REUNIDO EL JURADO DEL 2º CERTAMEN
DE RELATOS DE MUJERES AMMU,
HA DECIDIDO OTORGAR EL
PRIMER PREMIO
A
KARESSA MALAYA RAMOS
AGUIÑOT
POR SU
RELATO, MALAKAS AT MAGANDA
PODEMOS AVANZAR QUE EL LIBRO CON
LOS 10 MEJORES RELATOS DEL 1º CERTAMEN, ESTÁ YA EN IMPRENTA, ENRIQUECIDO CON
LAS ILUSTRACIONES DE RAÚL TRILLO.
ESPERAMOS ANUNCIAR EN EL BLOG
DEL PRÓXIMO MES, QUE YA DISPONEMOS DE ÉL!!
PRÓXIMA
TERTULIA LITERARIA
SERÁ EL
DÍA
LA TERTULIA SE HARÁ EN ABIERTO
PARA QUIEN QUIERA SEGUIRLA
ENLACE ZOOM PARA UNIRSE:
https://us02web.zoom.us/j/8695208434?pwd=Q09wc3JBYWtidVdCWUdkTmVzZFkrdz09
ID de reunión: 869 520 8434
Código de acceso: 4hawm8
COMENTAREMOS EL LIBRO
Cuando a
sus 81 años, el viejo Jay Mendelsohn decide inscribirse en el seminario
sobre La Odisea que imparte su hijo en la universidad, no se
imaginaba la aventura emocional e intelectual en la que ambos estaban a punto
de embarcarse. Para Jay, un científico jubilado que veía el mundo con los ojos
de un rígido matemático, la vuelta a las aulas supuso su última oportunidad
para conocer uno de los grandes clásicos de la literatura que siempre se le
había resistido, pero, sobre todo, la última oportunidad para entender a su
hijo, prestigioso escritor, amante de los clásicos y homosexual.
DANIEL MENDELSOHN
Estudió Filología Clásica en las universidades de Virgina y Princeton. Después de doctorarse en 1994 inició una carrera como profesor y periodista, y sus artículos, ensayos, críticas y traducciones han aparecido en publicaciones tan prestigiosas como The New Yorker, The New York Times,The New York Review of Books, The Nation, Esquire y The Paris Review. En 2001 obtuvo el National Book Critics Circle Award y en 2002 el George Jean Nathan Prize a la crítica teatral. Su primer libro, The Elusive Embrace (1999), fue considerado el mejor libro del año por Los Angeles Times. Ha sido profesor en Princeton y en la actualidad ejerce su labor docente en el Bard College. Desde su publicación a mediados de 2006, Los hundidos se ha convertido en una revelación: ganador del National Book Critics Circle Award y del National Jewish Book Award, ha sido finalista del Los Angeles Times Book Prize y de los Barnes&Noble Discover Awards, ha alcanzado el número 2 de la lista de los mejores libros de 2006 según Amazon y está nominado al Quill Award de 2007, que concede el prestigioso Publishers Weekly. La obra está traduciéndose a las principales lenguas europeas.
NUNCA
ESTÁ DE MÁS UNA DEFENSA
CARMEN GARCÍA INSAUSTI
Recientemente he escuchado a diferentes personas
de diferentes ámbitos quejarse por la gran ineficacia de la medicina para dar
respuesta a la COVID-19. Expresan que la actuación de los médicos fue muy
valiente y arriesgada y que por eso se ganaron los aplausos y el reconocimiento
durante meses, y también las pérdidas de sus vidas, pero que la atención que
ofrecieron a los pacientes no fue adecuada y por eso la elevada mortalidad. Las
he oído decir que pareciera que “la enfermedad los pilló con un gran
desconocimiento, sin saber que hacer realmente y que por eso hubo tantas
muertes”. Aunque, he de reconocer que, como médico, el comentario me resultó
desagradable, también, evocó en mí numerosas reflexiones, que quiero plasmar en
este texto.
Aunque es cierto que el virus productor de
la epidemia en la ciudad de Wuhan se logró identificar rápidamente, esto
relativamente y a muy corto plazo, sirvió de poco para atenuar sus características
epidemiológicas de elevada contagiosidad y letalidad. En muy poco tiempo la
enfermedad llegó a Italia, España, se extendió a Europa, América y se instaló
en casi todos los países del planeta, convirtiéndose en la pandemia COVID-19,
con las características que todos conocemos. El problema rápidamente superó lo
eminentemente médico, provocó una gran crisis sanitaria y se convirtió en un
desafío de dimensiones gigantescas, con implicaciones en todos los órdenes de
la vida, que quizás, aún no conocemos en toda su extensión.
