miércoles, 30 de octubre de 2019





NUESTRA COMPAÑERA DE AMMU
AMPARO SERRANO DE HARO
(ARA DE HARO)
HARÁ  ESTE MES DOBLETE!!


PRESENTA SU NUEVO LIBRO: CIUDADES EN LAS QUE UN DÍA NAUFRAGAMOS, EL 5 DE NOVIEMBRE EN LA LIBRERÍA RAFAEL ALBERTI DE MADRID, A LAS 19:30H










...Y PRESENTAMOS SU BIOGRAFÍA VIDA DE REMEDIOS VARO, LA Nº 40 DE LA COLECCIÓN DE BIOGRAFÍAS AMMU. SERÁ EN LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES, EL DÍA 25 DE NOVIEMBRE, LO QUE ANUNCIAREMOS OPORTUNAMENTE.





Amparo Serrano de Haro es doctora en Historia del Arte y profesora titular en la UNED. Sus líneas principales de investigación giran en torno a la iconografía artística y la historia de género. Entre sus publicaciones destaca su tesis Palabra y pintura. La tradición crítica del arte anglo-norteamericana 1850-1950 (2000) y el libro monográfico Mujeres en el Arte (2000). Entre sus novelas, Mujeres de mármol (1999), Nocturno de Nueva York (2002), y La luna de Artemisia (2012), sobre la pintora del Barroco italiano Artemisia  Gentileschi, por la que recibió el Premio Marguerite Yourcenar 2013. recientemente ha publicado Vida de Remedios Varo (2019). Imparte conferencias en Fundación Thyssen, Fundación March, Museo del Prado, University of Florida, University of ken- tucky, University of South Carolina, Universidad de Lille, the Renaissance Society of America (RSA), Universidad Libre de Bruselas (ULB), Instituto Cervantes, etc.






PRÓXIMA TERTULIA






Helada sangre azul gustó y no gustó. Es de esos libros a los que se reconocen los méritos pero  cuyos deslices quedan también al descubierto. Según Susi, se trata de realismo mágico ruso y poco importa lo verosímil o no que sea el personaje principal. Como bien añadía Pilar, es un cuento estrambótico bien escrito con tintes de novela gótica. Para Natalia se trata de un  homenaje al teatro y a los actores, tan vulnerables como insoportables a veces. Luisa insistió en lo quebradizo del personaje principal, y ponderó su despegue inicial, mientras Pilar Sinis se lanzaba a hablar de lo absurdo de la vida, de la parodia misma que la vida representa y de lo que conlleva de espectáculo; del puro teatro que nos envuelve donde tiene cabida el conflicto catalán traído a cuenta por Isabel Bandrés.  Y todo ello mientras preguntábamos a Carmen sobre la juventud  y sus inquietudes y desmanes, porque Carmen tiene apenas 30 años. En el discurrir de las palabras y ya todas hablando a la vez, nos enredamos con la violencia de género y la dificultad de las víctimas para poner fin a su sufrimiento. Flor compartió su experiencia como psicóloga en el asunto y claro, Natalia remató con realismo de Orcasitas su vivencia como profesora en el aula y fuera del aula; relató algún que otro drama juvenil y halagó a los servicios sociales y nos tranquilizó asegurando que una parte de nuestros impuestos está requetebién empleada (mira qué es pesada Natalia con la educación!). Y la tertulia cobró tanta o más vida que el libro, que es de lo que se trata finalmente, de vivir y de ir dejando atrás la vida.
NATALIA VELASCO
Coordinadora de Tertulia


EL PRÓXIMO


COMENTAREMOS EL LIBRO



Nadie debería escribir después de los setenta y cinco años, había dicho un amigo. A los setenta y siete, bloqueado como escritor, Theodor Kallifatides toma la difícil decisión de vender el estudio de Estocolmo, donde trabajó diligentemente durante décadas, y retirarse. Incapaz de escribir y, sin embargo, incapaz de no escribir, viaja a su Grecia natal con la esperanza de redescubrir la fluidez perdida del lenguaje. En este bellísimo texto, Kallifatides explora la relación entre una vida con sentido y un trabajo con sentido, y cómo reconciliarse con el envejecimiento. Pero también se ocupa de las tendencias preocupantes en la Europa contemporánea, desde la intolerancia religiosa y los prejuicios contra los inmigrantes hasta la crisis de la vivienda y su tristeza por el maltratado estado de su amada Grecia. Kallifatides ofrece una meditación profunda, sensible y cautivadora sobre la escritura y el lugar de cada uno de nosotros en un mundo cambiante.



Kallifatides nació en el pueblo de Molaoi, en Laconia , Grecia , en 1938. Su padre era Dimitrios Kallifatides, un maestro originario de Ponto y su madre era Antonia Kyriazakou de Molaoi . En 1946, él y su familia se mudaron a Atenas, donde terminó la escuela secundaria y estudió en la escuela teatral de Karolos Koun . Emigró a Suecia en 1964 y ha vivido en el país desde entonces. Estudió filosofía y trabajó como profesor en la Universidad de Estocolmo entre 1969 y 1972 y luego como jefe de la revista literaria Bonniers. Entre 1972 y 1976. Kallifatides hizo su debut literario en 1969 con un libro de poesía, pero ganó reconocimiento principalmente a través de sus novelas publicadas posteriormente. Ha publicado novelas, colecciones de poesía, ensayos de viaje y obras de teatro. Ha escrito guiones de cine y ha dirigido una película. Kallifatides ha recibido numerosos premios por sus obras, que generalmente giran en torno a su experiencia de Grecia y de ser griego en dominios extranjeros, y casi todas sus obras han sido traducidas y publicadas en más de veinte idiomas.







