SERÁ EL...
UNIRSE A LA TERTULIA
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En
este recuento perspicaz de La Ilíada, una joven maestra griega recurre al poder
duradero del mito para ayudar a sus estudiantes a sobrellevar los terrores de
la ocupación nazi. Las bombas caen sobre un pueblo griego durante la Segunda
Guerra Mundial, y una maestra lleva a sus alumnos a una cueva para refugiarse.
Allí les cuenta sobre otra guerra, cuando los griegos sitiaron a Troya. Día
tras día, cuenta cómo los griegos sufren de sed, calor y nostalgia, y cómo se
enfrentan los oponentes: ejército contra ejército, hombre contra hombre. Los
cascos se cortan, las cabezas vuelan, la sangre fluye. Ahora son otros los que
invaden Grecia, el ejército de la Alemania nazi. Pero los horrores son los
mismos miles de años después. Theodor Kallifatides proporciona una notable
visión psicológica en su versión moderna de La Ilíada, minimizando el papel de
los dioses y profundizando en la mentalidad de sus héroes mortales. La epopeya
de Homero cobra vida con una urgencia renovada que nos permite experimentar los
eventos como si fueran de primera mano, y revela verdades eternas sobre la
insensatez de la guerra y lo que significa ser humano.
https://librotea.elpais.com/libros/el-asedio-de-troya/
A los
sesenta y ocho años, Theodor Kallifatides, exiliado en Suecia desde hace más de
cuatro décadas, visita a su madre de noventa y dos, que sigue residiendo en
Atenas. Ambos saben que puede ser uno de sus últimos encuentros. Durante la
semana que pasan juntos, recuerdan lo que ha sido lo más importante en sus
vidas con una presencia decisiva del padre, de quien Theodor está leyendo el
recuento escrito que este le ha dejado de lo que ha sido su difícil existencia,
desde sus orígenes como exiliado griego en Turquía, pasando por sus meses en
una prisión de los nazis y su pasión por el oficio de maestro. Se desvelan así
los orígenes de una familia que atraviesa el siglo xx. Pero el libro es sobre
todo un maravilloso homenaje al amor de una madre, a la que Kallifatides sabe
encarnar en estas páginas de forma inolvidable, a la vez que logra transmitir
una verdad universal sobre la importancia de esa figura en nuestras vidas.
Autor griego, Theodor
Kallifatides nació el 12 de marzo de 1938 en Molaoi, Laconia. Cuando tenía 8
años se mudó con su familia a Atenas, donde terminó el instituto y estudió en
una escuela de teatro. Emigró a Suecia en 1964 y vive allí desde entonces.
Kallifatides se licenció en Filosofía en la Universidad de Estocolmo, donde
ejerció más adelante como profesor. Su trayectoria literaria cuenta con
poemarios, novelas, ensayos de viaje y obras de teatro. El autor también ha
escrito guiones cinematográficos y dirigido películas. Los escritos de
Kallifatides suelen versar sobre Grecia y su experiencia como emigrante griego.
Sus obras han sido galardonadas en múltiples ocasiones y se han traducido a más
de veinte idiomas.
GALDÓS EN EL LABERINTO DE ESPAÑA
A.PILAR RUBIO LÓPEZ
En el centenario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 10/5/1843–Madrid, 4/1/1920), organizada por la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, se exhibe en La Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, una muestra comisariada por Publio López Mondéjar, que reúne 140 fotografías del autor y de personajes contemporáneos, además de múltiples documentos que reflejan la huella literaria del escritor.
En palabras del comisario, se ha elegido la
fotografía como un vehículo de comunicación y representación y como un símbolo
del lenguaje universal. Las imágenes destilan precisión y belleza pues fueron
realizadas por profesionales como Campúa, Compañy, Alfonso, Marín, Salazar y
Clifford, entre otros. La exposición rinde un homenaje merecido al escritor y
un reconocimiento de lo que Madrid le debe a Galdós. El recorrido es un
itinerario por:
|
Los retratos personales del autor, que abarcan desde su primer daguerrotipo, fechado en 1849, hasta las fotografías de 1920, año de su muerte.
Las fotos de los escenarios donde vivió,
sobre todo del Madrid de la época, que proyectan su
biografía. Una vida que reflejó en Memorias de un desmemoriado, al
escribir: “Si mis días se iban en <flanear> por las calles, invertía
parte de las noches en emborronar dramas y comedias”. Y es que cuando Galdós
llegó a Madrid en 1862 se matriculó en Leyes -en la Universidad conoció a
Francisco Giner de los Ríos- pero no concluyó la carrera pues eligió la calle y
la gente como su universidad, su auténtica inspiración. Calles que vieron
también su activismo político, escenarios donde transcurrió su vida y de los
que nos habla en sus obras.
©Vicente Tofiño |
Las fotografías de personajes públicos contemporáneos que junto a él llenaron las páginas de la historia del momento (monarcas, como Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII, Alfonso XIII o la reina María Cristina; políticos, como Emilio Castelar o Sagasta; generales, como Espartero, Serrano o Prim; escritores, como Mesonero Romanos, Unamuno o Clarín; o músicos como Chapí, entre otros protagonistas de la política y de la cultura). Teniendo como hilo conductor las fotografías, se nos muestra a Galdós como un testigo de la convulsa política española y de revoluciones como la de La Gloriosa de 1868; Y, al mismo tiempo, como un hombre que compartió amistad con intelectuales relevantes del momento -Generación del 98 e intelectuales europeos-, y que protagonizó tertulias, como la de San Quintín en Santander o en catedrales de la cultura como el Ateneo madrileño; y que asistió a debates en el Congreso, pues fue diputado dos veces.
