¡¡PRESENTAMOS NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 36!!
VIDA DE CONCEPCIÓN ARENAL
de MARÍA LUISA MAILLARD
SERÁ EN...
DELEGACIÓN DE LA XUNTA DE GALICIA EN MADRID/CASA DE GALICIA
C/ CASADO DEL ALISAL, 8
A LAS 19:30H
Concepción Arenal (1820-1893)
nació en Ferrol y, a lo largo de su vida, se enfrentó a todos los problemas
humanitarios que padecía España en el tránsito a la Modernidad. En su juventud
asistió vestida de hombre a los cursos de Derecho de una Universidad vedada a
las mujeres. Desde entonces dedicó su vida a la defensa de la dignidad de los
olvidados de la sociedad, los presos, para los que reclamó un Código Penal
correccionalista; los huérfanos y los menesterosos; pero no olvidó el papel
relegado de las mujeres y luchó por su derecho a la educación y al trabajo
digno. Ocupó cargos públicos como el de Visitadora de Prisiones de Mujeres de
Galicia e Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres. Entre sus obras cabe
destacar La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad, Estudios
penitenciarios y La emancipación de la mujer.
MARÍA LUISA MAILLARD
María Luisa Maillard, doctora en
Filología con Premio Extraordinario, ha sido catedrática del Instituto Beatriz
Ga- lindo de Madrid. En la actualidad es Presidenta de la Asociación Matritense
de Mujeres Universitarias que promueve esta colección de biografías. Estudiosa
del pensamiento de María Zambrano, ha publicado los libros María Zambrano: la
literatura como conocimiento (1997), Estampas zambranianas (2004) y Vida de
María Zambrano (2009); aparte de numerosos artículos en revistas especializadas
y libros colectivos en España, Italia y México. Desde el año 2008 co-labora en
la edición crítica de las Obras Completas de María Zambrano, bajo la dirección
de Jesús Moreno Sanz. Ha publicado también los libros Asociación española de
Mujeres Universitarias 1920- 1990 (1990), la novelas El cementerio francés
(2004) y El color del mundo (2016), y las biografías Vida de Margarita Salas
(2011), Vida de Soledad Ortega (2012), Jesús González de la Torre (2014) y Vida
de María de Zayas (2015).
PRESENTARÁ NUESTRO LIBRO,
CRISTINA ALBERDI
Abogada. Vocal del Consejo General del Poder Judicial entre 1985 y 1990, elegida por el Senado a propuesta del
PSOE y convirtiéndose en la primera mujer que formó parte de dicho órgano. Ministra de Asuntos Sociales en el último gobierno de Felipe González (1993-1996). Portavoz
de la Unión Europea en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en
Pekín, en septiembre de
1995.
Elegida diputada en el Congreso por el PSOE (1996 y 2000). Presidenta
de la Federación Socialista Madrileña (FSM) entre octubre de 1997 y octubre de 2000. Presidenta
del Consejo Asesor del Observatorio
contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid (2004).
Y...
¡¡HABRÁ SORPRESA!!
ARTISTAS INVITADOS: NATALIA VELASCO Y PACO APARISI
NATALIA VELASCO
PACO APARISI
...AL FINAL BRINDAREMOS CON VINOS GALLEGOS
EL PASADO 17 DE ENERO
Y CON GRAN AFLUENCIA DE PÚBLICO
TUVO LUGAR LA PRESENTACIÓN DE NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 35
VIDA DE HANNAH ARENDT
DE JOSÉ LASAGA MEDINA
INTERVINIERON:
JAVIER ZAMORA POR LA FUNDACIÓN ORTEGA-MARAÑÓN
MARÍA LUISA MAILLARD POR AMMU y EILA EDITORES
AGUSTÍN SERRANO DE HARO, INVESTIGADOR NUMERARIO DEL CSIC
Y EL AUTOR, JOSÉ LASAGA MEDINA
YA EN EDICIÓN...
VIDA DE MARIE CURIE
de MARÍA EUGENIA GOROSTIZA
MARIE CURIE
LA VIDA DE MARIE CURIE FUE PURA LUCHA
¡¡ MARIE CURIE 10 VECES Nº 1 !!
1. La primera
de su clase cuando
terminó a los 15 años los estudios de bachillerato (1883).
Le otorgaron una medalla de oro.
2. La primera
mujer graduada en Física en la Universidad de la Sorbona. Aquel año (1893) solamente dos mujeres se
graduaron en toda la Universidad de París. Marie fue, también, la primera de la
clase.