También es cierto que este desafío fue máximo
para los médicos de todo el mundo, quienes se encontraron ante una patología
muy grave, cuyos mecanismos fisiopatológicos no conocían a ciencia cierta, y
ante la que el arsenal terapéutico existente solo podía utilizarse
prácticamente por intuición, con mucha incertidumbre, en base a hipótesis, la
mayoría con fundamentos muy teóricos sin ninguna evidencia, lo que obviamente aseguraba
muy pocas posibilidades de éxito. Las propias Unidades de Cuidados Intensivos, normalmente
bastiones para la recuperación de pacientes severamente enfermos se vieron
superadas, desbordadas e ineficaces en sus resultados. Esta es la historia que
todos conocemos, la realidad que todos vivimos, y probablemente a ella se
estaban refiriendo los tertulianos, aunque de una manera muy finalista, y por
supuesto, sin tomar en consideración otros aspectos que creo importante mencionar.
En el ejercicio de la medicina hay
principios básicos que guían la actuación de los médicos, uno de ellos, el principio
de no maleficencia y otro, el principio de beneficencia. El principio de no
maleficencia, también conocido por la expresión latina primum non nocere ("lo
primero es no hacer daño"), atribuido a Hipócrates, ha acompañado a la
medicina desde sus inicios, y se considera el principio rector de todas las
actuaciones médicas.
El principio de beneficencia orienta el
ejercicio de la medicina hacia la búsqueda del bien del paciente. No obstante, su
aplicación puede encontrar limitaciones por muchas razones, una de ellas,
cuando el propio corpus del conocimiento científico con respecto a un área en
particular es deficiente, y el médico se encuentra ante la inexistencia de
evidencias científicas que orienten su actuación y sus decisiones terapéuticas,
tal como ocurrió con la COVID 19. En estos casos, los clínicos, solos o en
combinación con profesionales de otras áreas, desarrollan protocolos de
actuación y ensayos de investigación clinica con el objeto de obtener
evidencias científicas que guíen su actuación por caminos más seguros y con
mayores garantías de éxito. Es decir, los médicos se apoyan en la ciencia con
el objeto de practicar una medicina basada en evidencias científicas que es el principal
recurso metodológico de la medicina actual. Es probable que al
inicio de la pandemia COVID 19 se adoptaran medidas, que tuvieron que ser
tomadas con carácter de urgencia, con un limitado conocimiento científico y sin
mayor experiencia, pero con toda seguridad todas las actuaciones estuvieron
guiadas por el principio de no maleficencia.
De alguna forma la pandemia nos ha permitido
vivir la ciencia en directo, pues a través de los medios de comunicación, la
sociedad ha tenido conocimiento de cómo se utiliza inicialmente un tratamiento
y en pocos días se cambia por otro que en principio parece más efectivo. Pero
esto que con toda seguridad ha generado incertidumbre en la población, tambien
tiene otra lectura. El conocimiento científico no es estático, está
permanentemente en revisión y avance, más ahora, cuando las circunstancias así
lo demandan.
La ciencia no es ideología. Es un proceso
que, contrario a la ideología, se distingue por la flexibilidad intelectual,
por la aceptación de la provisionalidad del conocimiento, y por su capacidad de
autocorrección y de reemplazar paradigmas existentes por nuevos paradigmas, rasgos
que para nada son señales de debilidad, sino de progreso. En su famosa teoría
sobre la evolución de la ciencia, Thomas Kuhn deja claro que periódicamente,
cuando la rutinaria solución de enigmas lleva a resultados inconsistentes con
la perspectiva dominante, sobreviene un periodo disruptivo de revolución
científica después del cual se establece un nuevo paradigma y la ciencia normal
vuelve a operar.
La pandemia que hemos vivido minuto a
minuto, ha generado un estímulo incalculable para la investigación científica.
A nivel médico el número de publicaciones científicas ha aumentado
exponencialmente en los últimos meses. Especialistas de todo el mundo han
recogido las experiencias de sus ensayos clínicos y han aportado datos sobre
las mejores formas de tratar a los pacientes, aunque todavía no han logrado
descubrir un tratamiento curativo, ni mucho menos la prevención con la vacuna.
