sábado, 27 de febrero de 2021

 




PRÓXIMA TERTULIA LITERARIA SERÁ EL


PARA UNIRTE A LA TERTULIA


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COMENTAREMOS EL LIBRO


Sophie y Otto Bentwood son una acomodada pareja neoyorquina de mediana edad, sin hijos y con una vida aparentemente envidiable, rodeada de pequeños lujos, alta cultura y amistades cool, que vive en una casa remodelada en un Brooklyn que apenas comienza a gentrificarse. Una noche, un gato callejero muerde a Sophie cuando ella le da de comer. Este accidente, aparentemente anodino, será el pistoletazo de salida de una serie de pequeñas tragedias, de pequeños encuentros y desencuentros que, de manera tan sutil como quirúrgica, dibujan el quebrado y turbulento paisaje interior de Sophie. Convencida de haber contraído la rabia, Sophie parece verlo todo a través de unos ojos febriles y de un malestar impreciso, creciente. Así, el miedo a padecer la enfermedad se mezcla, paulatinamente, con la otra «rabia», con esa combustión interior en la que arden los sueños rotos y el hastío ante una vida sin sentido.


«Bajo el caparazón de la vida corriente y sus pactos imperfectos, acechaba la anarquía», reflexiona Sophie en cierto momento. De esa fractura, de esa convulsa y soterrada angustia que subyace bajo la impoluta superficie de la privilegiada pero vacua y convencional cotidianidad de Otto y Sophie trata Personajes desesperados, un libro que juega sabiamente con la tensión entre la mesura y el desgarro para señalar el vértigo y el vacío al que se abren las vidas de sus protagonistas.


Nueva York, 22 de abril de 1923-Brooklyn, 1 de marzo de 2017. Hija de un estadounidense y de una cubana, ambos guionistas, su madre la abandonó a una edad temprana, por lo que creció cerca de un pastor. Se casó muy joven y tuvo una hija, pero la hizo adoptar. Más tarde, realizó estudios en la Universidad de Columbia y se volvió a casar con un crítico literario, Martin Greenberg. Fue abuela de la cantante Courtney Love.




LA VERDAD

MARÍA LUISA MAILLARD

 

Hace tiempo que la verdad tiene mala prensa, más o menos desde que, a finales del siglo XIX, el filósofo Nietzsche, precursor en este asunto como en tantos otros del mundo contemporáneo, declaró la verdad como mera ilusión en su escrito “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Rasgar el velo de Malla y desvelar el secreto oculto tras las supuestas “verdades” de la civilización occidental ha sido, y sigue siendo, la tarea dominante de intelectuales y artistas desde esa remota fecha: la razón, el Sujeto, el sentido común, la moral, la familia, la sexualidad, la honestidad, el trabajo y hasta el pensamiento y su capacidad de alcanzar verdades sobre el ser humano han sido desmenuzados y demolidos para sacar a la luz su oscuro secreto: la falsedad sobre la que se sustentaban.

Finalmente, y gracias a la ayuda de las nuevas tecnologías hemos entrado triunfalmente —¡es el progreso!—, en el mundo de la posverdad. No es un término aún muy difundido en nuestros lares, pero podemos rastrear su aparición en el mundo anglosajón desde los años 90 y, con posterioridad, ha sido tratado por filósofos como Ralph Keyes o Grayling, analizando el triunfo del Brexit o de Donald Trump. El neologismo entró por la puerta grande de la lengua inglesa cuando el Diccionario de Oxford lo nombró en 2016 palabra del año y la definión como una distorsión deliberada de la realidad, en donde los hechos tienen menos relevancia que las emociones que suscitan. El escepticismo y el relativismo que afectaba tanto a las ideas como a los valores había alcanzado a la realidad de los hechos y, por tanto, a la política, gracias a la potentísima capacidad de divulgación de las nuevas tecnologías, que pueden multiplicar mensajes reduccionistas capaces de modelar la opinión política y las actitudes sociales. 


Los hechos del pasado pueden ser manipulados por intereses partidistas y parece que, a simple vista, eso no afecta demasiado a nuestras vidas, pero ¿qué sucede cuándo se manipulan los hechos de una pandemia como la que nos azota e incluso se niega el hecho mismo de que exista porque nos resulta molesta? Pues que hay cientos de miles de personas denominadas genéricamente “los negacionistas” que se resisten a seguir unas normas que protejan a la comunidad. Valga como ejemplo la noticia reciente de ese padre, cuyos hijos se negaban a ponerse la mascarilla en el recreo, por indicación suya.

Los médicos, personal sanitario y científicos quienes, desde un trabajo constante y abnegado a favor de sus semejantes, están demostrando en esta pandemia que los valores existen, abogan por que predomine la opinión de los expertos y que exista rigor en la información; pero aparte de los políticos que ofrecen una información a veces contradictoria o contraproducente, siempre interesada; el mundo digital nos ha proporcionado el poder de acabar con las mediaciones y los expertos, difundiendo cualquier tipo de opinión por las redes, aunque sea falsa o precisamente porque lo sea: el mundo de la posverdad.