3.La primera persona en utilizar el término radiactividad (1898).
4. La primera mujer en Europa que recibió el doctorado en Ciencias (1903).
5. La primera
mujer en recibir un Premio Nobel de Física (1903). El galardón le fue otorgado, conjuntamente con
su esposo Pierre y con Henri Becquerel, por el descubrimiento de la
radiactividad.
6. La primera mujer que fue profesora y jefe de laboratorio en la Universidad de la Sorbona (1906).
7. La primera persona en tener dos Premios Nobel. El segundo sería de Química, en 1911, por haber preparado
el radio e investigado sus compuestos.
8. La primera mujer que fue miembro de la Academia Francesa de Medicina (1922).
9. La primera
madre Nobel con una hija Nobel.
En 1935 su hija Irene obtuvo el galardón en Química.
10. La primera mujer en ser enterrada bajo la cúpula del Panteón por méritos
propios (1995).
PRÓXIMA TERTULIA LITERARIA
COMENTAREMOS EL LIBRO
Quizá sea El primer hombre (Tusquets
Editores, traducción de Beatriz de Moura, 1994) el libro más entrañado, más
abiertamente sentimental de Albert Camus, mientras que La
caída (Alianza Editorial, traducción de Manuel de Lope,
edición de 2012) es quizá uno de los más duros, de los más despiadados.
Es natural. El primer hombre es el regreso de
Camus a lo más esencial de su infancia, al descubrimiento de la vida y de la
gente, al reconocimiento de la fortaleza y la dignidad de los pobres, al
encuentro con lo más puro de esa edad: la madre y el maestro. Mientras
que La caída es un monólogo abrupto, cabreado, sobre la
justicia y, sobre todo, contra la injusticia. En este último libro domina el
cinismo, la paradoja, y en el otro la ternura lo desborda hasta extremos que
parece que ahí en lugar de Camus escribe Albert, el Camus que se está haciendo,
que en la novela se llama Jacques Cormery.
Los dos libros están marcados por el tiempo, y ahora también
se leen con el tiempo encima, como una sombra pero también como un
amparo. La caída fue publicado en 1956, en
la Europa del desencanto; después de la guerra mundial y de la reconstrucción
que la siguió, las instituciones empezaron a formalizar su desapego de lo que
debería ser más propio de sus oficios, la defensa de la rectitud y de lo
público. La justicia ya estaba siendo gravemente lesionada en esas funciones
principales, que fueron obsesivas para Camus, y el escritor monta este
monólogo, una ficción, como un alegato sobre la naturaleza humana, sobre los
abogados y sobre los jueces. Y sobre la política: “´Nuestros guías, nuestros
jefes deliciosamente severos, ¡oh líderes crueles y bienamados…`. En fin, como
usted puede ver, lo esencial es no ser libre y obedecer con arrepentimiento a
alguien más pícaro que uno mismo. Cuando todos seamos culpables, entonces
viviremos en democracia”.
Me dijo alguien, cuando le comenté que estaba leyendo La
caída en esta traducción de De Lope, que esta novela breve
debería leerse en todos los juzgados de España. Es aquí donde escribe Camus esa
frase que ahora forma parte de su ideario de piedra: “Cuando se ha meditado
largamente sobre el hombre, por oficio o por vocación, se llega a sentir cierta
nostalgia por los primates. Ellos no tienen segundas intenciones”.
En cuanto a El primer hombre, fue escrita por
Camus en el último periodo de su vida, y el manuscrito (144 páginas “escritas
al correr de la pluma”, como dice la hija del escritor, Catherine) fue hallado
junto a su cuerpo cuando el Nobel sufrió el accidente que le costó la vida
volviendo a París el 4 de enero de 1960. “Al correr de la pluma”. Hay en esa
frase de Catherine Camus no sólo una descripción de lo que se percibe por fuera de El
primer hombre; es que por dentro del libro mismo hay
como una urgencia camusiana por dejar para la historia lo más importante de su
vida: su niñez, su formación, la comprobación pública, tantos años después, de
quienes fueron sus verdaderos maestros.
Aunque su abuela fue la que llevó en su primera existencia
el amparo de su indigencia, la que lo llevó a la escuela, la que lo manejó,
siempre está la madre (una analfabeta menorquina cuyo marido muere en seguida
en la primera guerra) como conmovedora mano a la que recurría de chico y a la
que él adoraba hasta los extremos (escritos aquí) que sólo un hijo puede decir
de su madre sin que la sublimación no alcance los extremos literarios de lo
sensible.
