lunes, 31 de octubre de 2022

 

NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 42
VIDA DE VICTORIA OCAMPO, 
DE LIDIA ANDINO TRIONE,
¡¡YA A LA VENTA!!


Victoria Ocampo (1890.1979) fue una de las grandes protagonistas de la cultura del siglo XX, desde su temprana pasión por el arte y desde una independencia que la hizo enfrentarse al poder político del momento y reivindicar el papel de la mujer en la cultura. Escritora y ensayista, su labor como promotora cultural, a través de la revista Sur, creada en 1931, y de la editorial del mismo nombre, fue decisiva en la construcción de la modernidad cultural de Buenos Aires. Firme partidaria del diálogo entre culturas, conoció y trató a personajes como Ortega y Gasset, Rabindranath Tagore, Gabriela Mistral, Virginia Woolf, Stravinski, Albert Camus y María de Maeztu, entre muchos otros. Algunas de sus obras más importantes, De Francesca a Beatrice y Darse: Testimonios y Autobiografía


Lidia Andino Trione es licenciada en Matemáticas por la Universidad de Buenos Aires. Reside en España desde 1977, donde realiza su formación psicoanalítica en la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. En 1979 inaugura el Primer Servicio de Psicoprofilaxis Obstétrica en el Centro Municipal de Majadahonda, Madrid. Participa con ponencias sobre su especialidad en congresos nacionales e internacionales. Ha publicado Psicoanálisis de la maternidad (1994); y en colaboración: Objeto y castración en psicoanálisis (1995), Vigencia de Sigmund Freud (1996), La vida cotidiana al diván (2007), Mujer profesional, mujer creadora (2009). En esta misma colección publicó Vida y obra de Ada Byron (2009) y Vida y obra de Lou Andreas-Salomé (2017).

 






EL CUERPO Y EL DESEO
MARÍA LUISA MAILLARD

La batería legislativa a la que estamos asistiendo los últimos meses en España, que atenta contra el sentido común, ese sentido olvidado y que nos une a todos en una percepción intuitiva y experiencial de la realidad, tiene sin duda unas ideas motrices.

La que más salta a la vista es el victimismo. La mujer es víctima del varón, un maltratador y violador en potencia; los animales son víctimas de una humanidad depredadora y tienen derecho a que la sociedad les procure bienestar, en la misma medida que a los humanos; el colectivo trans es víctima de una sociedad que no lo comprende, cuando no lo ataca, lo margina y lo vitupera; pero, no lo olvidemos, también es víctima de un cuerpo que no desea, es decir, de parte de su destino.

La generalización del victimismo tiene varias consecuencias: la primera, es sembrar la confrontación en el seno de la sociedad: entre hombres y mujeres; entre poseedores de mascotas y trabajadores del campo; entre personas transgénero y heterosexuales; pero la consecuencia más grave es que contribuye a diluir en el maremagnum victimista a las víctimas reales de hoy en día: las adolescentes asesinadas en los calabozos de Irán por defender sus derechos o los homosexuales decapitados o encarcelados en muchos países de regímenes totalitarios. Parece una broma de mal gusto equiparar dichas situaciones con la de las mujeres, los homosexuales y los trans en nuestro país, para no hablar de la inclusión de los animales como “víctimas de maltrato”, equiparando así a humanos y animales.

Vamos a centrarnos hoy en uno de los proyectos de Ley, ya en trámite en el Congreso: el “Proyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos reales de las personas LGBTI”. Proyecto elaborado, todo hay que decirlo, desoyendo los informes negativos del Consejo de Estado y del Consejo General del Poder Judicial; aparte de la opinión profesional de médicos y psiquiatras.

Ya hemos llegado con este proyecto a la idea motriz que sustenta esta batería de leyes. La ley determina que, a la hora de establecer nuestra identidad y desarrollar nuestra personalidad, es decir, aquello que nos define como seres humanos, lo decisivo es el cuerpo, y esa parte del cuerpo que es nuestro sexo. El cuerpo es parte de nuestro destino; pero ¿sólo somos cuerpo? ¿No nos define más bien, junto con el cuerpo —que compartimos con el mundo animal—, esa parte espiritual que ha hecho posible la historia, la ética, la ciencia y la actividad creadora, es decir la cultura? ¿No somos seres racionales y creadores? En otros tiempos, el ser humano se definía de forma espontánea por las cualidades o los vicios que desarrollaba. “Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”, proclamaba Antonio Machado en su poema "Retrato”. “Es un hombre cabal”, se decía de alguien o “es muy trabajador” o “no es de fiar, es muy ladino”.

El cuerpo es parte de nuestro destino, de nuestra circunstancia; pero no estamos definidos solo por nuestro cuerpo ni por nuestro sexo. No solo somos animales como parece postular el Proyecto de Ley de bienestar animal, del que hablaremos en otro momento. La filósofa María Zambrano, en un artículo publicado en la revista portorriqueña Semana, localiza en la posguerra de la Primera Guerra Mundial el inicio del proceso, mediante el cual, el cuerpo —una realidad oculta o humillada durante largo tiempo—, se presenta a la luz, a la mirada.

Ya en los años sesenta del siglo XX, época en la que se escribió el artículo que mencionamos, la filósofa señala cómo el proceso alcanzó un delirio obsesivo: el fanatismo por el deporte, el cuidado extremo del cuerpo, los placeres de origen sensual, la valoración de los trabajos físicos por encima de los intelectuales y, por supuesto, el lugar relevante del sexo, olvidando esa parte racional y espiritual que también nos constituye. “Apenas el hombre de hoy cae en la cuenta de que lleva dentro de sí otra realidad que no es la corpórea”, finaliza la filósofa. Una realidad no corpórea que no ha dejado de hundirse en la sombra desde entonces, ya que el hombre ha dejado de buscar un equilibrio entre esas dos partes que lo constituyen: su cuerpo y su intimidad, cuya regulación ha pasado a ser competencia del Estado, debido a una reducción progresiva del ser humano a su ser social.

Como toda “vuelta de tuerca” a una realidad preexistente, para justificar la legislación sobre dicha realidad, ésta puede acabar por perjudicar al colectivo que dice defender: en este caso, los niños y adolescentes. Pero además, la ley que nos ocupa, se despeña en una flagrante paradoja: va directa al corazón de la premisa de la que parte su formulación: que estamos definidos por nuestro cuerpo y nuestro sexo. La realidad corporal del sexo es sustituida en la Ley en curso, por la vivencia que tenemos de él. “La vivencia interna e individual, tal y como la persona la siente y la define, pudiendo corresponder o no con el sexo asignado al nacer”. Ese cuerpo que por fin había salido a la luz, queda anulado frente al deseo. Es la última rebeldía de ese ser indigente que es el hombre y que quiere dejar de serlo. Ya no existen cuerpos masculinos y femeninos; la ley postula que cada cual es libre de elegir el sexo que desee, incluso a la temprana edad de doce años, cuando el ser humano aún no ha madurado ni ha podido desarrollar sus facultades; a los catorce puede hormonarse y completar el ciclo a los 16.

