NUESTRA BIOGRAFÍA DE ALICE GUY BLACHÉ, EN EL PAÍS!!
DE ALEJANDRA VAL CUBERO
LEER LLENA, PERO NO ENGORDA!!
Jane Bucci
PRÓXIMA TERTULIA LITERARIA
COMENTAREMOS EL LIBRO...
Si Juego y distracción supuso un paso de gigante
en la incipiente carrera de James Salter, Años luz, publicada ocho años más
tarde, en 1975, significó claramente su consagración como uno de los grandes
maestros de la literatura norteamericana del siglo XX. La escritura diáfana,
leve y luminosa de Salter nos asoma al interior del matrimonio de los Berland,
cuya vida transcurre entre Manhattan y una vieja casa al norte de Nueva York.
Allí, en una suerte de paraíso natural, rodeados de prados y con vistas al río
Hudson, Viri, arquitecto al que le apasiona su profesión, y Nedra, una mujer de
marcado carácter y una rara elegancia, disfrutan de los paseos, las cenas con
amigos y los incontables momentos de sosiego dedicados a jugar con sus dos
hijas. Sin embargo, detrás de esta apariencia idílica, el lector descubre las
finas líneas de fractura que asoman en la superficie y se van convirtiendo en
grietas hasta que, finalmente, desfiguran el paisaje sin posibilidad de
reparación. El amor difuminado por el paso del tiempo, como gran protagonista,
aguarda a los personajes para envolverlos en una luz final, vespertina, sin
retorno. Años luz traza con exquisita sensibilidad los límites y
contradicciones de ese estado evanescente de plenitud y bienestar que llamamos
felicidad y que anida en lo más profundo de todo ser humano.
James Arnold Horowitz nació el 10 de junio de1925.
Impartió clases en la Horace
Mann School, donde tuvo como compañeros a Julian
Beck y William F. Buckley, Jr. En el año académico 1939-1940 también
estudió allí Jack Kerouac.
Quiso estudiar en la Universidad
Stanford o en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, pero
finalmente el 15 de julio de 1942 entró en la academia militar de West Point por la presión de su padre que había
vuelto al ejército como Coronel Louis G. Horowitz en el Cuerpo de Ingenieros (United
States Army Corps of Engineers) en julio de 1941 anticipando la guerra.
Como hizo su padre, cursó la carrera militar en West Point
durante la Guerra Mundial. Después de su primer año de academia completó
el entrenamiento de vuelo básico en Pine Bluff, Arkansas, y el avanzado en la Stewart
Air Force Base, Nueva
York.
En mayo de 1945 su vuelo perdió el rumbo, estando bajo de
combustible confundió unas vías con una pista y estrelló su avión North
American T-6 Texan en una casa de Great
Barrington, Massachusetts.
Realizó cursos de vuelo para aviones multimotores B-25 hasta febrero de 1946.
Su primer destino fue el 6th
Airlift Squadron en Nielson Field, Filipinas.
Después estuvo destinado en Naha
Air Base, Okinawa, y Tachikawa Air Base, Japón.
En enero de 1947 fue ascendido a teniente. En
septiembre de 1947 fue transferido a Hickam AFB, Hawái.
En agosto de 1948 cursó estudios de posgrado en la Universidad
de Georgetown y recibió su título de máster en enero de 1950.
En marzo de 1950 fue destinado al cuartel general
del Tactical Air Commanden la base aérea de Langley, Virginia, donde permaneció hasta que
fue voluntario a la guerra de Corea. Llegó a Corea en febrero de 1952 después de realizar un curso de
entrenamiento para volar el North
American F-86 Sabre en la base aérea de la isla Presque, Maine.
Fue asignado al 335th
Fighter-Interceptor Squadron, 4th
Fighter Wing, una renombrada unidad especializada en cazar MiGs soviéticos.
Entre el 12 de febrero y el 6
de agosto de 1952 voló más de 100
misiones de combate. El 4 de
julio de 1952 derribó
un MiG-15.
