¿Un diván para Donald Trump?
Rosario Herrera Guido
Catedrática de la Universidad de Michoacán, México
Doctora en Psicoanálisis
Doctora en Filosofía
Autora de numerosos libros y artículos sobre literatura y psicoanálisis
Para avanzar en la comprensión del fascismo nazi, nada como profundizar en el conocimiento de la paranoia.
Jacques Lacan
His level of
agotism is rarely exhibited outside of a
clinical environment.
[Su nivel de egotismo rara vez es
exhibido fuera de un contexto clínico].
David Remnick, “An American tragedy”,
The New Yorker, 9/11/2016.
El cúmulo de mensajes vertidos tanto en
las exaltadas arengas como en los debates del candidato a la Presidencia de los
Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, ¡ahora Presidente Electo! … desde
el principio de su campaña daban cuenta del carácter paranoico de su discurso:
1) el Paladín de los olvidados a los que sólo él podía redimir … (delirio de
grandeza); 2) el Empresario constructor exitoso que siempre había logrado lo
que quería (¿de qué manera? y ¿con seis quiebras?); 3) el Narcisista, en el
centro del Universo, que apenas alcanza a reconocer lo que es idéntico a sí
mismo, cuya excesiva egolatría se expresa en el odio a los demás, los otros,
los pequeños, los despreciables, los “de color”, los indígenas, ¡sin faltar los
homosexuales y las mujeres! (pruebas finas para diagnosticar la paranoia); 4)
el Erotómano, rodeado de mujeres … metiendo mano en los concursos de belleza
mundiales y universales (el delirio de afirmar una extrema virilidad …otra
prueba más); 5) el Ególatra, que como expulsa la Ley, la trasgrede sin límite
ni vergüenza, por eso violó sistemáticamente las reglas electorales,
sospechosamente, sin ser jamás descalificado o inhabilitado como candidato
republicano, al punto de que en uno de los debates interrumpe como siempre a su
contrincante, Hillary Clinton, para decirle “What a dasty woman” (que en buen
mexicano quiere decir “Qué pinche vieja”): una imperdonable conducta para un
candidato a la presidencia del País Perfecto, Ejemplo para el Mundo de
Democracia, sin ser descalificado … además de no dar a conocer su estado
financiero, para protegerlo de cualquier investigación sobre la procedencia de
sus riquezas que podrían descalificarlo y 6) la Crueldad con la que se ha
referido a los migrantes indocumentados, que muestra al mundo su falta de
hospitalidad, la imposibilidad de hospedar a los necesitados, la hospitalidad
que es ética y sin ella no hay ética. Pero Trump siempre se percibió protegido
para poder consumar la más negra pesadilla consciente o inconsciente de los
norteamericanos: ¿un demente en la Casa Blanca, en cuyo sótano están los
botones para desatar la Guerra Nuclear? ¡La realidad superando a la ficción!
Como dijo aquí en Morelia Jesusa Rodríguez: “Los nortamericanos a lo que más le
tienen miedo es a que se conviertan en realidad sus pinches pesadillas”.
El discurso paranoico responde a la
estructura subjetiva de la paranoia, que descansa en el enunciado de atribución
que puede reconocerse en una neurosis: “yo lo amo”, y “tú me amas”. Pero Freud
descubre que existen cuatro modos de negar esto: 1) no es él a quien amo, es a
ella: erotomanía. Una defensa que como no es suficiente, requiere del mecanismo
de la proyección, por eso la segunda posibilidad: yo no lo amo, lo odio. Pero
como tampoco basta esta inversión, es necesario que intervenga el mecanismo de
proyección: él me odia: delirio de persecución (Jacques Lacan, Las psicosis,
Barcelona, Paidós, 1984, p. 52). Una tercera posibilidad es “yo no lo amo, “él
la ama”: delirio de celos. Pero en el delirio de celos paranoico el sujeto se
identifica, por una alienación invertida, con la propia esposa, portadora del
mensaje para un número indefinido de hombres. No se trata de una proyección
neurótica, como dice Freud, que culpa de los propios pecadillos al otro. El
delirio paranoico apunta a “todo el mundo”. Por ello hay una cuarta posibilidad
expresada en la desautorización de la frase: “Yo, un hombre, no amo a otro
hombre, en absoluto, yo no amo a nadie […] yo me amo sólo a mí mismo”: delirio
de grandeza” (Sigmund Freud, “Sobre un caso de paranoia descrito
autobiográficamente (Schreber)”, Amorrortu, 1979, t. XII, p. 60). Como dijo
Jacques Lacan: “El homosexual triunfa donde el paranoico fracasa”.
