NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 42
VIDA DE VICTORIA OCAMPO,
DE LIDIA ANDINO TRIONE,
¡¡YA A LA VENTA!!
Victoria
Ocampo (1890.1979) fue una de las grandes protagonistas de la cultura del siglo
XX, desde su temprana pasión por el arte y desde una independencia que la hizo
enfrentarse al poder político del momento y reivindicar el papel de la mujer en
la cultura. Escritora y ensayista, su labor como promotora cultural, a través
de la revista Sur, creada en 1931, y
de la editorial del mismo nombre, fue decisiva en la construcción de la
modernidad cultural de Buenos Aires. Firme partidaria del diálogo entre
culturas, conoció y trató a personajes como Ortega y Gasset, Rabindranath
Tagore, Gabriela Mistral, Virginia Woolf, Stravinski, Albert Camus y María de
Maeztu, entre muchos otros. Algunas de sus obras más importantes, De Francesca a Beatrice y Darse: Testimonios y Autobiografía.
Lidia
Andino Trione es licenciada en Matemáticas por la Universidad de Buenos Aires.
Reside en España desde 1977, donde realiza su formación psicoanalítica en la
Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. En 1979 inaugura el Primer Servicio de
Psicoprofilaxis Obstétrica en el Centro Municipal de Majadahonda, Madrid.
Participa con ponencias sobre su especialidad en congresos nacionales e
internacionales. Ha publicado Psicoanálisis
de la maternidad (1994); y en colaboración: Objeto y castración en psicoanálisis (1995), Vigencia de Sigmund Freud (1996), La vida cotidiana al diván (2007), Mujer profesional, mujer creadora (2009). En esta misma colección
publicó Vida y obra de Ada Byron
(2009) y Vida y obra de Lou
Andreas-Salomé (2017).
EL CUERPO Y EL
DESEO
MARÍA LUISA
MAILLARD
La
batería legislativa a la que estamos asistiendo los últimos meses en España,
que atenta contra el sentido común, ese sentido olvidado y que nos une a todos
en una percepción intuitiva y experiencial de la realidad, tiene sin duda unas
ideas motrices.
La
que más salta a la vista es el victimismo. La mujer es víctima del varón, un
maltratador y violador en potencia; los animales son víctimas de una humanidad
depredadora y tienen derecho a que la sociedad les procure bienestar, en la
misma medida que a los humanos; el colectivo trans es víctima de una sociedad
que no lo comprende, cuando no lo ataca, lo margina y lo vitupera; pero, no lo
olvidemos, también es víctima de un cuerpo que no desea, es decir, de parte de
su destino.
La
generalización del victimismo tiene varias consecuencias: la primera, es
sembrar la confrontación en el seno de la sociedad: entre hombres y mujeres;
entre poseedores de mascotas y trabajadores del campo; entre personas
transgénero y heterosexuales; pero la consecuencia más grave es que contribuye
a diluir en el maremagnum victimista
a las víctimas reales de hoy en día: las adolescentes asesinadas en los
calabozos de Irán por defender sus derechos o los homosexuales decapitados o
encarcelados en muchos países de regímenes totalitarios. Parece una broma de
mal gusto equiparar dichas situaciones con la de las mujeres, los homosexuales
y los trans en nuestro país, para no hablar de la inclusión de los animales
como “víctimas de maltrato”, equiparando así a humanos y animales.
Vamos
a centrarnos hoy en uno de los proyectos de Ley, ya en trámite en el Congreso:
el “Proyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y
para la garantía de los derechos reales de las personas LGBTI”. Proyecto
elaborado, todo hay que decirlo, desoyendo los informes negativos del Consejo
de Estado y del Consejo General del Poder Judicial; aparte de la opinión
profesional de médicos y psiquiatras.
Ya
hemos llegado con este proyecto a la idea motriz que sustenta esta batería de
leyes. La ley determina que, a la hora de establecer nuestra identidad y
desarrollar nuestra personalidad, es decir, aquello que nos define como seres
humanos, lo decisivo es el cuerpo, y esa parte del cuerpo que es nuestro sexo.
El cuerpo es parte de nuestro destino; pero ¿sólo somos cuerpo? ¿No nos define
más bien, junto con el cuerpo —que compartimos con el mundo animal—, esa parte
espiritual que ha hecho posible la historia, la ética, la ciencia y la actividad
creadora, es decir la cultura? ¿No somos seres racionales y creadores? En otros
tiempos, el ser humano se definía de forma espontánea por las cualidades o los
vicios que desarrollaba. “Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”,
proclamaba Antonio Machado en su poema "Retrato”. “Es un hombre cabal”, se decía
de alguien o “es muy trabajador” o “no es de fiar, es muy ladino”.
El
cuerpo es parte de nuestro destino, de nuestra circunstancia; pero no estamos
definidos solo por nuestro cuerpo ni por nuestro sexo. No solo somos animales
como parece postular el Proyecto de Ley de bienestar animal, del que hablaremos
en otro momento. La filósofa María Zambrano, en un artículo publicado en la
revista portorriqueña Semana,
localiza en la posguerra de la Primera Guerra Mundial el inicio del proceso,
mediante el cual, el cuerpo —una realidad oculta o humillada durante largo
tiempo—, se presenta a la luz, a la mirada.
Ya
en los años sesenta del siglo XX, época en la que se escribió el artículo que
mencionamos, la filósofa señala cómo el proceso alcanzó un delirio obsesivo: el
fanatismo por el deporte, el cuidado extremo del cuerpo, los placeres de origen
sensual, la valoración de los trabajos físicos por encima de los intelectuales
y, por supuesto, el lugar relevante del sexo, olvidando esa parte racional y
espiritual que también nos constituye. “Apenas el hombre de hoy cae en la
cuenta de que lleva dentro de sí otra realidad que no es la corpórea”, finaliza
la filósofa. Una realidad no corpórea que no ha dejado de hundirse en la sombra
desde entonces, ya que el hombre ha dejado de buscar un equilibrio entre esas
dos partes que lo constituyen: su cuerpo y su intimidad, cuya regulación ha
pasado a ser competencia del Estado, debido a una reducción progresiva del ser
humano a su ser social.
Como
toda “vuelta de tuerca” a una realidad preexistente, para justificar la
legislación sobre dicha realidad, ésta puede acabar por perjudicar al colectivo
que dice defender: en este caso, los niños y adolescentes. Pero además, la ley
que nos ocupa, se despeña en una flagrante paradoja: va directa al corazón de
la premisa de la que parte su formulación: que estamos definidos por nuestro
cuerpo y nuestro sexo. La realidad corporal del sexo es sustituida en la Ley en
curso, por la vivencia que tenemos de él. “La vivencia interna e individual,
tal y como la persona la siente y la define, pudiendo corresponder o no con el
sexo asignado al nacer”. Ese cuerpo que por fin había salido a la luz, queda
anulado frente al deseo. Es la última rebeldía de ese ser indigente que es el
hombre y que quiere dejar de serlo. Ya no existen cuerpos masculinos y
femeninos; la ley postula que cada cual es libre de elegir el sexo que desee,
incluso a la temprana edad de doce años, cuando el ser humano aún no ha
madurado ni ha podido desarrollar sus facultades; a los catorce puede
hormonarse y completar el ciclo a los 16.