Estuvo destinado en Alemania y Francia.
Ascendió a mayor. Dirigió un equipo de acrobacias aéreas. Fue oficial de
operaciones de escuadrón. En su tiempo libre escribió ficción. Los editores
rechazaron su primer manuscrito.
Su experiencia coreana la utilizó en su primera novela The
Hunters (1956), que posteriormente fue llevada al cine en 1958 con Robert
Mitchum como protagonista. La adaptación al cine era muy
diferente a la novela, en la que se narraba la lenta autodestrucción de un
piloto de caza de 31 años que no encuentra más que frustraciones en su primera
experiencia de combate, mientras que sus compañeros alcanzan la gloria.
Estuvo 12 años en las Fuerzas Aéreas. Los 6 últimos como
piloto de combate. Abandonó su carrera militar por su carrera como
escritor. La decisión le resultó difícil debido a su pasión por volar. Sus
escritos basados en su experiencia en las Fuerzas Aéreas tienen un tono
fatalista: sus protagonistas luchan y tienen conflictos entre su reputación y
su auto percepción, mueren cumpliendo su deber mientras que sus antagonistas
ineptos medran y ascienden. Pinta un panorama familiar para cualquier piloto de
combate que haya sobrevivido un combate aéreo.
En 1961 su novela The Arm of Flesh contaba
sus experiencias de vuelo en la 36th Fighter-Day Wing en la
base aérea de Bitburg, Alemania, entre 1954 y 1957.
Una versión extensamente revisada de la novela fue publicada en 2000
titulada Cassada. Tras permanecer varios años en la reserva de las
Fuerzas Aéreas, Salter abandonó toda vinculación militar en 1961 cuando
su unidad fue llamada para la crisis de Berlín.
Se mudó a Nueva York con su familia, que incluía a
gemelos nacidos en 1962. Cambió su nombre de James Arnold Horowitz a James
Salter. Salter se divorció de su primera esposa Ann.
En 1976 comenzó a vivir con la dramaturga Kay
Eldredge con la que tuvo a su hijo Theo Salter en 1985. Se casaron en
París en 1998.
En 1980 después de esperar durante mucho tiempo a que
su hija Allan, fruto de un matrimonio anterior, acudiera a cenar con él y su
mujer en Aspen, Colorado, Salter decidió presentarse en la cabaña contigua a la
casa en la que se acababa de instalar su hija y la encontró sin vida en la
ducha, electrocutada.
Vivió entre Bridgehampton, Nueva York y Colorado. Falleció
el 19 de junio de 2015 a la edad de 90 años en Sag Harbor (Nueva
York).
Mi
sueño de maternidad y mi realidad como madre se confabulan sin problemas en dos
momentos del día: por la mañana, cuando llevo a mi hijo al cole y por la tarde,
cuando lo recojo. Siempre soñé que
agarraría la mano de un niño y
lo acompañaría hasta el colegio y, que
en ese camino, mi hijo señalaría al cielo para indicarme que una bandada de pájaros está volando o que apuntaría con su dedito a los
operarios que están podando los árboles para preguntarme: “¿qué hacen mamá?” También
me imaginaba en esa rutina mañanera saludando
a las personas que se cruzaran con nosotros llevando sus propias rutinas
a cuestas. Y así es como sucede; mi hijo y yo saludamos a la librera que va a
abrir su tiendita en la que compraremos
lápices, estuches y cuadernos; a los
abuelitos que llevan a su hija con discapacidad al centro de día o a la otra
mamá que lleva a su hijos al colegio en dirección contraria; (¡qué cosas!, yo llevo a mi hijo al cole que está cerca de
su casa y ella trae a los suyos al cole
que está cerca de la mía.) A veces repasamos
la lección por el camino: las partes del cuerpo humano, las estaciones del
año o sumamos de cinco en cinco porque
nos gusta mucho sumar. Y antes de llegar a la puerta del colegio, Kosta se
quita el gorro rojo para que no le vean sus amiguitos con él y me da un beso.