EL PASADO 18 DE OCTUBRE AMMU ENTREGÓ LOS PREMIOS DE SU PRIMER CERTAMEN DE RELATOS DE MUJERES/2019

 Carmen Centelles Guarc, recibe el Primer Premio de manos de Susi Trillo, 
directora de EILA EDITORES.


  Ara de Haro, recibe el Segundo Premio


 Raxá de Castilla Rosales recibe el Tercer Premio






 Las premiadas en el Primer Certamen de Relatos con María Luisa Maillard, presidenta de AMMU


 











LA ARROGANCIA NACIONALISTA
O LA EXCLUSIÓN DEL OTRO 
ISABEL BANDRÉS

No hace mucho tiempo el racismo se fundamentaba en razones genetistas o étnicas. Los estudios de ADN y de biología han desbaratado ese pensamiento mágico de que por pertenecer a otra raza se es distinto. La ciencia ha vencido ese prejuicio. Ahora el racismo se basa en circunstancias culturales: el otro es inferior porque practica otra religión, habla diferente idioma, cultiva costumbres desconocidas, sus bailes regionales nos son extraños, ha nacido en otro país o su apellido nos suena raro… Al igual que los nazis voceros de las diferencias raciales, los actuales fanáticos de las identidades culturales colocan en los individuos valores permanentes e imborrables (la lengua y las costumbres) que macan la diferencia.

Curiosamente este tipo de racismo es tolerado de mejor grado en las sociedades actuales. Me atrevería a decir, que se hace gala de él por la sencilla razón de que no se vive como racismo, sino como una autoafirmación de la identidad. Aunque, realmente, es una afirmación de superioridad sobre el extraño. Esta perversidad de negar al otro es defendida por algunos políticos en nombre de los derechos de los pueblos y en defensa de sus “afectos y querencias”. En este terreno, la ambigüedad del mensaje político crea un discurso confuso y alienante, prefabricado conscientemente para confundir al ciudadano. En realidad, lo que subyace en el ideario del racismo cultural es la imposibilidad de cualquier intercambio y comunidad con los otros. La arrogancia del nacionalismo es ser sólo para sí, para los que son iguales, y cerrarse para los demás. Sostiene el deseo de que el otro nunca pueda llegar a ser y pensar de manera distinta.

Millones de europeos han muerto por culpa del nacionalismo. La última vez fue hace poco, 1991-2001, en la ex Yugoslavia donde un discurso fascista, reivindicando la diferencia con los otros pueblos y fomentando el resentimiento con una revisión histórica de “agravios” que hundían sus raíces en la historia milenaria, empujó a la población hacia la guerra. Karadzic, líder de los serbios en Bosnia proclamaba: ”Nuestra alma y nuestra identidad sólo pueden vivir a través de la separación. No se puede mezclar el agua y el aceite”. Y preservar esa identidad costó, según fuentes oficiales de Belgrado, la vida de 220.000 bosnios, croatas, serbios… 2,7 millones de desplazados y miles de millones de dólares en pérdidas económicas. Y toda esa destrucción y muerte tenía una única finalidad, que los territorios fueran contralados por etnias homogéneas y puras.

Ni la bandera, ni la patria, ni la lengua, ni las costumbres, ni el color de la piel, ni los apellidos nos definen. Todo eso configura una manera de estar en el mundo. Lo que realmente somos y nos define como seres humanos es lo que representa el otro en nuestras vidas. El filosofo Enmanuel Lévinas nos asegura que sin el otro no somos nada y que sólo existimos cuando el otro nos mira, nos nombra o nos ama. Y nos ofrece como alternativa a la ética de la autonomía y el solipsismo, la ética de la de interrelación no excluyente.


La democracia nos proporciona las herramientas para poder seguir esa ética. Los Derechos Humanos y las leyes dictadas por un parlamento democrático, y ejecutadas con mesura, deben guiarnos por ese camino. Los Balcanes y Alemania nos recuerdan que los seres humanos no somos ni agua ni aceite, pero sí seres con voluntad que podemos coexistir y convivir. La experiencia y el sentido común nos dicen que no hay nación, sociedad, pueblo, etnia o individuo perfectos. En todos existe claridad y oscuridad, cosas que nos enorgullecen y otras que nos avergüenzan. Estas verdades carentes de épica no halagan nuestro narcisismo ni nos introducen en el ánimo un chute de adrenalina, pero tenerlas presentes nos ayuda en la tarea de convivir y comunicarnos.
ISABEL BANDRÉS






RAFAEL ALBERTI Y EL CINE

FLORA LOBATO

Rafael Alberti, retrato de Alberto Schommer


Si en el artículo del mes pasado manifestábamos que Vicente Aleixandre y Pedro Salinas disfrutaron como espectadores del séptimo arte, y que en su obra únicamente se espigaban algunas referencias procedentes del influjo de la cinematografía, al referirnos a Rafael Alberti, el asunto cambia diametralmente, y es que se puede decir que el cine penetra en él, lo impregna hasta la médula, y ello hará que tanto sus creaciones poéticas como ciertos aspectos personales se vean afectados por las historias que el autor contempla en la pantalla.

 “Yo nací, —¡respetadme!— con el cine”, exclamaba Alberti, lo que nos pone en antecedentes de lo que el séptimo arte representaba para él. Dicha exclamación la podemos encontrar en su obra Cal y canto, en su poema “Carta abierta”. Román Gubern asegura que las primeras evocaciones cinematográficas que podemos encontrar en Rafael Alberti se remontan a 1925, en su libro titulado Marinero en Tierra, en el poema “Verano”, donde nuestro autor vierte el entusiasmo que había experimentado delante de la pantalla en aquellos veranos andaluces, como queda reflejado en los versos en los que Alberti se dirige a una madre imaginaria, explicándole las maravillas del cine:

Del cinema al aire libre
vengo, madre, de mirar
una mar mentida y cierta,
que no es la mar y es la mar.