Lo lamentable es que, en la transitoriedad,
mientras surgen cambios en los hallazgos científicos y los científicos se
reorganizan, los malhechores también se organizan para sembrar dudas, generan
bulos y campañas de desinformación que se transmiten a gran velocidad. En estas circunstancias, los medios
de comunicación, los líderes de opinión y la propia sociedad civil son pilares fundamentales
para difundir el conocimiento y concienciar a la población sobre la pandemia de
COVID-19. Especialmente importante es su labor para luchar contra la
desinformación, la generación de falsas noticias y campañas negacionistas. Pero
también los científicos deberían aprovechar la oportunidad para realizar una
campaña de difusión sobre la ciencia tendiente a eliminar de la población las
quejas y el desconcierto que le genera que la sabiduría científica no sea
inmutable y sólida como la piedra y que el conocimiento científico
cambie con enorme velocidad y frecuencia. Quizás, como dice David P. Barash, se
deberían comunicar los hallazgos de la ciencia no como un catálogo de cosas que
sabemos, sino como una revisión de las cosas que no Sabemos.
Por mi parte, y para concluir, comparto el
sentimiento de quienes han expresado que no hay elogios suficientes para
valorar la enorme labor que los profesionales sanitarios han desempeñado para
hacer frente a una pandemia que, de entrada, era totalmente desconocida y que
han tenido que conocer y tratar a marchas forzadas.
CARMEN GARCÍA INSAUSTI
ENTRE EL
DESCREIMIENTO,
LA DESOLACIÓN Y LA
ESPERANZA
ISABEL BANDRÉS
Hay épocas en que las democracias se fortalecen, las instituciones
se reafirman, las libertades del pueblo se afianzan y la seguridad económica y
social se ratifican. Para nuestra desgracia, no estamos en uno de esos
momentos. El desaliento nos invade cuando contemplamos el presente y el
horizonte próximo. La enfermedad y la muerte de muchos españoles, así como la
ruina económica de nuestro país están presentes en nuestras vidas mientras que
los políticos siguen mes tras mes enzarzados en una hojarasca de enfrentamientos
defendiendo sus parcelas de poder. Tenemos una clase política tan exuberante en
verbosidad como carente en eficacia.
Durante los primeros dos meses de la pandemia un total de 142.000
empresas dejaron de cotizar. Con el regreso a la actividad pudieron volver a
contribuir a las arcas de la Seguridad Social 55.644, lo que significa que más
de 86.000 empresas han desaparecido, según cifras de la Seguridad Social. Es
decir, que más de dos de cada tres empresas obligadas a cerrar por la pandemia
se han evaporado completamente. Y todo
esto ha sucedido en apenas cinco meses. Pero hay más, se estima que el 22% de
empresas en quiebra técnica se verán obligadas a presentarse en 2021 al concurso
de acreedores. No sólo en la pandemia somos los peores gestores entre nuestros pares,
sino que también lo somos en la gestión de nuestra economía. En Francia e
Italia las ayudas a las empresas han sido el doble y en Alemania seis veces más
de lo que se ha invertido aquí. Es cierto que en España se han puesto en marcha
los ERTES y los avales del ICO, pero, por los datos que tenemos, no han sido
suficientes. Gobernar es difícil, gobernar en el momento que atravesamos, mucho
más. Y si se hace desde la prepotencia y desde los intereses partidistas es
imposible que los problemas se encarrilen de manera satisfactoria.
El gran actor catalán Josep María Pou interpelaba en la televisión
hace unos días al Ministro de Sanidad: “Me
gustaría que reflexionara conmigo acerca de lo que, como ciudadano, creo que
nos está pasando. Nos han convertido ustedes en unos descreídos. Hemos perdido
toda la confianza a base de contradicciones y luchas internas; con todo lo que
ustedes nos están diciendo en previsión al futuro, pero no cambiando ni
mejorando el presente". ¿Cómo podemos creer a nuestros gobernantes, a
todos ellos, cuando su política se basa en marrullerías, trapicheos que cambian
cada media hora? ¿Cómo voy a creer a la señora Ayuso, quien, tras meter prisas
al Gobierno para la desescalada, ha permanecido pasiva sin reforzar la Atención
Primaria, sin intensificar los transportes públicos, ni adquirir el
equipamiento suficiente de PCR y rastreadores? ¿Y cómo voy a creer al ministro
Illa dada su nefasta gestión de la pandemia y el descontrol en aeropuertos y en
RENFE? ¿Cómo voy a creer a unos políticos que dejan pasar, tras el estado de
alarma, cuatro meses sin hacer nada efectivo sabiendo que los rebrotes iban a
sobrevenir? ¿Cómo no convertirme, al
igual que Josep María Pou, en una descreída?