Lo
que prima ahora es el deseo. Imaginar que todo deseo puede hacerse realidad, al
margen de la realidad misma, en este caso, la naturaleza; pero el deseo nos
traiciona, es nuestra condición humana: “el hombre siempre aspira a más de lo
que puede llegar a ser”, dice María Zambrano.
¿Cómo
se puede difundir en las escuelas, como pretende la ley, que el sexo depende de
nuestro deseo porque la ciencia puede torcer la naturaleza? ¿Nadie va a hablar
a los niños de los riesgos y del lento, y a veces doloroso proceso que les
espera? ¿Y del resultado final? ¿Se convertirán los hombres en mujeres y las
mujeres en hombres? ¿Podrán las mujeres trans, gestar? ¿Los hombres trans,
engendrar?
Pero
es que ya no es necesario sufrir tal proceso, al que no dudan en someterse la
mayoría del minoritario colectivo de personas con alteración en sus cromosomas.
Se puede realizar un cambio registral de nombre a los 12 años, sin necesidad de
someterse a un proceso jurídico de reasignación de sexo, solo con un
diagnóstico de “disforia de sexo”. El niño “autodeterminado” así, debe ser
tratado legalmente como tal y, por ejemplo, usar en los institutos los
vestuarios o los baños acordes al sexo que ha elegido, aunque su aspecto físico
lo desmienta. También cualquier adulto puede “autodeterminarse”, sin necesidad
de un informe médico. Cada cual puede ser hombre o mujer, según su deseo. ¿Es
una broma?
Lo
más grave es que se generaliza dicha ideología al conjunto de la población
infantil y juvenil porque se introduce la Ley en las escuelas y en las
Universidades. Es un terreno abonado. Sin duda, muchos adolescentes sienten un
rechazo inicial a los cambios que se están produciendo en su cuerpo; pero eso
no significa que sean necesariamente trans, ni que su vida se vaya a solucionar
cambiando de sexo. La existencia de una disfunción hormonal o cromosómica no es
mayoritaria en la población, se produce en casos contados y, por supuesto, el
tratamiento médico está justificado en ellos.
El
problema que ya se encuentra en los hospitales, según el Jefe de Psiquiatría
del Gregorio Marañón, Celso Arango, no es el de la falta de atención médica a
los casos que lo requieran; sino el aumento exponencial de adolescentes que
dicen ser trans, cuando no lo son: “De uno o dos casos al año que atendíamos,
se ha pasado al 20% de adolescentes ingresados que dicen ser trans, cuando la
inmensa mayoría no lo son”, señala el doctor, añadiendo que el proyecto de Ley
que comentamos excluye la supervisión de los profesionales, a los que, por otra
parte, no se ha consultado.
Si
en el momento actual, el cambio de sexo ya se había convertido en una moda, un
recurso mágico para la solución de los problemas diversos que asaltan a los
adolescentes, en una prestigiosa rebeldía que encuentra un nicho acogedor en el
colectivo trans y LGTBI; ¿Qué va a suceder cuando se bombardee con este
contenido en las escuelas?
Parece
mentira que la Ley provenga del Ministerio de Igualdad, del que dependerá el
nuevo órgano colegiado denominado Consejo de Participación de las Personas
LGTBI. ¿Si ya no hay hombres y mujeres, qué sentido tiene un Ministerio de
Igualdad? Quizá uno de los colectivos más perjudicados por la Ley sea el de las
deportistas de élite. ¿Cómo van a competir en igualdad de condiciones con
hombres que se dicen mujeres?
Si el cuerpo acaba traicionándonos
—envejecemos y morimos—; también el deseo nos traiciona cuando niega la
realidad que nos constituye, como acertadamente resumió en uno de los títulos
de su obra Truman Capote: Plegarias atendidas.
MARÍA LUISA
MAILLARD
IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LA LECTURA
20. DIFERENTES TIPOS DE LECTURA. POESÍA
INÉS ALBERDI
Son diversas las imágenes femeninas que hemos situado en
este apartado de lectura de poesía, empezando por aquellas de las que el autor
nos dice que las mujeres están leyendo poemas. En la mayoría de las ocasiones, no
lo dicen, pero, al observar en ellos un aire más espiritual de lo habitual,
imaginamos que leen un libro de poesía. Podríamos decir que son imágenes con
aura, en cuanto “manifestación irrepetible de una lejanía, por cerca que pueda
estar” como diría Walter Benjamín (L´oeuvre d´art à l´époque de sa
reproductibilité technique”, 1939).
Edward Robert Hugues, Inglaterra (1851-1914) Lágrimas ociosas Colección particular |
Podemos señalar algunos de los retratos de mujeres con
libros, en los que el pintor especifica que es poesía lo que están leyendo. Como
este de Shirlow en el que se dice que la joven está leyendo a “su poeta favorito”.
Walter Shirlaw, Escocia (1808-1909) Woman reading Colección particular |
En alguna ocasión, incluso se indica a que autor o autora
está leyendo. Por ejemplo, el pintor Ceruti nos dice que esta mujer esta
leyendo poemas de Louise Labé (1525-1566), una poetisa francesa.
Giacomo Ceruti, Italia (1698-1767) Retrato de la señora doña Alba Regina del Ferro Leyendo poemas de Louise Labé Colección particular |
Este vuelve a ser el caso de las dos jóvenes que retrata Rothenstein.
en un acomodado interior con biblioteca, de las que dice que están leyendo a
Browning.
William Rothenstein, Inglaterra (1872-1945) The Browning readers, 1900 Cartwright Hall Art Gallery, Bradford, Inglaterra |
Otros casos son aquellos que, por el ambiente y las características
del retrato, de forma personal y subjetiva, pensamos que lo que tienen en sus
manos es un libro de poemas. Incluso situamos a algunos de ellos en lo que podríamos
denominar como “jovencitas que se disponen a leernos un poema”, como es el caso
de las obras de Lewellyn y de MacEwen.
Samuel Llewellyn, Inglaterra (1858-1941) Girl with Pigtails, c. 1910 Colección particular |
Walter MacEwen, EE.UU. (1860-1943) Girl reading Colección particular |
En Inglaterra, a finales del XIX, encontramos numerosas
obras que presentan imágenes de mujeres leyendo que parecen doncellas romanas. Nosotros
interpretamos que responden a una moda, en la Inglaterra victoriana, de realizar
retratos de jóvenes bellas y lánguidas leyendo libros de poemas.
Lawrence Alma Tadema, holandés establecido en Inglaterra (1836-1912) El poeta favorito, 1888 Lady Lever Art Gallery, Bebington, Inglaterra |
John Williams Godwar, Inglaterra (1861-1922) An amateur, 1915 Colección particular |
En Estados Unidos, ofrecen un aire similar las obras de Francis
Davis Millet, pintor de Massachusetts muy activo en la vida artística de Boston
y Nueva York, amigo de Saint Gaudens, de Mark Twain y de Sargent, que murió
ahogado en el Titanic.