©Vicente Tofiño |
Una muestra gráfica de la huella del gran escritor, donde el espectador puede leer notas de prensa de sus colaboraciones periodísticas, como las del diario El Debate o de La Revista de España, los cuales dirigió un tiempo; o las del diario La Nación. Así como reportajes sobre Galdós en La Ilustración Española y Americana, en El Fígaro y en otras publicaciones; documentos que muestran que Galdós fue un referente intelectual, un buen dibujante, un crítico musical y un cronista. Y todo ello acompañado por muchas páginas manuscritas, en las que el autor buscaba siempre la belleza de la palabra.
Un audiovisual de la galdosiana Arantxa Aguirre (fin de itinerario), donde, entre paisajes y personajes y su consideración del lector, se destaca el culto de Galdós a la belleza femenina, pues al contemplar el bellísimo cuadro de La Condesa de Vilches, realizado por Federico de Madrazo, el autor dirá que “era linda como un ángel y su sonrisa iluminaba su rostro y su alma”. Y es que Galdós destacó el valor de la mujer en la vida social e, incluso, llegó a publicar en La Guirnalda una serie de biografías de damas célebres españolas.
Aunque nunca se casó, vivió varios idilios —y tuvo una hija reconocida: María Pérez Galdós Cobián—, siendo doña Emilia Pardo Bazán una amante y colaboradora con la que compartió amor y multitud de proyectos: “Entre el honor y el amor, escojo el amor, la verdad eterna” —diría el escritor.
Vilipendiado muchas veces —no olvidemos que su candidatura al Premio Nobel en 1912 no cuajó, por oposición de los sectores más conservadores y por su anticlericalismo—, la exposición revela al espectador que Galdós es un referente. María Zambrano señaló que “Galdós legó a la literatura española la misericordia de Cervantes”. Cernuda decía que “Galdós era tolerante, sabía escuchar y respetar el punto de vista de los otros”. Y, parafraseando a Azorín, Galdós era “un escritor que logró que España tomase conciencia de sí misma, al mismo tiempo que él reveló España a los españoles”. Se puede decir en favor de la excelencia de Galdós que hubo una generación que aprendió a leer con él, que disfrutó con sus descripciones de los paisajes y con los retratos de los personajes de sus múltiples novelas (La fontana de oro, Misericordia…; con sus obras de teatro, como Casandra o Electra; y con sus Episodios Nacionales (Trafalgar, Cánovas…). Esa admiración que despertó en el público le granjeó el título de mejor narrador español desde nuestro Cervantes.
El escritor que leía a Cervantes, Lope de Vega, Flaubert, Zola, Balzac, Dickens, Shakespeare… y que decía que España no sabe enterrar a sus ilustres -siempre preguntaba que dónde estaban los restos de Cervantes y hasta Ortega y Gasset en la encendida necrológica por la muerte de Galdós, publicada en El Sol, denunció el olvido institucional-, no pudo ver que en su cortejo fúnebre le acompañaron más de 20.000 personas hasta el Cementerio de La Almudena. Muchas de ellas, mujeres, como agradecimiento a un hombre que les contaba historias que entendían; mujeres que se vieron reflejadas en muchas de sus obras, como Fortunata y Jacinta. Personas que disfrutaron leyendo sus escritos o escuchando su discurso de Ingreso en la Real Academia Española, La sociedad presente como materia novelable, en 1897.
Galdós, un hombre tan ilustre, un maestro, impulsor de la modernidad y de la cultura, murió pobre, acosado por las deudas y soportando una ceguera progresiva. En 1919, un año antes de morir, se le hizo un homenaje en el Parque del Retiro madrileño, descubriendo su escultura sedente. Fue realizada por Victorio Macho y Galdós quiso tocarla para adivinarse con sus manos. Al percatarse de la perfección de la escultura y del magnífico retrato, acorde con su fisonomía, lloró de emoción.
La exposición, “para ver y leer”, estará
abierta al público hasta el 3 de enero de 2021.
A.PILAR RUBIO LÓPEZ
LAS CHICAS SON GUERRERAS
MARÍA LUISA MAILLARD
La situación pandémica que sufrimos desde el mes de marzo ha oscurecido una fecha, 1980, y el inicio de un estallido de vitalidad que revolucionó la sociedad y proyectó una nueva imagen de España en el exterior. Hace cuarenta años del inicio de la “movida madrileña” y parece un buen momento para volver la vista atrás y, en este caso, reflexionar sobre las secuelas que ha dejado en la evolución de las mujeres y en el movimiento que aspira a representarlas: el feminismo.
En principio cabe preguntarse cómo un grupo de jovencísimos rebeldes —Alaska tenía 15 años cuando formó parte de Kaka de Lux—, hijos de una burguesía acomodada, que viajaban a Londres a por discos punk y a Holanda a por droga, iniciaran y capitanearan un movimiento que alcanzó tal difusión. He escogido dos reflexiones de cronistas de “la movida” para explicar el fenómeno.