A
las cinco, cuando voy a recogerlo, también coinciden sueño y realidad en un
mini diálogo alimenticio: “Hola mamá, ¿has traído el bocadillo? “Ah! Qué rico”
“¿Y chocolate? “ “No, hoy no toca chocolate” “Buff” ¿Qué tal, qué has hecho
hoy? “Cosas mamá, cosas”, y empezamos a jugar a las casitas inventando
habitaciones en los troncos de los árboles. También saludamos a tres abuelitos
y a su cuidadora que están sentados en el banco, justo enfrente del paso de
cebra. Yo les llamo los caracoles al sol, porque buscan el sol como caracoles arremetidos
en su concha un poco doblados ya, por el peso de la edad.
Al
margen de estos momentos, el resto del día es pura improvisación donde se
mezclan el sentido común, la intuición y el asombro. He de decir, que llevo
cuatro meses viviendo con un hijo que llegó con ocho años. Todo es nuevo para
mí y sobre todo para él: las palabras que descubre, la velocidad con la que ha
aprendido el idioma, las tremendas rabietas donde se mezclan todas las edades
en una y, sobre todo, ese ser que ha desembarcado aquí con una
personalidad forjada a partir de la experiencia más dolorosa que puede
vivirse en la infancia: el abandono. “Resilencia” es el término utilizado por
los expertos para describir el proceso de recuperación. El Larousse define el
término como “índice de resistencia al choque de un material” y que en el caso
que nos ocupa equivale a “resistencia al sufrimiento”, tanto a las magulladuras de la herida
psicológica como al impulso de reparación psíquica que nace de esa resistencia. Como muy bien describe Boris Cyrulnik en su
libro Los patitos feos: “El hecho de
que un patito feo encuentre una familia de cisnes no lo soluciona todo”. La
herida queda escrita en su historia
personal, grabada en su memoria. El primer golpe, el primero que se
encaja en la vida real, provoca el dolor de la herida o el desgarro de la
carencia. Y el segundo, sufrido esta vez en la representación de lo real, da
paso al sufrimiento de haberse visto humillado, abandonado. “¿Y ahora que voy a
hacer con esto? ¿Lamentarme cada día, tratar de vengarme o aprender a vivir
otra vida, la vida de los cisnes?” Al patito feo le va a costar mucho tiempo
curar esa cicatriz antes de llevar una existencia de cisne. No solo debe
cicatrizar la herida, también debe producirse una metamorfosis en la
representación de la misma.
Los
padres en general, pero los adoptivos con más ahínco, debemos ser
“terapéuticos” para nuestro hijo, con el fin de reparar y sanar al niño
afectado por el trauma y trabajar a su lado el apego y la empatía. “Casi no
conozco a mi hijo”, me repito a menudo, porque apenas hemos andado juntos,
apenas hemos jugado juntos, apenas nos hemos hecho cosquillas, apenas nos hemos
mirado a los ojos, nos hemos abrazado, descubierto. ¡Qué poco camino hemos
recorrido! ¡Qué corto el tiempo de convivencia y qué intenso a la vez!
Afortunadamente, me acompaña en este viaje una red familiar extensa, compuesta
por abuelos, tíos, primos, amigos, hijos de los amigos, colegio, vecinos, que
son un apoyo inestimable, sin el cual, el fracaso estaría asegurado, ya que la
soledad es mala compañera en esta vivencia.
Esa red, “la tribu”, como me gusta llamarla, hace que todo sea posible y multiplica los
vínculos afectivos y protectores de mi hijo.