Lo que prima ahora es el deseo. Imaginar que todo deseo puede hacerse realidad, al margen de la realidad misma, en este caso, la naturaleza; pero el deseo nos traiciona, es nuestra condición humana: “el hombre siempre aspira a más de lo que puede llegar a ser”, dice María Zambrano.

¿Cómo se puede difundir en las escuelas, como pretende la ley, que el sexo depende de nuestro deseo porque la ciencia puede torcer la naturaleza? ¿Nadie va a hablar a los niños de los riesgos y del lento, y a veces doloroso proceso que les espera? ¿Y del resultado final? ¿Se convertirán los hombres en mujeres y las mujeres en hombres? ¿Podrán las mujeres trans, gestar? ¿Los hombres trans, engendrar?

Pero es que ya no es necesario sufrir tal proceso, al que no dudan en someterse la mayoría del minoritario colectivo de personas con alteración en sus cromosomas. Se puede realizar un cambio registral de nombre a los 12 años, sin necesidad de someterse a un proceso jurídico de reasignación de sexo, solo con un diagnóstico de “disforia de sexo”. El niño “autodeterminado” así, debe ser tratado legalmente como tal y, por ejemplo, usar en los institutos los vestuarios o los baños acordes al sexo que ha elegido, aunque su aspecto físico lo desmienta. También cualquier adulto puede “autodeterminarse”, sin necesidad de un informe médico. Cada cual puede ser hombre o mujer, según su deseo. ¿Es una broma?

Lo más grave es que se generaliza dicha ideología al conjunto de la población infantil y juvenil porque se introduce la Ley en las escuelas y en las Universidades. Es un terreno abonado. Sin duda, muchos adolescentes sienten un rechazo inicial a los cambios que se están produciendo en su cuerpo; pero eso no significa que sean necesariamente trans, ni que su vida se vaya a solucionar cambiando de sexo. La existencia de una disfunción hormonal o cromosómica no es mayoritaria en la población, se produce en casos contados y, por supuesto, el tratamiento médico está justificado en ellos.

El problema que ya se encuentra en los hospitales, según el Jefe de Psiquiatría del Gregorio Marañón, Celso Arango, no es el de la falta de atención médica a los casos que lo requieran; sino el aumento exponencial de adolescentes que dicen ser trans, cuando no lo son: “De uno o dos casos al año que atendíamos, se ha pasado al 20% de adolescentes ingresados que dicen ser trans, cuando la inmensa mayoría no lo son”, señala el doctor, añadiendo que el proyecto de Ley que comentamos excluye la supervisión de los profesionales, a los que, por otra parte, no se ha consultado.

Si en el momento actual, el cambio de sexo ya se había convertido en una moda, un recurso mágico para la solución de los problemas diversos que asaltan a los adolescentes, en una prestigiosa rebeldía que encuentra un nicho acogedor en el colectivo trans y LGTBI; ¿Qué va a suceder cuando se bombardee con este contenido en las escuelas?

Parece mentira que la Ley provenga del Ministerio de Igualdad, del que dependerá el nuevo órgano colegiado denominado Consejo de Participación de las Personas LGTBI. ¿Si ya no hay hombres y mujeres, qué sentido tiene un Ministerio de Igualdad? Quizá uno de los colectivos más perjudicados por la Ley sea el de las deportistas de élite. ¿Cómo van a competir en igualdad de condiciones con hombres que se dicen mujeres?

Si el cuerpo acaba traicionándonos —envejecemos y morimos—; también el deseo nos traiciona cuando niega la realidad que nos constituye, como acertadamente resumió en uno de los títulos de su obra Truman Capote: Plegarias atendidas.

MARÍA LUISA MAILLARD







IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LA LECTURA
20. DIFERENTES TIPOS DE LECTURA. POESÍA
INÉS ALBERDI

Son diversas las imágenes femeninas que hemos situado en este apartado de lectura de poesía, empezando por aquellas de las que el autor nos dice que las mujeres están leyendo poemas. En la mayoría de las ocasiones, no lo dicen, pero, al observar en ellos un aire más espiritual de lo habitual, imaginamos que leen un libro de poesía. Podríamos decir que son imágenes con aura, en cuanto “manifestación irrepetible de una lejanía, por cerca que pueda estar” como diría Walter Benjamín (L´oeuvre d´art à l´époque de sa reproductibilité technique”, 1939).

Edward Robert Hugues, Inglaterra (1851-1914)
Lágrimas ociosas
Colección particular

Podemos señalar algunos de los retratos de mujeres con libros, en los que el pintor especifica que es poesía lo que están leyendo. Como este de Shirlow en el que se dice que la joven está leyendo a “su poeta favorito”.

Walter Shirlaw, Escocia (1808-1909)
Woman reading
Colección particular

En alguna ocasión, incluso se indica a que autor o autora está leyendo. Por ejemplo, el pintor Ceruti nos dice que esta mujer esta leyendo poemas de Louise Labé (1525-1566), una poetisa francesa.

Giacomo Ceruti, Italia (1698-1767)
Retrato de la señora doña Alba Regina del Ferro
Leyendo poemas de Louise Labé
Colección particular

Este vuelve a ser el caso de las dos jóvenes que retrata Rothenstein. en un acomodado interior con biblioteca, de las que dice que están leyendo a Browning.

William Rothenstein, Inglaterra (1872-1945)
The Browning readers, 1900
Cartwright Hall Art Gallery, Bradford, Inglaterra

Otros casos son aquellos que, por el ambiente y las características del retrato, de forma personal y subjetiva, pensamos que lo que tienen en sus manos es un libro de poemas. Incluso situamos a algunos de ellos en lo que podríamos denominar como “jovencitas que se disponen a leernos un poema”, como es el caso de las obras de Lewellyn y de MacEwen.

Samuel Llewellyn, Inglaterra (1858-1941)
Girl with Pigtails, c. 1910
Colección particular

Walter MacEwen, EE.UU. (1860-1943)
Girl reading
Colección particular


En Inglaterra, a finales del XIX, encontramos numerosas obras que presentan imágenes de mujeres leyendo que parecen doncellas romanas. Nosotros interpretamos que responden a una moda, en la Inglaterra victoriana, de realizar retratos de jóvenes bellas y lánguidas leyendo libros de poemas.

Lawrence Alma Tadema, holandés establecido en Inglaterra (1836-1912)
El poeta favorito, 1888
Lady Lever Art Gallery, Bebington, Inglaterra


John Williams Godwar, Inglaterra (1861-1922)
An amateur, 1915
Colección particular

En Estados Unidos, ofrecen un aire similar las obras de Francis Davis Millet, pintor de Massachusetts muy activo en la vida artística de Boston y Nueva York, amigo de Saint Gaudens, de Mark Twain y de Sargent, que murió ahogado en el Titanic.

Francis David Millet, EE.UU. (1848-1912)
Reading the Story of Oenone, c. 1883
Colección particular

Algunos artistas ingleses, que recurren a estas poses. pertenecieron a la hermandad prerrafaelita. Con frecuencia, encontramos entre ellos referencias a la lectura poética. Tanto Burne Jones como Rossetti, los principales lideres de este grupo artístico, tienen numerosos retratos femeninos en los que parece que es un libro de poesía el que la mujer tiene en sus manos. Algunas veces lo indican expresamente, pero no siempre. Sin embargo, los rasgos de espiritualidad que dan a todos ellos son similares, sugiriendo ideas poéticas de ensimismamiento interior y pensamientos elevados en las bellas mujeres que retratan.