Un discurso paranoico que es posible
reconocer en el programa del fascismo hitleriano y que no por casualidad desde
el principio de la campaña hasta “su triunfo”, salieron jóvenes con suásticas
tras su líder y su promesa: la Gran Nación (la oferta mesiánica de volver al
Paraíso); 2) el culto a la Personalidad del Gran Clown de TV; 3) el Paladín de
los olvidados que puede hacer felices a todos “los blancos” que lo sigan; 4) la
defensa de un nacionalismo con componentes victimistas y revanchistas que
impulsa el odio a quienes los despojaron y conduce a la violencia (contra
mexicanos, latinoamericanos y migrantes en general, contra el Otro, el
diferente, el peligroso, bicho destinado al exterminio según la jerga nazi y 5)
la invención de los enemigos que impiden el éxito y la felicidad, a los que hay
que combatir para reunir a todos los temerosos y engañados en torno a su
Narcisista Personalidad, para alcanzar la Unidad del Verdadero Pueblo
Americano, la creación de las masas adoctrinadas por una ideología
propagandística, la vinculación a la plutocracia (el gobierno de los ricos), el
programa de la extrema derecha (explotación, discriminación, homofobia,
xenofobia y misoginia, con claros tintes de Imperialismo de Estado).
Tan peligroso que, después de sus
últimas actuaciones cambiantes, ahora de lobo ahora de cordero, con tintes
esquizoides, como recién me dicen amistades norteamericanas, acaba de declarar
que el 20 de enero llega a la Oficina Oval y al siguiente día ordena la
extinción del Obama Care Insurance (con lo que pone en peligro la salud y la
vida de 8 millones de personas), además de que dará un plazo de 15 días para
que el departamento de Migración empiece a hacer redadas de migrantes sin
papeles … justo porque no era una arenga de campaña para ganar sino un programa
a realizar, en compañía de su pandilla, a la que también desde hace tiempo se
les escucha un discurso paranoico-fascista: Rudolph Giuliani, Mike Pence, Chris
Christie y Paul Ryan (sin olvidar a Steve Bannon, el jefe de la campaña
propagandística). Como me dice una amiga novelista de California: “All of
american people never Thougth that the monster of his dreams could be his Lord”
[Todos los americanos nunca pensaron que el monstruo de sus pesadillas podía
ser su Amo]. Y otra amiga norteamericana que ha trabajado toda su vida con las
migrantes más necesitadas: “Es horrible que los millonarios determinen el
triunfo de Trump”.
Tal vez por ello circula en inglés una
parodia de la que sólo puedo compartir por ahora una parte: “Primer Día de
Trump en la Oficina Oval … Trump: “Debemos destruir a Isis de inmediato”.
Pentágono, CIA y FBI: “No podemos hacer eso porque nosotros lo creamos junto
con Turquía, Arabia, Qatar y otros, … creamos esos regímenes porque queríamos
su petróleo. No podemos permitir la democracia ahí porque la gente va a poder
poseer su petróleo”.
Tras el cuestionable, por el mundo entero, “Triunfo” de Donald Trump, que por institucionalidad y disciplina de la clase política norteamericana, Hillary Clinton se vio más que obligada a actuar republicanamente y felicitar a Donald Trump, cuando a éste lo único que le faltó en los debates fue hacerle “Trumpetillas”.
