viernes, 31 de marzo de 2023




POÉTICA, POEMA, POESÍA y POETA
ROSARIO HERRERA GUIDO

[...] el concepto de creación es muy amplio [...]
todo lo que es causa de algo [...]
pase del no ser al ser es ‘creación’ [...]
todas las actividades que entran en la esfera
de todas las artes son creaciones
y los artesanos de estas, creadores o ‘poetas’ [...]
Pero, sin embargo sabes que no se les llama poetas [...]
que del concepto de creación se ha separado una parte,
la relativa a la música y al arte métrica [...}
‘Poesía’ se llama tan solo a esta,
y a los que poseen esa porción de ‘creación’, ‘poetas’.
Platón, El banquete o del amor.

 


POÉTICA

En griego, ποίησις (poíesis) es la dimensión más vasta de la creación, poesía en sentido específico, y ποιητής (poietés), creador o poeta. Poíesis para Aristóteles es lo verosímil (εικος). En palabras de Aristóteles: “Esto es verosímil, teniendo en cuenta lo que dice Agatón: es verosímil que muchas cosas ocurran en contra de la verosimilitud” (Aristóteles, “Poética”, Obras, Madrid, Aguilar, 1973:95).

Para Octavio Paz: “lo poético no es algo que está fuera, en el poema, ni dentro, en nosotros, sino algo que hacemos y que nos hace” (Paz, El arco y la lira, México, F.C.E., 1979:168). Pues lo poético, según Paz, abarca la creación y auto-creación del universo. La naturaleza y la cultura forman un todo. Y sólo los actos que desgarran el tiempo progresivo de la historia con el instante son poéticos. En lo poético adviene la otra voz que irrumpe en el poema o en la obra de arte, con un decir inesperado, que cuestiona al yo moderno como autor, que se aliena en su obra, y abre la dimensión colectiva y anónima del arte.

Roger Munier, traductor al francés de El arco y la lira de Paz, susurra: “El arco y la lira es […] más que un ensayo sobre la poética, es una meditación sobre la condición humana, sobre eso otro que nosotros mismos somos y que la poesía nos revela por instantes” (Munier, “L’arc et la lyre”, Octavio Paz ou la raison poétique, París, Blandin, 1991:51).


POEMA

Ramón Xirau, el filósofo español, naturalizado mexicano canta: “El poema es cuestión de vida y es cuestión de muerte porque el ritmo es el hombre mismo manándose” (Ramón Xirau, Poesía y conocimiento, México, Joaquín Mortiz, 1978:196-197). Porque el l poema busca fijar el poder poético, las imágenes fugaces del mundo, sin alcanzar el último sentido. Poe ello, Octavio Paz advierte que en el poema: “[...] las frases de alinean una tras otra sobre la página y al desplegarse abren un camino hacia un fin provisionalmente definitivo” (Paz, El mono gramático, Barcelona, Seix Barral, 1974:56).

El poema se resiste a la interpretación, pues es un eco de eco que no quiere ser concepto. Aunque el poema aspira a una verdad más extensa que el concepto, pues ante la imposibilidad de decir y aprehender el ser, se resigna a ser poema: “fugaz alegoría de los nombres verdaderos” (Paz). De modo que “[...] La poética más que un sentimiento es un trabajo al interior del lenguaje, es un proceso de construcción-denominación de lo real” (Javier González, El cuerpo y la letra, México, F.C.E., 1990: 206).

“Lo que caracteriza al poema, es su necesaria dependencia de la palabra tanto como su lucha por trascenderla” (Paz, El arco y la lira, op.cit., p. 185). A partir de lo que se desprende que el poema moderno evoca el lenguaje original que quiere decir el mundo, cantar al ritmo del tam-tam. Como lo sugiere Roger Munier: “La célula del poema es la frase poética. Pero a diferencia de la prosa, la unidad de la frase (...) no es el sentido o la intención significante, es el ritmo” (Mounier, op. cit., p. 52).


POESÍA

A propósito de la experiencia más indefinible, Octavio Paz musita: “La poesía pone al hombre fuera de sí y, simultáneamente, lo hace regresar a su ser original: lo vuelve a sí. El hombre es su imagen: él mismo y aquel otro. A través de la frase que es ritmo, que es imagen, el hombre, ese perpetuo llegar a ser, es. La poesía es entrar en el ser” (Paz, El arco y la liraop. cit., p. 113). Una experiencia con la verdad de lo posible y de lo imposible, ya que es permanente deslizamiento de sentido que aspira a tocar lo sublime, en el sentido más kantiano: “lo grandioso, comparable a las pirámides de Egipto o el cielo estrellado”.  

La poesía acerca singularidades opuestas sin anular su singularidad. Lo mismo hace la ciencia, pero las empobrece al mutilar su peculiaridad. La poesía es el corazón de la imagen poética que desafiando el principio de no contradicción, canta a través de San Juan de la Cruz “una música callada”, un oxímoron, un nuevo ser que no existía. Por ello la poesía lleva a su máxima tensión a la imagen poética a través de la analogía: “transparencia universal: en esto ver aquello” (Paz, El mono gramático, op. cit., p. 137).

La poesía es conocimiento. Este es el heraldo de El arco y la lira. La poesía nos inscribe en el mundo; es creación de conocimiento, es decir, de nuevos sentidos, y con ellos otros seres. La poesía se cuela por las fisuras del pensamiento racional discursivo y se disputa la verdad. Pero la poesía pretende alumbrar el mundo antes que comprenderlo y explicarlo (para ponerlo a la luz y hacerlo nacer). La poesía, antes que someterse al pensamiento conceptual de la estética, es poética: aparición simultánea del hombre y el mundo.

La poesía aborda una dimensión trágica censurada por la ciencia: la locura, la muerte, el sueño, el dolor, la pasión, el temor y el erotismo. La poesía es revelación, oráculo de nuestro destino trágico. La poesía lleva a cabo los mismos ideales terapéuticos de la religión, sólo que ella cura de la herida de la existencia, sin prometer la inmortalidad ni condenar la vida.


POETA

Desde la poética, para Aristóteles el poeta es sólo aquel que percibe las relaciones entre todas las cosas (Aristóteles, “Poética”, op.cit., Madrid, Aguilar, 1973:100). Y es atravesado por la voz de la cultura y el pueblo: “La poesía, el más infalible heraldo, compañero y seguidor del despertar de un gran pueblo que se dispone a realizar un cambio de opinión y las instituciones. En tales períodos hay una acumulación del poder de comunicar y recibir intensas y apasionadas concepciones respecto del hombre y la naturaleza” (Percy Shelley, Defensa de la poesía, Barcelona, Península, 1986:65).

El poeta es maestro de la analogía que capta que: “Esto es aquello” (Paz, El mono gramático, op.cit., p. 137). Pues “[…] el decir del poeta es un acto que no constituye originalmente, al menos una interpretación sino una revelación de nuestra condición” (Paz, El arco y la lira, op.cit., p. 148). El poeta es el que baja al abismo tras las huellas de los dioses que se han ido, a riesgo de regresar demente, que no es quien ha perdido la razón sino el que vaga por otros caminos (Martin Heidegger).

El Poeta experimenta que el aprendizaje de la vida debe dar, al mismo tiempo conciencia de que la ‘verdadera vida’, según Rimbaud, no está en las necesidades utilitarias sino en el propio desarrollo y en la calidad poética de la existencia, de que para poder vivir cada uno necesita, lucidez y comprensión y, las capacidades humanas. (Edgar Morin, La cabeza bien puesta, Buenos Aires, Nueva Visión, 2002, pp. 56-57). El poeta filósofo, el filósofo poeta, aunque comprometido con la exigencia conceptual, debería acceder a la elegancia poética en la escritura como: el poema de Parménides), Las confesiones de San Agustín las meditaciones y tratados (Descartes), las novelas (Camus, Sartre y Kundera), los aforismos (Nietzsche), las entrevistas de Foucault (Eugenio Trías, Pensar en público, Destino, 2001, 341-345).