Y está el maestro, Germain, que en el libro aparece con un
nombre supuesto y a veces con su verdadero nombre; fue quien creyó en él, quien
lo apoyó para que fuera el escritor que sería más tarde; es muy conmovedora la
escena de su reencuentro en París, muchos años después, cuando el maestro es
soldado de la guerra mundial y ambos luchan en el mismo bando, contra Hitler.
El libro entero está marcado por una descripción sentimental que ya estaba
en El revés y el derecho (Alianza Editorial), uno de los
pequeños grandes libros de Camus, y que aquí está dicha así, en la traducción
de Beatriz de Moura. Allí, en ese librito, escribe Camus: “El sol que reinó sobre
mi infancia me privó de todo resentimiento”. Aquí, en El
primer hombre, Camus evoca el carácter de su madre, resultado
de años de fatiga, “al servicio de los demás, los suelos lavados de rodillas,
la vida sin hombre y sin consuelo entre los restos engrasados y la ropa sucia
de los otros, los largos días de faena acumulados de una existencia que, a
fuerza de estar privada de esperanza, había perdido todo resentimiento, una
vida ignorante, obstinada, resignada a todos los sufrimientos, tanto los suyos
como los ajenos”.
Es impresionante ver cómo se convierte El
primer hombre en el resumen de una vida, la de Camus, como si
en la infancia estuviera todo lo que luego lo condujo a ser el autor de El
extranjero o de La peste, un hombre perplejo ante
la naturaleza humana, pero agradecido a ésta por haberle dado a conocer las
figuras que lo instruyeron en la nobleza mayor de la vida, la madre y el
maestro.
Volver a estos libros, como volver a Camus, es regresar a lo
que nos hizo leer, a lo que me hizo leer desde que era un muchacho. Y he
querido aquí rendir tributo a ese autor y a ese tiempo. Por eso volví a él en
este tiempo de agosto que ahora acabo precisamente en la tierra donde lo leí
por primera vez, subrayando entonces aquella frase de El
extranjero: “Comprendí entonces que había roto la armonía del
día, el silencio excepcional de una playa en la que había sido feliz”.
JUAN CRUZ
ALBERT CAMUS
(Mondovi,
Argelia, 1913 - Villeblerin, Francia, 1960) Novelista, dramaturgo y ensayista
francés. Nacido en el seno de una modesta familia de emigrantes franceses, su
infancia y gran parte de su juventud transcurrieron en Argelia. Inteligente y
disciplinado, empezó estudios de filosofía en la Universidad de Argel, que no
pudo concluir debido a que enfermó de tuberculosis.
Formó entonces una compañía de teatro de aficionados que
representaba obras clásicas ante un auditorio integrado por trabajadores. Luego
ejerció como periodista durante un corto período de tiempo en un diario de la
capital argelina, mientras viajaba intensamente por Europa. En 1939
publicó Bodas, conjunto de artículos que incluyen numerosas reflexiones
inspiradas en sus lecturas y viajes. En 1940 marchó a París, donde pronto
encontró trabajo como redactor en Paris-Soir.
Albert Camus empezó a ser conocido en 1942, cuando se publicaron
su novela corta El extranjero, ambientada en Argelia, y el ensayo El
mito de Sísifo, obras que se complementan y que reflejan la influencia que
sobre él tuvo el existencialismo. Tal influjo se materializa en una visión del
destino humano como absurdo, y su mejor exponente quizá sea el «extranjero» de
su novela, incapaz de participar en las pasiones de los hombres y que vive
incluso su propia desgracia desde una indiferencia absoluta, la misma, según
Camus, que marca la naturaleza y el mundo.
Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial se
implicó en los acontecimientos del momento: militó en la Resistencia y fue uno
de los fundadores del periódico clandestino Combat, y de 1945 a 1947, su
director y editorialista. Sus primeras obras de teatro, El
malentendido y Calígula, prolongan esta línea de pensamiento que
tanto debe al existencialismo, mientras los problemas que había planteado la
guerra le inspiraron Cartas a un amigo alemán.