En
este inicio del siglo XXI se han escrito múltiples artículos sobre la
maternidad, sobre los tipos de madre: madre helicóptero, hipomadre, madre cuervo,
hipermadre… La periodista Samanta Villar ha levantado una
polémica con su libro Madre hay más que
una, en el que sentencia con frases del tipo: “Tener hijos es perder en
calidad de vida”, “Yo no soy más feliz ahora de lo que era antes”, “Me comieron
el coco y quise tener hijos porque decían que era maravilloso” (¡Dios mío, qué
personalidad tan floja y qué poca capacidad de observación la tuya! O quizá
debería decir ¡qué buena capacidad para hacer negocio publicando el libro y
alimentando la polémica!) Yo, Samanta, te diré que mi vida es cien mil veces
mejor: cuando antes estaba en el cine, ahora voy a recogerlo a la salida del
fútbol, cuando antes cenaba alegre y despreocupada con mis amigos, ahora
preparo meriendas, comidas y cenas para el día siguiente, mientras pongo la
lavadora con el chándal de mañana …. ¡Y
eso por no hablar de mis noches! Las caricias y ronquidos de los amantes han
pasado a ser sustituidos por una vocecita inocente que me pide agua, que no
puede respirar bien, o que quiere que duerma a su lado porque hay un monstruo en la
habitación. Mi rostro se ha vuelto ojeroso y tarareo sin parar canciones infantiles que no
puedo sacarme de la cabeza. ¡Señor, Señor¡
Cada
mujer vive una maternidad única, exclusiva, y no puede objetarse nada a ello,
la vivencia es intransferible y por supuesto, no exenta de dificultades, no
creo que ninguna madre sea tan ciega como para no reparar en ello. Sin embargo,
yo quiero insistir en la capacidad terapéutica de la maternidad, no solo hacia
el niño, sino también hacia las madres, entre las que me incluyo; la capacidad para curar sus heridas. Para mí, se trata de un
tipo de vínculo único, que no puede darse con ningún otro ser vivo, que impulsa
al amor y que se vuelve una oportunidad de crecimiento. De cada una
depende cómo decida vivirlo, si como
renuncia o como expansión. Los hijos te permiten ahondar en tus fortalezas y
también en tus carencias; son el espejo que refleja tus sombras y te ofrecen la
oportunidad de iluminarlas. Un día,
después de haber pasado solo un mes y medio en España, Kosta levantó la mirada de su taza de cola-cao
y la posó sobre mí; después, recorrió con sus ojos negros azabache el salón y
me dijo: “Yo un día en Bulgaria pensaba: “quiero vivir en una casa, con
juguetes, con comida y con una mamá. Y mira: abracadabra y aquí estoy.”
La
maternidad ha achicado mi vida y la ha
engrandecido al mismo tiempo. Entre achicar y engrandecer, me quedo con la
grandeza.
Natalia
Velasco Postigo
Titulo: La resistencia íntima. Ensayo de una
filosofía de la intimidad
Premio Nacional de
ensayo en 2016
Autor: Josep Maria
Esquirol
Editorial: Acantilado
Páginas: 177
Precio: 14 euros
La resistencia íntima
“¡Cómo! ¡Vos aquí
señor! La tiranía de la noche es demasiado dura para que la soporte la
naturaleza del hombre. Hay que guarecerse bajo techado. Entrad, señor, os lo
ruego.”
Estas son las palabras que el fiel Kent le dirige a un rey
Lear desorientado y desvalido. De eso va este libro. La situación humana,
señala el autor, es la intemperie, no solo física sino también metafísica ante
el sin sentido y el saber de su finitud Las fuerzas desintegradoras del ser
procedentes del medio y de sí mismo pueden ser superadas por medio de la
búsqueda constante de evasión o, como propone Esquirol, por la resistencia íntima de caer en el abismo
y para eso nos abre la puerta de la vuelta a lo cotidiano y la reunión con el
otro. Nuestra relación con el otro para resistir es el eje de las reflexiones
del autor. El amparo del otro, señala, no evitará ni la falta de sentido ni
nuestra finitud, pero su compañía aligerará la carga. Y la vuelta a una vida
sencilla y a la cotidianidad nos pondrá los pies en el suelo y nos hará
resistentes a la banalidad, a la fama efímera, a la apariencia, al desbordamiento
de nosotros mismos.