ROSARIO HERRERA GUIDO



METAVERSO: DE LA CIENCIA FICCIÓN
AL OBJETIVO DE LOS GIGANTES TECNOLÓGICOS
ASUNCIÓN VALDÉS

¿Quién le iba a decir a Neal Stephenson que Metaverse, la palabra que acuñó en su novela Snow Crash en 1992, se iba a convertir en el mayor desafío de comunicación virtual del mundo en el siglo XXI?

El escritor, nacido en Maryland en 1959, llamó Metaverse a una calle de 216 kilómetros, vacía, propiedad de una corporación que pone en venta sus espacios, controlados a su vez por una compañía de televisión por cable que tiene el monopolio de la información y las comunicaciones. Sus clientes acceden por terminales al entorno virtual con el que pueden actuar por medio de gafas especiales. Uno de los protagonistas es Hiroaki, un repartidor de pizzas en Los Ángeles, cuyo avatar en un videojuego es un samurái que lucha contra un virus informático, el Snow Crash.

Los franceses, que protegen su lenguaje de anglicismos, titularon la novela Le Samouraï virtuel. En español se dejó el título original Snow Crash o choque en la nieve, lo que veíamos en los televisores analógicos cuando se desintonizaban o estropeaban. Con esta descripción aproximada del complejo planeta de Stephenson es comprensible que se le considere profeta de las TIC, las tecnologías de la información y la comunicación.

A lo largo de estas décadas, metaverso se ha convertido en un bien mostrenco que despunta con el nacimiento de lo que podríamos llamar pequeños metaversos, como navegadores web con experiencias en tres dimensiones y avatares, los personajes virtuales creados a partir de una foto o de una animación, como en la plataforma de juegos Roblox. En octubre de 2021, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, cambió el nombre de su empresa por Meta, más allá, según los griegos. En la presentación dijo que quería conectar a la gente “Más allá de las limitaciones de las pantallas, más allá de los límites de las distancias físicas…”.

Para las ciclópeas empresas tecnológicas, el metaverso es un objetivo estratégico para la próxima década. Aspiran a lograr una nueva versión de internet: “Red interoperable de mundos virtuales en formato 3D, persistentes y renderizados en tiempo real, que pueden ser experimentados de forma sincronizada por un número muy grande, casi ilimitado, de usuarios, cada uno con un sentido individual de presencia”.

Esta es la definición del metaverso consensuada por expertos internacionales en TIC, juristas y académicos, entre ellos, los de la recién creada Cátedra de Desarrollo Responsable del Metaverso de la Universidad de Alicante, financiada por Meta Platforms.

En la capital de la Costa Blanca existe el ecosistema para investigar el paso de la era digital a la cognitiva, en la que ya nos encontramos. Desde 1994 es la sede de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, la EUIPO, que apostó desde el principio por la transformación digital. La ciudad mediterránea pertenece a la red europea ELLIS para el desarrollo de la Inteligencia Artificial. Es el Distrito Digital de la Comunidad Valenciana, un entorno privilegiado para atraer empresas tecnológicas de todas partes. Fruto de este hábitat innovador es la asociación AlicanTEC, integrada por empresas, startups y organismos comprometidos con la economía digital y el emprendimiento tecnológico.

La novela de Stephenson, además de anticipar el metaverso, deja otros mensajes cómo las dudas respecto a la protección de la identidad digital en un mundo distópico con instituciones en crisis y brechas sociales cada vez mayores.


La cátedra universitaria alicantina, cuyo Comité Científico preside Manuel Desantes, catedrático de Derecho Internacional Privado, investigará la privacidad, integridad y seguridad en el metaverso y el marco regulatorio de la UE, para ver si los derechos digitales de los usuarios están suficientemente recogidos en el Acta de Servicios Digitales, así como la seguridad jurídica que necesitan los empresarios para desarrollar sus actividades en el nuevo mundo digital.

Es el momento de crear el metaverso que nosotros queramos. Los expertos se muestran esperanzados porque, por fin, la ciencia jurídica puede ir por delante de la tecnología. Metaverso será la hibridación de todas las TIC como internet, realidad virtual y aumentada, big data, inteligencia artificial, blockchain, etc. Las personas debemos hibridarnos también y no olvidarnos de tener los pies en la tierra.

Si Second Life, la mayor comunidad virtual creada en 2003, fracasó, entre otras razones, porque los computadores no tenían suficiente capacidad, imaginemos los potentes ordenadores que necesitaremos para el metaverso y la contaminación ambiental que pueden crear por la gran cantidad de electricidad que consumirán.

Las plataformas tecnológicas y los usuarios tendremos que apostar más por las energías renovables y cambiar hábitos de vida. O tal vez, reunirnos en oficinas virtuales del metaverso y disminuir, así, la huella de carbono de los desplazamientos. Está claro: cuanta más tecnología usamos, más Naturaleza necesitamos. Al fin y al cabo, ¿no nació el metaverso en el papel de un libro?

ASUNCIÓN VALDÉS

 



EMMA, de ALGÚN TIEMPO A ESTA PARTE

NURIA ALKORTA

Recientemente hablaba por teléfono con mi querida amiga Elizabeth Wittlin Lipton. Debo aclarar que, en el curso de nuestra amistad, en general, la conversación suele deslizarnos siempre gracias a Liz por una enmarañada madeja de cuestiones artísticas y teatrales. En esta ocasión, elogió calurosamente una obra corta del dramaturgo español Max Aub, fechada en 1939 y titulada De algún tiempo a esta parte. Debo reconocer con cierta vergüenza que no la conocía, y, por ello, ese mismo día me lancé a comprar el libro (que ahora descansa en mi escritorio) y a leerlo rápidamente, con avidez.


Esta obrita de Max Aub tiene forma de monólogo dramático y está protagonizada por una mujer de sesenta años llamada Emma. Es una judía asimilada quien, en la Viena de 1938, sufre las penosas consecuencias del Anchsluss, la anexión de Austria por la Alemania nazi. Su marido, Adolfo (ingeniero y propietario de una fábrica de artículos de celuloide), fue rápidamente apresado por los alemanes y, a continuación, trasladado al campo de Dachau, donde ha muerto fusilado. El hijo de ambos, Samuel, era secretario del consulado austriaco en Barcelona y allí ha muerto fusilado en la cárcel republicana: fue apresado al descubrirse que colaboraba con los nazis enviando dinero, millones, a través de la valija diplomática. Por su parte, Emma ha sido obligada a barrer las calles. También le expropiaron su céntrico piso familiar el que habitó junto a su esposo durante más de veintisiete años, y del que ahora es su limpiadora y, por eso, se ve obligada a cobijarse en la buhardilla del teatro que también limpia. Es de noche y hace frío; en su soledad, ahogada de dolor y rabia, Emma no puede dormir y, por eso, habla con su marido muerto. “Para mí los otros soy yo, yo sola, y los muertos”, dice.



Mi amiga Elizabeth reconocía en esta obra el testimonio honesto y veraz de su dramaturgo sobre una realidad que ella, por su propia experiencia, conoce muy bien y que ha condicionado gran parte de su vida. Con su obra Max Aub denunciaba ya en 1939 la expansión del nazismo en Europa y advertía sin ser oído, como la princesa troyana Casandra―, de las fatales consecuencias que el éxito de Hitler con su ideología inhumana supondría para los europeos y para el mundo. Como apunta Esther Lázaro en el prólogo del librito que compré, De algún tiempo a esta parte se redactó durante los primeros meses del exilio republicano de Aub en París pero se imprimió una década más tarde en la revista Cuadernos Americanos: era el año 1948, iniciado el exilio mexicano del dramaturgo.