Francis David Millet, EE.UU. (1848-1912) Reading the Story of Oenone, c. 1883 Colección particular |
Algunos artistas ingleses, que recurren a estas poses. pertenecieron
a la hermandad prerrafaelita. Con frecuencia, encontramos entre ellos
referencias a la lectura poética. Tanto Burne Jones como Rossetti, los
principales lideres de este grupo artístico, tienen numerosos retratos
femeninos en los que parece que es un libro de poesía el que la mujer tiene en
sus manos. Algunas veces lo indican expresamente, pero no siempre. Sin embargo,
los rasgos de espiritualidad que dan a todos ellos son similares, sugiriendo
ideas poéticas de ensimismamiento interior y pensamientos elevados en las
bellas mujeres que retratan.
Dante Gabriel Rosetti, Inglaterra (1828-1882) The day dream, 1880 Victoria and Albert Museum, Londres |
Edward Burne Jones, Inglaterra (1833-1898) Maria Zambaco, the Artist's Mistress, 1870 Colección particular |
INÉS ALBERDI
RUIDO
Y FURIA
ISABEL
BANDRÉS
“La
vida es una sombra tan solo, que transcurre; un pobre actor que orgulloso
consume su turno sobre el escenario para jamás volver a ser oído. Es una
historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa”. Sería bueno, que esta frase de William Shakespeare, fuese
recordada todos los días por todos nosotros y, en especial, por nuestros
políticos. Llevamos meses de campaña electoral, cuando todavía falta un año
para que se nos convoque a las urnas, y ya están todos mordiendo la yugular del
adversario. Es un combate de a ver quién dice la frase más venenosamente certera
y humillante contra el oponente. A muchos ciudadanos, este ambiente de
confrontación nos lleva al asco, a la hartura y a contemplar la posibilidad del
voto en blanco, incluso, a muchos, no ir a votar. Decía Antonio Machado en su
Juan de Mairena: “Si se tratase de construir una casa, de nada nos
aprovecharía tirarnos correctamente los ladrillos a la cabeza. Acaso, tampoco,
si se tratara de gobernar a un pueblo, nos serviría de mucho una política de
espolones”. Exactamente esa es la política que nuestros partidos políticos
están llevado a cabo. Los suyo, no es oponerse al otro con argumentos razonados,
es un destrozar al otro con la utilización de las medias verdades, cuando no
mentiras, y con un lenguaje faltón en el que todo vale. Y todo esto, con el
apoyo incondicional de los medios de comunicación. Por no hablar de las
tertulias radiofónicas y televisivas. Todo vale, no hay límites para conseguir
el voto y de paso el poder.
¿Y
los ciudadanos que queremos? Si escuchamos por la calles y plazas, queremos
cosas muy normales: una buena sanidad pública, una excelente educación para los
más jóvenes, ayudas para los más desfavorecidos, leyes que nos lleven a mayor
igualdad entre los diferentes sectores de la sociedad, claridad en las cuentas
y unas instituciones fuertes que funcionen. Todo, como ven, posible en un mundo
razonable. Pero para lograr estas cosas tan de sentido común, hace falta que el
Estado y las Autonomías, en la parte que les toca, doten a las administraciones
de herramientas suficientes para que funcionen de manera ágil y engrasada.
Legislar,
sin poner los medios adecuados al alcance del ciudadano, es quedarse a medio
camino. No tiene ningún sentido aprobar ayudas para los sectores de la sociedad
más desfavorecidos, si no se les facilita el acceso para solicitarlas y recibirlas
es, como poco, una tomadura de pelo. Un exceso de burocracia, una
digitalización de difícil manejo hace imposible que muchos ciudadanos tengan la
posibilidad de solicitarlas. Muchos, con un uso habitual de la tecnología
digital, conocemos las dificultades que día a día nos encontramos cuando
tenemos la necesidad de hacer cualquier gestión administrativa. Así que
pensemos en los ciudadanos que no utilizan habitualmente este tipo de
tecnologías, o que ni siquiera tienen un ordenador. Además, los documentos que
hay que rellenar para solicitar cualquier ayuda son tan complicados que se
requiere ser algo más que un usuario habitual, se necesita la ayuda de un
informático ¿No pueden las administraciones crear páginas más adecuadas o
incrementar las consultan presenciales? ¿Para qué sirve crear ayudas si es
imposible, o al menos muy difícil, solicitarlas? El sin sentido, es manifiesto.
Y la perversión del sistema, también. Todo esto me recuerda la película “Dani
Blake” en la que el director inglés Ken Loach crítica las aparentes sociedades
del bienestar y sus entramados sistemas burocráticos online que hacen
que un hombre no pueda trabajar ni recibir una subvención ni jubilarse.
Estamos
en un momento de la historia en el que la política se ha teatralizado. Nos
utilizan como meros espectadores para aplaudirles y luego votarles. ¿Y si nos
negásemos a ejercer de público? ¿Y sí ejerciésemos el voto según nuestra
experiencia y examinando los acontecimientos de manera razonada? ¿Y si no nos
creyésemos todo lo que nos dicen los unos y los otros? ¿Y si pensásemos que,
realmente, ellos, los políticos, no nos dan nada suyo? Los servicios públicos,
las ayudas sociales y las instituciones son mantenidas por todos los españoles.
Yo les diría a los políticos y sus afines que menos ruido y furia y más trabajo
callado para solucionar los problemas de los ciudadanos. Menos narcisismo
desbocado y más modestia hacendosa. Decía Juan de Mairena: “…yo os aconsejo
modestia. Nadie es más que nadie… porque por mucho que valga, nunca tendrá
valor más alto que ser hombre”. Está claro que nuestros políticos no leen a
Juan de Mairena ni han visto Dani Blake. Más aún, ni les importa.
ISABEL BANDRÉS
SERÁ EL DÍA
https://us02web.zoom.us/j/86516248493?pwd=a3NOUUFzeFgyYXh5UHJtTVIxeEhWUT09
Hertz Mínsker, emigrante
judío, intelectual autoproclamado y auténtico charlatán, vive a expensas del
magnate inmobiliario Morris Kálisher, amigo de infancia. Seductor empedernido,
está casado en cuartas nupcias con la encantadora Bronie y tiene un affaire con Minne, la
mujer de Morris, en las mismas barbas de sus respectivos cónyuges. Sin embargo,
la irrupción del primer marido de Minne en sus vidas con el plan de vender a
Morris varias falsificaciones de cuadros de Picasso y Chagall hará tambalear el
delicado equilibrio de su particular castillo de naipes, dando lugar a jocosos
desencuentros y malentendidos en la estela del mejor Lubitsch. Publicada
originalmente por entregas en el periódico neoyorquino Forverts, El
seductor es una trepidante comedia de enredo, además de un
retrato extraordinario de la vida de los emigrantes judíos en la Nueva York de
la década de 1940. Una gran novela sobre el exilio, el desarraigo y la
condición de apátrida.
Isaac Bashevis Singer
nació en Radzymin, Polonia, en 1904. Fue hijo y nieto de rabinos y vivió en el
barrio judío de Varsovia hasta 1935, cuando emigró a Estados Unidos. Su obra,
sin embargo, tuvo siempre a Polonia como horizonte: el tema más socorrido en
las novelas y cuentos de Singer es, justamente, la vida en aquel país en
diferentes períodos históricos, con particular atención a la vida cotidiana de
las comunidades judías. Recibió el Nacional Book Award en 1974 y el Premio
Nobel en 1978. Murió en Florida, Estados Unidos, en 1991. Entre sus obras
destacan las novelas Satán en Goray (1935), La familia Moskat (1950), La casa de Jampol (1967) y Los herederos (1969), En el patio de mi padre (1966); y los libros de relatos Gimpel el tonto (1957) y Un día placentero: relatos de un niño que se
crió en Varsovia (1973).
