martes, 23 de febrero de 2016




PRÓXIMA PRESENTACIÓN DE NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 31




Natalia Velasco



SERÁ EL JUEVES 3 DE MARZO, A LAS 19:30H




EN CASA DE GALICIA

DELEGACIÓN DE LA XUNTA DE GALICIA EN MADRID

  


C/ Casado del Alisal, 8 - Madrid


Línea 1 Atocha


Línea 2 - Banco de España



Paseo del Prado-Plaza Murillo: Líneas: 10,14, 27, 34, 37 y 45
Paseo Alfonso XII - Calle de Espalter: Línea 19







EL PASADO DÍA 17 DE FEBRERO Y EN SU FINCA DE EL BOALO (MADRID), SE HIZO ENTREGA A ANA MARTÍN GAITE DE  LA BIOGRAFÍA DE SU HERMANA CARMEN 

DESDE AQUÍ QUEREMOS AGRADECER A ANA MARTÍN GAITE
SU ENTUSIASMO Y LAS FACILIDADES PARA PODER DISPONER DEL ARCHIVO FOTOGRÁFICO QUE SE INCLUYE EN ESTA BIOGRAFÍA 



De izda. a dcha. María Luisa Maillard, presidenta de AMMU, Ana Martín Gaite y la autora de esta biografía, Natalia velasco, en el momento de hacerle entrega del libro.



¡¡MUCHAS GRACIAS, ANA!!

NO OLVIDAREMOS LOS BUENOS RATOS QUE CON TU ÁGIL VERBO Y TU ENCANTO  NOS HAS HECHO PASAR 
Y QUE ESPERAMOS REPETIR










 ESTAREMOS EN LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL
LLUIS RIUS
DE TARANCÓN-CUENCA


Calle San Isidro, s/n, 16400 Tarancón, Cuenca


EN LA SEMANA DE ACTOS CONMEMORATIVOS DEL



A LAS 17:00 
SE PRESENTARÁ NUESTRA COLECCIÓN DE BIOGRAFÍAS

INTERVENDRÁN:
  • LIDIA ANDINO, AUTORA DE VIDA DE ADA BYRON
  • MARÍA LUISA MAILLARD, AUTORA DE VIDA DE MARÍA ZAMBRANO, VIDA DE SOLEDAD ORTEGA, VIDA DE MARÍA DE ZAYAS  y COAUTORA DE VIDA DE MARGARITA SALAS. 



...de momento







NUESTRAS BIOGRAFÍAS EN LAS TIENDAS DE




Gracias a la mediación de nuestra asociada A. Pilar Rubio, se pueden encontrar nuestras biografías en las tiendas de Palacios&Museos


Vida de Carolina Coronado, de A. Pilar Rubio, 
en el MUSEO DEL ROMANTICISMO, de Madrid


C/ San Mateo, 13  - Madrid 



Vida de Bárbara de Braganza, de Macarena Márquez, 
en el PALACIO REAL DE ARANJUEZ - Madrid


 Plaza de Parejas, s/n – Aranjuez –Madrid





ARTÍCULO DE NUESTRA PRESIDENTA MARÍA LUISA MAILLARD EN LA REVISTA LEVADURA, MÉXICO





Una de las paradojas más chocantes del mundo contemporáneo consiste en que, mientras la novedad y la originalidad se han convertido en una especie de ídolos, únicos artífices capaces de dictaminar la validez de un proceso social, político o artístico, las propuestas que se presentan bajo el manto de “esa modernidad”, anclan sus raíces en un pasado que se remonta a más de un siglo y se refieren a una realidad que ya no es la del mundo actual, al menos la de la mayoría de los países occidentales. ¿Qué alternativa hay frente al capitalismo financiero si no es la del comunismo? ¿Qué oferta artística no ancla sus raíces en el periodo de las vanguardias con el añadido de las nuevas tecnologías? Sin embargo el capitalismo actual, caracterizado desde los años setenta por la globalización de los mercados, no tiene ya el rostro de un burgués explotador, con barriga y chistera, y más bien carece de rostro y no tiene desde luego nada que ver con el capitalismo industrial, cuyos excesos denunció Carlos Marx. Tampoco en el arte prima un academicismo realista que haya que volar por los aires. La realidad del mundo actual se desenvuelve en una complejidad creciente frente a la cual las opciones triunfantes en el siglo pasado, chirrían.