“Aquello era una bocanada de aire fresco que
trajo la ilusión de vivir […]. Toda la pátina de la España triste había acabado”,
escribió Oscar Mariné, comentarista musical e impulsor de la revista Madrid me mata. Estaba asistiendo a uno
de los actos fundacionales de “la movida”: el concierto de Los Ramones en Vista Alegre en 1980. Y Jesus Ordovás, otro cronista
del movimiento, comenta en su libro La
Movida: “Si Madrid en los años 80 fue conocida como la capital de la movida
fue gracias a que la prensa, la radio y la televisión se hicieron eco de los
conciertos de música pop, las exposiciones, los festivales y el cine de Pedro
Amodóvar”.
“Toda la pátina de la España triste había
acabado”. Es una buena explicación del impulso de vitalidad que supuso la
“movida madrileña”. Aunque los dardos iban dirigidos contra la moral burguesa
de una juventud educada en el franquismo, no hay que olvidar la seriedad
impuesta por la obligatoriedad de la lucha antifranquista, encuadrada en grupos
de izquierda y extrema izquierda, donde cualquier veleidad personal era
condenada como “individualismo pequeño- burgués. Ahora tocaba “vivir la vida”, ser
joven, feliz y hacer lo que a uno le viniera en gana. Sin embargo, el
movimiento no hubiera podido desplegarse con tanta intensidad si no hubiera
sido por el apoyo incondicional de los medios de comunicación y las
Instituciones, comenzando por el alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván:
emisoras de radio, programas de televisión, concursos de rock, Francisco Umbral
haciendo la crónica, desde su sección diaria en El País “Spleen de Madrid” y Moncho Alpuente desde su sección
“Madrid resucitado”, revistas como La
luna de Madrid y Madrid me mata… La
“movida” se convirtió durante unos años en la imagen de marca de un socialismo
que aspiraba a sentar las bases de una nueva sociedad. Esa imagen de marca comenzó
a declinar a mediados de los años 80. Había que canalizar el movimiento por
otros derroteros y eliminar aquellos integrantes como Javier Krahe o Fermín
Cabal que osaron negarse a firmar el manifiesto de los intelectuales a favor de
la OTAN en 1986. Ya se podía ser pulcro, rico partidario de la OTAN y tan de
izquierdas como siempre.
José Ribas, Fundador de Ajo Blanco y representante de un anarquismo culto y “contracultural”
en la Barcelona de los 70, se traslada a Madrid a finales de los 70, cuando la
revista estaba ya a punto de cerrar, como tantas otras cosas, y asiste a los
primeros pasos de la movida. La califica como “un supermercado de colores” y la
define así: “Era todo un carnaval que duró tres años, fue muy interesante hasta
que se masificó y fue utilizado por los socialistas”.
No le faltaba razón. “La movida” fue un
“supermercado de colores” y también un “carnaval”. Careció de los referentes
culturales, que habían existido en la Barcelona de los 70, salvo la consigna
del 68 “sexo, drogas y rok and roll”, matizada por la radicalidad del
movimiento punk. Todo giraba en torno a la música pop: los pintores y
fotógrafos hacían los carteles y las carátulas de los discos; los poetas,
letras de algunas canciones; los modistos vestuario para los grupos; y entre
toda esta maraña se alzó el cine de Pedro Almodóvar, que fue capaz de proyectar
una imagen renovada de España en el exterior. Divertirse era la consigna y
divertirse transgrediendo, tomando como bandera de la renovada revolución
sexual, la trangresión gay y transformista, siguiendo con Almodóvar el pop
maruja, el bolerismo, la fotonovela y lo abyecto, resumido en la letra de la
canción “Murciana” que Alaska cantó en la primera película de Almodóvar Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón:
”Te quiero porque eres sucia, guarra, puta y lisonjera/ la más obscena de
Murcia y a mi disposición entera […] me perteneces, murciana, porque a mí me da
la gana”. Unos años después Las Vulpes reivindicarían la prostitución frente a
un sexo que hablara del mañana. Más que una liberación de la mujer esta
degradación de la figura femenina parecía más bien la liberación de las más
oscuras fantasías del sexo masculino, radicalizadas por la imagen fantasiosa de
la mujer de gran parte del mundo gay transformista.
Esta supuesta liberación sexual, que rebajaba a la mujer, no era ni siquiera una novedad, todo lo más una radicalización. Oscar Sánchez Vadillo en un artículo rememorando a Janis Joplin a los cincuenta años de su muerte, recuerda como Leonard Cohen presumía sin rebozo en Chelsea Hotel de las “cositas” que le hacía Janis en el establecimiento. En “la liberación sexual” de los setenta, los hombres usaban a las mujeres, pero no se quedaban con ellas. Janis, continúa Oscar Sánchez Vadillo, regalaba amor y recibía a cambio sexo y todo lo más una línea sucio lírica en una canción de Cohen. Creo que parte de esa herencia, de la traición de sus “compañeros de viaje”, surge la radicalización de los movimientos feministas posteriores a los años 70. No podemos olvidar la huella posterior que dejó la imagen de la mujer del mundo gay, transformista y transexual, como la transgresión con mayúscula. Esa imagen ha llegado a nuestros días, imponiendo al feminismo una visión del sexo indeterminada que ha dado lugar a que feministas de toda la vida como Lidia Falcón, una de las primeras partidarias en España del feminismo como lucha de clases, fuera expulsada de las filas del feminismo comunista.