A.
PILAR RUBIO LÓPEZ
Una
original muestra, alojada en el Palacio de las Alhajas de Madrid y abierta al
público hasta el 31 de diciembre de 2022, pone de manifiesto, como bien indica
su título, el papel de la mujer en la sociedad egipcia, al mismo tiempo que
ofrece una gran oportunidad al visitante para contemplar objetos y piezas no
exhibidas hasta ahora en nuestro país.
El edificio donde se aloja, construido en diferentes plantas, es idóneo para los apartados temáticos: La mujer en el Antiguo Egipto/Mujeres Reales/Diosas y templos/De la muerte a la eternidad y Egiptomanía.
Busto de una reina Piedra caliza/Periodo Ptolemaico (332-30 a.C.) Roemer-und-Pelizaeus-Museum, Hildesheim (nº inv. 5921) |
En
el recorrido se recuerda a regentes como Hatshepsut, la mujer reina-faraón que
más tiempo ocupó el trono, o Cleopatra VII, cuya inteligencia subyugó a los
hombres. Y a las Grandes Esposas Reales, como Tiyi —mujer de Amenofis III,
retratada en un relieve inspirado en el original procedente de Luxor—; o Nefertiti,
esposa de Akenatón —impresionante la reproducción de su cámara funeraria y
bellísimo su busto, icono de la historia del arte y réplica del modelo del
Museo Egipcio de Berlín—; y Nefertari, esposa de Ramsés II, definida por su
marido como “la mujer por quien el sol brilla”, quien fuera merecedora de una
tumba en el Valle de las Reinas y de un templo en Abu Simbel. Un maniquí de la
muestra revela la moda al gusto de la reina: un precioso vestido de lino
plisado, diseñado por Lorenzo Caprile, e inspirado en el dibujo de las pinturas
de su tumba. Las mujeres, auténticas protagonistas, nos desvelan los secretos
de sus funciones en la sociedad y en la época que les tocó vivir.
Molinera Piedra caliza/Reino Antiguo (2686-2181 a.C.) Roemer-und-Pelizaeus-Museum, Hildesheim (nº inv. PM19) |
Ya
la primera cartela introduce y resume en gran medida el mensaje de la
exposición, mediante un pergamino que contiene el Himno a Isis con la siguiente
leyenda: “Hiciste el poder de la mujer igual al del hombre”. Y, ciertamente, en
el viaje a la cultura milenaria se desvela la armonía con la que hombres y
mujeres convivieron en el Antiguo Egipto.
Un
tema destacado en la muestra es la falta de obstáculos para que una mujer
desarrollase su profesión: en el transcurso de la misma se narra que una mujer
podía ser escriba, comadrona, médica o, incluso, Visir. En la vida cotidiana no
estaba mal visto que una pareja conviviese sin ceremonias o permisos; y si una
mujer enviudaba, no era objeto del desamparo pues podía administrar las tierras
o la ganadería.
Reposacabezas Alabastro/Reino Antiguo dinastía v. (2498-2181 a. C.) Museo Egizio, Turín (nº inv. S.15701/2) |
La
música está presente a lo largo del recorrido, con bellísimos instrumentos
musicales, como arpas, flautas o laúdes, en alusión al mundo femenino, pues la
música, el baile y el canto formaban parte de los rituales; así consta en el
Himno a la diosa Hathor en el templo de Filae: “Señora de la danza, grande en
amor, señora de las mujeres”. Así como los mitos: un antiguo mito de los
faraones narraba que la crecida de las aguas del Nilo era producto de las
lágrimas derramadas de la diosa Isis al conocer la muerte de su esposo Osiris.
Isis, arquetipo de maternidad, recibe al visitante con su hijo Horus en el
regazo; los roles de las diosas no eran solo maternales, algunas representaban
a la medicina, a la guerra o a la destrucción.
Gran relevancia tiene la joyería, utilizada
por hombres y mujeres como señal de prestigio e indicativa de su estatus social;
las piezas estaban realizadas con plata y piedras preciosas y las de más alta
gama con oro, pues se consideraba que el oro era el material con el que estaba
hecha la carne de los dioses. Y los amuletos, como canalizadores de una fuerza
sobrenatural para conseguir beneficios o protección contra las enfermedades o
maldiciones.
Estatua de Isis en actitud de duelo. Madera estucada y policromada. Periodo Ptolemaico (332-30 a.C.) Roemer-und-Pelizaeus-Museum, Hildesheim (afoto: studio3, Hildesheim) |
Sarcófagos,
momias y vasos canopos ilustran el apartado de los enterramientos y el viaje a
la eternidad.
A
modo de corolario, la Egiptomanía se atribuye al trabajo de los científicos que
acompañaron a Napoleón, los cuales difundieron el legado del Antiguo Egipto,
así como a la publicación de La Description de l’Egypte en el siglo XIX
y al descubrimiento de la tumba de Tutankamón —el Faraón Niño—, por Howard
Carter en 1922, cuyo gabinete de trabajo se recrea como un exponente del primer
descubridor que usó técnicas modernas de excavación. Los hechos referidos
produjeron una fascinación que perdura en nuestros días.
Recreación de un recinto funerario |
No
se pierdan esta original exposición comisariada por Esther Pons y Nacho Ares,
cuyo montaje se ha realizado con valiosas piezas de procedencia nacional e
internacional, donde las nuevas tecnologías, con bellas imágenes, performances
y vídeos, les harán sentir que viven o están en el espacio real del país del
Nilo.
A. PILAR RUBIO
LÓPEZ
JUVENTUD ES VIVIR LA EDAD QUE SE TIENE “Lo que une juventud y vejez es:ahora o nunca”.Miguel Menassa
Cuando
somos niños ambicionamos ser mayores y cuando ya somos mayores suspiramos por
una apariencia juvenil. Nos pasamos la vida deseando lo que no está en nuestras
manos y pocas veces nos detenemos a gozar de lo que está a nuestro alcance.
Llegar
a vivir la edad que se tiene es tan difícil porque el ser humano nunca termina
de resolver el mayor dolor, en el decir de Freud, aquel producido por la
separación que sucede con respecto a nuestros padres, imprescindible para
crecer.
Y
nuestros padres no son exactamente esos señores mayores, vivos o no, con los
que celebramos las navidades, sino aquel lugar donde bebimos la tibia leche
alimenticia, diluida, soldada con el amor, donde asimilamos las sustancias
nutricias entrelazadas de ideología, aquel lugar de nuestras apasionadas
investigaciones, de nuestra curiosidad primera, de nuestras preguntas
fundantes, insistentes, actuales.
Tal
es este apego que sigue más allá de su sustitución. Aunque esta se haya
realizado, el ser humano mantiene con estos objetos primordiales vinculaciones
libidinales, inconscientes, en función de las cuales —muchas veces—, organiza su
vida. Así, es frecuente escuchar decir a muchos emancipados “mi casa” para
referirse al lugar que habitan solos o no y también “mi casa” para mencionar la
casa paterna de la que provienen.