El problema de los ídolos es su fijeza. Se muestran como verdades absolutas que no tienen por qué descender al terreno de la realidad. Si la realidad no se ajusta a sus criterios, se cambia o se omite la realidad; si los hechos del pasado no se avienen al mito, se cambian o se manipulan los hechos. Uno de los problemas derivados de este proceso de idolatría es que realidades diversas se homologan, con lo cual pierde validez, por ejemplo, la denuncia de una situación injusta, que se puede y se debe corregir, porque prácticamente todas las situaciones lo son. Es injusto que un trabajador cobre un salario de miseria, igual que es injusto que los jóvenes que no han querido estudiar ni trabajar no cobren un sueldo del Estado y vivan de una manera digna. Es injusto que haya millones de niños que se mueren de hambre como es injusto que los animales de compañía carezcan de los cuidados necesarios. Los medios de comunicación colaboran: tiene la misma o menor cobertura informativa el secuestro y violación de niñas en conflictos bélicos que la “supuesta tortura” de los toros en la lidia porque no hay jerarquía en las reivindicaciones. Todo el mundo tiene el mismo derecho a denunciar lo que considera denunciable, es decir, injusto, con lo que las verdaderas injusticias se diluyen en el “ruido” de las injusticias universales.

El de la justicia es uno de los problemas mayores que se ha desvirtuado por dicho proceso de idolatría que elimina la jerarquía y el análisis veraz de la circunstancia. Dice María Zambrano que el hombre debe aprender a enfrentarse a los tres horrores de la existencia: el nacimiento, la muerte y la injusticia. Los horrores del nacimiento y de la muerte se han borrado del horizonte del hombre contemporáneo. En las sociedades occidentales, el lento y difícil proceso de aprendizaje de la vida se ha sustituido por una entronización del niño como rey, cuyos confusos deseos no hay que contrariar, pues está dotado de una inocencia natural que todos añoramos como el paraíso perdido, cuando en el niño hay inocencia pero también crueldad y el aprendizaje consiste precisamente en aprender a discernir esas dos tendencias. ¿Y para qué hablar de ese deseo insatisfecho que anida en el corazón del hombre y que a lo largo de la historia le ha conducido a los mayores logros creativos y también a los más destructores? ¿De ese fondo insobornable donde se fragua la dignidad y tiene su sede la esperanza?¿Para qué reflexionar sobre la muerte, nuestro destino, si la ciencia se ha hecho cargo de la gestión integral de la vida biológica, que es a lo que estamos reducidos y está a punto de lograr la vejez indefinida?

Nos queda la injusticia, palabra “tótem” de todas aquellas propuestas de cambio que pretenden oponerse al avance de un capitalismo salvaje que se escapa por los circuitos informáticos y los paraísos fiscales; pero si no se clarifica el verdadero rostro de la injusticia, incluida la injusticia social que puede y debe ser corregida por todos los hombres y mujeres de bien, la lucha contra la injusticia se convierte en una especie de ídolo que omite la realidad circunstancial donde debe ejercerse la justicia y puede ponerse a los pies de cualquier interés individual, por el camino del logro de un poder, que justifica la utilización de cualquier medio y que en algunos países conlleva una riqueza incontrolada de aquellos que lo detentan, manipulando la esperanza de los más desfavorecidos.