Para mi amiga Elizabeth, la vivencia del personaje de Emma (y sus palabras) logra captar la dolorosa experiencia que ella misma, aun siendo una niña, había vivido en su Polonia natal junto a sus padres (el famoso escritor y erudito Józef Wittlin y Halina Wittlin), así como la de tantas personas de su círculo social y cultural en la Varsovia anterior a la guerra y posterior a la ocupación alemana. Desde que nos conocimos hace ya treinta años en mis tiempos de actriz en Madrid y, poco después, mucho más de cerca, cuando estudiaba en Nueva York he oído a Elizabeth recordar historias de aquel pasado y, en especial, de su experiencia infantil de la guerra, la huida por Europa acompañando a sus padres y el exilio en Estados Unidos, donde su familia compartió suerte con otros muchos “trasterrados” usando el término acuñado por Max Aub. De eso trata su delicioso libro de memorias infantiles titulado De un día para otro. Un reportaje de moda en tiempos convulsos, donde además de “la remembranza de la utopía de una niña”, Elizabeth Wittlin Lipton despliega su enorme talento como escritora y dibujante. Abusando de la paciencia de las lectoras y debido al interés de este dato, aprovecho para recomendar también el libro ilustrado por ella y escrito por su amiga de adolescencia en Nueva York, Alice Coleman Schelling, titulado Alinka. Entre tinieblas.


Max Aub


Recién pasado el primer tercio del siglo pasado, “de un día para otro”, muchos hombres, mujeres y niños presenciaron en Europa el estrepitoso derrumbe de su mundo, aparentemente ordenado y pacífico, y se vieron arrojados a las “tinieblas” gracias al retorcimiento de la legalidad democrática por el uso de la coacción y la fuerza, con el consiguiente alzamiento de un régimen mundial declaradamente injusto y basado en el terror. También Max Aub vivió el hundimiento de la libertad y fue testigo de sus consecuencias.


Con la muerte de su esposo y su hijo Emma ha quedado sola. Injustamente privada de su dignidad personal y de los medios materiales de la existencia a los que estaba acostumbrada, vive en un mundo nuevo, inexplicable, donde el mal ha tomado las riendas y exhibe descaradamente su opresión. Si bien la mayoría de sus familiares y amigos judíos han corrido la misma suerte que ella, otros austriacos muchos de ellos antiguos vecinos o conocidos ocupan ahora sus casas y, en general, se benefician inmerecidamente de los antiguos privilegios de los desposeídos. Ambientada (yo diría, “gestada y parida”) en el marco de una gigantesca convulsión histórica, con su obrita, Max Aub señala la degradación moral de la sociedad junto a la de todos sus miembros: el dramaturgo alerta a sus contemporáneos europeos y hoy también, a nosotros de los peligros del pragmatismo político, el miedo colectivo y el adormecimiento de la conciencia. “Están envenenando a todo el país. Envenenando a los vivos y a los muertos”, dice Emma. “No hay veneno como el miedo. Ya no tienen miedo de Dios, sino de sí mismos. Ya nadie tiene miedo de Dios. Ni ellos, ni nosotros. Ellos porque persiguen y matan, nosotros porque tenemos sed de venganza y no queremos que nos consuelen”. De algún tiempo a esta parte considera un abominable hecho histórico con honradez y valentía, evitando una perspectiva fácil y falsamente consoladora. Esa virtud de la obra es lo que atrae a mi amiga Liz, conocedora como el personaje de Emma de aquel horror.

María Pujalte y Ana Rujas, en la versión adaptada y dirigida por
Maite Pérez Astorga. Fuente: Vania. Foto: © Manuel Fiestas


Fiel a la realidad austriaca de ese momento, la obra se ambienta en un contexto histórico conflictivo: de crisis económica y desempleo, confusión y alarma social, exaltación nacionalista y manipulación política, terrorismo nazi y autoritarismo fascista, la amenaza acuciante de una guerra civil y la invasión militar extranjera. La presión nacionalista y expansionista de la Alemania nazi se dejaba sentir agónicamente en su país vecino con la inhibición del resto de potencias europeas, principalmente Inglaterra y Francia. Por eso, con el título de su obra, Max Aub parece indicarnos que, en esas circunstancias de arribismo y violencia, gracias a la inconsciencia colectiva y a la irresponsable pasividad individual ante el mal, solo será cuestión de tiempo llegar a sentir en carne propia el dolor provocado por una garra que, progresivamente, ha ido oprimiendo nuestros miembros, tal vez, de modo imperceptible. El autor incluso nos deja intuir que Emma asimilada a la religión católica, parte de la acomodada sociedad vienesa y la cultura germana también podría formar parte de aquellos austriacos que simpatizaban con Hitler, o, simplemente, no se oponían al auge del nacionalsocialismo en su país.


La acción transcurre de noche, empieza en el escenario de un teatro en Viena. Emma está acurrucada en un gran sillón del decorado. Se entiende que la función acaba de terminar y los maquinistas del teatro hacen descender el telón pintado que representa un “salón gótico”. Emma empieza a fregar el suelo de madera del escenario. A continuación, “todo sin ruido”, los operarios realizan el cambio para la siguiente función: se retiran los historiados muebles hasta despejar el escenario, donde seguidamente se coloca un nuevo decorado “pobre, abuhardillado, con un camastro y una silla por todo ajuar”. Mientras Emma se afana con la limpieza, se queja del deterioro de sus manos: antes finas y delicadas y ahora “rojas, ennegrecidas”. También se queja del frío y de las vejaciones de esta nueva era. Al mismo tiempo, entre bastidores trajinan silenciosamente traspuntes, actores, electricistas… se hacen algunas pruebas de iluminación para el nuevo espectáculo. Al fin Emma queda sola: ahora el personaje está en su pobre buhardilla.


Carmen Conesa en el personaje de Emma
Fuente: InfoLibre


Como vemos, las precisas direcciones escénicas de Max Aub pretenden expresar el sentido de la obra contenido en su título. En primer lugar, sugieren los dramáticos cambios históricos de 1938 en Austria, representados como un rápido y silencioso cambio de decorado. En segundo lugar, junto a la dimensión nacional del idealismo germano se expresa el curso de la fortuna del personaje de Emma y su descenso al horror: asistimos a la queja de una mujer envejecida y sufriente, su dolor es el reverso de un reciente pasado inútilmente idealizado.

Las acotaciones también explicitan el estilo de la obra. El cambio de decorados en el escenario del teatro (recordemos, del salón gótico a la pobre buhardilla) nos sugiere la dramatización de la Historia y de las vidas humanas: todo es representación, por más que pensemos que es vivir, con un fin trascendente en el juicio de los espectadores. Inspirado por la veta alegórica del teatro del Siglo de Oro español (que nunca le abandonó) y los experimentos de las vanguardias de sus comienzos como dramaturgo, en De algún tiempo a esta parte Max Aub contextualiza la obra y relaciona al personaje de Emma, aparentemente realista, con el marco existencial de la metáfora del teatro del mundo.