Tarea
siempre inconclusa será la permanente rectificación de esas vinculaciones; no
el delirio de proponer su eliminación, ni la pretensión de negar su existencia,
ni mucho menos la alucinación de haber producido una completa separación de
aquellos objetos primordiales, sino el reconocimiento en un proceso analítico
“del removido suelo sobre el que se alzan —orgullosas—, nuestras virtudes”.
La
vida es el camino más largo hacia la muerte, por ser el conjunto de fuerzas que
resisten a ella. Cuando en ese recorrido se nos presentan obstáculos huimos
hacia adelante envejeciendo antes de tiempo, o bien nos arrojamos en los brazos
de aquella infancia “dorada” —más soñada que real—, donde todo estaba resuelto y
si no, alguien ya lo resolvería.
Frente
a esto propongo el trabajo de crecer para llegar a ser lo que somos, para
llegar a vivir la edad que tenemos.
Trabajo,
como decía, definitivamente inconcluso.
MARÍA JOSEFA WONENBURGER
MARÍA LUISA MAILLARD
¿Que las Matemáticas no son cosa
de mujeres? Es un tópico que hace ya casi dos siglos que la experiencia ha
desmentido de forma rotunda. Es cierto que las mujeres matemáticas nunca han gozado
de la visibilidad que hace tiempo se les ha otorgado a las pioneras en el mundo
del Arte y las Humanidades; pero ellas han estado ahí desde el principio. No
vamos a remitirnos a Hipatía de Alejandría o Ada Byron, creadora del primer
lenguaje informático. Vamos a centrarnos en las llamadas “pioneras”, las
mujeres que, una vez logrado su derecho a la educación superior, después de la
marginación que sufrieron en los inicios del mundo contemporáneo, irrumpieron
con fuerza en aulas ocupadas mayoritariamente por varones.
Abrió la brecha Marie Gernet, nacida en 1865, quien se doctoró en 1895 en Heidelberg University, y en las dos décadas siguientes, más de cien mujeres demostraron sus aptitudes en la disciplina, abriendo nuevos horizontes. Hay que destacar a la alemana Emy Noether que revolucionó la teoría de anillos, cuerpos y álgebras y, por supuesto, a la polaca Marie Curie, nacionalizada francesa, y dos veces Premio Nobel por sus aportaciones. En 1893 se licencia en Física en La Sorbona con premio extraordinario, en 1895 en Matemáticas y en 1903 logra su doctorado en la Sorbona, cuando ya había descubierto una nueva fuente de energía: la radioactividad.
¿Y las mujeres españolas? Aunque
en este periodo las mujeres matemáticas pertenecían mayoritariamente al mundo
anglosajón — Estados Unidos y Reino Unido— no faltaron pioneras en nuestro
país. María del Carmen Martínez Sancho, nacida en 1901, fue la primera mujer en
obtener un doctorado con Premio Extraordinario en Matemáticas y lograr, con
posterioridad, una cátedra en un Instituto. Le siguieron María Monserrat
Capdevilla d’Oriol (1905), primera mujer profesora universitaria en Barcelona;
y Antonia Ferrín Moreiras (1914), primera mujer en defender una tesis doctoral
sobre Astronomía en el Estado español. La Guerra Civil y el nuevo marco legal
del régimen de Franco, tan discriminatorio respecto a la mujer, truncó las
expectativas de estas pioneras; pero pronto llegaría el relevo y lo haría en la
década más dura del régimen franquista.
La vocación suele ser temprana y María Josefa Wonenburger Planells (1927-2014), nacida en Oleiros, ya demostró sus inclinaciones y aptitudes desde niña, hasta tal punto, que su madre le encargaba la tarea de repasar las cuentas domésticas, a la temprana edad de seis años. En silencio, y sin ningún tipo de aspavientos, llevó adelante su vocación —llegó a ser full profesor en la Universidad de Indiana—, en circunstancias extremadamente difíciles para una mujer que quisiera ser matemática profesional en la década de 1940 en la España franquista. No obtuvo, hasta fecha muy tardía, reconocimiento en su país por sus logros en álgebra y en teoría de Grupos clásicos; aunque sí tuvo el “privilegio” de ser la primera mujer que se vio obligada a realizar en dos ocasiones su tesis doctoral, sin que nunca llegase a obtener el certificado oficial. La primera fue en 1957, sobre la Teoría de Grupos, en la Universidad de Yale, bajo la dirección de Natham Jacobson, reconocido algebrista. Al no ser admitido el título en España, realizó una segunda tesis, en 1960, en Madrid, sobre “La representación espinorial del grupo unitario”; pero, por problemas administrativos”, el título oficial nunca llegó a sus manos.
Si
le tocó vivir en España una época convulsa y extremadamente conflictiva —los
últimos años de la Dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil
y la inmediata posguerra—, tuvo una infancia feliz. Creció en una familia culta
y con una situación desahogada, que le procuró una sólida formación y una
infancia en contacto con la naturaleza.
Su
apellido proviene de un tatarabuelo alsaciano que se trasladó a España y cuyo
hijo se afincó en La Coruña, creando una Fundición, que heredó su padre quien
se casó con Amparo Planells en 1926. María fue la primogénita de dicha unión y,
aunque sus padres siempre valoraron sus aptitudes, la joven tuvo que utilizar
su carácter afable y su mano izquierda para dedicarse a las Matemáticas y no a
la ingeniería como querían sus progenitores para que así continuase la
tradición familiar.
María Wonenburguer y su "Grupo de Lie", Banf 2021 (Fotografía de Sylvia Thomson- Copyright © Robert V. Moody) |
Una
vez finalizados, en 1944, sus estudios de secundaria en el Instituto coruñés
Eusebio da Guarda, que compaginó con el aprendizaje de los idiomas inglés y
alemán, se traslada a Madrid, logrando en 1950 su licenciatura en la
Universidad Central. Hasta el último curso, no encuentra su verdadera vocación:
el álgebra, que se imparte por primera vez en quinto de carrera. Según su
propio testimonio nunca tomó apuntes en clase. Lo hacía posteriormente al
llegar a su domicilio, reproduciendo de memoria las explicaciones impartidas por
los profesores. Su gran competencia y su generosidad a la hora de explicar o
clarificar problemas y apuntes a sus condiscípulos, no le hizo conflictiva su
situación de mujer rodeada de hombres; como tampoco se lo haría en su labor de
profesora. Permanece aún unos años en la capital, en la Residencia Santa
Teresa, antigua Residencia de Señoritas, asistiendo a seminarios y cursos de
doctorado, hasta que, en 1953, obtiene la beca Fullbrigth en su primera
convocatoria, lo que le permite trasladarse a Yale, y realizar allí su primera
tesis doctoral con Nathan Jacobson.
Regresa
a España en 1957 y durante tres años trabaja en el CSIC, sin que se le abriera
un horizonte laboral acorde a su competencia. Recibe entonces, a instancias de
Nathan Jacobson, una beca postdoctorado, para colaborar con el profesor Israel
Halperin en las investigaciones de álgebra de Von Neumann. Se traslada a la
Universidad de Toronto y a los dos años alcanza la categoría de profesora
ayudante. Aun siendo la única mujer en un claustro compuesto exclusivamente por
hombres, a petición del brillante alumno Robert Moody, será la directora de su
tesis. Es por ello que se la llamará “la madre de la teoría de Kac-Moody”,
descubrimiento de su alumno, que abrió el álgebra a muchas aplicaciones en Física
Teórica. Continúa en Estados Unidos hasta 1983 impartiendo clases en las
Universidades de Búfalo e Indiana, donde llega a alcanzar la categoría de full professor.