Tras el cuestionable, por el mundo entero, “Triunfo” de Donald Trump, que por institucionalidad y disciplina de la clase política norteamericana, Hillary Clinton se vio más que obligada a actuar republicanamente y felicitar a Donald Trump, cuando a éste lo único que le faltó en los debates fue hacerle “Trumpetillas”.
¿Un diván para Donald Trump? ¡Imposible!
Sólo se puede estar frente al discurso de la paranoia que se despliega en el
programa del fascismo.
PRESENTACIÓN DE NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 33
20:00 H - SERÁ EN LA LIBRERÍA
C/UNIÓN, 4 - MADRID
Alice Guy (1873, Saint- Mandé-1968, Nueva Jersey) fue
pionera en la dirección y producción cinematográfica desde los primeros albores
de la industria del cine. Con su película El
hada de los repollos (Le fèe aux Choux), rodada en 1896 se convierte en la
fundadora del cine narrativo, frente al cine de mostración de los hermanos
Lumiére. Desde 1894 trabajó con el productor Leon Gaumont y a la largo de su trayectoria profesional en Francia y en
Estados Unidos rodó más de 1.000 películas y creó varias productoras. Supo
rodearse de artistas, políticos y escritores, fue partidaria del voto femenino,
y su obra, siempre atenta a la vida cotidiana, captó con ironía los principales
conflictos de su época. Injustamente
olvidada, su labor apenas comienza a ser reconocida.
DE ALEJANDRA VAL CUBERO
Alejandra
Val Cubero es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad
Complutense de Madrid, y profesora de Comunicación Audiovisual en la
Universidad Carlos III de Madrid, donde pertenece al grupo de investigación de
cine y televisión TECMERIN. En la actualidad investiga e imparte docencia en
Zayed University, en los Emiratos Árabes Unidos. La escritora, especialista en
cines de Asia, África y Medio Oriente, ha realizado estancias postdoctorales en
Harvard (EEUU) y Jawaharlal Nehru University (India), y ha colaborado en la
consultora Altai Research sobre temas de género y comunicación en Afganistán. En
esta misma editorial ha publicado la biografía de la directora india Aparna Sen
(2015).
PRÓXIMA TERTULIA LITERARIA
COMENTAREMOS EL LIBRO
En reencuentro de personajes, Elena
Garro convoca a sus espectros literarios -ciertos
protagonistas de las obras de Scott Fitzgerald y Evelyn Waugh-
con el misterioso designio de retornarlos a la vida dentro del espacio real de
la novela. Así, mediante una operación que tiene mucho de acto mágico,
desarrolla una inquietante experiencia de literatura en la literatura, sin
precedentes en nuestro ámbito.
Pero lejos de ilustrar la estrecha tesis de que la literatura
sólo puede referirse a la literatura y no a la realidad, lo que Elena Garro se
ha propuesto revelar con su acto de recreación es la forma en que lo real se
confunde con lo literario, el prodigio que hace posible la inserción de un
mundo novelesco dentro de la propia realidad. Relatada a un ritmo vertiginoso y
dentro de una eficaz estructura emparentada de alguna manera con el thriller,
esta novela ha marcado desde su aparición un parteaguas definitivo en el
desarrollo de ta narrativa mexicana contemporánea.
Elena Garro fue una escritora, poeta, periodista y dramaturga mexicana. Ella rechazó la identificación con el "realismo mágico", que algunos autores le adjudican, por considerarla una etiqueta mercantilista.
Elogio de la duda
Autora: Victoria Camps
Editorial: Arpa. Barcelona
Año: 2016
Páginas: 173
Precio: 16,90€
El
libro se abre con varias citas entre las que quiero destacar la de Victor
Klemperer: “Quien piensa, no quiere ser persuadido, sino convencido; y quien
piensa sistemáticamente, es doblemente difícil de convencer”.