Dante Gabriel Rosetti, Inglaterra (1828-1882)
The day dream, 1880
Victoria and Albert Museum, Londres


Edward Burne Jones, Inglaterra (1833-1898)
Maria Zambaco, the Artist's Mistress, 1870
Colección particular

INÉS ALBERDI



RUIDO Y FURIA
ISABEL BANDRÉS

“La vida es una sombra tan solo, que transcurre; un pobre actor que orgulloso consume su turno sobre el escenario para jamás volver a ser oído. Es una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa”. Sería bueno, que esta frase de William Shakespeare, fuese recordada todos los días por todos nosotros y, en especial, por nuestros políticos. Llevamos meses de campaña electoral, cuando todavía falta un año para que se nos convoque a las urnas, y ya están todos mordiendo la yugular del adversario. Es un combate de a ver quién dice la frase más venenosamente certera y humillante contra el oponente. A muchos ciudadanos, este ambiente de confrontación nos lleva al asco, a la hartura y a contemplar la posibilidad del voto en blanco, incluso, a muchos, no ir a votar. Decía Antonio Machado en su Juan de Mairena: “Si se tratase de construir una casa, de nada nos aprovecharía tirarnos correctamente los ladrillos a la cabeza. Acaso, tampoco, si se tratara de gobernar a un pueblo, nos serviría de mucho una política de espolones”. Exactamente esa es la política que nuestros partidos políticos están llevado a cabo. Los suyo, no es oponerse al otro con argumentos razonados, es un destrozar al otro con la utilización de las medias verdades, cuando no mentiras, y con un lenguaje faltón en el que todo vale. Y todo esto, con el apoyo incondicional de los medios de comunicación. Por no hablar de las tertulias radiofónicas y televisivas. Todo vale, no hay límites para conseguir el voto y de paso el poder.

¿Y los ciudadanos que queremos? Si escuchamos por la calles y plazas, queremos cosas muy normales: una buena sanidad pública, una excelente educación para los más jóvenes, ayudas para los más desfavorecidos, leyes que nos lleven a mayor igualdad entre los diferentes sectores de la sociedad, claridad en las cuentas y unas instituciones fuertes que funcionen. Todo, como ven, posible en un mundo razonable. Pero para lograr estas cosas tan de sentido común, hace falta que el Estado y las Autonomías, en la parte que les toca, doten a las administraciones de herramientas suficientes para que funcionen de manera ágil y engrasada.


Legislar, sin poner los medios adecuados al alcance del ciudadano, es quedarse a medio camino. No tiene ningún sentido aprobar ayudas para los sectores de la sociedad más desfavorecidos, si no se les facilita el acceso para solicitarlas y recibirlas es, como poco, una tomadura de pelo. Un exceso de burocracia, una digitalización de difícil manejo hace imposible que muchos ciudadanos tengan la posibilidad de solicitarlas. Muchos, con un uso habitual de la tecnología digital, conocemos las dificultades que día a día nos encontramos cuando tenemos la necesidad de hacer cualquier gestión administrativa. Así que pensemos en los ciudadanos que no utilizan habitualmente este tipo de tecnologías, o que ni siquiera tienen un ordenador. Además, los documentos que hay que rellenar para solicitar cualquier ayuda son tan complicados que se requiere ser algo más que un usuario habitual, se necesita la ayuda de un informático ¿No pueden las administraciones crear páginas más adecuadas o incrementar las consultan presenciales? ¿Para qué sirve crear ayudas si es imposible, o al menos muy difícil, solicitarlas? El sin sentido, es manifiesto. Y la perversión del sistema, también. Todo esto me recuerda la película “Dani Blake” en la que el director inglés Ken Loach crítica las aparentes sociedades del bienestar y sus entramados sistemas burocráticos online que hacen que un hombre no pueda trabajar ni recibir una subvención ni jubilarse.

Estamos en un momento de la historia en el que la política se ha teatralizado. Nos utilizan como meros espectadores para aplaudirles y luego votarles. ¿Y si nos negásemos a ejercer de público? ¿Y sí ejerciésemos el voto según nuestra experiencia y examinando los acontecimientos de manera razonada? ¿Y si no nos creyésemos todo lo que nos dicen los unos y los otros? ¿Y si pensásemos que, realmente, ellos, los políticos, no nos dan nada suyo? Los servicios públicos, las ayudas sociales y las instituciones son mantenidas por todos los españoles. Yo les diría a los políticos y sus afines que menos ruido y furia y más trabajo callado para solucionar los problemas de los ciudadanos. Menos narcisismo desbocado y más modestia hacendosa. Decía Juan de Mairena: “…yo os aconsejo modestia. Nadie es más que nadie… porque por mucho que valga, nunca tendrá valor más alto que ser hombre”. Está claro que nuestros políticos no leen a Juan de Mairena ni han visto Dani Blake. Más aún, ni les importa.

ISABEL BANDRÉS










SERÁ EL DÍA




https://us02web.zoom.us/j/86516248493?pwd=a3NOUUFzeFgyYXh5UHJtTVIxeEhWUT09

COMENTAREMOS EL LIBRO



Hertz Mínsker, emigrante judío, intelectual autoproclamado y auténtico charlatán, vive a expensas del magnate inmobiliario Morris Kálisher, amigo de infancia. Seductor empedernido, está casado en cuartas nupcias con la encantadora Bronie y tiene un affaire con Minne, la mujer de Morris, en las mismas barbas de sus respectivos cónyuges. Sin embargo, la irrupción del primer marido de Minne en sus vidas con el plan de vender a Morris varias falsificaciones de cuadros de Picasso y Chagall hará tambalear el delicado equilibrio de su particular castillo de naipes, dando lugar a jocosos desencuentros y malentendidos en la estela del mejor Lubitsch. Publicada originalmente por entregas en el periódico neoyorquino Forverts, El seductor es una trepidante comedia de enredo, además de un retrato extraordinario de la vida de los emigrantes judíos en la Nueva York de la década de 1940. Una gran novela sobre el exilio, el desarraigo y la condición de apátrida.




Isaac Bashevis Singer nació en Radzymin, Polonia, en 1904. Fue hijo y nieto de rabinos y vivió en el barrio judío de Varsovia hasta 1935, cuando emigró a Estados Unidos. Su obra, sin embargo, tuvo siempre a Polonia como horizonte: el tema más socorrido en las novelas y cuentos de Singer es, justamente, la vida en aquel país en diferentes períodos históricos, con particular atención a la vida cotidiana de las comunidades judías. Recibió el Nacional Book Award en 1974 y el Premio Nobel en 1978. Murió en Florida, Estados Unidos, en 1991. Entre sus obras destacan las novelas Satán en Goray (1935), La familia Moskat (1950), La casa de Jampol (1967) y Los herederos (1969), En el patio de mi padre (1966); y los libros de relatos Gimpel el tonto (1957) y Un día placentero: relatos de un niño que se crió en Varsovia (1973).