La respuesta de la madre no se hace esperar y le contesta a su hijo:

Al cinema al aire libre
hijo, nunca has de volver
que la mar en el cinema
no es la mar y la mar es.

Escribió otros poemas que siguen demostrando la perplejidad que sentía Alberti por esa característica de la cinematografía, que tenía la propiedad de desdibujar los límites entre la realidad y la ficción, y así lo vemos en su obra, ya citada, Cal y Canto (pág. 93):

Nueva York está en Cádiz o en el Puerto
Sevilla está en París, Islandia o Persia”.

Pero la fascinación y la extrañeza, percibidas con estos primeros filmes, dieron paso a otras sensaciones y sentimientos más profundos en la vida del poeta que nos ocupa. La contemplación de la película soviética El acorazado Potemkin, del cineasta Eisenstein, presenciada en Brujas, en 1932, le sirvió de acicate para afianzarse más y más en su ideología política, después de haber descubierto el abuso de la fuerza dominante del ejército del zar. Y algo semejante le sucedió cuando acompañó a su querido y admirado amigo Buñuel a visitar Extremadura para rodar el documental Las Hurdes; si bien esta vez no se trataba de una película, sino que ambos amigos se hallaban ante la paupérrima situación en la que vivía la sociedad de esta región extremeña.



Vemos por tanto que Rafael Alberti pasa por distintas etapas en su trayectoria, acompañado por la cinematografía: el primer cine provocó en él loas de admiración y encantamiento; más tarde le sirvió para tomar posiciones y ahondar en su ideología política; y, por último, también le ayudó a bucear en su interior y extraer de él un mayor potencial lírico, como queda reflejado en unos poemas dedicados a los actores del cine mudo, que después constituirían su obra Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.

Con María Teresa León y Buñuel

Hay que decir que aquí, a modo de ejemplo, nos hemos referido a un número limitado de poemas, aunque su obra se nos presenta cuajada de motivos y alusiones fílmicos; y con una de sus alusiones vamos a cerrar este artículo, por considerar que define mejor que ninguna otra expresión lo que Rafael Alberti sintió por el cine: “De este amor mío tan delicadamente idiota”, que figura en su obra Sobre los ángeles. Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.  
  FLORA LOBATO










Museo Nacional del Prado.
Madrid 22/10/2019-02/02/2020



SOFONISBA EN EL MUSEO DEL PRADO  

AMPARO SERRANO DE HARO


En el Museo del Prado hay expuestas solo unas pocas obras de mujeres artistas de forma continuada: Sofonisba Anguissola (h. 1530-1626), Artemisia Gentileschi (1593-1652/3), Clara Peeters (act. 1607-1621), Angelica Kauffman (1741-1807) y Rosa Bonheur (1822-1899).

Son las tres primeras las que tienen mayor importancia, ya que su antigüedad (se trata de artistas de los siglos XVI y XVII) es mayor. Pintaban cuando pocas mujeres lo hacían, y, por lo tanto, mucha de la obra de estas creadoras ha desaparecido. Esto se debe a que después de un éxito inicial debido a la rareza y a la excepcionalidad de su condición de “artistas mujeres”, pasaron a ser olvidadas durante mucho tiempo. Su excepcionalidad, jugó primero a su favor y finalmente en contra, como fue siempre el caso con la producción artística de las mujeres. Ya que nunca fue aceptado su trabajo sino como una curiosidad, no exenta de interés, pero en el fondo carente de importancia real, de normatividad. Así ha sido la reacción al arte de la mujeres, bajo cualquiera de sus formas, a lo largo de la historia (casi se puede decir que hasta los años cincuenta del siglo XX).

Así pues, muchas de las obras de estas mujeres geniales, principalmente del Renacimiento y del Barroco, y de las que les siguen, han desaparecido bajo otras atribuciones, y existen en la oscuridad de sótanos de museos grandes y pequeños y de colecciones particulares, como obras de artistas masculinos desconocidos: entre toda esa plétora de creadores secundarios a los que la historia del arte, por una u otra razón, ha relegado al olvido. Otras obras fueron simplemente destruidas como consecuencia de la desidia, la ignorancia y los distintos avatares en los que su falta de “nombre conocido” , es decir reconocido por la historia, las ha hecho naufragar.

 Autorretrato de Sofonisba Anguissola
pintando, después de 1555. Museo Zarnek (Lancut)

De entre todas estas pintoras, el caso de Sofonisba Anguissola es realmente singular, porque ella forma parte de la historia de España y de un reinado tan importante y crucial como el de Felipe II, y, por lo tanto,  el Museo del Prado es su casa. Esta pintora italiana pasó catorce años en la corte española como dama de compañía y profesora informal de dibujo de la reina Isabel de Valois. Sin duda, la juventud de la reina hizo pensar a los que velaban por su integración en la corte que la compañía de una dama joven, italiana como su madre la Médicis, suavizaría sus primeros años y el cultivo de las artes la acercaría a su esposo. Gracias a ello tenemos sus retratos de la corte española que son un documento excepcional, ya que su perspectiva sobre los miembros de la familia Real, fue distinta e innovadora, más íntima y personal de lo que había sido la relación de los reyes españoles con los pintores, hasta llegar a Velázquez. Sofonisba fue fundamentalmente retratista, por ser ésta la más lucrativa de las posibilidades para un pintor y puesto que tuvo que especializarse pronto siendo su educación plástica reducida y a cargo de artistas menores. A pesar de lo cual, logró adquirir no solo un dominio técnico notable (que se perfeccionó durante su estancia en la corte) sino un entendimiento del arte de la pintura fuera de lo común. Su presencia en el Prado es por tanto excepcional en muchos sentidos.