Camps
analiza en este ensayo las vicisitudes de la duda a lo largo de la historia del
pensamiento (de Sócrates a Wittgenstein pasando por Aristóteles Platón,
Descartes, Spinoza, Montaigne, Nietzsche,
Russell, Camus, Rawls…). La duda no implica ignorancia sino, por el contrario,
capacidad de pensar. Dudar nunca ha sido fácil pues la duda exige un notable
esfuerzo no sólo de pensamiento sino de
capacidad para escuchar al otro desde una postura flexible. Dudar nos aleja de
los círculos seguros y cerrados de la certeza y de la creencia. Los terroristas
religiosos o políticos no dudan; otros mensajes cotidianos pero igualmente
fanatizados, tampoco. Nos gustan los pensamientos petrificados, las costumbres
de la tribu, las formas de pensar comunes, los prejuicios, los tópicos que nos
cobijan y nos dan seguridades sin necesidad de pensar que la auténtica vida del
ser humano es la imperfección, el cambio y la inseguridad. Aceptar que los
seres humanos nos movemos en la paleta de los grises es duro para nuestro
narcisismo.
Pero
cuando Camps nos habla de la duda, no nos habla de la duda del asno de Buridan
que murió de hambre incapaz de decidir de cuál de de los montones de heno debía
comer, nos habla de la duda como motor del pensamiento, de la madurez mental y
de convivencia civilizada. Nos habla de un interrogante capaz de agitar
opiniones y explicaciones de lo que
nos ocurre y de lo que nos rodea. Un terrorista no duda, está convencido de su
misión, tiene unos objetivos que cumplir y actúa para lograrlos. No admite el
diálogo, sólo su superioridad moral. Como señala El Roto en una de sus geniales
viñetas: “Las incertidumbres dan mucho miedo
y las certidumbres mucho más”.
Tampoco
nos habla la autora de la duda derivada de la falta de seguridad en sí mismo.
Sino de una duda nacida de la debilidad intrínseca del ser humano y de su
necesidad de respuestas a las grandes preguntas: ¿quién soy?, ¿qué es el bien y
el mal?, ¿qué significado tiene la vida? Nos habla de esa duda que nos aleja
del narcisismo y de la autoafirmación para llevarnos al diálogo con el otro.
Dudar, nos dice Camps, no significa dejar de actuar ni permanecer indecisos, es
dar un paso atrás, distanciarse de uno mismo y reflexionar de manera prudente
sobre nosotros, los demás y lo que nos rodea. Es intentar obtener la respuesta
más justa para cada caso, aún a sabiendas que pocas veces lo lograremos. La
duda no implica parálisis de la acción, precisamente porque es un medio, no es
un fin. Pero tampoco implica la búsqueda de la perfección, el ser humano es
imperfecto por naturaleza. Y la virtud radical, nos recuerda Camps, es
inhumana. La duda implica capacidad de pensamiento para llevarnos a distinguir
lo que está bien de lo que está mal y, sobre todo, nos aconseja en su libro,
una actitud prudente y humilde para transitar por las zonas intermedias y no
por los extremos. Pero hay que dudar de todo, insiste Camps, hay unos valores
universales que nos hemos dado como la justicia, la dignidad del ser humano, la
libertad que se deben ser anclajes éticos de los que partir sino queremos caer en el relativismo.
Anna
Arendt llegó a la conclusión que el pensamiento es lo que nos hace humanos. Los
nazis, según su opinión, se habían convertido en asesinos porque habían
renunciado a su condición humana de pensar. Se limitaron a obedecer las
normativas impuestas por el poder. No dudaron de si lo mandado era ético o una
aberración moral para conseguir el poder absoluto.
Dudar
y pensar no da la felicidad, pero no dudar tampoco. Yo diría, tras leer este
libro, que dudar nos inquieta, pero es, aunque doloroso, enriquecedor. Mientras que no dudar es además de aburrido, alienante. En estas fechas de debates
políticos, enfrentamiento entre partidos y narcisismos inflados quiero hacer
mío el pensamiento de Camus cuando decía: “Si existiera un partido que no
estuviese seguro de tener la razón, ese sería el mío”.
Isabel Bandrés
VICTORIA CAMPS es catedrática emérita de Filosofía moral y política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue senadora por el PSC-PSOE durante los años 1993-1996 y consejera del Consell
Audovisual de Catalunya entre 2002 y 2008. Actualmente es presidenta de
la Fundació Víctor Grifols i Lucas y miembro del Comité de
Bioética de Cataluña. Ha sido Presidenta del Comité de Bioética de
España.