Los seres humanos necesitamos, recalca, siempre del otro para
sostenernos y seguir adelante. Ya antes de nacer habitamos una casa ajena, el
vientre de nuestra madre. En el transcurso de nuestra vida seremos porque hay
un otro que nos conforma y nos sostiene. Pero para que esa relación con el otro
nos sirva para no caer en el vacio de la nada debe de ser una relación ética.
Es decir, debe de ser una relación de amparo y no de poder. Una relación en la que
uno no es sujeto y el otro objeto, una relación, en suma, donde uno importa por
sí mismo y es significativo para el otro. Una relación que conforta, protege,
arropa y consuela. ¿Eso es posible? ¿Sostener una relación así? En este ensayo
se nos habla de la dificultad y de la debilidad de esa juntura con el otro.
Ésta es muchas veces como un hilván provisional que tal vez sea cosido o no. La
juntura es un paréntesis. A veces la hacemos porque nos amparamos, nos
entendemos, nos cuidamos los unos de los otros. Pero otras veces, nos
lastimamos, nos mostramos indiferentes y nos herimos. Es decir, descosemos la
juntura. O sencillamente hilvanamos. Resistir aquí es la resistencia esencial:
procurar que la juntura, esa relación ética con el otro, no se
deshaga del todo y, por otra parte, saber que a pesar de la debilidad de la sutura
que es finita y temporal, podemos seguir empeñados en hacerla, una y otra vez. “Darse cuenta de lo humano- nos dice – es estar implicados en la sutura de la sutura”.
Y añade “La debilidad del otro hace que
la medicina y la ética tengan un mismo significado. Cada uno de nosotros es una
sutura que pide atención por parte de los demás”
Los médicos, las enfermeras, los cooperantes y los cuidadores
en general ocupan en este ensayo un lugar relevante, ya que son los grandes
resistentes a las ofensivas de la enfermedad. Califica su labor “como gesto humano por excelencia “Si
nadie se pude sostener en pie solo, metafísicamente hablando, en la enfermedad
esa realidad es también física. La necesidad del otro, su calidez humana y sus
conocimientos técnicos se hacen indispensables. “Su excelencia, dice refiriéndose a la labor de médicos, enfermeras
y cuidadores, procede del hecho de ser un
arte que implica la relación interpersonal; a la vez, técnica, diálogo, arte y
relación, procedimiento y contacto, método y trato”.
En la vuelta a lo cotidiano como fuerza de resistencia al
abismo de la nada tiene mucho que ver la proximidad, la acogida y el cuidado
del otro. Nos habla de la casa, no como obra arquitectónica, sino como hogar en
donde que nos reunimos y acogemos a los otros. “Una casa no hospitalaria-
dice- no es casa”. En realidad,
afirma, la auténtica casa sería el otro, la acogida del otro. La resistencia
sería no dejar al otro sin cobijo y sin consuelo. También nos habla de la utilización
de la palabra como modo de acercamiento y amparo, como lugar democrático en el
que todos pueden expresarse y no como monopolio. Practicar aquí la resistencia
sería evitar las palabras que hieren y humillan, la verborrea invasiva que
quita la palabra al otro o la murmuración corrosiva. Otros temas de los que
trata son la comida que reúne y une; la fortaleza ante las adversidades y los
golpes de la vida; la sencillez de la vida que nos aleja de la banalidad; el
dogmatismo de la actualidad que llena nuestra cotidianeidad de estupideces y
ruido sin sentido; de la necesidad de cuidar de sí mismo sin convertirse en
narciso.