No podemos dejar de volver la vista atrás y
recrearnos con ese grupo de mujeres que, en los años 20, apenas abiertas las
puertas de la Universidad para ellas, destacaron en todas las disciplinas y
comenzaron a pisar con fuerza en la escena pública española. Clara Campoamor, Margarita
Nelken y Victoria Kent, en política; María de Maeztu en Pedagogía; María
Zambrano, en Filosofía; Rosa Chacel en narrativa; Maruja Mayo y Remedios Varo,
en pintura; Victorina Durán y Josefina Blanco, en teatro; María Rodrigo en
Música; Matilde Ucelay en arquitectura; Elena Fortún en narrativa infantil y no
voy a nombrar la larga nómina de periodistas, encabezadas por Colombine ni a
tantas y tantas otras porque la lista sería interminable. No son mujeres
burguesas y pacatas. Había permisividad en las relaciones e incluso en Madrid
existía un club sáfico que frecuentaban García Lorca y Rivas Cherif; pero no se
situaba la sexualidad y el cuerpo en el centro de la vida pública. Era un
desarrollo de la vida personal, pero lo importante era la obra. No creo que a
ninguna de ellas les hubiese gustado la canción
“Murciana”.
MARÍA LUISA MAILLARD
EL TIRANO, SHAKESPEARE Y EL PRESENTE
ISABEL BANDRÉS
Los grandes escritores representan al hombre y sus pasiones de manera atemporal, van a las entrañas de nuestra humanidad. Cuando leemos a Shakespeare, a Cervantes, a Tolstoi… buceamos en lo que somos y hemos sido siempre. Sólo cambia la ornamentación exterior, pero nuestra esencia es la misma en el siglo XV que en nuestro siglo. El deseo, el amor, el odio, la maldad, la bondad, el temor a la muerte, los celos, la valentía, la cobardía, la crueldad, el sacrificio, la envidia… están allí utilicemos el caballo o el automóvil, el ordenador o la pluma. Todos estamos hechos de esa argamasa en la que se mezcla lo mejor y lo peor llevándonos a vivir en una constante contradicción. Shakespeare sabía mucho de nuestra naturaleza, yo diría que lo sabía todo, y no se dejaba engañar por las apariencias que todos despegamos para ocultarnos. Greenblart recoge en El tirano, Shakespeare y la política una de las pasiones más terribles del ser humano: el poder, ese deseo insaciable de poder que Shakespeare tan bien describe en algunos de sus personajes. “Puesto que esta tierra no me proporciona otro goce más que el de mandar, de contrariar, de dominar a aquellos que son más bellos que yo, buscaré mi paraíso en ese sueño de una corona…” dice Ricardo III, ese personaje que no conocerá nunca la paz. “No tengo ni piedad ni amor ni miedo” señala en otro momento. Busca el poder como compensación a su fealdad y a la falta de cariño de su madre. Su vida será un infierno porque mantenerse en el poder es agotador, una lucha incesante y solitaria contra todos.
En Macbeth,
el ansia de poder no proviene de él si no de su esposa. Ella es la perversa. “El
asesinato no es aún más que una vana sombra, conmueve hasta tal punto el pobre
reino de mi alma que toda facultad de obrar se ahoga en conjeturas…”, señala Macbeth en un momento en que
las dudas y vacilaciones le atenazan. Se diría que él es un espíritu débil que
se somete al deseo de su esposa. Un tirano por delegación, un déspota por
debilidad, pero no por eso menos terrible. La tiranía tiene sus compensaciones,
pero también temibles consecuencias. Macbeth, en un ejercicio de absoluta
sinceridad, narra su vacío interior: “La vida no es más que una sombra que
pasa, un pobre cómico que se pavonea y se agita una hora sobre la escena, y
después no se le oye más… un cuento narrado por un idiota con gran aparato y
que nada significa”.
Ricardo III y Macbeth son criminales que
llegan al poder tras asesinar a los gobernantes legítimos, pero a Shakespeare
le interesan también los gobernantes legítimos que se ven arrastrados a un comportamiento
totalitario. En El rey Lear, un
anciano monarca con sus facultades mermadas por la edad y por el egocentrismo,
que ha practicado toda su vida, ejerce la tiranía sobre su pueblo. Sólo un
criado se atreve a oponerse a su despotismo y muere asesinado. En Julio Cesar, otro tirano legitimado,
Casio, uno de sus personajes, se plantea detener la tiranía antes de que se
imponga: “La culpa es de nosotros mismos —dice—, que consentimos ser
inferiores” Son pocos los que se atreven a enfrentarse con el poder. Y es que
los tiranos no existirían sin “los cómplices” que los apoyan. Unos les ayudan porque
están embaucados, otros porque están atemorizados, algunos porque no creen que
el tirano sea tan malvado, otros porque quieren sacar provecho de la situación
y los más porque son incapaces de hacerse las preguntas adecuadas y se limitan
a obedecer cualquier orden que dé el tirano. El tirano promueve el odio por el
adversario como instrumento para saciar su deseo compulsivo de poder. Los demás,
el pueblo, no pasa de ser para ellos un elemento al que utilizar contra el
adversario. El tirano fomentará el odio, el resentimiento, la revancha y todo
aquello que aliente la discordia: “La
discordia social (Enrique VI, Acto
III, Escena 1) es como una venenosa serpiente que va royendo las entrañas de la
sociedad”.