A. PILAR RUBIO LÓPEZ

Una original muestra, alojada en el Palacio de las Alhajas de Madrid y abierta al público hasta el 31 de diciembre de 2022, pone de manifiesto, como bien indica su título, el papel de la mujer en la sociedad egipcia, al mismo tiempo que ofrece una gran oportunidad al visitante para contemplar objetos y piezas no exhibidas hasta ahora en nuestro país.

El edificio donde se aloja, construido en diferentes plantas, es idóneo para los apartados temáticos: La mujer en el Antiguo Egipto/Mujeres Reales/Diosas y templos/De la muerte a la eternidad y Egiptomanía.


Busto de una reina
Piedra caliza/Periodo Ptolemaico (332-30 a.C.)
Roemer-und-Pelizaeus-Museum, Hildesheim (nº inv. 5921) 

En el recorrido se recuerda a regentes como Hatshepsut, la mujer reina-faraón que más tiempo ocupó el trono, o Cleopatra VII, cuya inteligencia subyugó a los hombres. Y a las Grandes Esposas Reales, como Tiyi —mujer de Amenofis III, retratada en un relieve inspirado en el original procedente de Luxor—; o Nefertiti, esposa de Akenatón —impresionante la reproducción de su cámara funeraria y bellísimo su busto, icono de la historia del arte y réplica del modelo del Museo Egipcio de Berlín—; y Nefertari, esposa de Ramsés II, definida por su marido como “la mujer por quien el sol brilla”, quien fuera merecedora de una tumba en el Valle de las Reinas y de un templo en Abu Simbel. Un maniquí de la muestra revela la moda al gusto de la reina: un precioso vestido de lino plisado, diseñado por Lorenzo Caprile, e inspirado en el dibujo de las pinturas de su tumba. Las mujeres, auténticas protagonistas, nos desvelan los secretos de sus funciones en la sociedad y en la época que les tocó vivir.

Molinera
Piedra caliza/Reino Antiguo (2686-2181 a.C.)
Roemer-und-Pelizaeus-Museum, Hildesheim (nº inv. PM19)

Ya la primera cartela introduce y resume en gran medida el mensaje de la exposición, mediante un pergamino que contiene el Himno a Isis con la siguiente leyenda: “Hiciste el poder de la mujer igual al del hombre”. Y, ciertamente, en el viaje a la cultura milenaria se desvela la armonía con la que hombres y mujeres convivieron en el Antiguo Egipto.

Un tema destacado en la muestra es la falta de obstáculos para que una mujer desarrollase su profesión: en el transcurso de la misma se narra que una mujer podía ser escriba, comadrona, médica o, incluso, Visir. En la vida cotidiana no estaba mal visto que una pareja conviviese sin ceremonias o permisos; y si una mujer enviudaba, no era objeto del desamparo pues podía administrar las tierras o la ganadería.

Reposacabezas
Alabastro/Reino Antiguo dinastía v. (2498-2181 a. C.)
Museo Egizio, Turín (nº inv. S.15701/2)

La música está presente a lo largo del recorrido, con bellísimos instrumentos musicales, como arpas, flautas o laúdes, en alusión al mundo femenino, pues la música, el baile y el canto formaban parte de los rituales; así consta en el Himno a la diosa Hathor en el templo de Filae: “Señora de la danza, grande en amor, señora de las mujeres”. Así como los mitos: un antiguo mito de los faraones narraba que la crecida de las aguas del Nilo era producto de las lágrimas derramadas de la diosa Isis al conocer la muerte de su esposo Osiris. Isis, arquetipo de maternidad, recibe al visitante con su hijo Horus en el regazo; los roles de las diosas no eran solo maternales, algunas representaban a la medicina, a la guerra o a la destrucción.

 Gran relevancia tiene la joyería, utilizada por hombres y mujeres como señal de prestigio e indicativa de su estatus social; las piezas estaban realizadas con plata y piedras preciosas y las de más alta gama con oro, pues se consideraba que el oro era el material con el que estaba hecha la carne de los dioses. Y los amuletos, como canalizadores de una fuerza sobrenatural para conseguir beneficios o protección contra las enfermedades o maldiciones.

Estatua de Isis en actitud de duelo. Madera estucada y policromada.
Periodo Ptolemaico (332-30 a.C.)
Roemer-und-Pelizaeus-Museum, Hildesheim
(afoto: studio3, Hildesheim)

Sarcófagos, momias y vasos canopos ilustran el apartado de los enterramientos y el viaje a la eternidad.

A modo de corolario, la Egiptomanía se atribuye al trabajo de los científicos que acompañaron a Napoleón, los cuales difundieron el legado del Antiguo Egipto, así como a la publicación de La Description de l’Egypte en el siglo XIX y al descubrimiento de la tumba de Tutankamón —el Faraón Niño—, por Howard Carter en 1922, cuyo gabinete de trabajo se recrea como un exponente del primer descubridor que usó técnicas modernas de excavación. Los hechos referidos produjeron una fascinación que perdura en nuestros días.

Recreación de un recinto funerario

No se pierdan esta original exposición comisariada por Esther Pons y Nacho Ares, cuyo montaje se ha realizado con valiosas piezas de procedencia nacional e internacional, donde las nuevas tecnologías, con bellas imágenes, performances y vídeos, les harán sentir que viven o están en el espacio real del país del Nilo.

A. PILAR RUBIO LÓPEZ





JUVENTUD ES VIVIR LA EDAD QUE SE TIENE
 
“Lo que une juventud y vejez es:
ahora o nunca”.
Miguel Menassa

Cuando somos niños ambicionamos ser mayores y cuando ya somos mayores suspiramos por una apariencia juvenil. Nos pasamos la vida deseando lo que no está en nuestras manos y pocas veces nos detenemos a gozar de lo que está a nuestro alcance.

Llegar a vivir la edad que se tiene es tan difícil porque el ser humano nunca termina de resolver el mayor dolor, en el decir de Freud, aquel producido por la separación que sucede con respecto a nuestros padres, imprescindible para crecer.

Y nuestros padres no son exactamente esos señores mayores, vivos o no, con los que celebramos las navidades, sino aquel lugar donde bebimos la tibia leche alimenticia, diluida, soldada con el amor, donde asimilamos las sustancias nutricias entrelazadas de ideología, aquel lugar de nuestras apasionadas investigaciones, de nuestra curiosidad primera, de nuestras preguntas fundantes, insistentes, actuales.

Tal es este apego que sigue más allá de su sustitución. Aunque esta se haya realizado, el ser humano mantiene con estos objetos primordiales vinculaciones libidinales, inconscientes, en función de las cuales —muchas veces—, organiza su vida. Así, es frecuente escuchar decir a muchos emancipados “mi casa” para referirse al lugar que habitan solos o no y también “mi casa” para mencionar la casa paterna de la que provienen.