NURIA ALKORTA

 
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POBREZA (II)
LA NECESIDAD DE POSEER UN DIAMANTE
ISABEL BANDRÉS

Hace unos días, en una sesión de control al Gobierno de la Comunidad de Madrid, Mónica García, perteneciente a Más Madrid, acusó al vicepresidente de la Comunidad, Enrique Ossorio, de cobrar el bono social térmico creado para beneficiar a las familias numerosas y/o a las personas más vulnerables. El señor Enrique Ossorio tiene familia numerosa y a pesar de cobrar un sueldo de 150.000 euros al año puede por ley cobrar los 195,82 euros anuales, poco más de medio euro al día, en que consiste dicho bono. Pero durante la sesión de control, se desveló que el marido de Mónica García, Enrique Montañés García, era también beneficiario de dicho bono y por la misma razón, ser familia numerosa. Mónica García tiene un sueldo de 43.520,60 euros al año y se desconoce el sueldo de su marido.

Y ahora lo más desconcertante: se ha abierto un debate sobre la legitimidad o no de cobrar dicha ayuda cuando las familias son numerosas, pero no vulnerables. La ley lo permite, así que están en todo su derecho de beneficiarse. Otra cosa es si resulta ético hacerlo o debería cambiarse la ley. Dos personas de diferentes ideologías, como son Joaquín Leguina y Rocío Monasterio, aseguran que sí, que es adecuado cobrar las ayudas que la ley permite sin más consideraciones. “Tengo cuatro hijos y no he tenido la suerte de que me ingresen el bono social térmico. El eléctrico lo tengo y el del Canal de Isabel II. El térmico, la carta esa famosa, a mí no me ha llegado; no sé si será por facha", ha ironizado la líder de Vox. Y Joaquín Leguina ha escrito: “Si uno tiene derecho a una subvención y la cobra, nadie debe reprochárselo aplicando moralinas…”. Ninguno de los dos tienen en cuenta la teoría de las necesidades y las normas legislativas en vigor, tampoco.

En nuestro país, hay miles de ciudadanos que no pueden llegar a cumplir de manera satisfactoria las necesidades más básicas como alimentarse de manera sana, calentarse en invierno, cuidar su salud, descansar adecuadamente… El enorme esfuerzo que deben hacer para cubrir esas necesidades prioritarias, necesarias para preservar su vida y la de sus familias, hace imposible que puedan alcanzar las otras necesidades señaladas en la pirámide de Maslow: seguridad, sensación de pertenencia social, sentimiento de estima.

El Banco de España ha calculado que el Gobierno pretende destinar entre 34.000 y 40.000 millones de euros en medidas para hacer frente a las crisis energética y de inflación derivada de la guerra de Ucrania entre los ejercicios 2021 y 2025. Sin embargo, de este total, tan solo entre el 15% y el 20% han sido dirigidas a las rentas más vulnerables, con lo que entre el 80% y el 85% son de carácter generalizado, sin hacer diferencias de rentas ni estatus social. Así, la brecha entre grupos sociales se hará cada vez más ancha. El Estado debe cubrir las necesidades de sus ciudadanos, pero todos sabemos que no es lo mismo la necesidad de no pasar frío en invierno que la necesidad de poseer un diamante. Por ahora, con esa ayuda térmica es dudoso que las familias numerosas vulnerables puedan calentar debidamente sus casas, pero es indudable que las familias numerosas no vulnerables podrán calentar sus casas hasta el sofoco y, de paso, les ayudará a lograr, tacita a tacita, o lo que es lo mismo, cincuenta a cincuenta céntimos, su necesidad de tener un diamante.

Está claro que con las ayudas generalistas apoyan más a las clases pudientes y facilitan que estas satisfagan lo que Agnes Heller califica de “necesidades alienadas”; las que son de carácter cuantitativo como la acumulación de riqueza, el poder, la posesión de objetos y la satisfacción de su ambición. Estas normas que generalizan las ayudas para todos, ya sean multimillonarios o pobres paupérrimos son, como poco, obscenas e injustas en su raíz. ¿Por qué los ciudadanos de clase media que no son vulnerables ni ricos ni tienen familias numerosas tienen que pagar ayudas a aquellos que más bienes y patrimonio tienen? ¿Por qué un ciudadano, pongamos como ejemplo, con unos ingresos de 35.000 euros al año y un patrimonio de 200.000 euros con familia no numerosa tiene que contribuir a pagar ayudas a familias que ingresan más de 150.000 euros al año y poseen un patrimonio que ronda el millón de euros?

Muchos beneficiarios defienden que disfrutan dichas ayudas porque la ley se lo permite. Y es así, pero no son leyes de obligado cumplimiento como son las normas del Código de Circulación. En estos casos, el ciudadano es libre de solicitar esas ayudas o no porque no se conceden de manera autónoma. Y es, en ese tipo de decisiones, donde nos implicamos moral y éticamente. Esos actos nos retratan como lo que de verdad somos. ¿Moralina?, como dice Leguina. ¿Legalidad? como afirma Monasterio. No, sencillamente vergüenza y respeto hacia la humanidad de los que menos tienen. Y poco más hay que añadir, porque los que han cobrado legalmente y sin un ápice de moralina dichas ayudas, ya han quedado expuestos y el Gobierno que redactó esas normas, también. La rapacidad y la cicatería de algunos no tienen límites y el Gobierno haría muy bien en ponerles trabas en vez de darles alas. Y se pongan como se pongan, no es lo mismo la necesidad de comer cada día que la necesidad de poseer un diamante.

No pedimos que nadie siga el principio del filósofo Levinas: “El único valor absoluto es la posibilidad humana de dar prioridad al otro sobre uno mismo”. Ni invitamos a seguir el ejemplo de Prometeo, el dios que otorgó el fuego de la humanidad a los hombres por lo que sufrió terribles castigos. Tanta entrega no está en nuestra naturaleza. Pero sí está el tener una cierta altura de miras, huir de la rapiña, de la cicatería, de la avaricia rancia y poseer un poquito de sentido de justicia social y de generosa humanidad hacia el otro. Aunque sólo sea porque el otro, si el azar hubiese sido distinto, podrías ser tú, que ahora nadas en la holgura y tienes todas las necesidades cubiertas y mucho más.  

ISABEL BANDRÉS 



LA DEUDA DEL ESPAÑOL
MARÍA LUISA MAILLARD

El español es hoy una lenga hablada por más de 500 millones de personas. Ha sido el instrumento de grandes obras de la cultura occidental y, sin embargo, es, desde hace tiempo, una lengua poco valorada en su país de origen. Una muestra de esta infravaloración se extiende a la figura de un gran humanista, apenas conocido por ser el autor de la primera Gramática Castellana; aunque esta obra magna no dé la medida adecuada de su trayectoria, sus aportaciones y sus enseñanzas. Fue gramático, traductor, exégeta bíblico, historiador, poeta y pedagogo. Si hay un autor cuya vida y obra nos puedan alumbrar en este conflictivo siglo XXI, es obligado volver la mirada a Elio Antonio de Nebrija (1441-1522), el gran humanista español.

Los girones de “la leyenda negra” oscurecieron su figura. El hecho de finalizar su introducción a la Gramática Castellana, dedicada a la reina Isabel la Católica con estas palabras: “siempre la lengua fue compañera del Imperio”, arrojaron sobre el humanista un manto “imperialista” y depredador. Sin embargo, Nebrija tiene un perfil muy diferente. Fue un gran pedagogo que se caracterizó por situar en el centro de su pensamiento al ser humano y su educación, desde la convicción de que es posible el perfeccionamiento gracias al esfuerzo. Un humanista firme en la defensa de la libertad de pensamiento frente a los poderosos. Él mismo hubo de sufrir los envites de la Inquisición y de muchos hombres poderosos de su tiempo, médicos y juristas, atrincherados en un pensamiento anquilosado y lleno de argucias sofísticas, debido a un conocimiento defectuoso de los textos latinos. “Así yo […] soy tildado de imprudente, porque, confiado en la gramática como única guía, me atrevo a penetrar por todas las ciencias y disciplinas”, se defiende en su Apología. 