María Wonenburguer juanto al Monolito de Reconocimiento que La Casa de las Ciencias de La Coruña, colocó en el Parque de Santa Margarita |
Regresa
a España para cuidar a su madre enferma y casi durante 20 años es olvidada por
el mundo académico, a pesar de su reconocimiento internacional y de que sus
publicaciones son ampliamente referenciadas en trabajos de prestigio. En el año
2002, en un Congreso de Geometría Algebraica, realizado en Santiago de
Compostela, el profesor Federico Gaeta, que había compartido docencia con ella
en la Universidad de Búfalo, pregunta extrañado a sus colegas, cómo no han
contado con María Josefa Wonnenburger, famosa algebrista, “madre de la teoría
de Mac-Moody”. Nadie sabía quién era, aunque vivía a unos pocos kilómetros de
Santiago.
Federico
Gaeta entra en contacto con dos matemáticas gallegas, Ana Tarrío y María José
Souto quienes, en el año 2006, desvelan en un artículo en el Boletín de la Real
Sociedad Académica Española, titulado “María Josefa Wonnenburger Planells.
Mujer y Matemática”, la figura de nuestra biografiada. A partir de ahí se
suceden los reconocimientos en su tierra natal.
En
el año 2007 es nombrada Socia de Honor de la Real Sociedad Matemática Española
y la Junta de Galicia crea el Premio María Josefa Wonenburger.
En
el año 2010 es nombrada Doctora honoris
causa por la Universidad de La Coruña.
En
el año 2011 se le erige un Monolito en el Paseo de las Ciencias del parque de
Santa Margarita, de La Coruña
En
el año 2012 el Ayuntamiento de Oleiros (La Coruña), pone su nombre a un parque de 10.000
metros cuadrados.
Una calle de La Coruña lleva su nombre, desde 2014.
Vaya también desde aquí el reconocimiento de todas las mujeres españolas amantes de la
cultura y el esfuerzo, a María Josefa Wonenburger, por haber enriquecido el mundo que ha recibido.
MARÍA LUISA MAILLARD
POÉTICA DEL EROTISMO SAGRADO
EN LAS MORADAS
DE TERESA DE ÁVILA
ROSARIO HERRERA GUIDO
Veíale en las manos un dardo de oro largo,y al fin del hierro me parecía tener un poco de
fuego.Este me parecía meter por el corazón algunas vecesy que me llegaba hasta las entrañas.Al sacarle, me parecía las llevaba consigo,y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios.Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos
quejidos,y tan excesiva la suavidad que me pone este
grandísimo dolor,que no hay desear que se quite,ni se contenta el alma con menos que Dios.No es dolor corporal sino espiritual,aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun
harto.Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y
Dios,que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien
pensare que miento.
Teresa de Ávila, Las
moradas.
I
Este ensayo es la versión
escrita de una conferencia magistral dictada en el VIII Simposio Internacional
de Estudios Cruzados sobre la Modernidad. “Santa Teresa de Ávila, en el Quinto
Centenario de su Nacimiento”, en la Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma
de Querétaro. Qro., el 13 de noviembre de 2015. Un texto en el que espero
mostrar el encuentro entre la poética, el erotismo y la mística, en cuyo
entrecruce se encuentra la pasión humana por acceder o al menos poder balbucear
el ser perdido para siempre y su irrenunciable búsqueda hasta la muerte, en
compañía de Platón, Aristóteles, Georges Bataille, Erika Lorenz y Teresa de
Ávila, entre otr@s.
II
Como sabemos, Octavio Paz, con El arco y la lira no se
propone crear una poética, pues como dice Ramón Xirau, se trata de una creación personal del
sentido de la poesía. Ahí “[...] paisajes,
personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser poemas [...] cuando la poesía se da como una condensación
del azar o es una cristalización de poderes y circunstancias ajenos a la
voluntad creadora del poeta, nos enfrentamos a lo poético [...] Lo poético es poesía en estado amorfo; el
poema es creación, poesía erguida” (Paz, El arco y la lira, México, F. C. E., 1979:14).
Lo poético se extiende a la creación y autocreación
del universo. Pues tanto los seres de la naturaleza como las creaciones de la
imaginación humana suceden en instantes de la creación cósmica. Lo poético es
un incesante latido que crea y recrea. Naturaleza y cultura no son una dicotomía
ni una discontinuidad, sino que lo interior y lo exterior forman un todo.
Una voluntad poética que conduce a la experiencia de
la poesía, en una forma determinada en el poema. Hay un momento en el que el
poder de lo poético se coagula y deviene sustancia, cuerpo. Y cuando adquiere
forma, el cineasta Luis Buñuel o el músico Silvestre Revueltas, devienen
poetas. Lo poético se despliega en todas las artes, las experiencias humanas,
los seres, la naturaleza y el mundo.
Lo poético trae en sus entrañas la fuerza del azar,
el hallazgo libre de intenciones, como esa otra voz que irrumpe en el
poema y sorprende al poeta mismo con un decir inesperado. De aquí que el poeta
sólo exista en tanto lo poético se expresa a través de él, ya que lo poético
siempre hace sospechosa la idea de un autor individual que hace poemas para la
sociedad. Al poeta clásico, al genio elegido, lo sustituye el romántico, para quien
el poema nace de la inspiración: en un instante de luz. Esta inspiración
romántica es seguida por el surrealismo, que al privilegiar lo inconsciente,
lleva a cabo la crítica más radical del autor, al descentrarlo, ya que más que
hablar por sí mismo y desde sí, es hablado, pues el lenguaje habla a través de
él. Permítanme agregar, cual experiencia mística, en la que la voz del Otro se
deja escuchar.
El concepto de autor forma parte de una historia
funesta en la se entroniza al Yo, entendido por la modernidad como una
instancia trascendente que es anterior a sus obras y acciones. Contra este Yo,
Octavio Paz denuncia al autor como una ficción del lenguaje; el escritor no
coincide con su identidad, o como dice en El mono gramático “si es que yo tengo alguna identidad propia”.
La crítica del autor es necesaria si se quiere arrancar al sujeto de
la alienación que sufre en sus creaciones. Para comprender la poética es
necesario una crítica devastadora del Yo, que ponga entre paréntesis al
poeta para afirmar una Poética de la Existencia, una existencia poética, que
despierte a los hombres y las mujeres a la fiesta colectiva, el retorno de la
felicidad primitiva del tam-tam, de una comunidad artística, a través de una
autonegación del arte y una afirmación radical de una Voluntad de Poemar. Pero
no se trata de anular al creador individual o colectivo, sino que el arte
devenga creación común.
Lo poético es la otra voz, que trae consigo
los dones de los dioses, que no hay que despreciar. Otra voz, es decir la voz
del Otro, del orden simbólico, la cultura, el inconsciente y Dios. Una voz que
atraviesa al poeta, y lo lleva a decir más de lo que la inteligencia se
proponía. Se trata, como sostiene Deleuze en Prust y los signos, de la
experiencia poética en la que el lenguaje se adelanta a la inteligencia. Pero
más allá de la fuente surrealista, Octavio Paz pule esos dones con la razón,
con el cuidado con que se pule un diamante, por amor a sus destellos.