Tarea siempre inconclusa será la permanente rectificación de esas vinculaciones; no el delirio de proponer su eliminación, ni la pretensión de negar su existencia, ni mucho menos la alucinación de haber producido una completa separación de aquellos objetos primordiales, sino el reconocimiento en un proceso analítico “del removido suelo sobre el que se alzan —orgullosas—, nuestras virtudes”.

La vida es el camino más largo hacia la muerte, por ser el conjunto de fuerzas que resisten a ella. Cuando en ese recorrido se nos presentan obstáculos huimos hacia adelante envejeciendo antes de tiempo, o bien nos arrojamos en los brazos de aquella infancia “dorada” —más soñada que real—, donde todo estaba resuelto y si no, alguien ya lo resolvería.

Frente a esto propongo el trabajo de crecer para llegar a ser lo que somos, para llegar a vivir la edad que tenemos.

Trabajo, como decía, definitivamente inconcluso.

LIDIA ANDINO
PSICOANALISTA








MARÍA JOSEFA WONENBURGER
MARÍA LUISA MAILLARD

¿Que las Matemáticas no son cosa de mujeres? Es un tópico que hace ya casi dos siglos que la experiencia ha desmentido de forma rotunda. Es cierto que las mujeres matemáticas nunca han gozado de la visibilidad que hace tiempo se les ha otorgado a las pioneras en el mundo del Arte y las Humanidades; pero ellas han estado ahí desde el principio. No vamos a remitirnos a Hipatía de Alejandría o Ada Byron, creadora del primer lenguaje informático. Vamos a centrarnos en las llamadas “pioneras”, las mujeres que, una vez logrado su derecho a la educación superior, después de la marginación que sufrieron en los inicios del mundo contemporáneo, irrumpieron con fuerza en aulas ocupadas mayoritariamente por varones.

Abrió la brecha Marie Gernet, nacida en 1865, quien se doctoró en 1895 en Heidelberg University, y en las dos décadas siguientes, más de cien mujeres demostraron sus aptitudes en la disciplina, abriendo nuevos horizontes. Hay que destacar a la alemana Emy Noether que revolucionó la teoría de anillos, cuerpos y álgebras y, por supuesto, a la polaca Marie Curie, nacionalizada francesa, y dos veces Premio Nobel por sus aportaciones. En 1893 se licencia en Física en La Sorbona con premio extraordinario, en 1895 en Matemáticas y en 1903 logra su doctorado en la Sorbona, cuando ya había descubierto una nueva fuente de energía: la radioactividad.

¿Y las mujeres españolas? Aunque en este periodo las mujeres matemáticas pertenecían mayoritariamente al mundo anglosajón — Estados Unidos y Reino Unido— no faltaron pioneras en nuestro país. María del Carmen Martínez Sancho, nacida en 1901, fue la primera mujer en obtener un doctorado con Premio Extraordinario en Matemáticas y lograr, con posterioridad, una cátedra en un Instituto. Le siguieron María Monserrat Capdevilla d’Oriol (1905), primera mujer profesora universitaria en Barcelona; y Antonia Ferrín Moreiras (1914), primera mujer en defender una tesis doctoral sobre Astronomía en el Estado español. La Guerra Civil y el nuevo marco legal del régimen de Franco, tan discriminatorio respecto a la mujer, truncó las expectativas de estas pioneras; pero pronto llegaría el relevo y lo haría en la década más dura del régimen franquista.

La vocación suele ser temprana y María Josefa Wonenburger Planells (1927-2014), nacida en Oleiros, ya demostró sus inclinaciones y aptitudes desde niña, hasta tal punto, que su madre le encargaba la tarea de repasar las cuentas domésticas, a la temprana edad de seis años. En silencio, y sin ningún tipo de aspavientos, llevó adelante su vocación —llegó a ser full profesor en la Universidad de Indiana—, en circunstancias extremadamente difíciles para una mujer que quisiera ser matemática profesional en la década de 1940 en la España franquista. No obtuvo, hasta fecha muy tardía, reconocimiento en su país por sus logros en álgebra y en teoría de Grupos clásicos; aunque sí tuvo el “privilegio” de ser la primera mujer que se vio obligada a realizar en dos ocasiones su tesis doctoral, sin que nunca llegase a obtener el certificado oficial. La primera fue en 1957, sobre la Teoría de Grupos, en la Universidad de Yale, bajo la dirección de Natham Jacobson, reconocido algebrista. Al no ser admitido el título en España, realizó una segunda tesis, en 1960, en Madrid, sobre “La representación espinorial del grupo unitario”; pero, por problemas administrativos”, el título oficial nunca llegó a sus manos.

Si le tocó vivir en España una época convulsa y extremadamente conflictiva —los últimos años de la Dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil y la inmediata posguerra—, tuvo una infancia feliz. Creció en una familia culta y con una situación desahogada, que le procuró una sólida formación y una infancia en contacto con la naturaleza.

Su apellido proviene de un tatarabuelo alsaciano que se trasladó a España y cuyo hijo se afincó en La Coruña, creando una Fundición, que heredó su padre quien se casó con Amparo Planells en 1926. María fue la primogénita de dicha unión y, aunque sus padres siempre valoraron sus aptitudes, la joven tuvo que utilizar su carácter afable y su mano izquierda para dedicarse a las Matemáticas y no a la ingeniería como querían sus progenitores para que así continuase la tradición familiar.

María Wonenburguer y su "Grupo de Lie", Banf 2021
(Fotografía de Sylvia Thomson- Copyright © Robert V. Moody)  

Una vez finalizados, en 1944, sus estudios de secundaria en el Instituto coruñés Eusebio da Guarda, que compaginó con el aprendizaje de los idiomas inglés y alemán, se traslada a Madrid, logrando en 1950 su licenciatura en la Universidad Central. Hasta el último curso, no encuentra su verdadera vocación: el álgebra, que se imparte por primera vez en quinto de carrera. Según su propio testimonio nunca tomó apuntes en clase. Lo hacía posteriormente al llegar a su domicilio, reproduciendo de memoria las explicaciones impartidas por los profesores. Su gran competencia y su generosidad a la hora de explicar o clarificar problemas y apuntes a sus condiscípulos, no le hizo conflictiva su situación de mujer rodeada de hombres; como tampoco se lo haría en su labor de profesora. Permanece aún unos años en la capital, en la Residencia Santa Teresa, antigua Residencia de Señoritas, asistiendo a seminarios y cursos de doctorado, hasta que, en 1953, obtiene la beca Fullbrigth en su primera convocatoria, lo que le permite trasladarse a Yale, y realizar allí su primera tesis doctoral con Nathan Jacobson.

Regresa a España en 1957 y durante tres años trabaja en el CSIC, sin que se le abriera un horizonte laboral acorde a su competencia. Recibe entonces, a instancias de Nathan Jacobson, una beca postdoctorado, para colaborar con el profesor Israel Halperin en las investigaciones de álgebra de Von Neumann. Se traslada a la Universidad de Toronto y a los dos años alcanza la categoría de profesora ayudante. Aun siendo la única mujer en un claustro compuesto exclusivamente por hombres, a petición del brillante alumno Robert Moody, será la directora de su tesis. Es por ello que se la llamará “la madre de la teoría de Kac-Moody”, descubrimiento de su alumno, que abrió el álgebra a muchas aplicaciones en Física Teórica. Continúa en Estados Unidos hasta 1983 impartiendo clases en las Universidades de Búfalo e Indiana, donde llega a alcanzar la categoría de full professor.