Su novela La peste (1947) supone un cierto cambio en su
pensamiento: la idea de la solidaridad y la capacidad de resistencia humana
frente a la tragedia de vivir se impone a la noción del absurdo. La
peste es a la vez una obra realista y alegórica, una reconstrucción mítica
de los sentimientos del hombre europeo de la posguerra, de sus terrores más
agobiantes. El autor precisó su nueva perspectiva en otros escritos, como el
ensayo El hombre en rebeldía (1951) y en relatos breves como La
caída y El exilio y el reino, obras en que orientó su moral de la
rebeldía hacia un ideal que salvara los más altos valores morales y
espirituales, cuya necesidad le parece tanto más evidente cuanto mayor es su
convicción del absurdo del mundo.
Si la concepción del mundo lo emparenta con el existencialismo de Jean-Paul
Sartre y su definición del hombre como «pasión inútil», las relaciones
entre ambos estuvieron marcadas por una agria polémica. Mientras Sartre lo
acusaba de independencia de criterio, de estirilidad y de ineficacia, Camus
tachaba de inmoral la vinculación política de aquél con el comunismo.
De gran interés es también su serie de crónicas
periodísticas Actuelles. Tradujo al francés La devoción
de la cruz, de Calderón de la Barca, y El caballero de Olmedo, de Lope
de Vega. En 1963 se publicaron, con el título de Cuadernos, sus notas de
diario escritas entre 1935 y 1942. Galardonado en 1957 con el Premio Nobel de
Literatura, falleció en un accidente de automóvil.
UN DECIR SOBRE LA VEJEZ
POR LIDIA ANDINO
El
Año Nuevo actualiza una mirada que atestigua nuestra frágil y contingente
condición existencial. En el caso de los ancianos, comparten una situación que
suele observarse en los festejos del cambio de año: mesas familiares o entre
amigos con conversaciones variadas, entrecruzadas, donde todos intervienen sin
la menor intención de excluir a nadie. Pero ese "alguien" que participa
en presencia está sentado, quieto, escuchando sin que le sea posible intercalar
un comentario; puede que tenga ideas brillantes pero no cuajan porque los otros
comensales comparten el ritmo vertiginoso de las idas y venidas de las conversaciones.
Esta entradilla es
para mostrar que, a pesar del alto nivel de actividad, placer y disfrute actual
de las personas mayores, los prejuicios que obviamente nos tocan a todos
-incluidos los propios mayores- nos llevan a pensarlo como un viejo casi decrépito,
enfermo, aburrido, que repite siempre lo mismo.
Ni depresión, ni
decrepitud, en todo caso, vejez como evocadora de grandes deleites solo
posibles a esa edad. Nada de relegarlos a un lugar último y cercano a un final
que, por otra parte, puede estar próximo a cualquier edad. Para llegar a viejos
con salud lo primero que tenemos que hacer es abandonar estos prejuicios o
terminaremos dándole la razón al Estado y a la ideología imperante. Como bien dice
el poeta: el alma no se arruga.
Hay dos padecimientos
en la tercera edad muy frecuentes en los países occidentales que son la ceguera
y la sordera, ambos generan un aislamiento inmenso; de ahí que un consejo para
alargar el bienestar es elegir con buen tino de quién nos rodeamos para poder seguir
conversando, escuchar su voz, mirar y ser mirado, para que estas funciones se
conserven más tiempo.
Recordemos que
nuestra inteligencia se produce en las conversaciones, hay relaciones que
aumentan nuestra capacidad y abandonarlas nos resta inteligencia. Mantener
nuestra actividad intelectual, como la lectura, también se ha demostrado eficaz
en la prevención de enfermedades degenerativas neurológicas, como ejemplo, el
Alzheimer.
Está en el saber popular
que la soledad y el aburrimiento matan más que las enfermedades del cuerpo, así
pues ¿En qué medida podemos evitar llegar solos a la tercera edad?. Aunque
parezca evidente, podríamos empezar por rodearnos de aquellos que deseen que
nosotros sigamos vivos.
También la actividad
sexual es significativa para una vejez saludable: los deseos sexuales
permanecen a pesar de la edad, otra cosa es la potencia. El mayor bien será enseñar
a los viejos a hacer el amor con la piel menos tensa, la carne menos firme, la
voz temblorosa y la respiración pausada.
Ahora recuerdo
a una periodista avispada que le preguntó a Rafael Alberti si a sus 88 años
todavía hacia el amor. Él la miró con ternura y le respondió con una pregunta
respondona: "¿Usted se refiere al movimiento?" y giró la cabeza hacia
una bella joven que le miraba arrobada y le pidió que continuara leyéndole sus
poemas inéditos (en ese momento el poeta estaba preparando su próximo libro).