Entre sus libros destacan La imaginación
ética, Virtudes públicas (Premio Espasa de Ensayo), Paradojas del
individualismo, El siglo de las mujeres, La voluntad de vivir, Creer
en la educación, El declive de la ciudadanía, El gobierno de las emociones (Premio Nacional de Ensayo). En 2008
fue galardonada con el Premio Internacional Menéndez Pelayo. En 2014 ha sido
investida doctora honoris causa por la Universidad de Huelva. Su
último libro es Breve Historia de la Ética.
La película se inicia con una
violación. Así, sin más preámbulos. Escuchamos los sonidos de una violación,
pero no la vemos porque lo que nos muestra la cámara es el rostro de un gato
que inmutable contempla la escena. Diríase que el director, Paul Verhoen,
pretende decirnos, dado que el gato tiene mejor vista que nosotros, que no nos
fiemos: una cosa son las apariencias y otra la realidad. La protagonista, tras
ser violada, no llama a la policía ni a los vecinos ni a la familia ni a los
amigos. Sencillamente, ordena la habitación y se da un baño. Esos brillantes
primeros cinco minutos nos harán dudar de si lo que hemos visto es algo real o una
fantasía de la protagonista ¿Y por qué no una fantasía hecha realidad?
Parece ser una realidad porque en
las escenas siguientes, la protagonista, Michelle (Isabelle Huppert), continúa
siendo violada una y otra vez en su casa por un enmascarado. Descubrir la
identidad de su violador se convierte pronto para ella en una obsesión. Es una ejecutiva
fría y pragmática que dirige una exitosa empresa de videojuegos. No es casual
que su empresa apueste por los más crueles y sádicos video juegos. Frente a la
pantalla nada importa: el otro es un dibujo, y además mandamos nosotros. Las
fantasías más oscuras y las pulsiones más escondidas se pueden liberar.
Michelle es el producto de una
familia de monstruos, su madre es una narcisista y su padre un asesino de
niños. Arrastra como puede su pasado y su forma de afrontarlo es el cinismo y
la perversión. Ostenta el poder en cada una de sus relaciones personales y
laborales: amigos, familia y empleados son unos títeres manipulables en sus
manos. Los trata con una ironía vitriólica y una mala baba carente de cualquier
sentimiento de simpatía o afecto. Verhoen utiliza un humor negrísimo. La
celebración de la Navidad no tiene desperdicio para lograr darnos una visión
mordaz del ser humano. Detrás de una máscara hay otra y otra y otra. Y él, en
esta película, levanta algunas, pero siempre deja algo sin decir, sin nombrar.
La película nos muestra la
sordidez del bien y la cotidianidad del mal cuando la vecina le dice a Michelle
“Gracias por satisfacer sus deseos
durante algún tiempo”, frase que no explico para no destripar la película. Digamos
que el director explora, de una manera original y con una narrativa brillante,
los deseos más oscuros del ser humano. Nos presenta el deseo, sus vericuetos y
sus caprichos como móvil último de toda acción. Mantiene una mirada corrosiva
sobre el ser humano y no deja títere con cabeza. Está narración tiene múltiples
lecturas y sentimos que nos hemos perdido algo. Sin embargo, se sigue con gran
interés pues el director consigue con sus vueltas y revueltas sorprendernos.
Siempre va unos cuantos pasos por delante de nosotros.
Hay que destacar, la actuación de
Isabelle Huppert en un personaje mórbido, frío, oscuro, perverso, tortuoso y
despreocupado. Lo borda. Es una narración
brillante de la perversión que aúna sutileza, retorcimiento y brutalidad, y que
nos deja hipnotizados pegados a la pantalla. Y todo eso contado asépticamente,
sin hacer juicio de valor alguno.
Quien quiera ver películas
luminosas, amables y con buen rollito harán bien en abstenerse.