Cuando Esquirol reflexiona sobre el cuidado de sí mismo lo diferencia del cuidado de mí mismo. Mientras el cuidado del sí (ser) nos lleva a
una apertura hacia el otro, el cuidado del mí (yo, ego) nos llega a cerrar esa
apertura hacia el otro y al narcisismo. El mí
mismo significa la inflación del el ego. “Narciso – nos señala- no hace
experiencia de su propia miseria, de su nada, razón por la que se queda
encerrado y asfixiado en su propia imagen”. Sin embargo, añade, “la
experiencia del sí mismo es experiencia de la propia intemperie y solicitud por
la vulnerabilidad del otro”
El autor reflexiona en este libro sobre la vulnerabilidad
humana y cómo afrontarla apoyándose en textos de Habernas, Freud, Deleuze,
Nietzsche, Jaspers, Heidegger, Camus, Jünger, Rolland, Fouccault, Hadot, Heráclito….
No es original porque lo que nos dice ya lo habían dicho otros y porque la gente
que practica el sentido común lo ha sabido siempre, pero sí que su forma y modo de exponerlo nos puede ayudar a repensar
sobre nuestra fragilidad y a valorar lo que está sociedad narcisista y desquiciada
ha olvidado: la sencillez, el cuidado del sí
mimo y la relación ética con el otro.
Isabel Bandrés
Josep Maria Esquirol, profesor de filosofía de la Universidad
de Barcelona donde dirige el grupo de investigación Aporia. Es autor de
numerosos estudios sobre filosofía contemporánea e imparte seminarios sobre la
materia en la universidad de varios países. Ha publicado: Uno mismo y los otros
(2005), El respeto o la mirada atenta
(2006), El respirar de los días (2009)
y Los filósofos contemporáneos y la
técnica (2011).
LA FUNDACIÓN AMANCIO ORTEGA DONA 320 MILLONES DE EUROS PARA RENOVAR EQUIPOS ONCOLÓGICOS
En 2015, la organización donó 17 millones de euros al Servicio Gallego de Salud (Sergas) para financiar la renovación tecnológica de todos los centros de diagnóstico y tratamiento oncológico del sistema público de salud de Galicia.
AHORA....
LA FUNDACIÓN AMANCIO ORTEGA EXTIENDE SU APOYO
A LA ONCOLOGÍA EN EL SISTEMA PÚBLICO DE SALUD DE TODAS LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS DE ESPAÑA
El programa de la Fundación para la renovación tecnológica del diagnóstico y tratamiento radioterápico del cáncer en los hospitales públicos tiene un presupuesto de 320 millones de euros para la adquisición de más de 290 equipos de última generación
A Coruña, 29 de marzo de 2017.
La Fundación Amancio Ortega (FAO) ha alcanzado principios de acuerdo con los departamentos de salud de todas las comunidades autónomas para extender su programa de apoyo a la modernización de las unidades de detección y tratamiento radioterápico del cáncer en los hospitales públicos.
Según los especialistas en oncología, cada año se diagnostican en España más de 200.000 nuevos casos de cáncer, de los que al menos un 60% precisan tratamiento por radioterapia en algún momento de su evolución. La incorporación de equipamientos de última generación, tales como la mamografía digital con tomosíntesis o los aceleradores lineales avanzados, permite realizar diagnósticos más precisos y proporcionar a los pacientes tratamientos más eficaces, menos agresivos y de menor duración.
Este programa de la FAO, ya en ejecución en Galicia y Andalucía, tiene una dotación global de 320 millones de euros y permitirá la adquisición de más de 290 equipos, de acuerdo con las necesidades identificadas por los profesionales de los servicios autonómicos de salud. La FAO prevé formalizar en breve plazo la donación a los diferentes gobiernos autonómicos, dando paso a los procedimientos administrativos públicos para la adquisición de los equipos.
(Nota de prensa cortesía de la Fundación Amancio Ortega)
¡¡FELICIDADES POR SU NUEVO 28 DE MARZO!!
DON AMANCIO, ALGUNOS DEBERÍAN APRENDER DE USTED,...
LOS LÍMITES Y LA LEY
Hace pocos días se publicó una
encuesta realizada en nuestro país, cuyos resultados más llamativos señalaban
que cerca del 50% de la población española estaba a favor de algún castigo
físico a los hijos, considerando que forma parte de la educación.