El Museo del Prado es, simple y llanamente, el museo que más obras tiene de Sofonisba Anguissola —un total de cuatro pinturas—. Sin embargo, durante mucho tiempo ha ignorado ese legado, dándole muy poco valor. Ya siendo Calvo Serraller director (1993-1994), rehusó participar en la primera muestra importante sobre Sofonisba (Sofonisba Anguissola y sus hermanas, 1994). Además, durante todo ese tiempo, este museo no ha buscado investigar, ni comprar las obras de esta artista, que le fueron ofrecidas en distintos momentos. Solo hay una adquisición que se ha hecho, un cuadro bastante mediocre, aunque maravillosamente restaurado, y es obra de una hermana de Sofonisba, Lucia. Aunque hay que destacar de modo positivo los trabajos de restauración y de análisis radiológicos de las obras de la artista, hechos a raíz de la presente exposición Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Desgraciadamente, en lo referente a aspectos teóricos e intelectuales de la figura de Anguissola, ésta no es una muestra de auténtico interés.

Entiendo que se trata es una afirmación grave y la hago simplemente desde la perspectiva de una historiadora del arte y no del público en general, para el que siempre es positiva la difusión de obras de arte de mano femenina. Como éste ha de ser un texto breve, no voy a comentar nada sobre la exposición de Lavinia Fontana, excepto que al ser posterior a Sofonisba no aporta nada, ni iconográficamente, ni históricamente, a la comprensión de nuestra pintora: la relación entre ambas pintoras no se aclara, ni existe (excepto en la vigencia del modelo de autorretrato que he desarrollado en varios trabajos míos), ni tampoco sirven para iluminar ningún punto teórico en concreto, sino que se sitúan de espaldas la una a la otra. En realidad, pareciera que Lavinia Fontana, está allí simplemente para encubrir un vacío: el vacío de las nuevas obras, de las nuevas investigaciones, de las nuevas perspectivas sobre Sofonisba que están ausentes en esta  exposición. Por lo demás, la conservadora y comisaria de la exposición, Leticia Ruiz, recoge simplemente lo ya sabido y catalogado de ambas pintoras.

Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II 
Sofonisba de Anguissola, 1561-1565. Museo del Prado

Por tanto, tenemos el curioso caso de que la exposición actual del Prado sobre Sofonisba recoge mayoritariamente las obras que le atribuyó  Maria Kusche en su famoso catálogo de 2003 y algunas otras identificadas por Mary Garrad. Pero no hay una nueva lectura de sus obras y muy pocos añadidos a su corpus y estos poco significativos, como si en estos casi veinte años no hubiese pasado nada (cuando nos consta que se han descubierto muchos cuadros suyos),y  nadie hubiese escrito nada sobre la pintora. Incluso peor, las hipótesis más interesantes planteadas por Kusche y los temas candentes y aún no resueltos, como la autoría del famoso retrato de La dama del Armiño, que Kusche y otros muchos historiadores consideran obra de Sofonisba, no aparecen ni siquiera mencionados por la conservadora. ¿Por qué hacer una aportación histórica  cuando es tan fácil dejar las cosas tal y como están? Porque se trata del Museo del Prado, y eso requiere una exigencia intelectual del primer orden en sus exposiciones, quizás…

Por lo demás, y aún peor, la conservadora toma libremente ideas, descubrimientos iconográficos y demás datos procedentes de historiadores españoles, sin citarles ni a ellos, ni a sus libros. Aunque sí se citan, de ese modo provinciano que uno querría eliminar del ámbito intelectual español en que se aprecia solo lo ajeno y se desprecia lo propio,  las obras de los extranjeros: ¿Por qué no hacer lo propio con los historiadores españoles?

Así que sí, hay algunas cosas nuevas, pequeños detalles, todos tomados de otros historiadores y sin citar: la serie de los autorretratos femeninos que se incluye en la exposición, por ejemplo. Igualmente, existen algunos descubrimientos iconográficos que la comisaria Leticia Ruíz no se atreve a mencionar claramente como suyos, ya que no lo son, pero de los que escamotea, penosamente, la procedencia.

Retrato de Felipe II, Sofonisba Anguissola
1565. Museo del Prado

La exposición pendiente sobre Sofonisba Anguissola queda por hacer y no dudo que se hará. Pero no es aquella que diluye su obra, invisibilizándola, “metiéndola en el saco” junto a otras artistas mujeres de épocas posteriores. La relación de género no debe de ocultar, sino al contrario, la prevalencia de las consideraciones históricas. Solo así se puede analizar, explicar y entender, la lucha de poder que en la sociedad patriarcal tenía lugar en torno a cualquier éxito femenino en el ámbito público. Al igual que en el caso de la pintura en general, es decir, la pintura de hombres, es importante estudiar al artista, masculino o femenino, dentro del contexto social, técnico, estilístico e iconográfico de su época. Estas generalizaciones son dañinas. Y presuponen la existencia de un “eterno femenino” que es una ficción. Al igual que el hecho de que la conservadora sea una mujer, no quiere decir que tenga conocimientos, aún básicos, de teoría del arte feminista.

Por lo tanto, sigue siendo necesaria una exposición de Sofonisba que amplíe la dimensión de sus obras reconocidas y de su genio, y que, por lo tanto, la relacione con su tiempo, con la pintura que la precedió y con la pintura de la corte que se estaba haciendo en ese momento, especialmente, claro, la de Alonso Sánchez Coello, con el que se confundió su producción durante mucho tiempo. Sobre todo, tal y como estableció Maria Kusche de forma magistral hace veinte años, estudiar y analizar la innovación que supone Anguissola en el retrato de corte. Mientras tanto, comprar algunas de las maravillosas obras de Anguissola que salgan al mercado del arte no parece una mala forma de empezar a prestar atención a un legado importante.