Existe una injusticia social, sin duda, pero con realidades tan diferentes según los países, que no se puede afrontar con fórmulas idénticas. El comunismo fue la sustitución de un paraíso en el más allá por un paraíso en la tierra. Ha fracasado en la mayoría de los países en los que se ha impuesto, pero se mantiene la esperanza que lo fundamentó porque el mundo occidental no ha encontrado una esperanza alternativa, salvo el logro del bienestar y la conservación de la vida biológica el mayor tiempo posible. Además no sólo la injusticia deriva de un proceso social, hay injusticia en el seno mismo de la naturaleza que nos dota de diferentes potencialidades y que, en ocasiones, es tremendamente dura e injusta con algunos recién nacidos que deben arrastrar el resto de su vida enfermedades o deformidades. Y existe también la pequeña injusticia derivada de la maldad y el egoísmo que se encuentra en nuestra naturaleza, como se encuentra el instinto de bondad o de belleza, pero la tradicional pregunta de la filosofía occidental ¿qué es el hombre?, donde encajaría no sólo el problema de la injusticia sino el de la existencia misma del mal que ya no se formula, entre otras cosas, porque el pensamiento y la argumentación se están borrando del panorama del mundo occidental, seducido por el avance imparable de la ciencia y la tecnología. Terreno abonado para que la argumentación se sustituya por consignas convertidas en idolatrías.

“Adán ha muerto”, dictaminaba María Zambrano en sus últimos escritos y “la historia se nos ha tornado en un lugar indiferente donde cualquier acontecimiento puede tener lugar con la misma vigencia y con los mismos derechos que un Dios absoluto que no admite la más leve discusión. Todo está salvado y a la par todo está destruido o en vísperas de destruirse. Es mi sentir”. El hombre, tal como lo hemos conocido a lo largo de la historia occidental, ya no existe, entre otras cosas porque la voz de la reflexión y de la moral se encuentra ahogada por confusos balbuceos de políticos, banqueros, futbolistas y astros de la pantalla, y desde luego no cumple, en el caso de que exista, un papel rector en las sociedades ni mucho menos influye en las mentalidades colectivas.

El proceso se inició hace ya más de un siglo y está íntimamente relacionado con el nihilismo que según Ernest Jünger “es una proposición que hace ya más de cien años  tiene que ver con nuestro destino”. Se ha señalado el momento inicial en Nietzsche, quien se declaró el primer nihilista de Occidente y lo definió como la devaluación de los grandes valores. Gottifried Benn añade a la evolución del pensamiento filosófico el avance de los métodos físico-matemáticos a mediados del siglo XIX y señala dos fechas: 1847, fecha en la que Hemhotz  dio fundamento mecánico al problema de la conservación de la energía, mostrando el camino para la inteligibilidad del mundo como mecanismo; y 1859 el nacimiento de la teoría darwiniana. A partir de estas dos fechas Europa alumbra un nuevo tipo humano, caracterizado, según Zambrano, por el estrechamiento de su espacio interior, al ir desposeyéndose de todos sus asideros para aceptarse como materia. En consecuencia el hombre ya no tendría que recurrir a su interioridad para perfeccionarse pues era lo exterior a él, la política o la sociedad, lo que era preciso cambiar.  Este nuevo tipo humano insertado ya en el nihilismo, que nos acoge como un regazo, ha dejado sus huellas tanto en la novela El hombre sin atributos de Robert Mussil, como en el pensamiento El yo moderno de Gottfried Benn, El hombre sin contenido de Giorgio Agamben o El yo antagónico de Lionel Trilling y bajo su sombra es donde debemos detenernos para comprender algunas de las paradojas del mundo contemporáneo que estamos intentando subrayar.