Elio Antonio de Nebrija

Volvamos a la famosa frase “siempre la lengua fue compañera del Imperio”. En realidad, la palabra Imperio tenía en la España de 1492 un valor más simbólico que real y era utilizada con frecuencia por los humanistas que retomaban las enseñanzas de los antiguos, volviendo sus ojos al Imperio Romano. En la época en que Antonio de Nebrija elaboraba su Gramática con unos criterios que diferían de los de la reina Isabel, Granada no había caído, Navarra aún no se había anexionado a la Corona y Colón estaba a punto de partir para su proyectada nueva ruta hacia las Indias. Una vez iniciada la conquista, los criterios establecidos por Nebrija en sus gramáticas, sirvieron a los misioneros para elaborar las primeras gramáticas amerindias, viendo la necesidad de comunicarse con los nativos en sus lenguas de origen. De hecho, en México, el náhuatl fue la lengua franca de la Nueva España hasta su proceso de independencia, que priorizó el uso del español.

Para Nebrija, la necesidad de establecer un canon normativo para la lengua era la condición indispensable para el conocimiento, el pilar en el que se asentaban el resto de las disciplinas de la época — Derecho, Medicina y Teología—. Y ese pilar en el siglo XV era la lengua latina, la llave del conocimiento que permitiría a la humanidad salir de la ignorancia, la oscuridad y las falsas premisas, accediendo a la sabiduría de los antiguos. En 1481 publicó una Gramática Latina, Introductiones Latinae, que fue perfeccionando en sucesivas ediciones y que fue la que le proporcionó fama en su época, ya que se convertiría en el manual por excelencia para el aprendizaje del latín, no sólo en España; sino también en Europa.

Su participación en la Biblia Políglota Complutense, Annotationes quinquaginta in Sacras Littera, se debió asimismo a su intención de enmendar un latín corrompido, cotejándolo con las versiones en hebreo, caldeo y griego. Esta actividad fue la que le abocó a un proceso inquisitorial y a realizar una defensa cerrada de la libertad de expresión y de la verdad filológica, frente a la verdad de una tradición teológica equivocada. Así dirá en su Apología, un texto de descargo que redactó tras el proceso inquisitorial, que se resolvió de forma benigna:

“¿Qué diablos de servidumbre es esta, o que dominación tan injusta y tiránica, que no te permita, respetando la piedad, decir libremente lo que piensas? ¿Qué digo decirlo? Ni siquiera escribirlo escondiéndote dentro de los muros de tu casa, o excavar un hoyo y susurrarlo dentro, o al menos meditarlo dándole vueltas en tu interior”.

Fue también la necesidad de mejorar el aprendizaje del latín, lo que le condujo a elaborar una Gramática del castellano, que tuvo un largo recorrido porque, en principio, lo que le había encomendado la Reina era una traducción al castellano de la Gramática Latina, encargo que realizó en 1481. Pero Nebrija no cejaba en su empeño. Su objetivo era que los estudiantes no solo dispusieran del acceso a conceptos gramaticales latinos en castellano; sino de que los conceptos nacieran del mismo castellano. Quería lograr la estabilidad de la lengua en el futuro y posibilitar el acceso a ella de todos los que quisieran aprenderla. Así publicó en 1492 la Gramática castellana, a la que siguieron, Reglas de ortografía de la lengua castellana, el Diccionario latino-español y un vocabulario español-latino, este último el primer diccionario pensado desde una lengua romance.

La Gramática castellana, junto a la Gramática toscana —menos rigurosa y exhaustiva— constituirán los dos únicos ejemplos de gramáticas en lengua vulgar, escritas en el siglo XV y servirán de modelo para gran número de gramáticas europeas.

Nebrija estableció así un modelo gramatical, ortográfico y lexicográfico, que sería fundamental en los años venideros para proporcionar estabilidad a la lengua española y posibilitar su aprendizaje y difusión; y lo hizo desde unas firmes convicciones en el valor del pensamiento, de la palabra empleada con propiedad, y de la libertad humana para defender el uso correcto de la lengua, como la única forma de actuar con responsabilidad en el mundo.

En un momento de devaluación del uso de la lengua española, ¿No deberíamos volver los ojos a Nebrija y su firme defensa, tanto del uso correcto de la lengua, como de su torticera utilización por el poder? 

La exposición dedicada a Antonio de Nebrija en la Biblioteca Nacional, para conmemorar el V Centenario de su muerte está abierta hasta el 9 de abril. También está disponible el excelente número de Revista de Occidente, dedicado a su figura (octubre, 2022, nº 497).

MARÍA LUISA MAILLARD

 




IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LOS LIBROS
25. ACTITUDES. DESCANSO Y RELAJACIÓN
INÉS ALBERDI

Numerosas imágenes de mujeres leyendo las representan tumbadas, en divanes o sofás, asociando la idea de descanso y relax a la lectura. Todas ellas tienen en común un aire de descanso, de parecer que la lectura es un disfrute, que leen con gusto y satisfacción, con el fin de pasarlo bien y de evadirse.

James Carrol Beckwith, Estados Unidos (1852-1917)
La novela (s.f.)
Colección particular

La idea de entretenimiento y de ligereza que se asocia muchas veces a la lectura femenina, viéndola solo como diversión, activa el estereotipo de que mientras los hombres leen para estudiar y aprender, es decir leen libros serios, las mujeres leen para entretenerse, leen libros ligeros y de menor calidad. Esta es una idea muy arraigada que todavía no ha desaparecido y pueden verse en algunos críticos literarios actuales. Las encuestas nos dicen que las mujeres leen más, pero solo los prejuicios pueden decirnos que lean mejor o peor.

A pesar del prejuicio de ligereza que acompaña a veces a la lectura femenina no podemos olvidar que el afán de diversión, de disfrute y de entretenimiento es uno de los motivos fundamentales que llevan a la lectura, tanto de hombres como de mujeres. Por lo cual no es de extrañar que una de las actitudes más frecuentes en las que se retrata a las mujeres lectoras sea la del descanso y relajación.

Albert J. Moore, Reino Unido (1841-1893)
Bayas rojas, 1884
Colección particular

Hay numerosas obras que retratan mujeres “tumbadas con los libros” ya sea en un sofá, en un diván o en el lecho. Y todas estas imágenes tienen en común el sentido de abandono, de relajación y de disfrute.

LEYENDO EN UN SOFÁ

Hay una gran cantidad de estas imágenes en las que la mujer lectora se recuesta en una butaca o sobre un diván. Hemos encontrado numerosos retratos de mujeres tumbadas en un diván leyendo. Muy a menudo son las amigas del pintor que parece haberlas sorprendido en un momento de su intimidad.

Henry Lamb, Reino Unido (1883-1960)
La mujer del artista (1933)
Tate Gallery, Inglaterra

Tavik Frantisek Simon, Chequia (1877-1942)
Vilma leyendo en el sofá, 1912
Colección particular

Isaac Israels, Holanda (1865-1934)
Muchacha leyendo en el sofá, 1920
Colección particular

En algunos de estos retratos el artista añade que es su esposa la mujer que se reclina sobre un diván.

Albert Bartholome, Estados Unidos (1848-1928)
La mujer del artista (Pèrie, 1849-1887) Lectura, 1883
Museo Metropolitan de Nueva York

LEYENDO EN LA CAMA

También hemos encontrado varias obras en las que la lectora está tumbada en el lecho, lo que parece ser una posición muy frecuente entre los lectores de uno y otro sexo.