Traigo esta escena
porque muestra muy a las claras que para el deseo, para el goce, los celos,
incluso para los crímenes pasionales no hay edad.
Envejecen los
órganos, no la función.
LIDIA ANDINO
Mildred, esa prodigiosa actriz que es Frances McDormand en estado de gracia, es una madre indignada por
lo que ella considera una inacción policial al investigar el asesinato y violación
de su hija adolescente sin obtener resultados. Como forma de provocar y
protestar alquila tres gigantescos carteles publicitarios ubicados en la
entrada de Ebbing, su pueblo. Su
decisión provoca que los habitantes del pueblo se vuelvan contra ella. Esta es
la anécdota que utiliza el director McDonagh
para acercarnos una América profunda racista y sin valores.
Durante
la primera mitad de la película tuve la sensación que el director había visto
todo el cine de los Cohen y Tarantino para hacer algo propio. Y, de alguna
manera, lo logra, porque el film tiene cosas muy buenas, pero a veces peca de
vanidad y recurre a acrobacias grotescas y arrogantes que lastran la película. Contiene
sin embargo elementos estupendos que rescatan el film de McDonagh de la afectación y del deseo de epatar a toda costa. Hay que subrayar el trabajo de unos magníficos
actores, la elaboración de unas personalidades complejas y contradictorias, las
decisiones éticas tomadas por los protagonistas y sus múltiples muestras de humor,
tristeza y rabia. Existen algunos momentos brillantes, como cuando se describe el carácter de Mildred en ese gesto mínimo de darle
la vuelta a un insecto que se debatía boca arriba en el alfeizar de una
ventana. Pero también, otros de brocha gorda, su enfrentamiento con los adolescentes
o con el dentista. A veces estamos ante un film sincero, sensible y real, pero
otras se extralimita para caer en un humor forzado y en escenas un tanto
absurdas. Es difícil oxigenar unas historias amarguísimas para que funcionen
como una comedia negra y no siempre lo consigue. Pero cuando lo logra es
brillante y se le disculpan esas banalidades presuntuosas.
El
personaje principal, Mildred, está
maravillosamente descrito y representado por Frances McDormand. Es
una mujer dura y vulgar hasta la grosería, que esconde un buen corazón y toda la
amargura y el dolor del mundo tras una máscara tosca de hierro. Se debate entre
un soterrado sentimiento de culpa y un narcisismo de madre coraje que le hace
ser la más víctima entre las víctimas. Pero hay otra víctima radicalmente
diferente, el jefe de policía Willoughby
(magnífico Woody Harrelson) que
afronta una enfermedad terminal con el estoicismo propio de quien sabe que hay
momentos en que no existen respuestas sino aceptación de lo inevitable. Lo que
en los tres anuncios de Mildred es acusación y enfrentamiento,
en las tres cartas del jefe de policía es aliento y esperanza.
En
el final abierto, Dixon (excelente Sam Rockwell), un idiota racista que no
termina de estar bien perfilado en el guión, y la protagonista, nos dejan con
un alentador “Ya nos lo pensaremos en el camino”. Sabiamente se nos hace saber
que los personajes han cambiado. Nada se ha solucionado, pero las criaturas que
nos han acompañado durante hora y media ya no son las mismas. Hay un hilo de
esperanza que nos habla de que no todo está irremediablemente perdido. Después de
todo quizá, solo quizá, hay una posibilidad de redención.
Una
buena película con excesos innecesarios y falta de desarrollo y cohesión en
partes del guión.
ISABEL BANDRÉS
PARA VER TRAILER
En esta estupenda película, Spielberg nos narra el valor y el
coraje que requiere ejercer la libertad, en este caso la libertad de prensa. The Washington Post no era a principios
de los 70 el referente en que luego se convirtió tras la publicación de los
papeles del Pentágono y destapar, un poco después, el escándalo Watergate que
acabó con el presidente Nixon. A finales de los sesenta, su propietaria, Katharine Graham, asumió el papel editora
tras el suicidio de su marido. Esta mujer, con problemas de autoestima, se
debatía en un mar de dudas sobre su idoneidad para ejercer este papel cuando el
periódico pasaba una seria crisis profesional y económica. Pero surge la
oportunidad de publicar unos archivos clasificados sobre la actuación de varias
administraciones en la Guerra del Vietnam, en los cuales se señalaba lo absurdo
de una guerra que se daba por perdida desde casi el principio y que costó la
vida de millón y medio de vietnamitas y cincuenta y ocho mil estadounidenses.