Quizá sea la fórmula del “yo antagónico” la que nos pueda ofrecer más luz sobre la gran paradoja con la que iniciamos esta reflexión, al menos, nos puede ayudar a responder a la pregunta que ya no podemos dejar de formular. ¿Por qué esta paradoja no pertenece sólo a los políticos o a los manipuladores de la opinión sino que está incardinada en la mente de muchos millones de personas? Cito ahora una frase clarificadora de Lionel Trilling: “El yo moderno nació en una prisión. Y asumió su naturaleza y su destino en el momento en que percibió, nombró y denunció a su agresor”.

Para muchos millones de personas la definición de sus ser se reduce a la búsqueda de un “enemigo”, haciendo dejación del difícil proceso que conlleva llegar a ser persona. Lo perverso de esta situación, es que en el mismo momento en que se nombra “al agresor”, la misma realidad y la responsabilidad individual desaparecen como por ensalmo, así como la necesidad de hacer propios una serie de valores morales sobre los que ni siquiera se reflexiona. Si has localizado al enemigo adecuado, todo está permitido. Y la paradoja secundaria que se deriva de esto, y demuestra que la realidad social se ha dado la vuelta como un calcetín, es que muchos de los actuales “ricos”, que antes eran los “burgueses” representantes de la explotación, son los que ahora han dirigido o dirigen procesos de cambio encaminados a luchar contra la injusticia social. Sobra cualquier forma de análisis porque nos movemos en el terreno de la idolatría. Se es un privilegiado a la vez que se pertenece una “casta” moralmente superior. ¿Quién da más? Y esto no sólo es válido para los dirigentes políticos, o para la antigua nomenklaturasoviética, reconvertida ahora en multimillonarios empresarios, sino para muchos de los votantes progresistas de los países occidentales.

El caso de la España actual es paradigmático por muchos conceptos y los conflictos a los que hemos aludido están agudizados debido al largo periodo franquista y a la manipulación que los políticos y los medios de comunicación a su servicio han llevado a cabo tanto de dicho periodo como de la Guerra Civil española. A pesar de que hace décadas que existe un Estado del bienestar que han intentado mantener los dos partidos mayoritarios que se han turnado en el poder, la corrupción y la crisis económica han propiciado un descontento social que se ha canalizado en fórmulas que responden a la realidad de la España previa a la Guerra civil de 1936 y que nada tiene que ver con la España actual, inserta en un capitalismo global. Valga el ejemplo de la Iglesia católica que en la España de hoy carece de poder doctrinario excepto para sus fieles y, por el contrario, realiza una gran labor social que en estos años pasados ha ayudado a paliar la situación de los afectados por la crisis económica. En su política de “matar moros muertos” las alternativas de izquierdas sitúan a la Iglesia como “enemigo  a neutralizar”, tal como sucedió en la España de 1936; pero éste no deja de ser un ejemplo secundario.

Los principales “enemigos” del “votante antagónico” se han ido forjando a lo largo de estos 38 años de democracia. La injusticia y la corrupción se han identificado con el Partido Popular, mimetizado “ad nauseam” con el poder franquista, a pesar de que la corrupción es generalizada en prácticamente todos los partidos, incluidos los sindicatos, y tanto el Partido Popular como el PSOE han seguido políticas económicas muy semejantes, tendentes a ajustarse a los criterios de la Unión Monetaria Europea a la que pertenecemos. Y estas políticas también se homologan “in extremis” a la hora de afrontar la crisis. ¿No redujo Zapatero de forma lineal el salario de los funcionarios cuando una política económica errónea le dejó sin saldo para pagar nuestras deudas? Y los médicos y los profesores son  dos pilares fundamentales del Estado del bienestar; pero la clase media profesional, que en España al menos ha homologado su salario con el de los obreros especializados, pertenece como en el 36 a “la burguesía capitalista”, a no ser que se sitúe en nuestro propio bando, claro.