Como Teresa de Ávila, quien sigue la teología
mística de Francisco de Osuna, que se guía por los consejos de Dionisio Areopajita:
“Esto pido, Timoteo, amigo mío, entregado por completo a la contemplación
mística. Renuncia a los sentidos, a las operaciones intelectuales, a todo lo
sensible e inteligible. Despójate de todas las cosas que son y aun de las que
no son. Deja a un lado tu entender y esfuérzate por subir lo más que puedas
hasta unirte con Aquel que está más allá de todo ser y de todo saber” (Cfr. Erika Lorenz, Teresa de Ávila. Las tres vidas de una mujer, Barcelona, Herder, 2004: 17-18). Una sabiduría por
la que también nació y creció la obra y la vida de Juan de la Cruz. También la
sabiduría oriental comparte esta visión, en la que está presente la búsqueda y
el encuentro de una experiencia silenciosa, como en la mística sufí de los chiitas
o la doctrina védica de los Upanishads: “Más elevado que los sentidos es el
pensamiento, / más que el pensamiento, la realidad, / más allá de la realidad
está el gran Atman, / y más elevado que el Grande es el Supremo, el Increado”
(Dioniso Areopagita, Teología mística, Obras completas del Pseudo Dioniso Areopagita,
I, 1, Madrid, BAC, 1995: 371).
La
protagonista es Julia, una mujer muy joven, madre de dos niños y que vive con
su padre en un barrio popular. Julia trabaja como limpiadora y tiene dos objetivos
en la vida: enamorarse y ser enfermera. Es, además, una excelente madre y posee
un carácter amable y confiado. Su naturaleza le lleva a hacer la vida agradable
a los demás. La historia que nos cuenta el director, Jaime Rosales, se divide
en tres capítulos, cada uno de ellos dedicado a un hombre, con los que mantiene
una relación difícil.
El primero
es Oscar, un joven con tatuajes por todo su cuerpo y que se dedica a dar sablazos
cuando no está en el gimnasio. Es un bocazas patético con rasgos psicopáticos. El
segundo es Marcos, padre de sus hijos y militar en Melilla. Julia se refugiará en
él, huyendo de la violencia de Oscar, para intentar crear un núcleo familiar. Pero
él no quiere comprometerse. Le supera la responsabilidad que supone cuidar de una
familia. Aunque, eso sí, está decidido a ayudarles con dinero, pero siempre que
se mantengan alejados. Y por fin, Alex, un amigo de la infancia. Goza de
estabilidad laboral y tiene una hija de una relación anterior. Julia sigue
trabajando como limpiadora, atiende a los niños y estudia todo lo que puede
para ingresar en enfermería. Mientras, Alex, que ha conseguido todo lo que
quería, a Julia y un nuevo hijo biológico, no está dispuesto a poner en peligro
su confortable modo de vida.
¿Pero qué le
pasa a Julia? Tiene una aparente situación familiar idílica, un marido
trabajador, educado y un nuevo bebé. Pero lo aparente, no es lo real. Siente y sabe,
que Alex la ha utilizado para cumplir sus deseos. En un momento dado explota:
“…no quiero esta familia, no quiero esta vida. Yo no quería tener un nuevo hijo.
Tú sí, pero yo no. Me mientes, no me ayudas…”. Está harta y quiere irse. Alex,
un hombre manipulador, le devuelve la pelota con un: “¿…tú te estás escuchando?,
¿…tú no sabes lo que dices?”. Quizá, Julia, en ese momento, sepa mejor que
nunca lo que dice. Habla de lo que realmente le sucede. Ha descubierto que ha
sido utilizada como un objeto por Alex, y no como un sujeto con deseos, sueños
y expectativas de futuro. La rabia de Julia estalla al darse cuenta de su
situación. Está en el lugar que no quiere y ese lugar soñado desde la infancia
ha desaparecido. Alex, no le levantará la voz, ni la mano, pero sabrá emitir las
palabras justas, en el momento justo y con el tono apropiado para salirse con
la suya.
Girasoles
silvestres, habla de las relaciones de poder dentro de la pareja. De cómo se
puede ser abiertamente una víctima y de cómo serlo sin parecerlo. Incluso, como
aceptar serlo siempre que las cosas no se salgan demasiado de ciertos límites. Algunos
a esta situación lo llaman madurez, yo diría que Julia se abandona a Alex
haciéndose cada vez más modesta y menos exigente y viendo a Alex cada vez más
magnifico y más importante. Una especie de sacrifico voluntario. Acepta ser
relegada a un segundo plano. ¿Y su vocación de enfermera? Bueno, a lo mejor
sucede en algún día lejano. Mientras Alex esté contento con su trabajo, sus paseos,
su familia, sus excusas, sus idas y venidas… todo irá bien. En las últimas
escenas, un día familiar cerca de un lago, me da la impresión de que Julia ha
sido hipnotizada por su pareja y ha caído en la tentación de someterse y
abandonar su proyecto de vida. Es en ese día en el lago donde nos damos cuenta
que Alex ha encontrado su lugar y Julia ha abandonado la búsqueda del suyo.
Jaime Rosales
nos ofrece una película sobre un tema importante, las relaciones de poder en la
pareja y la violencia ejercida en la misma, pero a la narración le falta
coherencia y hondura. No sabemos casi nada de los personajes ni qué les llevó a
ser como son. Incluso de la protagonista desconocemos casi todo. Lo que hace
que sea difícil que conectemos con ellos. Tengo la impresión de que Rosales
pasa de puntillas por un tema de gran calado. Sin embargo, retrata muy bien la
vida del barrio donde tantas Julias crecen sin red protectora, donde se vive al
día con trabajos precarios y mal pagados. Julias que tienen sueños y proyectos,
como todas las Julias, pero que tienen muy difícil lograr “su lugar” en el
mundo. El suyo, no el del otro.
Es una
película interesante, a pesar de sus fallos, pero lo que le da realmente valor
es la actuación de Anna Castillo en el papel de Julia. Está actriz ha sido
capaz levantar una obra plana e inconexa con su buen hacer.
ISABEL BANDRÉS
Este drama judicial dirigido por Santiago Mitre
recapitula el juicio civil contra los mandos militares de las Juntas que
gobernaron Argentina de 1976 a 1982, y que fueron responsables de asesinatos y
torturas. Se centra en la figura del fiscal Julio Strassera (al que da vida un
magnífico Ricardo Darín) dibujado como un hombre corriente que, en un momento
dado, a pesar de sus primeras aprensiones, da un paso adelante para ejercer de
fiscal en un juicio contra las villanías y los desmanes que se ejecutaron en
Argentina durante la dictadura militar.
Esta narración mezcla política, juicio y vida privada.
Y lo hace muy bien, logrando tener al público pegado a la pantalla en todo
momento. Hay que hacer notar que, en gran parte, su éxito se debe a la
excelente interpretación de Ricardo Darín. El actor se mueve con facilidad en
los diferentes registros: padre de familia, fiscal, compañero… Y logra componer
una figura atractiva, casi un héroe, que lucha por la democracia y por la
justicia. Este tipo de películas suelen tener una gran acogida entre el
público. De alguna manera, logran que el espectador se identifique con este
tipo de figuras: el hombre corriente que lucha por la democracia y contra la
injusticia de los poderosos. Es como si todos nosotros, por un par de horas,
fuésemos él, el héroe. Y eso siempre es gratificante.