El
film se centra en dos tramas: en el drama personal de Katharine Graham y la aventura de una redacción para conseguir publicar
unos documentos en beneficio de todos los ciudadanos. Esta película, de
narración clásica, va entrelazando de manera ejemplar el drama de la situación
personal y psicológica de su protagonista y el thriller de la investigación y el trabajo periodístico. Además está
aliñada con algunos momentos de humor (por ejemplo, la niña con la limonada)
que aligera su desarrollo, pero no lo banaliza. Otro de sus grandes logros es
la representación del ambiente humano y técnico de una redacción de aquella
época: reuniones, comidas, humo, linotipias, máquinas de escribir, correctores,
diseño de las páginas, teletipos… Todo un mundo actualmente sustituido por la
nueva tecnología digital, que significó una auténtica revolución en el mundo de
las comunicaciones de masas, y que hizo que la familia Graham tuviese que vender
el periódico por 250 millones de dólares a Bezos, fundador de Amazon, en 2013.
Un
film elegante y no sólo por la puesta en escena sino por la utilización del
ritmo, de los espacios, del drama, del humor, de la mezcla de los géneros, del
tono… Nada desentona, todo fluye. La película va de menos a más. Uno de sus muchos
méritos es que vemos crecer poco a poco a sus personajes tanto individualmente como
en sus relaciones interpersonales que se
van tejiendo y destejiendo siempre en el más absoluto respeto hasta llegar a la
decisión ética, como todos saben, de publicar los papeles secretos.
Todos
los actores, incluidos los secundarios, hacen un gran trabajo. Hay que destacar
la labor interpretativa de Tom Hanks
que da vida a Ben Bradlee, un
dinámico director adjunto de redacción. Pero sobre todos ellos, brilla Meryl Streep, ella no es que interprete
a Katharine Graham, es Katharine Graham.
Está más allá de cualquier adjetivación elogiosa que yo pueda verter en estas
líneas.
He
de confesar que vi esta película, contra mi costumbre, en versión doblada.
Seguí un buen consejo porque tiene abundantes y rápidos diálogos y, si no se
posee un alto nivel de inglés, es difícil seguirla.
No
se pierdan esta excelente película, la disfrutarán. Y si quieren profundizar
sobre cómo se desarrollaron los hechos, existe una espléndida autobiografía,
premiada por el Pulitzer en 1998, titulada Un historia personal (Alianza
editorial) con la que también pasarán un buen rato.
ISABEL BANDRÉS
PARA VER TRAILER
Un matrimonio, Zhenia y Boris, quiere
divorciarse para emprender una nueva vida con otras parejas y ser felices. Pero
tienen un lastre, su hijo de 12 años, del que ninguno de los dos quiere hacerse
cargo. Aliosha, tras escuchar una terrible discusión de sus padres mientras
solloza amargamente, desaparece.
La
película se abre con un paisaje desolado: nieve, arboles de troncos oscuros,
lagos de aguas estancadas y negras... Soledad y vacío en la naturaleza, soledad
y vacío en el interior de los personajes. Pero el director, Andrei
Zviaguintsev, no sólo nos narra la historia de un micro mundo familiar,
paralelamente nos cuenta la historia de una Rusia sin valores donde se impone
el capitalismo más feroz y un padre
cruel y depredador (Putin) deja a la intemperie a “sus hijos”.
El
panorama no puede ser más angustioso. Cuando la necesidad de los otros se hace
presente, no se puede contar ni con los más cercanos, padres, familia, vecinos,
compañeros; ni con los más lejanos, el Estado y sus instituciones. Los más
cercanos están ocupados buscando la felicidad en el confort que da lo material
y la satisfacción momentánea de sus sueños; el Estado se centra en una guerra
con Ucrania y las Instituciones no funcionan por la excesiva burocracia o por
la falta de recursos. Son como los tres monitos: no veo, no oigo y no hablo. Y
para conseguir esa total incomunicación no hay nada mejor que estar todo el día
colgados de un móvil o viendo por la televisión, constantemente encendida, los
desastres de una guerra que en realidad no le importa a nadie. El móvil y la
televisión se utilizan aquí para mantener al otro fuera de cualquier
comunicación auténtica. El mundo virtual desplaza al mundo real, es más
indoloro y mucho más cómodo.