Greenblart ha escrito un estudio sugerente
que coloca frente a nosotros como un espejo para que podamos observar en él a nuestras
sociedades actuales tan envilecidas por la impostura, la manipulación
informativa, el oportunismo y la hipocresía. En el primer capítulo de este
ensayo, el autor se hace y nos hace algunas preguntas: “¿Por qué iba alguien a
dejarse arrastrar por un líder que a todas luces no está capacitado para
gobernar, por alguien peligrosamente impulsivo o brutalmente manipulador o
indiferente a la verdad? ¿Por qué una gran cantidad de individuos aceptan ser
engañados a sabiendas?”. El tirano,
Shakespeare y la política es un texto brillante con el que disfrutar y
recapacitar sobre nosotros y sobre el poder político.
ISABEL BANDRÉS
Stephen Jai Greenblatt es el titular de la
Cátedra John Cogan de Humanidades, uno de los títulos más prestigiosos de la
Universidad de Harvard. Es autor de varios libros entre los que destacan El giro, con el que obtuvo el Premio
Pulitzer y el National Book Award, El
espejo de un hombre: vida, obra y época de William Shakespeare, o Ascenso y caída de Adán y Eva. Es además
editor general de The Norton Shakespeare.
EL
GRAN NÚMERO
LIDIA ANDINO TRIONE
Números y palabras, o a la inversa, poesía y matemáticas, dos universos aparentemente inconciliables, sin embargo, muchas tradiciones poéticas han basado la poesía en los números. Los trovadores, por ejemplo, concibieron la poesía a través de ellos y enunciaron que existen familias de números que son más bellas que otras. A partir de esas familias, los trovadores definían formas poéticas.
Los
números tienen propiedades asombrosas, desde luego que hay algunos más
prestigiosos que otros que siguen suscitando pasiones: uno de ellos es el que
hace referencia a la relación eternamente constante entre la circunferencia y
su diámetro, y al que llamamos Pi. Su representación matemática redondeada:
3,14 aprendida en el cole resulta más que inocente. Quién diría que esos dos
decimales crecen y crecen sin descanso como un deseo que nunca se detiene, o
como un cercano horizonte inalcanzable.
Probablemente la más cabal enunciación del trillón de números calculados por los potentes ordenadores actuales no supere en su descripción al luminoso poema El número Pi, escrito por la poeta polaca Wislawa Szymborska —Premio Nobel de Literatura en 1996— y del que no me resisto a transcribir algunos de sus versos en estas páginas.
tres coma catorce.
Todas sus siguientes cifras también son iniciales,
quince noventa y dos porque nunca termina.
No se deja abarcar sesenta y cinco treinta y cinco con la mirada,
ochenta y nueve con los cálculos
sesenta y nueve con la imaginación”.
Generaciones enteras de matemáticos han intentando conocerlo, buscando la mejor manera de aproximar Pi al cociente de dos números enteros, por supuesto, sin éxito.
Lo mismo hacen aunque un poco después las serpientes de las fábulas.
La comparsa de cifras que forma el número Pi
no se detiene en el borde de la hoja,
es capaz de continuar por la mesa, el aire,
la pared, la hoja de un árbol, un nido, las nubes, y así hasta el cielo
a través de esa hinchazón e inconmensurabilidad celestiales”.
Su extravagante pedigrí matemático lo sitúa muy por encima de sus pobres hermanos sin cualidades reseñables, por ser una representación de lo inacabable y más apropiada para la comprensión del concepto mediante el recurso tedioso a contar las estrellas del firmamento, o los granitos de arena de las playas.
y un ocho, pero nunca uno cualquiera,
y un siete que nunca será el último,
y metiéndole prisa, eso sí, metiéndole prisa a la perezosa eternidad
para que continúe”.
Dos variantes de lo imposible: el intento de atrapar en su totalidad una serie numérica, tanto como la ilusión de domar las innumerables sugerencias de la poesía.
¿SABÍAS QUE NUESTRO PÁNICO A LAS RATAS NO
ESTÁ REALMENTE JUSTIFICADO?
CARMEN MENDÍVIL
Y
es que a pesar de la enternecedora película Ratatouille,
con ese adorable bichito que cocina tan bien y a la encantadora Ratita Presumida de la infancia de
muchas de nosotras, incluso a pesar de los muchos chistes sobre ellas… está muy
claro que las ratas no gozan de nuestra simpatía, más bien todo lo contrario.
Percibimos
a las ratas como transmisoras de enfermedades, de aspecto repulsivo, asociadas
con la suciedad y de talante agresivo. En fin, unos de esos animales con los
que desearíamos no toparnos nunca. Y eso que la rata lleva
con nosotros desde el Neolítico, cuando descubrió que viviendo cerca del hombre
le resultaba más sencillo conseguir alimento. Lo cierto es que hoy en día
gastamos miles de millones en luchar contra ellas, pues su numerosa presencia
las ha convertido en el principal problema sanitario de la población en amplias
regiones del planeta y las hemos vinculado, a menudo injustificadamente, con la
ya mencionada transmisión de todo tipo de enfermedades.