María Wonenburguer juanto al Monolito de Reconocimiento que
La Casa de las Ciencias de La Coruña, colocó en el Parque de Santa Margarita

Regresa a España para cuidar a su madre enferma y casi durante 20 años es olvidada por el mundo académico, a pesar de su reconocimiento internacional y de que sus publicaciones son ampliamente referenciadas en trabajos de prestigio. En el año 2002, en un Congreso de Geometría Algebraica, realizado en Santiago de Compostela, el profesor Federico Gaeta, que había compartido docencia con ella en la Universidad de Búfalo, pregunta extrañado a sus colegas, cómo no han contado con María Josefa Wonnenburger, famosa algebrista, “madre de la teoría de Mac-Moody”. Nadie sabía quién era, aunque vivía a unos pocos kilómetros de Santiago.

Federico Gaeta entra en contacto con dos matemáticas gallegas, Ana Tarrío y María José Souto quienes, en el año 2006, desvelan en un artículo en el Boletín de la Real Sociedad Académica Española, titulado “María Josefa Wonnenburger Planells. Mujer y Matemática”, la figura de nuestra biografiada. A partir de ahí se suceden los reconocimientos en su tierra natal.

En el año 2007 es nombrada Socia de Honor de la Real Sociedad Matemática Española y la Junta de Galicia crea el Premio María Josefa Wonenburger.

En el año 2010 es nombrada Doctora honoris causa por la Universidad de La Coruña.

En el año 2011 se le erige un Monolito en el Paseo de las Ciencias del parque de Santa Margarita, de La Coruña

En el año 2012 el Ayuntamiento de Oleiros (La Coruña), pone su nombre a un parque de 10.000 metros cuadrados.

Una calle de La Coruña lleva su nombre, desde 2014.

Vaya también desde aquí el reconocimiento de todas las mujeres españolas amantes de la cultura y el esfuerzo, a María Josefa Wonenburger, por haber enriquecido el mundo que ha recibido.

MARÍA LUISA MAILLARD






POÉTICA DEL EROTISMO SAGRADO
EN LAS MORADAS DE TERESA DE ÁVILA
ROSARIO HERRERA GUIDO
 

Veíale en las manos un dardo de oro largo,
y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego.
Este me parecía meter por el corazón algunas veces
y que me llegaba hasta las entrañas.
Al sacarle, me parecía las llevaba consigo,
y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios.
Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos,
y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor,
que no hay desear que se quite,
ni se contenta el alma con menos que Dios.
No es dolor corporal sino espiritual,
aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto.
Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios,
que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento.

Teresa de Ávila, Las moradas.

I

Este ensayo es la versión escrita de una conferencia magistral dictada en el VIII Simposio Internacional de Estudios Cruzados sobre la Modernidad. “Santa Teresa de Ávila, en el Quinto Centenario de su Nacimiento”, en la Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Querétaro. Qro., el 13 de noviembre de 2015. Un texto en el que espero mostrar el encuentro entre la poética, el erotismo y la mística, en cuyo entrecruce se encuentra la pasión humana por acceder o al menos poder balbucear el ser perdido para siempre y su irrenunciable búsqueda hasta la muerte, en compañía de Platón, Aristóteles, Georges Bataille, Erika Lorenz y Teresa de Ávila, entre otr@s.

II

Como sabemos, Octavio Paz, con El arco y la lira no se propone crear una poética, pues como dice Ramón Xirau, se trata de una creación personal del sentido de la poesía. Ahí “[...] paisajes, personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser poemas [...] cuando la poesía se da como una condensación del azar o es una cristalización de poderes y circunstancias ajenos a la voluntad creadora del poeta, nos enfrentamos a lo poético [...] Lo poético es poesía en estado amorfo; el poema es creación, poesía erguida” (Paz, El arco y la lira, México, F. C. E., 1979:14).

Lo poético se extiende a la creación y autocreación del universo. Pues tanto los seres de la naturaleza como las creaciones de la imaginación humana suceden en instantes de la creación cósmica. Lo poético es un incesante latido que crea y recrea. Naturaleza y cultura no son una dicotomía ni una discontinuidad, sino que lo interior y lo exterior forman un todo.    

Una voluntad poética que conduce a la experiencia de la poesía, en una forma determinada en el poema. Hay un momento en el que el poder de lo poético se coagula y deviene sustancia, cuerpo. Y cuando adquiere forma, el cineasta Luis Buñuel o el músico Silvestre Revueltas, devienen poetas. Lo poético se despliega en todas las artes, las experiencias humanas, los seres, la naturaleza y el mundo. 

Lo poético trae en sus entrañas la fuerza del azar, el hallazgo libre de intenciones, como esa otra voz que irrumpe en el poema y sorprende al poeta mismo con un decir inesperado. De aquí que el poeta sólo exista en tanto lo poético se expresa a través de él, ya que lo poético siempre hace sospechosa la idea de un autor individual que hace poemas para la sociedad. Al poeta clásico, al genio elegido, lo sustituye el romántico, para quien el poema nace de la inspiración: en un instante de luz. Esta inspiración romántica es seguida por el surrealismo, que al privilegiar lo inconsciente, lleva a cabo la crítica más radical del autor, al descentrarlo, ya que más que hablar por sí mismo y desde sí, es hablado, pues el lenguaje habla a través de él. Permítanme agregar, cual experiencia mística, en la que la voz del Otro se deja escuchar.

El concepto de autor forma parte de una historia funesta en la se entroniza al Yo, entendido por la modernidad como una instancia trascendente que es anterior a sus obras y acciones. Contra este Yo, Octavio Paz denuncia al autor como una ficción del lenguaje; el escritor no coincide con su identidad, o como dice en El mono gramático “si es que yo tengo alguna identidad propia”. La crítica del autor es necesaria si se quiere arrancar al sujeto de la alienación que sufre en sus creaciones. Para comprender la poética es necesario una crítica devastadora del Yo, que ponga entre paréntesis al poeta para afirmar una Poética de la Existencia, una existencia poética, que despierte a los hombres y las mujeres a la fiesta colectiva, el retorno de la felicidad primitiva del tam-tam, de una comunidad artística, a través de una autonegación del arte y una afirmación radical de una Voluntad de Poemar. Pero no se trata de anular al creador individual o colectivo, sino que el arte devenga creación común.

Lo poético es la otra voz, que trae consigo los dones de los dioses, que no hay que despreciar. Otra voz, es decir la voz del Otro, del orden simbólico, la cultura, el inconsciente y Dios. Una voz que atraviesa al poeta, y lo lleva a decir más de lo que la inteligencia se proponía. Se trata, como sostiene Deleuze en Prust y los signos, de la experiencia poética en la que el lenguaje se adelanta a la inteligencia. Pero más allá de la fuente surrealista, Octavio Paz pule esos dones con la razón, con el cuidado con que se pule un diamante, por amor a sus destellos.