Isabel Bandrés
Natalie, una profesora de filosofía en un Instituto francés,
(magníficamente interpretad por Isabelle Hupert) tiene una vida aparentemente
confortable. Vive en una casa repleta de libros con su marido Heinz, también
profesor de filosofía y cuida de su madre que parece sufrir algún tipo de
alteración mental, pero que aún puede vivir de forma independiente. Además,
trabaja en una editorial escribiendo una serie de libros sobre filosofía. Un mundo
que si bien no es idílico (su marido es distante y su madre cada día es más
dependiente), parece firme y seguro; pero pronto esa cotidianidad se
resquebraja. Su madre muere, su marido la deja por otra mujer más joven, la
editorial le anuncia que en un mundo visual sus textos no tienen sentido y sus
hijos, ya adultos, se dejan ver de tarde en tarde. Natalie se queda sola y su
mundo se derrumba.
En un momento de la película, la protagonista dice entre el
sarcasmo y la sorpresa: “He encontrado la
libertad, la libertad total. Es extraordinario”. El problema es qué hacer
con esa libertad. Vemos cómo la protagonista piensa, se mueve, va de un lugar a
otro buscando un significado y un lugar en el mundo. Hasta ahora ha cumplido
los deseos de su madre, de su marido, de sus hijos y ha sido un modelo a seguir
para algunos de sus alumnos. ¿Y sus deseos? ¿Dónde están sus deseos? Se refugia
en Vercors, en los Alpes franceses, invitada por un ex alumno filósofo y
anarquista que la admira, para intentar reorganizar su vida. Allí la
descubrimos leyendo La muerte de Vladimir
Jankélévitch y llorando abrazada a la gata negra y obesa que fue de su madre.
La vida de un grupo de filósofos apartados del mundo y con sueños mesiánicos de
cambiar la sociedad no le seduce: “Yo no
quiero ser revolucionaria” le dice a su ex alumno favorito rompiendo con
esas palabras la imagen idealizada que se había forjado de ella su alumno más
brillante.
El personaje principal de la película, sin artificios ni
subrayados innecesarios, es la pérdida y las dificultades de afrontarla: la
protagonista pierde a su madre, a su marido, a sus hijos, su editorial y la
imagen que de ella se han forjado los otros. Tras una apariencia modesta, la
película reflexiona sobre la
inestabilidad de la vida humana, los abandonos que inexorablemente sufrimos a
lo largo de nuestra vida, la continua transformación que existe fuera pero
también dentro de nosotros.
Natalie busca sin cesar una salida en el tiempo, que es el
medio de la vida humana y, al final, la encuentra. Tras dejar a la gata en la
comuna de su ex alumno, como metáfora de que ha superado todos sus duelos, se
centra en el amor a la vida, abrazando a su nieto recién nacido, y en el deseo de
que “mis alumnos piensen con su cabeza”.
Nuestra estoica profesora ha apostado finalmente por lo
pequeño y cotidiano, por la vida misma. Lo que hace grande a esta película es
su falta de demagogia, su naturalidad, su sensibilidad carente de sensiblería,
y la falta de intelectualismo pedante. Aquí la filosofía es utilizada como un
arma que intenta ayudar a entender la vida y por lo tanto a vivir el día a día.
La película comienza cuando el matrimonio hace un viaje con sus hijos pequeños
y termina con la protagonista abrazando a su nieto: el eterno retorno de la
vida. De nuevo todo vuelve a comenzar.
Una película recomendable. Abstenerse los amantes de grandes
dramas y de emociones fuertes. Todo lo que sucede, y es mucho, es de piel para
dentro.
Isabel Bandrés
MUJERES&COMPAÑÍA, LA LIBRERÍA
DESPUÉS DE 4 AÑOS DE
CRECER EN COMUNIDAD,
MUJERES&COMPAÑÍA, LA LIBRERÍA
QUIERE ABRIRSE AL MUNDO
VIRTUAL
POR ESO NECESITAN NUESTRO APOYO,
PARA UNA "VERSIÓN 3.0" DE LA LIBRERÍA
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SOBRE ESTE PROYECTO:
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Y NO DEJÉS DE VER ESTE VÍDEO!!