A
principios de agosto, cuando la curva de la pandemia ya estaba ascendiendo,
ciento cincuenta científicos de primer rango publicaban en la prestigiosa
revista The Lancent un manifiesto en
el solicitaban que las administraciones españolas hiciesen un examen completo,
riguroso e independiente de la gestión de la pandemia. Ni una sola institución
contestó. Estaban en sus cosas: en el tú más y peor. A mediados de septiembre,
cuando la magnitud de los rebrotes era alarmante, publican un segundo manifiesto
al que el ministro Illa contesta y propone a los científicos una reunión para
el uno octubre, dos meses después de la publicación del primer manifiesto.
Veremos cuáles son los resultados porque nuestros políticos huyen de palabras
como riguroso, completo e independiente. A ellos les va más esconderse en el
follaje de la palabrería A redundante, hueca y en el tú más y peor.
Por
fin, hoy día 30 de septiembre, después de tres semanas de marearnos, El Gobierno Central
y la Comunidad de Madrid han alcanzado un principio de acuerdo, en el marco del
Grupo Covid-19, en el que se propone que para los municipios por encima de los
100.000 habitantes se establezca un criterio homogéneo para aplicar restricciones.
Parece que Illa y Ayuso están contentos porque consideran como éxito propio
esta negociación. Y allí está otra vez la mirada miope de los políticos: no son
ellos ni sus partidos los que deben “ganar” sino los ciudadanos. En fin,
esperamos que, como ellos, los políticos, suelen decir “gracias al diálogo y la
colaboración mutua” se logre lo que realmente importa, controlar los contagios
y mejorar la atención a los infectados. Y cuando estoy escribiendo estas
líneas, Madrid se descuelga del acuerdo. El contento no ha durado ni
veinticuatro horas. Esto es un guirigay y los ciudadanos ya no entendemos nada
de nada.
A veces, es difícil no dejarse llevar por el catastrofismo. La única esperanza somos nosotros, la ciudadanía. La mayoría nos hemos cuidado al tiempo que cuidamos a los demás para evitar contagios y colapsar la sanidad. Y son muchos, aunque quizá no los suficientes, los que se mantienen inmunes a la palabrería de los políticos y de los medios de comunicación buscando la objetividad basada en los hechos. Esos ciudadanos responsables y cabales son nuestra única esperanza.
ISABEL BANDRÉS
MINORÍA DE EDAD
MARÍA LUISA MAILLARD
En términos jurídicos se entiende la minoría
de edad como la ausencia plena de obrar y, en consecuencia, de ser responsable
de los actos que se cometen. Es un término acuñado para aquel periodo de la
vida humana que, a diferencia de la vida animal, adolece de un lento proceso de
desarrollo, tanto físico como mental. Es este último elemento, la capacidad de
razonar y en consecuencia, de elegir, el que ha permitido al ser humano
desenvolverse en un medio, en principio hostil y que, a diferencia del animal,
ha debido modificar para poder habitar en él. Y es esta capacidad de razonar y
la libertad para hacerlo, el elemento decisivo a la hora de arbitrar a qué edad
el ser humano posee ya la capacidad plena de obrar y alcanza así la mayoría de
edad.
Sin embargo, el término ha mostrado a través
de la historia una gran capacidad camaleónica para abarcar a todo tipo de
colectivos humanos y limitar sus derechos. Las mujeres sabemos mucho de esto
porque durante siglos ha sido puesta en duda nuestra capacidad de obrar,
mediante leyes que imponían el tutelaje de un varón, padre o marido; situación
que sigue existiendo hoy en día en muchos países del mundo. No hemos sido el
único colectivo sometido a una minoría de edad obligada. Desde la época de la
esclavitud greco-romana, todo tipo de colectivos étnicos, considerados
“salvajes” o simplemente perteneciente a una cultura diferente a la occidental,
como los habitantes de países colonizados, han sido sometidos a una minoría de
edad perpetua, apoyada en las leyes.