Además, esta narración mezcla la tensión del drama con
las escenas familiares y los momentos de humor. Utiliza estos recursos para
hacerla más atractiva y enganchar al público: el hijo pequeño de Strassera, su
hija y su novio ”facho”, los impetuosos jóvenes que le ayudan a recabar
pruebas, la madre del segundo fiscal, el enfrentamiento de los dos fiscales…
Todos ellos son elementos utilizados para entretener al espectador y aliviar el
dramatismo del tema central. Y lo consigue plenamente.
Pero lo que importa, el meollo de lo narrado, es el
terror que supuso la dictadura de Videla y su Junta Militar en Argentina. Las
muertes, las purgas, las torturas, la ruina… que sufrieron millones de
argentinos y la impunidad, la impudicia con las que el poder absoluto se
ejerció sobre toda una nación durante casi una década. La puesta en escena del
juicio, los terribles testimonios de las víctimas, el despertar de una parte de
la sociedad argentina anestesiada, el emocionante alegato final… Todo hace de
ella una película interesante, que se ve muy bien y emociona, pero he echado en
falta que me irritase más, que me llevase a la exasperación, a encolerizarme y
que me sumiese en la tristeza. Eso no lo logró. ¿Quizá peca de un exceso de
“amabilidad” hacia el público? ¿Quizá debería ser más incómoda, más desasosegante?
No estoy segura. Lo que importa, en definitiva, es que con esta película mucha
gente que no sabía, sabrá lo que significó para los argentinos esa década
trágica en la que su país estuvo en manos de unos asesinos perversos cuya
ambición de poder era inconmensurable.
ISABEL BANDRÉS
MARY HOPKIN
Si, un poco de revival pero... ¿Quién
no ha cantado esta letra en su juventud, en una taberna con amigos o, incluso,
en los primeros mítines de nuestra incipiente democracia?
Mary
Jopkin es uno de esos casos en los que parece que únicamente haya cantado una sola
canción, precisamente ésta: “Those Were The Days” o, como se tradujo para los
hispano-parlantes: “Qué tiempo tan feliz”. No es así, claro, pero casi porque
veréis… Mary nació en Gales y formaba parte del trío de folk “Selby, Set and
Mary” con los que grabó un disco (si, un disco, redondo, de vinilo, con agujero
en el centro), de canciones populares galesas, con la discográfica local Cambria. A
continuación, tras el éxito que obtuvo la joven Mary en lo que ahora sería algo
semejante a Operación Triunfo, la ficharon los mismísimos Beatles (Wow!) para el sello
discográfico que acababan de fundar, Apple Records; con la intención de grabarse a sí mismos y
a otros artistas. Esto sucedió allá por el año 1968 y fue aquella delgadísima
modelo llamada Twiggi la que recomendó a su amigo Paul MacCartney que la
fichase; lo que hizo ganar un montón de libras, dólares y otras variopintas monedas
a los famosos “escarabajos” ya que este álbum, “Post card”, dio la
vuelta al mundo y “Those Were The Days” se grabó en muchos idiomas, fue número
uno en 22 países, llegando Mary a ser muy, pero que muy famosa.
La
historia de esta canción es un verdadero lío, porque se dice que Paul
MacCartney la escuchaba en el pub “Blue Angel” que frecuentaba, cantada por
Eugene Raskin y su mujer Francesca y que siempre quiso grabarla con sus propios
arreglos, incluso pensó en los Moody blues, hasta que con Mary vio la posibilidad
real de hacerlo. Los derechos de letra y música los tenía el mencionado Eugene
Raskin quien había añadido una nueva letra inglesa a una vieja canción rusa
titulada “Dorogoi dlinnoyu” (”Por el largo camino”). Porque, en realidad… ¡¡La
canción es de 1924!! Al parecer, el verdadero autor fue un músico ruso, Boris
Fomin (1900–1948) y la letra es de un poeta ucraniano, Konstantin Podrevsky
(1888-1930). Boris Fomin estaba especializado en “Romance ruso”, un tipo de
poesía romántica, conmovedora, sensible… que se cantaba con influencias gitanas
en la Rusia Imperial. Ahí queda eso. ¿Es un lío, o no?
Pero
volviendo a Mary… No tuvo mucho recorrido como cantante; quizá, tampoco tuvo mucha
suerte; o quizá fue de bandazo en bandazo. En 1969 quedó segunda en el festival de San Remo formando pareja con el
cantautor italiano Sergio Endrigo, con una canción en italiano, “Lontano dagli occhi” (“Lejos de
los ojos”), pero... ¿Qué hacía Mary cantando en italiano? Al año siguiente, ¡vaya por Dios! también fue segunda en
Eurovisión (aquel año ganó Dana, la irlandesa católica que más tarde se metió en
política). En el 71 se casó con el productor discográfico americano —de nombre muy cinematográfico—,
Tony Visconty y… adiós Mary por una larguísima temporada. En concreto, hasta
que se divorció en el 81 y dijo pues yo regreso a la música; pero claro, después de una ausencia de 10 años... Picoteó aquí y
allá, fue vocalista en la canción “Rachel's Song”, de Vangelis, para la
película Blade Runner; en el 89 grabó “Spirit”, un giro de tuerca tremendo porque eran canciones de Schubert,
Fauré,
Puccini,
Mascagni,
Mozart… Más tarde aparece
en varios CD´s de Catheryn Craig y Brian Willoughby en un
estilo totalmente folk… En 2005 graba un recopilatorio; en 2007 saca “Valentine”; en 2008
(aquí se ve que iba embalada) saca “Recollections”. En 2010 canta varios temas
en un álbum de su propia hija, Jessica
Lee Morgan, que también canta pero sin suerte, otra pena… En 2013 lanza “Painting by Numbres” con su propio sello
discográfico… En 2014 lanzó un sencillo “en familia”, con su hijo y su hija… De
poca repercusión todo ello. En fin, ¿Qué pasa con Mary?
Y
una curiosidad es que, el sello discográfico de los Beatles, Apple Records,
perteneciente a su complejo empresarial Apple Corps (corazón de manzana),
tuviese como logo una manzana tipo Granny Smith y que, el posterior gigante de
la informática Apple Computer, mira por dónde Steve Jobs… también eligió el nombre Apple y como logo una manzana, en esta ocasión, mordida. Litigaron ya
desde los años 80 por el nombre "Apple" y el logo (manzana), ya que los Beatles
fueron los primeros en utilizarla. De hecho, en las fundas de los LP (disco musical de larga duración, para los milenials), colocaban siempre la
manzana entera en la cubierta y la manzana partida por la mitad en la
contracubierta. Por lo visto, después de muchísimos jaleos con Ringo Starr, Paul MacCartney, Joko
Ono y los herederos de George Harrison, llegaron a un acuerdo y,
además de poder utilizar el logo, Apple Computers también pudo comercializar la
venta de la música de los “escarabajos”, juntos y en solitario, en su portal
Itunes. En fin, cuestión de muchísima, muchísima pasta… y no precisamente a la carbonara.
SUSI TRILLO
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