UN POCO DE FÍSICA...
NEBULOSA DEL CANGREJO - OBSERVATORIO CHANDRA - N.A.S.A.
EL MEJOR DOCUMENTAL SOBRE EL UNIVERSO - 2016
¿ QUÉ ES UN AGUJERO NEGRO?
Podríamos definir un agujero negro como una especie de aspirador gigante situado en un punto del espacio que tiene tanta fuerza gravitatoria que engulle todo lo que se encuentra a su alrededor. Su potencia es tan grande que puede incluso aspirar la luz.
Como su nombre indica, los agujeros negros son negros y no pueden ser vistos en el espacio. Son invisibles pero los científicos han desarrollado varias técnicas para detectar su presencia:
- Una estrella es siembre el centro de un sistema solar y todos los planetas giran alrededor de ese astro. Como el Sol es el centro de nuestro sistema solar. Cuando una estrella muere y se convierte en un agujero negro, los planetas que gravitan a su alrededor siguen girando. Si se observan planetas girando alrededor de “la nada” se deduce que ahí se encuentra un agujero negro.
- Un agujero negro atrae todo a su paso. El polvo cósmico que atrae gira a tal velocidad que los algunos telescopios pueden detectar sus rayos luminosos.
- Un agujero negro atrae y desvía la luz. Si pasa entre la Tierra y una estrella viva, la luz de esa estrella será desviada y tendremos la impresión que ese astro brilla aún más que de costumbre.
- A través de distintos cálculos los astrónomos pueden calcular la masa de una parte del espacio. Si detectan una zona totalmente negra y con una masa superior a la de otro lugar, concluyen que hay un agujero negro.
https://www.youtube.com/watch?v=guPLhnIJx6o
https://twitter.com/NASA/status/570757944733601794/photo/1
https://twitter.com/NASA/status/570757944733601794/photo/1
¿ POR QUÉ EL CIELO ES AZUL?
El color del cielo se debe a tres factores: a la composición de la
luz, a la atmósfera y a nuestra fisiología.
La teoría del color, desarrollada inicialmente por Newton, explica
que la luz blanca está formada por la suma de todos los colores del arcoiris. Y
que cuando vemos un objeto de un color es porque refleja cierta longitud de
onda y absorbe el resto, o lo que es lo mismo, refleja ese color mientras
absorbe los demás.
En un extremo del espectro visible se encuentra el rojo, cuya
longitud de onda es la más larga y, por ello, su frecuencia la más baja (por
eso se les llama infrarrojos a
las longitudes de onda más largas) y en el otro extremo el violeta, cuya
longitud de onda es la mas corta y, por ello, su frecuencia la más alta (por
eso se les llama ultravioleta a
las longitudes de onda más cortas).
La luz del sol tiene que atravesar la atmósfera para llegar a
nosotros, y aunque el aire puro es incoloro, pues todas las longitudes de onda
lo atraviesan, las minúsculas partículas de polvo y de agua en suspensión, más
pequeñas que las longitudes de ondas de la luz visible, no tienen tamaño
suficiente para repeler la onda y solamente la desvian ligeramente de su camino
original. Una y otra y otra vez. Es lo que se conoce como dispersión.
Ocurre que las longitudes de onda del extremo azul del
espectro, al ser más cortas, son dispersadas en mayor medida que las del
resto de colores, lo que confiere objetivamente un color azul-violeta a nuestro
cielo.
Pero resulta que nuestros ojos captan el color a su manera, o
mejor dicho, nuestro cerebro interpreta la frecuencia de las ondas según la
información recibida a través de los ojos y de su particular
fisiología.
Nuestros ojos poseen unos conos sensibles a solo tres colores:
rojo, verde y azul. El resto de colores excita varios tipos de conos a la vez,
o lo que es lo mismo, podemos obtener el resto de colores a partir de la
combinación de esos tres. Y como nuestra vista es más sensible al color azul
que al violeta, es éste el color que observamos al contemplar el cielo.
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