En el mundo occidental esta situación ha ido
evolucionando al socaire de los derechos humanos, ligados a los derechos del
ciudadano, es decir, al Estado- Nación. Nuestra vida adulta y, por tanto,
nuestra capacidad de obrar y razonar se desarrolla en el marco de una sociedad
democrática. Sin embargo, como señala Zambrano en su libro Persona y democracia, la democracia no debe ser un sistema fijo ni
anclarse en una terminología acuñada en épocas pretéritas, que daba respuesta a
una realidad diferente a la del presente. La democracia debe ser una
organización en continuo movimiento porque su función estriba en ser capaz de
albergar a la persona y su diversidad, es decir, a un individuo con capacidad
de pensar y obrar y, por tanto, de ser diferente y enriquecer una sociedad que
debe adaptarse a cambios continuos. Esto implica que no se debe convertir la
democracia en una foto fija, definida por la oposición a otra foto fija como la
de una dictadura. Por el contrario, debe reactualizar constantemente su
significado para detectar el surgimiento de aquellas perversiones, tal la
demagogia, cuyo fin es minar la libertad individual mediante el halago y las
falsas promesas, convirtiendo a los ciudadanos en una masa manipulable en
perpetua minoría de edad. La democracia pierde así su función de ser un sistema
capaz de albergar a personas libres para pensar, obrar y crear.
Hay pues que estar alerta contra todos
aquellos movimientos que en democracia adelgacen nuestra mayoría de edad, es
decir, nuestra capacidad para convertirnos en personas. La demagogia y la
manipulación informativa son dos lacras tradicionales, que ya demostraron su
efecto perverso casi desde el inicio de las democracias, como no deja de
señalar María Zambrano; pero el territorio más sensible, porque allí se dirime
el futuro, es la enseñanza. Hay que propiciar, como señala Hanna Arendt, que lo
nuevo que pueda aportar al mundo cada generación se encuentre a salvo de
cualquier tipo de manipulación y dirigismo. No hay que adoctrinar sino
proporcionar los datos objetivos y los mecanismos de análisis necesarios para
que los futuros ciudadanos puedan juzgar y decidir por ellos mismos. Hay que
dejar la enseñanza en manos de los expertos sin introducir la ideología en ella.
Esto es paradigmático en la disciplina histórica, en la que España ha contado
con excelentes especialistas; pero se puede extender a todo tipo de materias.
Esta obligación de transmitir una
información objetiva y veraz es, por supuesto, aplicable a los dirigentes de
una democracia respecto a sus ciudadanos. No se les puede pedir que actúen con
responsabilidad, que sean mayores de edad, sino se les proporciona los datos
objetivos de la realidad a la que deben hacer frente. A tenor de los
acontecimientos, pienso que la ciudadanía española ha carecido de información
adecuada en el transcurso de la anómala situación que estamos viviendo,
especialmente la población joven. Antes del confinamiento y en la desescalada,
para no mencionar el triunfalismo del “desconfinamiento” final sin control de
fronteras ni de trabajadores temporeros. Ha habido mensajes contradictorios no
sólo respecto a la gravedad de la pandemia, sino también a los medios
preventivos como el uso de la mascarilla; el riesgo de infección de los que no
eran ancianos o población de riesgo; la distancia de seguridad que se respeta
en las tiendas, en los gimnasios y en los actos culturales, pero no en el
avión, el tren o el transporte público, y ni siquiera en las aceras, donde se
permite que corredores sin mascarilla galopen a pocos centímetros de los
viandantes; para no hablar de los muertos reales que va dejando la pandemia o
de los datos divergente entre las Comunidades Autónomas y el Estado. Parece una
broma de mal gusto que el comité de expertos que asesoraba a nuestros
gobernantes en la desescalada, y cuya identidad permanecía oculta, por
seguridad, decían, fuese inexistente.