Como Teresa de Ávila, quien sigue la teología mística de Francisco de Osuna, que se guía por los consejos de Dionisio Areopajita: “Esto pido, Timoteo, amigo mío, entregado por completo a la contemplación mística. Renuncia a los sentidos, a las operaciones intelectuales, a todo lo sensible e inteligible. Despójate de todas las cosas que son y aun de las que no son. Deja a un lado tu entender y esfuérzate por subir lo más que puedas hasta unirte con Aquel que está más allá de todo ser y de todo saber” (Cfr. Erika Lorenz, Teresa de Ávila. Las tres vidas de una mujer, Barcelona, Herder, 2004: 17-18). Una sabiduría por la que también nació y creció la obra y la vida de Juan de la Cruz. También la sabiduría oriental comparte esta visión, en la que está presente la búsqueda y el encuentro de una experiencia silenciosa, como en la mística sufí de los chiitas o la doctrina védica de los Upanishads: “Más elevado que los sentidos es el pensamiento, / más que el pensamiento, la realidad, / más allá de la realidad está el gran Atman, / y más elevado que el Grande es el Supremo, el Increado” (Dioniso Areopagita, Teología mística,  Obras completas del Pseudo Dioniso Areopagita, I, 1, Madrid, BAC, 1995: 371).








La protagonista es Julia, una mujer muy joven, madre de dos niños y que vive con su padre en un barrio popular. Julia trabaja como limpiadora y tiene dos objetivos en la vida: enamorarse y ser enfermera. Es, además, una excelente madre y posee un carácter amable y confiado. Su naturaleza le lleva a hacer la vida agradable a los demás. La historia que nos cuenta el director, Jaime Rosales, se divide en tres capítulos, cada uno de ellos dedicado a un hombre, con los que mantiene una relación difícil.

El primero es Oscar, un joven con tatuajes por todo su cuerpo y que se dedica a dar sablazos cuando no está en el gimnasio. Es un bocazas patético con rasgos psicopáticos. El segundo es Marcos, padre de sus hijos y militar en Melilla. Julia se refugiará en él, huyendo de la violencia de Oscar, para intentar crear un núcleo familiar. Pero él no quiere comprometerse. Le supera la responsabilidad que supone cuidar de una familia. Aunque, eso sí, está decidido a ayudarles con dinero, pero siempre que se mantengan alejados. Y por fin, Alex, un amigo de la infancia. Goza de estabilidad laboral y tiene una hija de una relación anterior. Julia sigue trabajando como limpiadora, atiende a los niños y estudia todo lo que puede para ingresar en enfermería. Mientras, Alex, que ha conseguido todo lo que quería, a Julia y un nuevo hijo biológico, no está dispuesto a poner en peligro su confortable modo de vida.

¿Pero qué le pasa a Julia? Tiene una aparente situación familiar idílica, un marido trabajador, educado y un nuevo bebé. Pero lo aparente, no es lo real. Siente y sabe, que Alex la ha utilizado para cumplir sus deseos. En un momento dado explota: “…no quiero esta familia, no quiero esta vida. Yo no quería tener un nuevo hijo. Tú sí, pero yo no. Me mientes, no me ayudas…”. Está harta y quiere irse. Alex, un hombre manipulador, le devuelve la pelota con un: “¿…tú te estás escuchando?, ¿…tú no sabes lo que dices?”. Quizá, Julia, en ese momento, sepa mejor que nunca lo que dice. Habla de lo que realmente le sucede. Ha descubierto que ha sido utilizada como un objeto por Alex, y no como un sujeto con deseos, sueños y expectativas de futuro. La rabia de Julia estalla al darse cuenta de su situación. Está en el lugar que no quiere y ese lugar soñado desde la infancia ha desaparecido. Alex, no le levantará la voz, ni la mano, pero sabrá emitir las palabras justas, en el momento justo y con el tono apropiado para salirse con la suya.

Girasoles silvestres, habla de las relaciones de poder dentro de la pareja. De cómo se puede ser abiertamente una víctima y de cómo serlo sin parecerlo. Incluso, como aceptar serlo siempre que las cosas no se salgan demasiado de ciertos límites. Algunos a esta situación lo llaman madurez, yo diría que Julia se abandona a Alex haciéndose cada vez más modesta y menos exigente y viendo a Alex cada vez más magnifico y más importante. Una especie de sacrifico voluntario. Acepta ser relegada a un segundo plano. ¿Y su vocación de enfermera? Bueno, a lo mejor sucede en algún día lejano. Mientras Alex esté contento con su trabajo, sus paseos, su familia, sus excusas, sus idas y venidas… todo irá bien. En las últimas escenas, un día familiar cerca de un lago, me da la impresión de que Julia ha sido hipnotizada por su pareja y ha caído en la tentación de someterse y abandonar su proyecto de vida. Es en ese día en el lago donde nos damos cuenta que Alex ha encontrado su lugar y Julia ha abandonado la búsqueda del suyo.

Jaime Rosales nos ofrece una película sobre un tema importante, las relaciones de poder en la pareja y la violencia ejercida en la misma, pero a la narración le falta coherencia y hondura. No sabemos casi nada de los personajes ni qué les llevó a ser como son. Incluso de la protagonista desconocemos casi todo. Lo que hace que sea difícil que conectemos con ellos. Tengo la impresión de que Rosales pasa de puntillas por un tema de gran calado. Sin embargo, retrata muy bien la vida del barrio donde tantas Julias crecen sin red protectora, donde se vive al día con trabajos precarios y mal pagados. Julias que tienen sueños y proyectos, como todas las Julias, pero que tienen muy difícil lograr “su lugar” en el mundo. El suyo, no el del otro.

Es una película interesante, a pesar de sus fallos, pero lo que le da realmente valor es la actuación de Anna Castillo en el papel de Julia. Está actriz ha sido capaz levantar una obra plana e inconexa con su buen hacer.

ISABEL BANDRÉS


Este drama judicial dirigido por Santiago Mitre recapitula el juicio civil contra los mandos militares de las Juntas que gobernaron Argentina de 1976 a 1982, y que fueron responsables de asesinatos y torturas. Se centra en la figura del fiscal Julio Strassera (al que da vida un magnífico Ricardo Darín) dibujado como un hombre corriente que, en un momento dado, a pesar de sus primeras aprensiones, da un paso adelante para ejercer de fiscal en un juicio contra las villanías y los desmanes que se ejecutaron en Argentina durante la dictadura militar.

Esta narración mezcla política, juicio y vida privada. Y lo hace muy bien, logrando tener al público pegado a la pantalla en todo momento. Hay que hacer notar que, en gran parte, su éxito se debe a la excelente interpretación de Ricardo Darín. El actor se mueve con facilidad en los diferentes registros: padre de familia, fiscal, compañero… Y logra componer una figura atractiva, casi un héroe, que lucha por la democracia y por la justicia. Este tipo de películas suelen tener una gran acogida entre el público. De alguna manera, logran que el espectador se identifique con este tipo de figuras: el hombre corriente que lucha por la democracia y contra la injusticia de los poderosos. Es como si todos nosotros, por un par de horas, fuésemos él, el héroe. Y eso siempre es gratificante.