Los
zoólogos, sin embargo, no comparten esta opinión y ven en las ratas a seres muy
inteligentes, con una enorme capacidad de adaptación y una sofisticada organización
social. No me extenderé en relatar los distintos tipos de ratas que existen, su
procedencia o peculiaridades, pero seguro que este apasionante artículo anima a
muchos a hacer un estudio exhaustivo sobre estos animalillos…
En
todo caso, al parecer, no suponen ninguna amenaza directa para el hombre —al
que profesan tanto temor como desconfianza—, pues jamás lo atacan y, sabemos
ahora, que no son tampoco responsables de habernos transmitido las peores enfermedades
y plagas.
Un
estudio elaborado por varias universidades europeas —publicado en la revista
científica Proceedings of the National
Academy of Science (PNAS)—, establece que las grandes epidemias que
diezmaron la población humana durante la Edad Media no fueron transmitidas por
las ratas, sino por los piojos y las pulgas que medraban entre las personas
debido a la total falta de higiene de aquellas sociedades. Un poco sucios que
eran…
Magawa, la rata que ha ganado la medalla de oro por su heroicidad |
De lo que quería
hablar es de las ratas gigantes que, debidamente adiestradas, detectan minas
terrestres y la tuberculosis en los seres humanos. Quedan todavía muchos países
con kilómetros de territorio minado, por ejemplo muchas zonas de África
devastadas por la guerra, como Angola (el tercer país del mundo con más minas
después de Afganistán) y Camboya o Mozambique que, aunque han hecho ya mucho
trabajo en este sentido, no han conseguido eliminarlas del todo.
¡Y aquí aparece
APOPO! (https://www.apopo.org/en),
una
ONG belga donde se entrena a súper-ratas —que pueden llegar a medir un metro de
largo y pesar un kilo y medio—, y pueden cubrir mucho más terreno
que un ser humano con un detector de metales ya que, gracias a su olfato
y un entrenamiento adecuado, en sólo 20 minutos pueden hacer lo que un humano
tardaría hasta cuatro días. A través del método de entrenamiento con recompensa,
a las ratas detectoras (MDR) se las adiestra a rascar la tierra sobre una mina
terrestre, escuchan un clic y reciben
un premio. A diferencia de los detectores de metales, las ratas ignoran la
chatarra y huelen exclusivamente el explosivo, lo que las convierte en
detectores de minas terrestres rápidas y eficientes.
En
la web de APOPO nos explican que 60 países están contaminados por estas minas y
otros restos explosivos de guerra. Dado que suelen ser activadas por humanos,
matan indiscriminadamente a quiénes las pisan. En 2017, minas terrestres y demás
restos explosivos, causaron al menos 7.239 muertos, de los cuales el 87% eran
civiles y el 47% eran niños.
Pero
APOPO también entrena ratas para la detección de la tuberculosis en humanos.
La
OMS ha definido tres listas de 30 países con alta carga de tuberculosis activa (TB)
para el período 2016-2020, con la intención de diferenciar las diversas formas
de la enfermedad: tuberculosis, coinfección TB/VIH y tuberculosis
multirresistente (TB MDR) y resalta las acciones globales, así como el
compromiso necesario para combatirla.
La
tuberculosis y el VIH a menudo van de la mano y forman una combinación letal;
cada una de estas enfermedades acelera el progreso de la otra. En consecuencia,
la tuberculosis es la principal causa de enfermedad grave y muerte entre las
personas VIH positivas en todo el mundo. El VIH dificulta también el
diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis entre las personas que lo
padecen y al menos un tercio de las que viven con el VIH se infectan con la
bacteria de la tuberculosis cada año, teniendo de 20 a 30 veces más riesgo de
contraer/desarrollar TB activa que las personas sin VIH. Aproximadamente el 35%
de las personas con VIH fallecen debido a la tuberculosis y una cuarta parte de
las muertes por tuberculosis se producen entre personas con tuberculosis y VIH.
Se
tardan unos 9 meses en adiestrar a una rata. Cuando se acercan a una muestra de
esputo con TB positivo, al igual que sucede con las minas, escuchan un clic y reciben por recompensa una rica
comida. Se las enseña a distinguir entre muestras TB positivas y TB negativas.
Según
los científicos de APOPO, "la precisión de las ratas en la
detección de la tuberculosis es casi del 100%, pero no pueden distinguir entre
las cepas normales y las resistentes a los medicamentos".
Gracias al magnífico sentido del olfato de estos roedores (huelen “en estéreo”),
una rata entrenada puede detectar 100 muestras en 20 minutos, mientras que un
técnico de laboratorio puede tardar varios días en detectar la TB. El coste por
entrenar a la rata es de 30 céntimos de dólar al día. La tuberculosis es la principal causa de
muerte en el mundo después del VIH y, según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), hay cerca de nueve millones de nuevos
casos al año y dos millones de muertes.
¿No te
empiezan a caer mejor estos “simpáticos roedores”?
Bueno,
ya puestos no me voy sin contaros un chiste que me contó mi hermano abogado —no hay nada
como reírse de uno mismo—, que sigue así: ¿A que no sabes por qué a partir de
ahora en vez de ratas se van a utilizar abogados en los laboratorios? … En
primer lugar porque hay más y, en segundo…. porque con el tiempo a las ratas se
les acaba tomando cariño.