No parece que sea una prioridad para
nuestros gobernantes afrontar el presente. No les debe gustar la dramática
situación en que nos encontramos, con necesidades urgentes de reforzamiento de
una sanidad de nuevo saturada, de los servicios administrativos que gestionan
los subsidios que no llegan y exigencias de ayudas para evitar el hundimiento
de nuestra economía. En las ciudades densamente pobladas como Madrid, con un
porcentaje alto en ciertos barrios de trabajadores procedentes de la emigración
y, por tanto, en mayor situación de debilidad, este retraso en las ayudas está
siendo una bomba de relojería para el crecimiento de la pandemia. Personas
infectadas van a trabajar y se niegan a hacerse el PCR porque si no trabajan,
no comen. En el barrio de Vallecas sólo un 10% de la población convocada acudió
a hacerse el PCR. ¿Es el estrangulamiento económico de Madrid la única opción? Sería
la hora de coger el toro por los cuernos, adelgazar el aparato del estado y
drenar recursos para salir de esta situación, en vez de seguir engordando la
burocracia política. Actualmente, somos el país europeo peor situado frente a
la pandemia y la crisis económica; pero tenemos una nueva “memoria democrática”
para impartir en las escuelas con la creación de nuevas asociaciones e
Instituciones financiadas por el Estado. ¿Elaborada por expertos como los que gestionaron
la desescalada?
MARÍA LUISA MAILLARD
AIRE FEMENINO, BELLEZA Y COLORIDO
EN EL ARTE OTOÑAL
A.
PILAR RUBIO
Hablábamos en mayo de exposiciones
programadas en los museos que no habían podido estrenarse cuando el mundo paró
su reloj. La vuelta a la normalidad tras el confinamiento por Covid 19, propició
los reencuentros. Es la palabra mágica, tan esperada, que acuñó el Museo del
Prado para definir la exposición que inauguró el 6 de junio de 2019. Así, Reencuentros
nos ha devuelto el placer de poder pasear por la galería central del Prado
y de las salas comunicadas que rodean el pasillo, asimilando el diálogo entre
los autores y sus influencias, incluso sus rivalidades, traspasando las
fronteras seccionadas en la Historia del Arte de escuelas y cronología. De esta
forma, maestros como Van der Weyden, El Bosco, Tiziano, Tintoretto, Velázquez,
El Greco, Goya, Artemisia Gentileschi, Sofonisba Anguissola o Sánchez Coello,
entre otros, se manifiestan en toda su esencia, haciendo que el espectador disfrute
de su arte.
La muestra —ambiciosa, pues abarca géneros y
autores que van desde el siglo XV a los albores del siglo XXI—, se ha resentido
por la disminución del turismo internacional, pero ha recibido la visita de
espectadores nacionales, fundamentalmente de la Comunidad de Madrid y, debido a
su esplendor y magnitud, ha sido prorrogada hasta el 4 de octubre. Por fin, desde
primeros de octubre, en la misma pinacoteca, podremos disfrutar de la
exposición Invitadas, una muestra que se iba a inaugurar el 31 de marzo
pero que quedó suspendida por la pandemia. Con fondos del propio Museo del
Prado, fundamentalmente, la muestra Invitadas pone de manifiesto el
protagonismo de las mujeres en el arte español es todas sus facetas (pintura,
escultura, grabado, dibujo…) a lo largo de un siglo, entre 1833 y 1931.
El reconocimiento del papel de la mujer en
la sociedad queda de manifiesto en multitud de premios recibidos, que
simbolizan el largo camino recorrido por las mujeres para entrar en un mundo
reservado exclusivamente a los hombres cuando sus puertas estaban cerradas para
ellas solo por el hecho de ser mujer.
Para celebrar el aire fresco del bienvenido otoño, el 17 de septiembre se ha inaugurado en el espacio CentroCentro madrileño la exposición Botero. 60 años de pintura, de la mano de Arthemisia y del Ayuntamiento de Madrid. Fernando Botero, el artista colombiano universalmente conocido por la opulencia de sus personajes, que a nadie dejan indiferente, es un hombre amable en su trato cercano, que puede presumir de ser uno de los pintores vivos cuyas obras se han expuesto en todo el mundo. La muestra ha sido comisariada por Cristina Carrillo de Albornoz, con la colaboración del propio Botero y de su hija Lina.
Estructurada en siete secciones, con América Latina como tema central y las originales versiones de obras de arte universales, donde Botero plasma sus influencias y rinde homenaje a maestros como Piero della Francesca, Jan van Eyck o Velázquez, entre otros, el espectador apreciará la mirada del artista, tildada de un estilo propio, en sus bailarinas, escenarios de circo, corridas de toros, naturalezas muertas o temas de religión, como una reflexión de los temas más características de su obra. Incluso en sus recientes acuarelas, con la misma libertad de trazo y la sensualidad de las formas, el pintor revela su compromiso con la experimentación.