AMPARO SERRANO DE HARO








Museo Nacional del Prado.
Madrid 22/10/2019-02/02/2020


HISTORIA DE DOS PINTORAS: 

SOFONISBA ANGUISSOLA 

Y LAVINIA FONTANA

A. PILAR RUBIO

Con motivo de su Bicentenario, el Museo Nacional del Prado ha desarrollado a lo largo del año 2019 actividades y propuestas novedosas que han trascendido sus propias paredes y han logrado conectar con el público.

Algunas de estas propuestas se han materializado en exposiciones que vertebran la historia del museo como un lugar de memoria, las restauraciones de obras emblemáticas, o el estudio de semejanzas, como Las miradas afines de Velázquez, Rembrandt y Vermeer.

El año no ha terminado y el espectador curioso aún podrá disfrutar de otras muestras como El maestro de papel, donde podrá apreciar los modelos de cartillas de los siglos XVI y XVII para aprender a dibujar o la colección de Dibujos de Goya.

Pero la perla con la que El Prado adorna su otoño, extensible hasta febrero de 2020, es la exposición Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, una propuesta con la que el museo quiere dar visibilidad a dos mujeres artistas, pioneras que lograron romper moldes y abrir horizontes a otras mujeres pintoras.

Autoretratos de Lavinia Fontana y Sofonisba Anguissola 

Sofonisba Anguissola (Cremona, h. 1532-35 - Palermo, 1625) logró la fama en vida y su reconocimiento fue tal que se convirtió en dama y maestra de pintura de la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II. Su excelencia, alabada por Vasari y por Miguel Ángel Buonarroti, abrió las puertas a otras mujeres pues elevó el arte de la pintura a una actividad honorable para las féminas.

Lavinia Fontana (Bolonia, 1552 – Roma, 1614) era hija de pintor, por lo que su formación se realizó en el taller de su padre. Lavinia recogió el testigo de Sofonisba y, según los documentos, fue la primera mujer titular de su propio taller de pintura, atreviéndose a realizar en sus obras representaciones mitológicas y desnudos, algo inusual para una mujer de su época.

Marte y Venus, de Lavinia de Fontana

Ambas artistas fueron animadas y encumbradas por sus padres -Amilcare Anguissola y Prospero Fontana-, franquearon el espacio doméstico para ejercer una profesión, fueron un referente para otras mujeres, alcanzaron la fama en vida por ejercer el arte de la pintura, y fueron educadas en la cultura humanista y artística aunque sus trayectorias vitales fueran diferentes.

Varias secciones conducen al espectador por una muestra -proveniente de colecciones y museos de varios países- a todas luces excelente e inolvidable: La creación del mito reúne las obras de juventud de ambas pintoras, donde Sofonisba en sus retratos y autorretratos reivindica su condición de artista y su capacidad de “invenzioni”, así como su formación y el linaje de su familia; y Lavinia a través de sus autorretratos y su espléndido trabajo se convierte en merecedora de prolongar el taller de pintura de la familia.

Sofonisba Anguissola en la Corte de Felipe II refleja la etapa de retrato áulico de la artista y su profundización en la psicología de los retratados, fundamentalmente miembros de la Familia Real y personajes relevantes de la Corte.

Retrato de Felipe II de Sofonisba Anguissola

Lavinia Fontana: retratista de Bolonia exhibe la obra de la etapa en la que la pintora  retrata a los personajes más representativos de su ciudad.

Pintura religiosa reúne varias obras de ambas artistas relativas a esta temática y Espacio para la memoria hace referencia a la fama alcanzada por ambas pintoras.

Lavinia Fontana y la pintura mitológica está dedicada a la artista boloñesa, quien sorprende al espectador con un Marte, personalizando el deseo al deslizar su mano por el cuerpo desnudo de Venus.

Van Dyck despide la muestra con el magnífico retrato que realizó de Sofonisba Anguissola basándose en las notas de su cuaderno de apuntes cuando la visitó en Sicilia un año antes de la muerte de la artista.

Sofonisba Anguissola, retrato de Van Dyck

Cabe preguntarse: ¿Por qué se realizan exposiciones monográficas de maestros de la pintura varones y, en cambio, cuando la muestra representa a una mujer jamás se exhibe sola? La respuesta no obedece solo a que algunas veces el objetivo de la muestra es el estudio comparativo.

No se pierdan la oportunidad de contemplar la obra de tan magníficas artistas. La exposición se exhibe en la actualidad en el Museo Nacional del Prado, en Madrid, y se prolongará hasta el 2 de febrero de 2020.


A. PILAR RUBIO
                                                                                                  





LOS QUE FRACASAN AL TRIUNFAR

LIDIA ANDINO
PSICOANALISTA

Ella trabajó como nunca para llegar al puesto de sus sueños; si lo lograba no sólo tendría a su cargo el área de personal de su empresa y una posición económica mucho mejor sino que, además, sus logros serían reconocidos. Pero una vez que alcanzó la meta largamente añorada, comenzó a sentirse mal, deprimida, vacía…

Este es un ejemplo pero podríamos mencionar otros tantos,  como el del piloto de F1 que a pocos metros de superar la bandera de cuadros en primera posición, ve como su vehículo se detiene por falta de gasolina, o el de los jóvenes altamente capacitados que alcanzan un éxito laboral pero ¿A qué precio? Infartos de miocardio, impotencia, ruina económica sorpresiva. También es el caso de las personas que una vez que han logrado una conquista amorosa largamente esperada, lejos de disfrutarla, experimentan cierta sensación de fracaso en su vida sentimental.