¡Hasta
la próxima!
CARMEN MENDÍVIL
Edward (Nighy) y Grace (Bening) son una pareja que llevan 29 años casados. Él, profesor; ella, editora de libros. Viven en una gran casa que poseen en la costa de Inglaterra y tienen un buen hijo ya adulto e independiente. Ella es invasiva, crítica y lleva años recopilando un poemario. Él es discreto, silencioso y tranquilo. Se diría que lo tienen todo: un hijo estupendo, una casa preciosa y unas profesiones que les apasionan. Sin embargo, algo no va bien. El arrobamiento del principio, las expectativas creadas, la idealización del otro… se han quebrado. Edward vive soportando un matrimonio que le hace infeliz y considera muerto hasta que conoce a otra persona. Grace se empeña en que su matrimonio sí funciona (para ella todo es cuestión de voluntad) porque necesita sostener su narcisismo y sus creencias religiosas.
Ambos se separan por decisión de Edward.
Pero una cosa es firmar la sentencia de divorcio y otra lograr romper emocionalmente
un vínculo que ha durado casi treinta años. Ella se niega a ver lo que para él
es evidente: su matrimonio no funciona desde hace años. Grace se siente
traicionada, abandonada y víctima de un trato injusto. La realidad para ella no
existe, sólo la fantasía de lo que fue y ya no es. El fantasma de él como
pareja le persigue. Para Edwad, las cosas son algo diferentes porque ha
encontrado una nueva pareja más acorde con su personalidad y está ilusionado
con este nuevo comienzo. Pero no puede evitar sentirse culpable y está
dispuesto a todo menos a volver. Hay un tercer personaje, el hijo que se
pregunta si alguna vez sus padres estuvieron enamorados, si alguna vez su feliz
infancia fue una realidad o una fantasía, una idealización.
Poco a poco, la película nos va descubriendo los intentos de superación de esa ruptura traumática. El duelo por perdida de la otra persona y lo que representaba: seguridad, completud, prestigio social, amor, compañía, placer, posesión…
Regreso a Hope Gap es una película elegante y bien contada. Pero la falta originalidad y nervio creativo en la narración, hacen que la historia nos resulte algo fría y salgamos del cine con un regusto de haber visto algo muy trillado.
Lo mejor de la película es el trabajo de los actores. Bill Nighy, Anntte Bening y Josh O´Connor realizan una interpretación de sus personajes admirable.
Una película que tiene un final agridulce: Grace “supera” su depresión comprándose un perro al que llama Edward y que obedece todas sus órdenes. Edward se culpa de haber dejado a Grace y, al mismo tiempo, de no haberla dejado antes. Y el hijo se siente obligado a intervenir, aunque descubra que sus padres son adultos independientes y no sólo sus padres.
Resumiendo: una película, elegante, bien narrada, muy bien interpretada, pero falta de nervio narrativo.
ISABEL BANDRÉS
“Es una puñetera locura”, con esta expresión calificó Felipe González el nuevo estado de alarma que ha sido el broche que el Gobierno Central y las Autonomías han puesto a un mes desquiciado. Tuvimos una moción de censura al Gobierno por parte de VOX tan disparatada como inoportuna. La mayoría de los ciudadanos no comprendimos este gesto al vacío. Descubrimos en Casado a un espléndido parlamentario que rompía con VOX y situaba al PP en el centro. Abascal salió de caza y fue el cazado. Se hizo justicia poética, el ganador de la moción fue, sin duda, Pablo Casado. Todos los medios de comunicación aplaudieron su discurso, su réplica y su contra replica. Muchos quisieron ver en sus palabras un resurgir de la tercera vía defendida por Ortega, Zambrano, Nogales y Clara Campoamor que huyo de España tras la guerra civil diciendo: “Estoy tan alejada del fascismo como del comunismo, soy liberal”. Veremos qué recorrido tiene el brillante discurso de Casado alabado por seguidores y opositores. Esperemos que no sea flor de un día. Yo tengo mis dudas, sobre que la semilla sembrada en el Congreso por Casado el 22 de octubre dé algún fruto.
Los españoles hemos dejado las zonas templadas, nos gustan más los caminos tortuosos de los enfrentamientos ideológicos y la bronca a cara de perro que conduce a otra bronca y a otra… en un bucle interminable de estupidez cainita. Unos han llegado “para conquistar lo cielos” mediante la revolución y los otros “para reconquistar España y los valores más rancios del tradicionalismo”. Cómo les gustan las banderas sea tricolor o bicolor, los mítines rompedores, la épica de la revolución roja o la de Santiago y cierra España. Les unen tantos símbolos, tantos tics. Por unirles, les une un símbolo de clase: el chalet con piscina. Iglesias y Abascal se han comprado sendas viviendas tras llegar al Congreso. Han hecho bien. Yo prefiero que hagan realidad el oscuro deseo de pertenecer a la burguesía acomodada y que dejen tranquilas a las instituciones democráticas y a los inmigrantes. Todos sabemos cómo terminan los países conducidos por salva patrias o populistas revolucionarios. Los dos quieren distintas cosas, pero los dos arrastran a la democracia a su destrucción y al ciudadano a la perdida de sus libertades. Llevan el totalitarismo en la sangre. Quiero creer que hay una España silenciosa que sabe diferenciar lo que nos dicen de lo que hacen, lo que es importante de lo que no y que desea unas instituciones democráticas justas, fuertes e independientes. Y una justicia como equidad, al modo que señala Rawles. Resumiendo: más gestión y menos épica, más trabajar y menos hablar.