En los días siguientes se
sucedían en las emisoras de radio tertulias donde expertos educativos
expresaban su opinión más o menos horrorizada: comentaban que bajo ningún
concepto se debía pegar a un hijo, que estos temas familiares había que
arreglarlos con explicaciones, comprensión y diálogo. Puedo estar de acuerdo en
esta posición, aunque en ella asoma un aire voluntarista que lamentablemente no
alcanza para cambiar las cosas.
Otros proclamaban que no podíamos
quedarnos con los brazos cruzados cuando la presente situación se debe a una
especie de debilidad de los padres en el ejercicio de su autoridad: algunos "cachetes"
a tiempo son positivos porque evitan que se llegue al desmadre. Puedo también
estar de acuerdo con estas declaraciones, aunque se me figura una suerte de violencia
preventiva e ineficaz que corroe el fino hilo de la comunicación y la confianza
imprescindible para la convivencia y el crecimiento de todos los integrantes de
la casa.
Y aquí comienza la interminable
cuestión acerca de qué limites imponer y hasta dónde. Es frecuente que los padres
acudan a consulta cuando ya no saben qué hacer con su hijo, que lleva largo
tiempo manteniendo una conducta violenta. Llegan después de haberles prohibido
toda clase de cosas que le gustan, hasta que sienten que ya no tienen nada más
que prohibir. Desesperados, comprueban que con esas imposiciones lo que
consiguen es generar aún más violencia.
No se trata de buscar culpables,
pero tampoco victimizar a nadie. Cuando una familia llega a este estado es
porque todas las partes están implicadas, tanto padres como hijos. El ser humano no nace enseñado. Ningún
padre permite que su hijo pequeño toque un enchufe por el daño que le puede
ocasionar y sin embargo, frente a conductas transgresoras, se hacen los
desentendidos porque ellos mismos no pueden ponerse como ejemplo.
Los límites son imprescindibles pero
también lo es el conocer el campo sobre el cual limitar: no podremos decirle a
nuestro hijo que hable más bajo, escuche con atención o juegue con cuidado si
no sabe qué es hablar, escuchar o jugar. A un niño pequeño que le escuchan y
aprende a conversar, difícilmente lo veremos patalear, chillar o golpearse con
el fin de hacerse notar.
Los límites no siempre vendrán
impuestos por los padres. En ocasiones son zonas de descubrimiento que solo
aquel que experimenta puede (y debe) conocer. Es función de los padres, en
estos casos, invitar a los hijos a conocer las maravillosas posibilidades que
brinda la imaginación.
Me viene a la memoria, para
finalizar estas líneas, unas palabras de Borges pronunciadas en una
conferencia: De los diversos elementos del hombre, el más asombros, es -sin duda- el
libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio
son extensiones de su vista, el teléfono extensión de su voz, luego tenemos el
arado y la espada, extensiones de su brazo, pero el libro es otra cosa: el
libro es extensión de la memoria y la imaginación.
Lidia Andino Trione
Gabinete
Psicoanalítico Grupo Cero
DERECHO A LA EDUCACIÓN PARA TODAS LAS NIÑAS
Lo que comenzó como un panel de discusión en junio de
2015 en la sesión número 29 del Consejo de Derechos Humanos, se convirtió en la
resolución 32/20 sobre el "disfrute del derecho a la educación de todas
las niñas"en junio de 2016.
Esto significa que la Oficina del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos, preparará un informe sobre este tema que será enviado para su
consideración al Consejo de Derechos Humanos en su sesión 35 en junio de 2017.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
está recabando información de los Estados miembros de las Naciones Unidas, el
Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas, otros cuerpos y agencias
relevantes, organizaciones regionales y nacionales, así como instituciones de
Derechos Humanos y la sociedad civil incluyendo la infantil.
GWI se mantienen contacto con la Oficina del Alto
Comisionado y recientemente, con la ayuda de Nina Joyce, representante en
Ginebra de las Naciones Unidas, GWI envío su Manifiesto sobre Educación para
Todos, para ser considerado en este estudio y ha sido colgado en la web
de la Oficina del Alto Comisionado."