A este “enemigo” se añade la idea misma de “España”, enemigo número uno de todos los nacionalismos periféricos, cuyos dirigentes han podido durante todos estos años, manipular los libros de texto, tergiversando la historia; desobedecer las leyes; y tener un trato fiscal privilegiado, mientras sus dirigentes acumulaban impunemente dinero y poder mediante la corrupción porque siempre había un enemigo al que señalar como causante de todos los males. Todo ello ha sido posible, no sólo por la necesidad de apoyo parlamentario de los partidos que se han turnado en el poder a lo largo de estos años de democracia, sino por la identificación espuria del nacionalismo con planteamientos progresistas, debido a su lucha –fundamentalmente de ETA– contra el franquismo. Estos dos “enemigos” de los “votantes antagónicos”, ídolos que permiten eludir el análisis riguroso de la realidad económica, social e histórica han situado en este momento a la nación española en un callejón sin salida que ha devaluado el concepto de ciudadanía  y en el que su misma supervivencia está en la cuerda floja.

SOBRE EL AUTOR
/http://revistalevadura.mx/






 


RECORDATORIO TERTULIA LITERARIA

LUNES 29 - 19:00 H

COMENTAREMOS EL LIBRO:










LAS MUJERES QUE LEEN SON PELIGROSAS


Josefina leyendo, 1953 Óleo sobre lienzo. 138 x 97 cm Colección del artista



UNA OBRA NUNCA SE ACABA, SINO QUE SE LLEGA AL LÍMITE DE LAS PROPIAS POSIBILIDADES 
Antonio López



Con estas palabras Antonio López resume su particular modo de acercamiento al objeto a pintar. Sus cuadros se desarrollan a lo largo de varios años, décadas en ocasiones, con una plasmación lenta, meditada, destilando con cada pincelada la esencia del objeto o paisaje, hasta que el artista consigue plasmar la esencia del mismo en el lienzo.


El pintor busca entre la realidad que le rodea aquellos aspectos cotidianos, que él recoge con un tratamiento pleno de detallismo, rozando lo fotográfico. Sus preferencias van desde las vistas de Madrid hasta los retratos de sus familiares, pasando por los objetos más cotidianos y cercanos.
A lo largo de la mayor parte de su carrera artística, Antonio López ha desarrollado una obra independiente, en medio de un panorama artístico estructurado en base al informalismo y la abstracción. Tampoco parece tarea fácil vincular la obra de López con las tendencias realistas europeas más recientes, o con el hiperrealismo americano.











UNA GALLEGA EN LA SINFÓNICA DE GOTEBORG


Tiene 15 años y se llama Alejandra Sánchez Ortega

Esta semana una gallega de 15 años, Alejandra Sánchez Ortega, actuó como primer violín con la Sinfónica de Gotemburgo, o Goteborg como decimos aquí, de la que forman parte músicos de entre 17 y 25 años. Es una chica morena entre un océano rubio. «Es la único pelo negro, como nos llaman a nosotros. Aquí es raro ver a una extranjera y hasta le hicieron una entrevista en un periódico porque nos comentaron que era la única española en conseguir esto», me cuenta Katty Ortega, su madre, que hace cuatro años dejó Galicia para irse a trabajar a la lejana localidad sueca. «Los niños (tiene otro de 12 años) se adaptaron fenomenal», apunta. Alejandra estudió en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña, formó parte del coro de niños de la Orquesta Sinfónica de Galicia hasta que a los 11 años se mudó con la familia a Suecia. Cambió de país pero no varió su talento. Toca el violín, el piano y canta en el Domkyrkan «que es el coro más importante de Västra Götaland (la provincia donde está Goteborg) y que ganó varios premios europeos. En noviembre cantó Carmina Burana en la ópera de Gotemburgo», relata con satisfacción y lógico orgullo su madre. Solo el futuro nos dirá si Alejandra regresa a su Galicia natal convertida en una figura internacional de la música. «Por lo menos espero que su ejemplo incentive a otros niños a luchar por sus ideales aunque parezcan inalcanzables», destaca Katty.

Pablo Portabales, La Voz de Galicia





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