Además, esta narración mezcla la tensión del drama con las escenas familiares y los momentos de humor. Utiliza estos recursos para hacerla más atractiva y enganchar al público: el hijo pequeño de Strassera, su hija y su novio ”facho”, los impetuosos jóvenes que le ayudan a recabar pruebas, la madre del segundo fiscal, el enfrentamiento de los dos fiscales… Todos ellos son elementos utilizados para entretener al espectador y aliviar el dramatismo del tema central. Y lo consigue plenamente.

Pero lo que importa, el meollo de lo narrado, es el terror que supuso la dictadura de Videla y su Junta Militar en Argentina. Las muertes, las purgas, las torturas, la ruina… que sufrieron millones de argentinos y la impunidad, la impudicia con las que el poder absoluto se ejerció sobre toda una nación durante casi una década. La puesta en escena del juicio, los terribles testimonios de las víctimas, el despertar de una parte de la sociedad argentina anestesiada, el emocionante alegato final… Todo hace de ella una película interesante, que se ve muy bien y emociona, pero he echado en falta que me irritase más, que me llevase a la exasperación, a encolerizarme y que me sumiese en la tristeza. Eso no lo logró. ¿Quizá peca de un exceso de “amabilidad” hacia el público? ¿Quizá debería ser más incómoda, más desasosegante? No estoy segura. Lo que importa, en definitiva, es que con esta película mucha gente que no sabía, sabrá lo que significó para los argentinos esa década trágica en la que su país estuvo en manos de unos asesinos perversos cuya ambición de poder era inconmensurable.

ISABEL BANDRÉS

 


SUSI TRILLO



MARY HOPKIN


Si, un poco de revival pero... ¿Quién no ha cantado esta letra en su juventud, en una taberna con amigos o, incluso, en los primeros mítines de nuestra incipiente democracia?

Mary Jopkin es uno de esos casos en los que parece que únicamente haya cantado una sola canción, precisamente ésta: “Those Were The Days” o, como se tradujo para los hispano-parlantes: “Qué tiempo tan feliz”. No es así, claro, pero casi porque veréis… Mary nació en Gales y formaba parte del trío de folk “Selby, Set and Mary” con los que grabó un disco (si, un disco, redondo, de vinilo, con agujero en el centro), de canciones populares galesas, con la discográfica local Cambria. A continuación, tras el éxito que obtuvo la joven Mary en lo que ahora sería algo semejante a Operación Triunfo, la ficharon los mismísimos Beatles (Wow!) para el sello discográfico que acababan de fundar, Apple Records; con la intención de grabarse a sí mismos y a otros artistas. Esto sucedió allá por el año 1968 y fue aquella delgadísima modelo llamada Twiggi la que recomendó a su amigo Paul MacCartney que la fichase; lo que hizo ganar un montón de libras, dólares y otras variopintas monedas a los famosos “escarabajos” ya que este álbum, “Post card”, dio la vuelta al mundo y “Those Were The Days” se grabó en muchos idiomas, fue número uno en 22 países, llegando Mary a ser muy, pero que muy famosa.

La historia de esta canción es un verdadero lío, porque se dice que Paul MacCartney la escuchaba en el pub “Blue Angel” que frecuentaba, cantada por Eugene Raskin y su mujer Francesca y que siempre quiso grabarla con sus propios arreglos, incluso pensó en los Moody blues, hasta que con Mary vio la posibilidad real de hacerlo. Los derechos de letra y música los tenía el mencionado Eugene Raskin quien había añadido una nueva letra inglesa a una vieja canción rusa titulada “Dorogoi dlinnoyu” (”Por el largo camino”). Porque, en realidad… ¡¡La canción es de 1924!! Al parecer, el verdadero autor fue un músico ruso, Boris Fomin (1900–1948) y la letra es de un poeta ucraniano, Konstantin Podrevsky (1888-1930). Boris Fomin estaba especializado en “Romance ruso”, un tipo de poesía romántica, conmovedora, sensible… que se cantaba con influencias gitanas en la Rusia Imperial. Ahí queda eso. ¿Es un lío, o no?

Pero volviendo a Mary… No tuvo mucho recorrido como cantante; quizá, tampoco tuvo mucha suerte; o quizá fue de bandazo en bandazo. En 1969 quedó segunda en el festival de San Remo formando pareja con el cantautor italiano Sergio Endrigo, con una canción en italiano, “Lontano dagli occhi” (“Lejos de los ojos”), pero... ¿Qué hacía Mary cantando en italiano? Al año siguiente, ¡vaya por Dios! también fue segunda en Eurovisión (aquel año ganó Dana, la irlandesa católica que más tarde se metió en política). En el 71 se casó con el productor discográfico americano —de nombre muy cinematográfico—, Tony Visconty y… adiós Mary por una larguísima temporada. En concreto, hasta que se divorció en el 81 y dijo pues yo regreso a la música; pero claro, después de una ausencia de 10 años... Picoteó aquí y allá, fue vocalista en la canción “Rachel's Song”, de Vangelis, para la película Blade Runner; en el 89 grabó “Spirit”, un giro de tuerca tremendo porque eran canciones de Schubert, Fauré, Puccini, Mascagni, Mozart… Más tarde aparece en varios CD´s de Catheryn Craig y Brian Willoughby en un estilo totalmente  folk… En 2005 graba un recopilatorio; en 2007 saca “Valentine”; en 2008 (aquí se ve que iba embalada) saca “Recollections”. En 2010 canta varios temas en un álbum de su propia hija, Jessica Lee Morgan, que también canta pero sin suerte, otra pena… En 2013 lanza “Painting by Numbres” con su propio sello discográfico… En 2014 lanzó un sencillo “en familia”, con su hijo y su hija… De poca repercusión todo ello. En fin, ¿Qué pasa con Mary?

Y una curiosidad es que, el sello discográfico de los Beatles, Apple Records, perteneciente a su complejo empresarial Apple Corps (corazón de manzana), tuviese como logo una manzana tipo Granny Smith y que, el posterior gigante de la informática Apple Computer, mira por dónde Steve Jobs… también eligió el nombre Apple y como logo una manzana, en esta ocasión, mordida. Litigaron ya desde los años 80 por el nombre "Apple" y el logo (manzana), ya que los Beatles fueron los primeros en utilizarla. De hecho, en las fundas de los LP (disco musical de larga duración, para los milenials), colocaban siempre la manzana entera en la cubierta y la manzana partida por la mitad en la contracubierta. Por lo visto, después de muchísimos jaleos con Ringo Starr, Paul MacCartney, Joko Ono y los herederos de George Harrison, llegaron a un acuerdo y, además de poder utilizar el logo, Apple Computers también pudo comercializar la venta de la música de los “escarabajos”, juntos y en solitario, en su portal Itunes. En fin, cuestión de muchísima, muchísima pasta… y no precisamente a la carbonara.

SUSI TRILLO

De este modo presentaba los LP Apple Records, el sello de los Beatles




HASTA AQUÍ TODO EL PESCADO...