Geeta Desai
Presidenta de GWI
AMMU VISITARÁ EL INSTITUTO DE ENSEÑANZA SECUNDARIA RENACIMIENTO, EN MADRID, DONDE NUESTRA PRESIDENTA MARÍA LUISA MAILLARD HABLARÁ A LOS ALUMNOS ACERCA DE LA ASOCIACIÓN Y NUESTRA COLECCIÓN DE BIOGRAFÍAS DE MUJERES RELEVANTES, QUE EL I.E.S. RENACIMIENTO HA COMPRADO COMPLETA.
C/ Castellflorite 4, 28019 Madrid
Carpetana, Línea 6
LA CANADIENSE MAGGIE MACDONNELL
QUE ENSEÑA EN UNA PEQUEÑA COMUNIDAD ESQUIMAL GANA EL 'GLOBAL TEACHER PRIZE'
CONOCIDO COMO EL NOBEL DE LOS PROFESORES
Maggie
MacDonnell, una maestra de un pueblo perdido en Quebec, Canadá, ha ganado el Premio global de enseñanza 2017, patrocinado por la Fundación Varkey.
Durante
los últimos seis años, MacDonnell ha enseñado a estudiantes de enseñanza media en Salluit, pueblo de la comunidad inuit
indígena en Quebec. Tiene una
población de alrededor de 1300 habitantes y sólo se puede llegar por vía aérea. En el pequeño pueblo hay muchos casos de adolescentes embarazadas, altos niveles de
abuso sexual, consumo de drogas y alcohol, y jóvenes suicidas (hubo seis
muertes de este tipo en 2015).
"Ser
testigo de los funerales de mis estudiantes es una de las cosas más difíciles
que he tenido que vivir y no quiero volver a estar en esa posición otra
vez," dijo MacDonnell en un video realizado por la fundación. "Como educadora, voy a construir
programas que cultiven la capacidad de recuperación, la esperanza y construir autoconfianza para mis estudiantes."
Ella le
dijo a la Associated Press después de su victoria que planea usar el dinero del
premio mediante el establecimiento de un programa de gestión ambiental para
volver a conectar los jóvenes con sus tradiciones culturales.
MARINA HERLOP
COMPOSITORA Y CANTANTE
Marina Herlop
"Empecé a estudiar música a la edad de 9 en la escuela de música de
Piera, mi ciudad natal. Dejé de tocar el piano cuando tenía 13 años y
apenas lo toqué hasta la edad de 20. En ese momento, yo estaba estudiando
Periodismo y Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona.
Seguí
adelante, con la Universidad, pero volví a la música. En junio próximo, voy a
terminar el Grado medio de piano clásico. Sin embargo, todavía me gustaría
seguir desarrollando mi técnica como pianista y cantante a través de piezas
clásicas.
En cuanto a
mi propia música, empecé a hacer canciones hace tres años, en mi tiempo libre y
sin ningún objetivo inicial de grabarlas. Las pistas de Nanook son mi
primer intento como compositora. Las creo a través de mi intuición y mi
gusto estético.
Este
álbum es una primera afirmación de mí misma como un
música".
Marina Herlop
“Marina es un talento tan impresionante. He
estado esperando durante más de un año encontrar a la persona adecuada
para firmar con Instrumentales Records y sé absolutamente que la he encontrado
en Marina. Nanuk es un álbum excepcional creado por una artista extraordinaria y
estoy muy orgulloso de tenerla en mi sello".
James Rhodes
Marina Herlop y James Rhodes
https://www.youtube.com/watch?v=TCRoUpHlX3I&t=124s
https://itunes.apple.com/es/album/nanook/id1171160657
https://itunes.apple.com/es/album/nanook/id1171160657
ELISA FONSECA
PINTORA
Bodegón
Irlanda
Señora
Viñedo
HISTORIA DE LA TIERRA
No hay comentarios:
Publicar un comentario