En todos estos ejemplos siempre hay un síntoma, una contrariedad, un olvido, que impiden obtener un logro, fruto del esfuerzo y la dedicación, o bien, una vez logrado, impiden su goce.



El  artículo de Sigmund Freud,  Los que fracasan al triunfar, encierra una gran verdad: existe algo en nosotros que trabaja para que fracasemos o para castigar el triunfo. Cuando hablamos de triunfar no nos referimos a convertirnos en estrellas de Hollywood, sino a objetivos más mundanos y alcanzables: acabar una carrera, aprobar unas oposiciones, trabajar en lo que siempre quise o hablar con la mujer/ hombre de mis sueños.

En vísperas de una conquista importante existe, ciertas veces, una lucha interna —no consciente— entre las diversas instancias que componen el psiquismo. Esa confrontación está vedada para aquellos que la padecen y sólo la vislumbran en sus efectos: confusión, conflictos, inquietud, etc. Es como si fuesen forzados a rechazar el logro porque algo/alguien les acusa de no merecerlo y obedecieran a ese tirano interior que pretende someterles a una existencia llena de padecimientos.

Si a pesar de haber sido juzgados logran el objetivo, hablan del mismo como un suceso banal, desacreditan el mérito de su trabajo para alcanzarlo, es decir, rebajan el valor de lo obtenido entre lamentos que no reflejan la realidad: “me va mal en todo”, “siempre tengo mala suerte", etc.


Con un tratamiento adecuado es posible reconocer los motivos inconscientes de su actitud,  no sólo para que puedan aceptar el logro obtenido y disfrutarlo, sino para permitirse alcanzar nuevas metas acordes con su capacidad de trabajo, creatividad y perseverancia.

LIDIA ANDINO
PSICOANALISTA









¿SABÍAS QUE EL PEREJIL, ESE QUE TE REGALAN EN LAS VERDULERÍAS Y ANTES TAMBIÉN EN LAS PESCADERÍAS, TIENE MUCHÍSIMAS PROPIEDADES Y VITAMINAS? 

CARMEN MENDÍVIL


¿Y por qué lo regalarán? Bajo a preguntarle a Marina, mi frutera de confianza. “Es una tradición del pequeño comerciante” me dice, “pero a nosotros nos cuesta dinero. A veces, según la época del año, incluso puede estar caro”. Le doy las gracias por la aclaración y me pregunto cuánto más durará el detalle, puesto que ya hace tiempo que en los supermercados, el perejil viene envasado y se cobra. Quizá por esa costumbre de regalarlo, el perejil tiene algo de hierba modesta y poco dada a darse importancia, a pesar de ser una de las plantas aromáticas más populares de la gastronomía mundial. Y además, ¡el perejil tiene  mucha historia!

Oriunda del Mediterráneo central europeo, la planta era ya utilizada por griegos y romanos. De sus usos en la antigüedad quedan referencias entre los griegos, cuyo significado sagrado era alegría, fiesta y también nacimiento o resurrección, por lo que los helenos colocaban ramos de perejil sobre las tumbas de sus difuntos para honrarles.  Los gladiadores romanos empleaban el perejil como fuente de fortaleza y astucia antes de los combates. Su valor medicinal queda recogido en los escritos de Dioscórides que practicó la medicina en Roma en la época del emperador Nerón y fue cirujano militar en el ejército romano, con lo que tuvo la oportunidad de viajar en busca de sustancias medicinales por todo el mundo conocido. También el naturalista Plinio nos cuenta que en época romana todas las salsas contenían perejil, condimento que llegó también en la cocina andalusí, ya que en la Península Ibérica reemplazó al cilantro (planta de la misma especie pero de sabor más intenso) en la elaboración de los platos tradicionales que aún se consumen en la actualidad en muchas zonas del sur peninsular.Por si fuera poco, Carlomagno decreta el cultivo en sus campos de una serie de hierbas y condimentos entre los que se encontraba petrosilinum, identificada posteriormente como Petroselinum crispum, más comúnmente denominado: perejil. Durante la Edad Media el perejil se asociaba a poderes mágicos, con la creencia popular de que si se mencionaba el nombre del enemigo mientras se arrancaba de raíz, este moriría de inmediato.
 

Y… Perejil, por lo visto, hay mucho en el islote deshabitado que lleva su nombre y en disputa territorial entre España y Marruecos. Algunos autores, como el francés Victor Bérard  (1864-1931), conocido por su traducción al francés de la Odisea de Homero y que intentó reconstruir los viajes de Ulises,  identificó esta isla cómo la de Ogigia en la cual según la Odisea, la ninfa Calipso retuvo a Ulises durante 7 años. ¡Larga vida al perejil! 


El perejil es una planta herbácea bienal, aunque puede cultivarse también como anual. Forma una roseta empenachada de hojas muy divididas, alcanza los 30 cm de altura y posee tallos floríferos que pueden llegar a rebasar los 60 cm con pequeñas flores verde amarillentas. Las hojas de todos los tipos de perejil son ricas en vitaminas y minerales, siempre que se consuman en crudo -como en la ensalada tabule, típica de la cocina libanesa-, ya que la cocción elimina parte de sus componentes vitamínicos. El perejil fresco contiene altos niveles de vitamina K, vitamina C y vitamina A, así como minerales tales como el hierro, el calcio, el azufre y el fósforo. Se dice de él que es bueno para las personas que sufren de digestiones pesadas, anemia, obesidad, reuma, dismenorrea…. La lista de sus bondades es muy larga.
 