Filipp Malyavin, Rusia (1869-1940)
Retrato de Elizabeth Martynova enferma, 1897
Museo Estatal Ruso, San Petersburgo


Willard Leroy Metcalf, (1858-1925)
La convaleciente, 1904
Speed Art Museum, Lousville, Kentucky, U.S.A.


George Pauli, Suecia (1855-1935)
Lectura vespertina, 1884
Galería Nacional, Finlandia


DORMIDAS CON EL LIBRO EN SUS MANOS O DORMIRSE SOBRE EL LIBRO

En algunos casos parece que el sueño las vence y se quedan dormidas sobre el libro. Ya sea para soñar o sea por cansancio, la lectora que se duerme sobre el libro es un tema no infrecuente en la pintura. La posición de leer tumbadas lleva a que, en muchos casos, la lectora se duerma sobre el libro. Y hay varias obras que las retratan así; el libro sigue en sus manos, o cae sobre el regazo o cae al suelo, cuando el sueño invade a la lectora.

 

Louis Comfort Tiffany, Estados Unidos (1848-1933)
Louise Tiffany leyendo, 1888
Museo Metropolitano de Nueva York

Carl Vilhem Holsoe, Dinamarca (1863-1935)
Mujer dormida (s.f.)
Colección particular

 INES ALBERDI


EL PASADO 6 DE MARZO, EN LA FUNDACIÓN ORTEGA-MARAÑÓN (MADRID), PRESENTAMOS NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 42 VIDA DE VICTORIA OCAMPO, de LIDIA ANDINO TRIONE

Fernando Rodríguez de la Fuente, Marta Campomar y María Luisa Maillard



EL 4 DE MARZO LO PRESENTAMOS EN LA BIBLIOTECA PABLO NERUDA DEL AYUNTAMIENTO DE ARGANDA DEL REY, MADRID

 María Luisa Maillard, editora; Lidia Andino, autora; Mercedes López, concejala de Igualdad y Montserrat González, concejala de Cultura

VER VÍDEO RESUMEN








“YO LE DIGO A MI MARIDO
QUE NO ME PEGUE TAN FUERTE”
LIDIA ANDIO

Es muy recomendable para un psicoanalista no perder su capacidad de asombro pues eso querría decir que ha abandonado su campo de trabajo, ha caído en la común creencia de que las palabras tienen un significado fijo, preestablecido y que, cuando uno dice algo, no dice ni más ni menos que lo dicho, pero no hay sentido común. Hay sentido, aunque no común.

La frase que titula este artículo fue pronunciada en el transcurso de una sesión. Más allá del impacto que produjo escucharla, más allá de lo que la frase decía de esa paciente y su historia conyugal y más allá de lo que expresaba acerca de su tratamiento, esta frase nos servirá para reflexionar acerca del infierno que también anida en las relaciones humanas —en todas ellas— y no sólo entre hombres y mujeres.

La familia, además de ser un contrato social, económico, sexual, afectivo, es un modelo ideológico inconsciente, lo que quiere decir que no se deja de ser familia por el hecho fortuito de vivir solo.

Si nos quedamos en las apariencias de lo que el título dice, concluiremos que se trata de una pobre mujer víctima de un hombre desalmado, y no queremos venir a desmentir esta realidad que, cotidianamente, nos consterna. Nos gustaría atrevernos a ir un poco más lejos y ver que en esta frase, además de una petición de que el daño sea menor, no hay una firme decisión de poner fin al maltrato.

Es decir, hay una situación establecida en la cual los espejismos imaginarios que atraviesa la pareja someten a ambos a vivir vidas ya vividas, a no poder ni saber salir de la cárcel imaginaria donde la única elección (inconsciente), es ser preso o carcelero, a compartir mesa y lecho con el miedo y con un deseo seco hace ya tiempo; haciendo —sin darse cuenta—, todo lo posible para que las cosas no cambien, quejándose —todo lo que pueden—, de que las cosas no cambian. Y sabemos que la queja es una acción que garantiza que no habrá transformación.

¿Por qué, entonces, esta mujer golpeada se quedaba con su maltratador? ¿Cómo podía soportarlo? Quizá porque creían que provenían del amor. Esto era literal siglos atrás, donde la posición social de la mujer era otorgada por el padre y más tarde por el marido; así en el amor conyugal adquiría rango e identidad.

La entrega, la renuncia a la propia vida, tal vez no se imponen explícitamente hoy en día, pero están ocultos en el amor conyugal.

Muchas mujeres aún piensan: “Si soy del amo, él me ama”. No entra en sus cabezas que en ese “amor” pueden encontrar el primer peldaño hacia la hoguera.

LIDIA ANDINO TRIONE
Psicoanalista

Teléfono Atención Víctimas Malos Tratos - España

 


LOS ESPACIOS DE CONDE DUQUE

DE TRES ENSAYOS DE PAISAJE: ECOSISTEMAS MÓVILES PARA CLIMAS FUTUROS A LOS MUNDOS, GOYA Y FABELO

A.PILAR RUBIO

Arranca la primavera en Conde Duque con instalaciones artísticas al aire libre. Los arquitectos Lys Villalba y Lluís Alexandre Casanovas, galardonados con importantes premios de arquitectura a pesar de su juventud, han diseñado una instalación que investiga el impacto de las nuevas condiciones climáticas en la configuración del espacio público: desde el rol de la vegetación, el confort ambiental y el consumo energético, a los mecanismos de inclusividad, las relaciones intergeneracionales y otros modos de sociabilidad. Un proyecto que puede aplicarse a otros lugares de la ciudad. A través de tres islas van apareciendo nuevos usos y convivencias que suponen una novedad para el público que se adentra en el patio para aprovechar las opciones culturales que plantea el centro y la oportunidad de disfrutar de un espacio público contemporáneo.

Una isla visibiliza la emergencia de un paisaje global, intensificado por el calentamiento del planeta. Además de plantas de ecosistemas remotos, la isla contiene un rótulo iluminado con energía solar y una doble grada para eventos. Otra isla está formada por un teatro reversible que funciona como escenario, bordeado por un telón y paisajes autóctonos de la región de Madrid. Y la tercera isla representa un imaginario post-fósil, como el de las altas temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos que caracterizan nuestro presente. Con especies pirófitas o resistentes al fuego, los areneros en forma de cráteres son un reclamo de juegos para los niños. En definitiva, un nuevo modo de concebir la ciudad y de pensar los espacios públicos mediante usos compartidos y sostenibles.

Instalación "Liderazgo". Patio Norte del Centro Cultural Conde Duque
Fuente: Fabelo Studios. Foto: Daniel Pérez

Si novedoso e interesante es para el espectador la visión de los ecosistemas móviles para climas futuros, no menos importante es la exposición Mundos, Goya y Fabelo, la cual pretende ser un diálogo, en contextos, lugares y épocas diferentes, entre la obra de Roberto Fabelo y las series Los Caprichos y Los Desastres de Francisco de Goya.


Fabelo, pintor, grabador y escultor de origen cubano, siempre tomó a Goya como un referente y ha sido capaz de adentrarse con estilo propio en el onírico mundo de los sueños, en la morfología del mundo animal, en la metamorfosis kafkiana o en los abusos del poder que conducen al horror y a la barbarie.


Con la instalación de Fabelo titulada Liderazgo, el artista pretende hacer reflexionar al espectador sobre la naturaleza de la sociedad. Y con la titulada Sobrevivientes —un homenaje a La Metamorfosis de Kafka—, parece querer hacerle tomar conciencia de los riesgos del ego y del poder.


Instalación "Sobrevivientes". Fachada Casa de América
Fuente: Fabelo Studios. Foto: Daniel Pérez


En paralelo, en sus grabados, Goya reflexiona sobre los abusos de crueldad, como las torturas, los vicios, las secuelas de la guerra, el absolutismo o la superstición del pueblo, reivindicando la libertad.