Sólo
un grupo de voluntarios, sin juzgar ni incriminar, ayudaran en la búsqueda del
niño. Zviaguintsev, director de la película, opinó en una rueda de prensa: “La única forma de salir de esta tremenda
indiferencia que asola hoy el mundo es dedicarse a otros, incluso si son
extraños (…) No lo hacen para obtener una recompensa, sino porque es su
objetivo. Y por eso cada uno de sus actos tiene un significado. Sólo así puede
uno luchar contra la deshumanización del mundo actual”.
La
película tiene un final tan brillante como aterrador: un hombre que trata mal a
su nuevo hijo, una mujer que corre sobre una bicicleta estática sin ir a
ninguna parte, mientras está separada por un grueso cristal de su nueva pareja ,
y como fondo aparece el mismo paisaje desolador del principio. Todo sigue
igual. Yo diría que peor porque la esperanza de que algo cambie se ha esfumado.
La desolación interior es más profunda y el vacío de sus vidas más extenso.
Sólo
subsisten, como testigos de lo que ha pasado, un antiguo cartel, descolorido
por el paso del tiempo, con la fotografía de Aliosha y un cinta colgada de la
rama de un árbol que el mismo ha enganchado al principio de la película. Eso es
todo lo que queda de un niño que no fue ni deseado ni querido.
Una
magnífica película con unos excelentes actores y con imágenes potentes en las
que se utiliza la naturaleza como un personaje más. El director utiliza el
simbolismo y la metáfora de manera magistral, logrando atraparnos y mantenernos
en tensión con un lenguaje poderoso. Lo que nos cuenta no nos hará felices,
pero sí nos hará reflexionar sobre un mundo y una sociedad en el que las
relaciones humanas están desapareciendo para dar paso al narcisismo. Ese virus que
parece heredarse y extenderse por todos los estamentos de nuestra sociedad, no
hace falta irse a Rusia. Película dura, amarga y sin concesiones que queda en
el recuerdo y nos abre muchos interrogantes sobre nuestra sociedad y sobre nosotros
mismos.
ISABEL BANDRÉS
PARA VER TRAILER
EXPOSICIÓN
ISABEL
VILLAR. Pinturas.1970-2017
La Galería
Fernández-Braso de Madrid expone una retrospectiva de la pintora Isabel Villar
y nos muestra el camino que recorrió la artista hasta convertirse en la
protagonista de una nueva revolución del arte y lograr el sueño de pintar como
mujer.
La pintora Isabel
Villar Ortiz de Urbina nació en Salamanca el 8 de marzo de 1934. Desde muy
temprana edad demostró su inclinación por el dibujo y en sus años escolares
afianzó su vocación por la pintura, causando algún que otro disgusto familiar por
no prestar la debida atención a ciertas asignaturas como el latín o las
matemáticas.
Empecinada, en 1948
Isabel emprendió sus clases en la Escuela de San Eloy para aprender dibujo y el
arte de la pintura. Pero su horizonte se quedó pequeño y a la altura de 1952
hizo su maleta y dio el salto a Madrid, donde superó los difíciles exámenes de
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Este cambio dio un giro
radical a su vida.
Tanto Isabel como sus
compañeros de la Academia, integrantes del grupo “La Cepa”, como Ángel Doreste,
Antonio Zarco o Eduardo Sanz, renegaban de la pintura que les enseñaban sus
profesores, con la cual no se identificaban y a la que consideraban rancia. Por
tanto, nadaron contra corriente y emprendieron el camino que les convertiría en
protagonistas de una nueva revolución del arte.
Isabel fue una artista
en un mundo de hombres. Y quiso pintar de una manera diferente: ella quería
“pintar como mujer”. La vida le reservaba una grata sorpresa: en 1957 obtuvo la
beca de Paisaje del Paular y vivió un verano de convivencia con sus compañeros
de la Academia de San Fernando, pintores entre los que se encontraba el
santanderino Eduardo Sanz, con el que Isabel empezó a intimar.
Cuando en 1958 vuelve
a Salamanca, Isabel había madurado y era ya una artista. En su cronología se destaca
la primera exposición individual que realizó en la Sala Miranda de su ciudad
natal.