Desde épocas antiguas, era utilizado para mantener siempre un aliento refrescante (es bueno para combatir la halitosis), y era conocido especialmente en la cocina oriental como una introducción para abrir el apetito de los comensales. Se encuentra naturalizado en huertos, jardines y a veces en márgenes de caminos, muros, cultivos, etc. de toda Europa y en parte de Asia. También se encuentra aclimatado en zonas templadas de América. Se puede también cultivar en macetas para disponer de hojas frescas y tiernas como aderezo de los platos.



Existen dos tipos: uno es de hoja rizada que posee un sabor suave y otro de hoja plana,  que se conoce como perejil italiano y cuenta con un sabor más intenso, con tendencia al picante.


Seguro que no dudarás en incluirlo en tu dieta cotidiana para poder gozar de todos sus beneficios y gracias a este fabuloso ingrediente, lograr complementar una vida saludable de distintas formas.

Y hasta aquí hemos llegado. Espero que ahora, cuando nos regalen o compremos perejil, lo miremos con el respeto que merece.

CARMEN MENDÍVIL




ISABEL BANDRÉS




Joker, al que su madre llama Happy, ha recibido un mandato materno imposible de cumplir en este valle de lágrimas: ser feliz y hacer felices a los demás. La película hace una crítica de la sociedad actual en la que el individuo sólo cuenta como motor económico y los recortes sociales siempre los sufren los más desprotegidos. Joker es abandonado por su padre, abusado por su madre de manera cruel, humillado por su entorno e ignorado por el servicio de salud. El villano lo es, nos dice el director, porque factores muy concretos de su entorno no le dejan otra opción. Está explicación hace que el personaje pierda el halo de misterio que tenía en otras películas en las que encarnaba el mal, la crueldad y el caos. Cuando sabemos que el origen del mal está en los episodios traumáticos, la maldad pierde su fuerza simbólica aunque el personaje gane en humanidad y se nos haga más cercano. El director, Todd Phillips, decide en esta película desentrañar al personaje. Por fin, comprendemos el enigma de Joker y con ello deja de representar en nuestro imaginario el mal y el caos. Ha logrado matar al mito, al antihéroe por antonomasia.

Pero además, hace una crítica al mundo neoliberal en el que los individuos sólo representan una fuerza económica que produce y consume. Fuera de ese circuito cerrado no hay nada más, por lo que todo aquel que no produce y no consume es marginado, humillado y considerado un despojo. Joker es un fracasado que vive en la sucia y decadente ciudad de Gotham y se pasa el día cuidando de su madre enferma e intentando en vano buscar un lugar en el mundo del espectáculo como payaso. La máscara y la falsa risa (su enfermedad hacen que ría en los momentos más inoportunos) le ayudan a ocultar y, sobre todo, a ocultarse su desvalimiento, agresividad y rencor. Porque el director nos habla sobre todo de máscaras: la máscara de la madre buena que oculta a la madre perversa, la del padre que defensor del orden que oculta a un avaricioso de poder, la del amigo amable que le traiciona, la de los medios de comunicación que tras el espectáculo divertido sólo pretenden humillar… Y las máscaras justicieras de payasos felices que utilizan todos los seguidores de Joker al grito de “…en Gotham hay muchas ratas y los ratones se las comerán...” ocultan el caos y la venganza. Nos preguntamos si los ratones sustituirán a las ratas para que todo siga igual.

Este personaje torturado se convierte en un símbolo subversivo, revolucionario y antisistema cuando los ciudadanos indignados de Gotham toman la ciudad y atacan a la policía. Nos recuerdan a las protestas que están sucediendo en París, Barcelona, Chile… Que nacen de la rabia de los individuos con un sistema que no da respuesta a sus necesidades en un mundo sin sentido.

Algunos la han calificado de película revolucionaria. Incluso en Estados Unidos han temido que los ciudadanos organizasen levantamientos tras su visionado, pero no es para tanto. Todd Phillips aprovecha la fuerza del mito para hacer una crítica de una sociedad enferma, pero la película peca de afectación y el abuso del eslogan cuando habla de las enfermedades mentales o de la dignidad de las personas le hacen perder fuerza y calidad narrativa.

¿Es una buena película? Sí, lo es. ¿Es tan provocadora, revolucionaria y agitadora cómo parece? En absoluto. Es una película atípica con un planteamiento arriesgado que resulta perturbadora mientras se está viendo, pero que  cuando se recuerda pierde fuelle. El director quiere decirnos demasiadas cosas de manera exuberante y eso la lastra. Quiero destacar la magnífica actuación de Joaquín Phoenix, sin él está película no hubiese sido posible.
ISABEL BANDRÉS











Bong Joon-ho nos cuenta la historia de dos familias. La de familia Ki-Taek cuyos cuatro miembros viven en el paro procurando salir adelante lo mejor que pueden. Mal viven en un semisótano en condiciones insalubres y se organizan para subsistir, robando el wifi del vecino y ejerciendo pequeños trabajos temporales, como doblar cajas para pizzas. Hasta que un amigo del hijo le ofrece dar clases de inglés a una adolescente de clase alta. A partir de ese momento, trazarán un plan estratégico para penetrar en el mundo de los muy ricos a través de la familia Park, también compuesta por los padres, una hija y un hijo. Poco a poco y con gran ingenio, irán suplantando a todos los sirvientes de la casa y descubrirán el confort y la seguridad que da la riqueza. Mientras los Ki-Taek son unos pobres ingeniosos, los Park son unos ricos bondadosos, complacientes y educados que mantienen con “los otros” una actitud condescendiente, esa manera de humillar con exquisitos modales. Uno de los hallazgos de esta narración es que no existen buenos y malos. Los Park tienen encanto y son de trato amable. Y la familia Ki-Taek son unos pícaros simpáticos que luchan unidos por salir adelante. Y eso es lo terrible: cambiar las cosas no depende de ninguno de ellos, es el sistema que coloca a cada uno “en su sitio” sin ofrecerles ninguna posibilidad de cambiar de casilla de salida. La narración esconde una carga de profundidad con tintes marxistas: la falta de movilidad social, la imposibilidad de organizar una sociedad más igualitaria y la diferencia de clases que abarca todo, hasta el olor corporal.