A pesar de la distancia temporal entre ambos y de la disparidad de sus estilos, los dos creadores, a través de sus obras, parecen transmitir el mismo mensaje, lo que evidencia que el diálogo y el contrapunto entre la obra de Fabelo y la de Goya va más va más allá de épocas y experiencias.

Instalaciones y exposición parecen ir encaminadas a concienciar al espectador con sus mensajes acerca de la naturaleza, la convivencia y la sociedad.

 A.PILAR RUBIO



Fuente: Enciclopedia de la Literatura
 de México

LUISA CARNÉS
MARÍA LUISA MAILLARD

El otro día, leyendo una biografía de Rosalía de Castro, escrita por Luisa Carnés y publicada en México en 1940, me surgieron dos preguntas. ¿Cómo se había publicado una biografía de la poeta en México? ¿De una autora como Rosalía de Castro, que había recabado tan escaso interés biográfico en España hasta épocas recientes? La segunda pregunta se dirigía a la autora del libro: ¿Quién era Luisa Carnes? ¿Esa autora que, nacida en Madrid, tenía tal capacidad para internarse en el paisaje gallego y en el sentir de una poetisa que alzó a la altura literaria el idioma gallego? Valga como muestra de su estilo, este comienzo de la biografía:

“Padrón se extiende sobre una verde llanura, que baña el río Sar, en la margen derecha de otro río gallego: el Ulla. Su perenne quietud sólo es cortada por bronco repicar de campanas, o por las riadas invernizas, heraldos de desolación en esta dulce tierra de los verdes tiernos, de las nieblas y de “los aparecidos”.

Luisa Carnés en su madurez
Fuente: Público

La biografía de Rosalía de Castro, no fue un caso aislado. Formaba parte de una colección, “Vidas españolas e hispanoamericanas” que, bajo la dirección del exiliado republicano Domingo Rex, pretendía recuperar para el exilio, figuras preclaras de la cultura española, a la vez que introducía ese legado en la cultura mexicana: Cervantes, El Cid, Teresa de Jesús, Isabel la Católica, Ignacio de Loyola… Era la fórmula para propiciar el conocimiento y la hermandad cultural. Tal iniciativa se parece mucho al carácter genuino de lo que debería ser la “Memoria histórica”, me dije; aunque hoy en día el concepto legal de “Memoria histórica”, reconvertida en “Memoria democrática”, tenga un sentido muy diferente. El éxito de la colección da cuenta del interés que despertó en los republicanos exiliados. El legado histórico y cultural español era todavía un bien a mantener.

No me fue difícil localizar a la autora, ya que las editoriales Hoja de Lata y Espuela de Plata están recuperando su legado desde hace unos años. Luisa Genoveva Carnés Caballero (Madrid, 1905-México, 1964), fue una novelista, dramaturga, periodista y activista política, que tiene en su haber 12 novelas, más de 60 cuentos, varias obras teatrales y una extensa colaboración en la prensa española y mexicana.

Pertenece por edad a la Generación del 27, aunque su nombre no nos suene en la nómina habitual de sus componentes. Injusticia histórica, habida cuenta de que fue una mujer autodidacta, que tuvo que abandonar el colegio a los 11 años, para contribuir con su trabajo a la economía familiar, ya que era la mayor de los seis hijos de una familia obrera. Comenzó como aprendiza en el taller de sombreros de una tía suya, y luego trabajó en el obrador de una pastelería. El padre era barbero y la madre ayudaba lavando y planchando ropas ajenas. Su vida es una historia de superación.

Luisa Carnés (vestida a cuadros) de modista en un taller de costura
Fuente: Creative Commons

Su experiencia laboral desde tan temprana edad en distintos oficios, nutrió la mayoría de sus novelas y le fue desarrollando una conciencia social, que la llevó a militar, ya próximo el inicio de la guerra, en las filas del Partido Comunista. Desde niña tuvo gusto por la lectura. Leía todo lo que caía en sus manos, quitando horas al sueño, pues trabajaba de día en largas jornadas laborales. Primero, folletines de los periódicos y novelas baratas; luego llegaron Cervantes, Victor Hugo, Tolstoi y Dostoievski, cuya huella se encuentra en su prosa de madurez. Quería escribir, comprender el mundo. Quería saber por qué su vida era como era. Por qué la única salida para muchas mujeres era el matrimonio o la prostitución, por qué tantas mujeres se odiaban entre sí, en vez de unir sus fuerzas.

Fue escritora precoz. Ya en 1926 publica su primer cuento “Mar adentro”; pero su estilo necesita aún unos años de maduración y encontrar en la literatura social el cauce natural que se ajustase a su experiencia de vida. Sus dos novelas más importantes; Natacha de 1930 y. Tea Rooms: Mujeres obreras de 1934, reflejan sus experiencias vividas, en un taller textil y como camarera en un salón de té, respectivamente. Su novela Natacha ya será considerada por la crítica como una obra de madurez.

Luisa Carnés y su hijo Ramón Puyol, a mediados de los años cuarenta
Fuente: Familia Puyol Carnés. Infolibre 

Durante su trabajo como telefonista en la casa editorial CIAP, en 1928, había conocido a su primer marido Ramón Puyol, de profesión dibujante, con el que tendrá su primer y único hijo. También traba amistad con José Frances, quien prologa su primera novela Peregrinos del calvario en 1929 y le abre las puertas del mundo literario. Con posterioridad la introducirá como redactora de la revista Stampa y esta colaboración se extenderá a la revista Ahora, que dirige Chaves Nogales. Algunas de sus colaboraciones: “Una mujer busca trabajo o “El hombre que llevaba los periódicos al presidente de la República”. Tras la quiebra de la editorial, marcha a Algeciras; pero pronto vuelve a Madrid y se implica en la política del momento. Apoya a Clara Campoamor, de orígenes humildes como ella, en su reivindicación del voto para la mujer, contribuye a su homenaje y en 1936, Rafael Alberti estrena su obra de teatro de combate “Así empezó…”. Actividad teatral que continuará en su exilio mexicano. Empieza a colaborar con Mundo obrero y Frente Rojo con artículos como ”Un día en las trincheras”.

En 1939 parte al exilio con su segundo marido, el poeta Juan Rejano, y logran salir del campo de refugiados francés, camino de México, en el trasatlántico “Veendam”, gracias a la intervención de Margarita Nelken. Reproduce estas experiencias en su libro De Barcelona a la Bretaña francesa. Episodios de heroísmo y martirio de la evacuación española.

En México, adopta el pseudónimo de Clarita Montes, para separar su profusa actividad periodística de la literaria y se inserta en la gran comunidad de exiliados comunistas. Participa en la prensa del exilio como España Popular, España y la Paz , y Mujeres españolas, órgano de la Unión de Mujeres Antifascistas, del que será presidenta. Extenderá su actividad a la radio y a la prensa mexicana, colaborando en revistas como las Novedades y La Revista Gráfica. Con su novela El eslabón perdido, se adentra en un problema de plena actualidad: el conflicto de los hijos de emigrantes entre la pertenencia a la patria de sus padres o a su nuevo país de adopción.

Fallece en 1964 en un accidente de tráfico en el que se salvó su familia, dejándonos el legado de una vida ejemplar de lucha y superación.

MARÍA LUISA MAILLARD


SERÁ EL


COMENTAREMOS EL LIBRO

Cuando conoce a Antoine Carmontel, que acaba de volver del frente de batalla, Marianne Segre tiene veinte años y sólo piensa en divertirse. Hija de un conocido pintor y una rica heredera, se encariña del apuesto joven y pronto se convierten en amantes, aunque su amor no es recíproco. Cuando contraen matrimonio, Antoine invierte su herencia en una fábrica de papel, a la que consagra sus esfuerzos, mientras se hace amante de la hermana pequeña de Marianne.