Hoy por hoy, seguimos en el desquicie. Los
ciudadanos tenemos la sensación de que están jugando con nosotros: los
confinamientos y el estado de alarma es un buffet libre que cada Comunidad aliña
cómo mejor le parece, las ayudas económicas siguen sin llegar a quienes más las
necesitan y jóvenes alborotadores se manifiestan en Burgos y Barcelona contra
todo y contra todos. Y esto no ha hecho
más que empezar
ISABEL BANDRÉS
El Día Internacional de la Niña se estableció por la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre de 2011. Desde entonces, cada 11 de octubre se pone toda la atención en los Derechos y en el potencial de las niñas y también en los obstáculos, desigualdades y barreras a las que continuamente tienen que enfrentarse. El Covid-19 está despertando la preocupación sobre la continuidad de la educación. GWI está muy centrado en la crisis del Covid-19 y en trabajar por todas las niñas para que puedan continuar con su educación escolar de forma segura, tanto presencialmente como online.
Este año GWI se une a UNICEF para celebrar
la capacidad de las niñas de trabajar por su propio destino con el lema: “Mi voz, nuestro futuro”. GWI recalca
la necesidad de incluir a las niñas en todos los procesos de toma de decisiones
en los que son parte interesada, con poder para diseñar un mundo mejor. Las más
de 1,1 billón de niñas en el mundo deben ser escuchadas y tener la oportunidad de
construir su propio futuro. El estatus de las niñas en el mundo ha mejorado
gracias a la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, sin embargo, no es
momento aún de abandonar nuestros esfuerzos. Hoy más que nunca GWI empatiza con
la necesidad de continuar progresando en el avance de los derechos de las niñas
y de invertir en el gran potencial que tienen las niñas y chicas jóvenes. Hoy
día, las niñas tienen muchas más posibilidades que los niños de quedarse fuera del
ámbito escolar debido a situaciones de pobreza, matrimonio infantil, etc., y
ello a pesar de que la educación de las niñas hace sociedades más justas y
desarrolladas.
Tú puedes hacer una diferencia en la vida de
las niñas y contribuir a la promoción de sus derechos a nivel local, nacional e
internacional si te unes a los esfuerzos de GWI. Para ello puedes unirte a GWI
afiliándote en tu área, puedes suscribirte al Boletín de GWI o puedes seguir y
compartir a GWI en Facebook, Twitter, Instagram y Linkedin.
Y para finalizar este breve resumen nos
hacemos eco de las palabras de Antonio Gutiérrez, Secretario General de
Naciones Unidas: “Necesitamos defender
la igualdad de derechos, voces e influencia de las niñas en nuestras familias,
comunidades y naciones. Las niñas pueden ser poderosos agentes para el cambio y
nada debería evitar que participaran activamente en todas las áreas de la
vida.”
Traducción: Pilar Torrero, Secretaria
de FEMU
DÍA MUNDIAL DE ERRADICACIÓN
DE LA POBREZA
GWI y la Federación española de Mujeres Universitarias (FEMU) elevan la voz de alarma ante las predicciones del Banco Mundial sobre la pobreza en el Mundo: 88-115 Millones de personas en 2020.
El día 17 de Octubre 1987, más de100,000 personas se reunieron en Paris Trocadero , donde se firmó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, para proclamar que la pobreza es una violación de los derechos humanos, y asegurarse de que estos derechos se respeten. Posteriormente, la ONU en su Asamblea General del 17 de octubre exigía a todos los estados promover la erradicación de la pobreza en su entorno Nacional.
Sin embargo, GWI y FEMU ya solicitaban el día 8 de junio más atención a la predicción del Banco Mundial según la que, como consecuencia de la pandemia del Covid/19 es muy probable que se eleve el número a 88-115 millones de personas a la extrema pobreza en 2020, retrasando por tanto los objetivos en, al menos, tres años. Dado que la educación y la pobreza están inversamente relacionados, GWI Y FEMU están alarmadas por esta nueva predicción. La presidenta de GWI, Terry Oudraad, afirma que este hecho repercutirá en las chicas a lo largo de todas sus etapas educativas de forma irreversible.
Actualmente el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU, en su tratado sobre el sostenimiento del desarrollo y sus objetivos, enfoca principalmente la educación y la pobreza con esperanza. Los artículos 1 y 2, por ejemplo, estipulan acabar con la pobreza en todas sus formas y establece nuevos puntos de referencia para la erradicación de la misma.
GWI
y FEMU, están extremadamente centradas en el artículo 4 para ASEGURAR LA
EDUCACIÓN INCLUSIVA E IGUALITARIA, Y PROMOVER OPORTUNIDADES PARA TODOS, EN EL
PROCESO DE APRENDIZAJE EN LOS NIVELES EXIGIDOS.
Traducción: Mercedes Osorio, CRI de
FEMU
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