que aprendí de los
músicos que tocaban en los restaurantes de la calle Olvera. Me enseñaron a
cantar fuerte y a pasar la canasta".
Fruto
de sus vivencias, La Marisoul comenzó a escribir sus propias canciones
que incorporaban experiencias, miedos, sueños, deseos, aspiraciones y también el
dolor y el placer del amor: "He pasado por mis fases oscuras en las que
todo era tristeza y angustia. Crecí y me acepté. No se puede pensar en las
cosas negativas. Debes avanzar y mirar la belleza de la vida. Cuando te rodeas
de gente positiva, te va a afectar. Nos inspiramos mutuamente para crecer y
creer en este sueño que a veces es un poco loco".
En
el 2007, La Marisoul se convirtió en la voz del grupo La Santa Cecilia (así
denominada la banda por la patrona de los músicos). La Santa Cecilia ha actuado
en casi todo tipo de recintos, clubes de rock, festivales en Estados Unidos y
México, incluyendo el Walt Disney Hall y el Hollywood Bowl en Los Ángeles. En
2014 La Santa Cecilia ganó el Grammy al Mejor Álbum de Rock Latino por su álbum Treinta
Dias (Universal Music). En el 2017 fueron nominados en la misma categoría por
su álbum Buenaventura (Universal Music) y en el 2018 por Amar y Vivir (Universal
Music).
Pero
La Marisoul también actúa en solitario. Fue invitada especial con Elvis
Costello y The Roots en su álbum Wise up Ghost (2013) y tuvo la oportunidad de
actuar con ellos en el Jimmy Fallon Show. En el 2018 formó parte de "Un tributo a Joni Mitchell" en el Hollywood Bowl junto a Diana Krall, Norah Jones, Graham
Nash, Chaka Khan, Los Lobos y Seal. En 2019, formó parte del homenaje a
"La obra y la música de Yoko Ono" en el Walt Disney Hall de Los
Ángeles y, en este caso, nada menos que con la Filarmónica de Los Ángeles.
Pues
esta fantástica cantante que es La Marisoul, de voz potente, brava pero cautivadora, llegará en breve a Madrid con la banda La Santa Cecilia,
que está compuesta por José "Pepe" Carlos, Acordeonista y Requinto; Miguel
"Oso" Ramírez, percusionista y Alex Bendaña, bajista. Buenísimos
músicos, los tres. Sus ritmos panamericanos como la cumbia, la bossa-nova, la
rumba, el bolero, el tango, el jazz, la música klezmer y la experiencia única de
sus presentaciones, tan apasionadas como conmovedoras, seducen a cualquiera
con tres dedos de amor por la música, por toda las músicas.
¿Dónde
y cuándo? Pues será el próximo 19 de octubre, a las 19:30h, en la Sala Villanos
(c/ Bernardino Obregón,18 Madrid), uno de los templos musicales de nuestra
ciudad. Les dejo el enlace y ojalá nos veamos allí para disfrutar con La
Marisoul y La Santa Cecilia. ¡Ya tengo mis entradas!
SUSI
TRILLO
LEÑA DE PIRUL (con La Santa Cecilia)