El relato posee una libertad y un virtuosismo poca veces visto. La agilidad narrativa, el humor vitriólico, las metáforas constantes, la libertad creativa, el control en todo momento del discurso hacen de esta estupenda película algo digno de verse y recordar. En la primera parte nos divierte, nos sorprende y cuando nos preguntamos hacia dónde nos lleva, el director da un giro de tuerca y nos presenta un final un tanto gore con tintes de cine de terror. Ese cambio narrativo sólo puede hacerlo sin perder el ritmo un gran director como es Bog-Joo-ho.

Una película excelente que nos hace un retrato sociológico y político de un capitalismo salvaje que no deja al individuo otra salida que luchar por su supervivencia aún a costa de los de su propia clase: la lucha por las migajas que dejan tras de sí los más ricos. Una narración que une el humor, la comedia negra y el esperpento criminal como revulsivo ante un modelo de sociedad injusta incapaz de cambiar. Hay que destacar la magnífica actuación de todos los intervinientes. Se puede decir que es una película coral cuyo verdadero  protagonista es un sistema político que hace imposible las relaciones basadas en la  cohesión social. No se puede vivir con los otros, hay que vivir de los otros o contra los otros. Y para eso, nos dice el director, hoy por hoy no hay salida posible.

Vayan a verla. No se la pierdan. Se les hará corta. Reirán, se sorprenderán y les hará pensar. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no.
ISABEL BANDRÉS










El joven, Gatsby, tiene una novia, Ahsleigh, de la América profunda que quiere ser periodista. Los dos se aman y se admiran a pesar que él es un resabiado rarito que se las da de intelectual y ella es una joven ingenua y burbujeante deseosa de conocer mundo. Las cosas se complicarán para ellos cuando viajan a Manhattan para que ella haga una entrevista a un cineasta de culto para la revista de la Universidad y él la acompaña para poder disfrutar de su amado Nueva York natal.

Los escarceos de ella con un director fracasado, su guionista y un latín lover de Hollywood se presentan como las aventuras de una chica ilusa y sencilla de Arizona en busca de una portada para un periódico universitario que queda deslumbrada por un mundo sofisticado. Mientras,  Gatsby conoce a la fantástica e inteligente Shannon (Selena Gómez). Ambos protagonistas maduran en este viaje que tiene más de iniciático que de otra cosa. En Nueva York no sólo van a encontrar lluvia y trabajo si no una sociedad desquiciada y algunas verdades que harán que Gatsby, que en realidad viaja a su pasado para encontrarse a  sí mismo, deje de ser un impertinente rebelde sin motivo. La otra razón de la película es hablar de cine, de películas, la gran pasión del director junto con el jazz.

Un Nueva York azotado por la lluvia es el fondo idílico donde suceden una serie de encuentros y desencuentros salpicados de diálogos chispeantes y situaciones que hacen de la película una obra juguetona, divertida y desprovista de cualquier rasgo de pesadumbre. Todo lo contrario que podría esperarse de un director de 83 años salpicado por el escándalo mediático y la negativa de Amazon, con quien está pleiteando, de distribuir su película anual por lo que hemos recibido con un año de retraso esta deliciosa y burbujeante obra. La narración está muy bien ejecutada, estupendamente fotografiada por el veterano Vittorio Storaro y sus actores, sobre todo Ellen Fanning (Ashleigh) son estupendos.

¿Una película excelente? No. Woody Allen nos ha ofrecido a lo largo de su vida unas diez obras maestras, algunas de ellas ya pasada ampliamente su edad de jubilación como  Match Point o Blue Jasmine. Podemos decir que la  calidad de su cine es notoria, pero Día de lluvia en Nueva York no es una de sus mejores  obras y, sin embargo, en ella se ve la mano del maestro en cada plano y en cada diálogo. Elabora películas como si fuese tan fácil como respirar y nos hace pasar un rato encantador  viendo como la  crédula Ahsleigh se mete en líos y como Gatsby, alter ego del director, se deslía,  tras comprobar que la vida es más dura que lo que él creía, dejando atrás su postura de rebelde niño pijo consentido.

Una película fresca, juvenil y dinámica que nos habla de encuentros y desencuentros, de amores puestos a prueba, de jóvenes buscando su camino, y de maduros a la deriva. Una  obra que hace que la sonrisa no nos abandone durante toda la proyección y que al recordarla,  pensemos el rato delicioso que pasamos  al verla. Gracias Woody. 
ISABEL BANDRÉS











SUSI TRILLO



TANITA TIKARAM

ASOMBROSO TIMBRE DE VOZ Y PERFECTA AFINACIÓN
EXTRAORDINARIA CANTANTE



CATHEDRAL SONG




GOOD TRADITION




TWIST IN MY SOBRIETY




I THINK OF YOU




¿PERO DÓNDE TE METES, TANITA?
MADRID, LONDRES... Y LUEGO ME ROBARON EL MÓVIL.
SI VES ESTO, LLÁMAME PLEASE, TENGO ALGO QUE CONTARTE...






ESTO ES TODO, AMIGUIT@S
COJAN LOS PARAGüAS!!