Anatomía lúcida e irónica del matrimonio y la familia, llena de agudas reflexiones sobre la amistad, la soledad, el dolor o la muerte, Dos es tambien una historia sobre las ilusiones perdidas de unos jóvenes que se enfrentan a un presente lleno de oscuros presagios.


Irène Némirovsky fue una escritora nacida en Imperio Ruso que vivió en Francia desde su juventud y escribió en francés. Fue deportada bajo leyes raciales por su origen judío, aunque se había convertido al catolicismo en 1939.







La protagonista, Cáit, es una niña de nueve años sigilosa y dulce que vive, mejor dicho, sobrevive, en medio de un caótico ambiente familiar en el que es considerada una molestia por sus padres y hermanas. En la escuela no le va mejor; es vista como un bicho raro por sus profesores por lo que no le hacen ningún caso y alguien de quien burlarse por sus compañeros. El mundo en el que crece Cáit es frío, oscuro y caótico en el que el afecto y el cuidado brillan por su ausencia.

Sus progenitores deciden, ante el embarazo avanzado de la madre, enviar a esta hija, considerada como un estorbo, a pasar el verano con unos parientes lejanos con los que apenas tienen relación. De pronto, ante la niña temerosa se abre un espacio a la esperanza. Descubre lo que realmente es un hogar y una familia. La oscuridad y el desorden se convierten luz y orden, el desdén y la falta de cuidados se tornan en compresión y respeto y la falta de empatía y cariño se transforman en auténtico afecto y ternura. Poco a poco, la temerosa niña va dejando paso a una chica feliz que se siente amada y es, a su vez, capaz de dar amor a sus improvisados padres. Y toda esta intimista historia sucede en el bello paisaje de la campiña irlandesa y en un tono sosegado (la historia está cocida a fuego lento) donde no hay lugar para la ñoñería y la sensiblería, pero sí para la delicadeza y la sensibilidad.

Esta joya de narración escapa de lo panfletario, de la crítica desgarrada y del histrionismo para contarnos, en una trama aparentemente sencilla, la necesidad que los niños tienen de amor y cuidado para poder llegar a ser unos adultos sanos y seguros de sí mismo. Y de cómo, a veces, la familia más cercana (padres y hermanos) no son capaces de dar lo necesario y se recibe de otros que asumen ese papel. Por todo esto, esta película triste está llena de esperanza.

Cuando termina el verano Cáit vuelve a la casa, que no a su hogar, de los padres biológicos muy a su pesar y con gran dolor. Pero cuando abraza fuertemente para despedirse al que fue su padre adoptivo durante tres meses y le susurra “papa”, sabemos que ese verano en el que ha recibido amor incondicional y auténtico cuidado le acompañaran para siempre. Ha interiorizado lo bueno recibido y nunca más se volverá a sentirse sola. La Cáit en la que nadie reparaba, nadie escuchaba y nadie quería sabe ahora que puede ser vista, escuchada y querida. La reacción celosa y agresiva que los padres biológicos manifiestan frente a la herida narcisista que sienten al ver, con asombro y rabia, a otra Cáit de la que se fue nos muestra, entre otras muchas cosas, que el cambio de Cáit es profundo y auténtico. Nadie muestra tanta rabia narcisista ante una mera representación o apariencia. El aspecto físico de Cáit ha cambiado, pero su interior se ha trasformado hasta hacerlo irreconocible. No es de extrañar la ira incontrolada del padre biológico que se enfrenta a una verdad irrefutable: él no pudo o no supo ser padre. Se sabe impotente frente aquellos que, no teniendo hijos propios, han sabido ser padres de la que es su hija por sangre.

En esta película hay que destacar el estudio afinado de los diferentes tipos humanos y la actuación acertada de todos los actores. Narración intimista y exquisita que no será del gusto de todos. A muchos se les hará lenta y a otros les parecerá sosa. Tenemos el gusto estragado de ver tanto tremendismo en narraciones excesivas. Pero si usted es de gustos más moderados, no se pierda esta joyita narrativa.  

ISABEL BANDRÉS



SUSI TRILLO

THE ANDREWS SISTERS

Patricia Marie Andrews, Patty, en el centro (mezzosoprano), Maxene Angelyn Andrews, izda. (soprano) y LaVerne Sophie Andrews (contralto); rubia, morena y pelirroja, respectivamente, eran hijas de la unión de un griego y una noruega. Fue la menor de las hermanas, la rubia Patty, con tan sólo 7 años, la que tuvo la feliz ocurrencia de formar un grupo que ganó el primer premio en un concurso de talentos musicales. Esto ocurrió en el Orpheum Theatre de la lejana y fría Minneapolis, a orillas del río Misisipi que, por cierto, fluye en dirección sur a través nada menos que de diez estados.

Comenzaron su carrera como imitadoras de un grupo anterior de mucho éxito, “Boswell Sisters” —sin llegar a alcanzar su calidad jazzística— y su primer éxito, por el que empezaron a ser reconocidas, fue "Bei Mir Bist Du Schön"  (yiddish, algo así como "Creo que eres bonita"), del que vendieron nada menos que un millón de discos (un millón de vinilos de antes no es un millón de descargas de ahora, con tanta propaganda, redes sociales, etc.), de modo que se convirtieron en el primer grupo de voces femeninas en ganar un Disco de Oro. A partir de aquí, dejaron la lejana y fría Minneapolis y se afincaron, sabiamente, en la cálida y luminosa California.

Vinieron otros muchos éxitos. Tantos que, como Marilyn Monroe, fueron invitadas por el Departamento de Estado norteamericano, durante la Segunda Guerra Mundial, para recorrer África e Italia visitando zonas de guerra, hospitales, etc., con el fin de animar a las tropas. Con su canción “Any Bonds Today?” alentaban también a sus compatriotas a comprar “bonos de guerra”.

Se dice que era tan grande su popularidad que hasta los alemanes pirateaban algunos de sus éxitos, como el mencionado "Bei Mir Bist Du Schön" que se convirtió en una de las favoritas de los nazis… Hasta que descubrieron que los compositores de la canción eran de ascendencia judía (a ver, el compositor era Sholom Secunda y el traductor, Saul Chaplin... blanco y en botella), y ahí ya les dio un pasmo-nazi y la prohibieron, si bien en los campos de concentración se seguía cantando a escondidas.

Las Andrews grabaron la friolera de 47 canciones con Bing Crosby y, con él, formaban parte de los artistas que empezaron a incorporar melodías originarias de otros paises: Israel, Italia, Francia, Irlanda, Rusia, Brasil, México, incluso España…

Pero como nada dura y donde hay confianza… ya se sabe, comenzaron a ser continuas las desavenencias entra las hermanas que terminaron por separarse en 1951. Hubo un intento de reconciliación que duró sólo meses. Además, el Rock venía para quedarse. LaVerne falleció en 1967. Patty y Maxenne actuaron como dúo y hasta triunfaron en Broadway en 1974, con el musical “Over here!”, en el que compartían cartel con John Travolta. Pero la cosa volvió a terminar mal y las Andrews pasaron a la historia. A pesar de no ser de su generación —quede claro—, les tengo cariño; forman parte de esa Norteamérica del glamour que ya no existe.

S.T.

 “BEI MIR BIST DU SCHÖN”

“BOOGIE WOOGIE”


 

"STRAIGHTEN UP AND FLY RIGHT"

  

1941 LIVE RECORDING