Las exposiciones descritas son todo un lujo
y una explosión de belleza y de arte exquisito que, a pesar de la incertidumbre
pandémica, esperamos poder disfrutar —sin interrupciones esta vez—, hasta la próxima primavera.
A. PILAR RUBIO
SOBRE
LA CREACIÓN
LIDIA ANDINO
Hay
anécdotas muy ilustrativas acerca del tema que sugiere el título. Giacomo
Puccini, compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes de
fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuenta que la inspiración de la
que surgió Madame Butterfly le fue
dictada por Dios: “Yo fui simplemente el instrumento que la asentó en el papel
y la transmitió al público”. El prodigioso matemático Carl Gauss, en referencia
a un teorema y demostración que había buscado durante años, dice: “Hace dos
días tuve éxito, no en virtud de mis esfuerzos, sino por la gracia de Dios.
Como en un súbito relámpago el problema quedó resuelto”.
Pero
no debemos suponer que los productos de la creación aparecen sin antecedentes,
como un don que se recibe sin saber por qué. Los que viven esos estados
creativos han cumplido antes un proceso, tareas y quehaceres que los llevaron a
esa culminación. Más que soñadores son trabajadores, pues no es posible crear
desde la nada. Sin embargo sí es posible, para los creadores, verse sorprendidos
ante la aparición de ese estado “iluminado”.
¿Cómo
no atribuir esas irrupciones a factores inexplicables, religiosos, místicos?
El
interés que despiertan los ejemplos descritos —hay multitud de ellos—, responde
a vivencias mágicas que atribuimos a un poder muy preciado que obedece a
nuestros deseos y nos obsequia certeras intuiciones para producir y
materializar nuestras creaciones. Se comprende entonces que, en otras épocas,
la llegada del don creativo y la concesión de una capacidad otorgada por seres
inspiradores definió la etapa de la concepción religiosa del poder creador que
se extendió especialmente hasta el siglo XVIII, cuando comienza a señalarse que
la creación es una cualidad humana universal.
Sabemos
más “y de otra cosa” de lo que creemos conocer, pero estamos educados para
recibir y aceptar opiniones de los que nos educan y gobiernan y, por ello,
muchas veces, nos quedarnos en ese confort, en esa inercia, sin asumir riesgos
que puedan generar incertidumbre. Existe, sin embargo, el instante de la
interrupción en el que el producto de un proceso que se desarrolla
inconscientemente, se abre paso, e irrumpe en la conciencia —momento de
concluir—, con la solución de un problema matemático o la aparición de un verso
al despertar una mañana, que culmina el poema que veníamos escribiendo.
El
acto creador rompe la costumbre, no busca respuesta sino despliegue, produce
preguntas más allá de las conocidas, rompe el círculo de la certidumbre. Nos
aproxima de la manera más ingenua —con una ignorancia siempre nueva—, al tema
que estamos tratando.
El
pensamiento creador permite la emergencia de caminos para encarar nuestros
enigmas mediante una capacidad que, siendo nuestra, es más inteligente que
nosotros mismos.
LIDIA ANDINO
PSICOANALISTA
NOS HA DEJADO QUINO, AL GARETE...
DIBUJO HOMENAJE DE LA UNESCO A QUINO
"No creo que mis dibujos sean de aquéllos que
provocan la carcajada. Se trata más de meter el bisturí que de hacer
cosquillas. En realidad no lo busco, me surgió así. Me gustaría ser más
divertido, pero con la edad uno va perdiendo gracia y se va poniendo más
incisivo", decía Quino.
¡LARGA VIDA A QUINO!
OCTAVIO PAZ:
UNA POÉTICA DE LA MODERNIDAD
ROSARIO HERRERA GUIDO
DESDE LA UNIVERSIDAD DE MICHOACÁN - MÉXICO
PARA LEER EL ENSAYO
https://drive.google.com/file/d/1UMejVMcQrdSwMW6gfas2K_Lj51xpRFU0/view?usp=sharing
THE WEBB SISTERS
THE WEBB SISTERS con LEONARD COHEN
"IF IT BE YOUR WILL"
FEAT LEONARD COHEN
https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=O_XcMAGZjuY&list=RDd9CsYoWIK7w&index=15
No hay comentarios:
Publicar un comentario