Poco a poco fue
peleando por encontrar su sitio en un mundo de hombres, por hacer una pintura
propia de mujer, lo que en aquellos años suponía una rebeldía. Isabel quería
encontrar otros temas, usar otras tonalidades de color, ver la pintura desde
otra perspectiva y así construyó su universo, como Alicia en el País de las
Maravillas.
Pasó el tiempo e
Isabel sintió que Eduardo y ella se iban enamorando a través de la pintura:
Eduardo la valoraba como mujer y como pintora. Ambos se casaron en el año 1963,
trasladaron su residencia a Santander y en 1964 nació Sergio, su primer y único
hijo. Entonces Isabel decidió dar un paso atrás, cuidar a su hijo y reflexionar
sobre la pintura que quería realizar en el futuro. Como su marido tenía más
claro lo que quería hacer, la familia se trasladó a Madrid y con las
exposiciones de la obra de Eduardo llegaron las ventas y el éxito.
En 1970, libre de
agobios económicos y con más tiempo disponible en su quehacer de madre, Isabel
renació e inauguró su exposición individual en la Galería Sen de Madrid. Trabajó
en silencio, como si no quisiese destacar pero se asomó a la ventana de la modernidad
y dejó su impronta en aquella España que vivía la agonía de la dictadura. Sus
obras parecían ingenuas pero eran una revelación y manifestaban una gran
intencionalidad pues mostraban su ansia de libertad.
Isabel pintaba mujeres
desnudas en plena naturaleza, en parajes bucólicos, inventados, soñados.
Mujeres serenas, que se bastaban a sí mismas, que no necesitaban el amparo del
hombre, que no eran víctimas pues se consideraban libres. Su mensaje era
turbador, al menos para algunos; pero lo cierto es que la mirada profunda de
sus mujeres quiso ser el símbolo de la pluralidad y de la apertura.
Hoy, 38 años después,
en los que el éxito de Isabel Villar se desgrana en diversas exposiciones
individuales y colectivas, en múltiples colaboraciones artísticas: portadas de
revistas y semanarios, como Cambio 16
y El País Semanal; carteles de
películas, como Los paraísos perdidos;
o portadas de libros y de discos, la pintora vuelve a mostrar su obra en la
Galería Fernández-Braso, una obra que justifica una vida.
En esta exposición,
cuyo comisario en Alberto Anaut, Villar muestra al público su mundo ideal, el
escenario de sus sueños, la flora y la fauna de sus paisajes. Al mismo tiempo,
reclama la mirada del espectador, al que hace partícipe de sus fantasías.
Se equivoca el que
tilda su obra de naïf pues su pintura es intencionada: es una llamada a la
bondad del ser humano, pero no una bondad bobalicona, sino inteligente y
responsable; es un canto a la nobleza que transmite un mensaje de paz.
A medida que avanza
la exposición, Villar pone el énfasis en los motivos que inspiraron sus obras,
en consonancia con la cronología. Los temas de sus cuadros cambian con el
transcurrir del tiempo. Sus personajes, a veces de aspecto barojiano, son
retratados en paisajes increíbles, con el mar como fondo o rodeados de animales
en una densa vegetación. Sus mujeres, desnudas, hacen más amable el paso de las
estaciones y los ángeles-mariposas revolotean en las creaciones de los años 90.
Isabel Villar tuvo un
sueño: ella quería pintar como mujer un mundo diferente. Hoy, en el ocaso de su
vida activa, como si de una Alicia se tratase, ha querido mostrar a sus seguidores su propio
País de las Maravillas.
A. PILAR RUBIO
La exposición finaliza
el 3 de marzo de 2018
Se exhibe en la
Galería de Arte Fernández-Braso
Calle Villanueva, 30 - Madrid
Cinco mujeres en el río, 2008. Acrílico sobre lienzo. 100 x
81 cm
Familia del obispo, 1974. Acrílico sobre tabla. 120 x 181 cm
JULIA LEZHNEVA
¡¡ LA NUEVA BARTOLI !!
¿ES LA SOPRANO JULIA LEZHNEVA LA NUEVA CECILIA BARTOLI?
VIRGINIA LÓPEZ
ENANO
G. F. Händel, Lascia Chio pianga.
https://www.youtube.com/watch?v=Yw1A5TQVwvQ
Exsultate,
jubilate from Mozart's
Voi Che Sapete Le Nozze di Figaro - MOZART
Pergolèse,
"Stabat Mater"
http://www.rtve.es/alacarta/videos/atencion-obras/atencion-obras-julia-lezhneva-gira-espana/3954341/
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