La posverdad no es simplemente la mentira. La mentira ha existido desde los inicios de la humanidad como lo opuesto a la verdad, a la que, de alguna manera, rinde tributo negándola, mientras que la posverdad desprecia como inútil la misma idea de verdad, descalificando a quien la defiende. Mentira y verdad se amalgaman y se distorsionan porque, en realidad, su sentido no importa, lo que importa es lo que suscita, movilizando los sentimientos más a flor de piel. Una nueva y potente arma para lograr el poder y mantenerlo.

Bocca della veritá, Roma

Hoy en día la posverdad es muy difícil de combatir. La posverdad es reduccionista y necesita para ser efectiva un enemigo al que derribar. En el terreno de la manipulación política la diana está clara: el enemigo es el partido opuesto o el capital o, en el caso del nacionalismo, un estado opresor o en el caso de la pandemia, un complot universal; pero también necesita de los resquicios de viejas ideas, “políticamente correctas”, reconvertidas en consignas, cuyo cuestionamiento implica el rechazo social, actuando así como sucedáneos de la verdad establecida otrora por las viejas instituciones: la razón, la ciencia, la filosofía o la religión. 

Alessandro Baricco en su libro THE GAME las utiliza todas para defender el “aumento de humanidad” que supone el “ultramundo” de los medios digitales. Incluye en el lote la nueva verdad en la que nos vamos a mover en el futuro, que no es otra que “la posverdad”, que define como “el nombre que nosotros, la elite, damos a las mentiras cuando los que las decimos no somos nosotros”. Ya tenemos en esta definición algunas de las consignas “políticamente correctas” del mundo contemporáneo: el cuestionamiento de la simple existencia de la verdad, la destrucción de las jerarquías en el terreno del pensamiento, la necesaria eliminación de las minorías y de los expertos. La democratización demagógica implica que la ignorancia reclama sus derechos. ¿Qué más pueden necesitar los poderes que nos dominan como la generalización de la ignorancia para manipular los hechos y, por tanto, a los individuos, según sus intereses? Es algo que lleva tiempo sucediendo. En una vuelta de tuerca, Baricco intenta demostrar que una posverdad multiplicada y combinada mediante el nuevo sistema mental que propicia THE GAME acaba convirtiéndose en una nueva verdad.


¿Y cuál es este nuevo sistema mental? Baricco nos lo aclara: cualquier mentira o noticia falsa tiene un fondo de verdad que gracias a la velocidad, ligereza y superficialidad del Game acaba produciendo una verdad que, a diferencia de épocas pasadas, llega a todos gracias a la inédita rapidez de difusión que nos procura este nuevo medio de comunicación. Frente a la profundidad y el esfuerzo trabajoso por alcanzar la verdad, el Game nos propone el juego, la superficialidad, la huida de las limitaciones de nuestro cuerpo, la ligereza, la destrucción de las jerarquías y de los valores y normas heredados. Me parece estar leyendo la descripción que de las vanguardias de principios del siglo XX hace José Moreno Villa en su autobiografía La vida en claro. ¿Parece que es la hora de decir: “todo está inventado”?

Los medios digitales no han inventado la posverdad, este neologismo se encontraba latente en muchas de las propuestas del arte y el pensamiento occidental desde finales del siglo XIX. Esa es la razón por la que la posverdad es muy difícil de combatir. Si a la deseable destrucción de la vieja idea de verdad, de las jerarquías y las normas heredadas, sumamos nuestro acatamiento a la idea del progreso indefinido, de que cualquier adelanto técnico supone necesariamente un “aumento de humanidad”, el muro de la dificultad se vuelve insalvable. Si el Game proporciona un cambio de mentalidad en el que domina la posverdad, creando convicciones basadas en la nada o en noticias falsas, es que la posverdad es el camino a seguir, no hay discusión posible ¡es el progreso! El mundo se ha “democratizado”, gracias a las nuevas tecnologías y está en vías de eliminar esos lugares “privilegiados” que Hannah Arendt denominaba los “repositorios de la verdad”: el sistema judicial, la Universidad, el sistema educativo, la ciencia y el periodismo. ¿Es ése el camino que queremos seguir?

 MARÍA LUISA MAILLARD



LAS MUJERES Y LOS LIBROS
IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LA LECTURA
LAS LECTORAS (2)

 INÉS ALBERDI


Leyendo a Borges, que fue un gran amante de la lectura, encontramos ideas que nos ayudan a entender por qué nos gustan tanto los libros. Borges tiene una forma asombrosa de decir las cosas, un lenguaje claro y limpio. Escribió todo tipo de cosas, se dedicó también a pequeñas paradojas, a escribir prólogos, a hablar de libros olvidados, de personajes oscuros y de recuerdos descabellados. Todo lo hizo breve, conciso y concentrado. Y lo que más le interesó fue la lectura. Llegó a decir que estaba más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito. 

Habla de releer como una de las mejores cosas que se pueden hacer. Dice que los libros son producto de la memoria y de la imaginación y que “no puede imaginar un mundo sin libros”. Borges aconseja leer a los autores, dejarse de críticas o de análisis. Considera que hay que ir directamente al autor, que es donde vamos a disfrutar.

Charles Edward Perugini. Reino Unido, nacido en Italia 1839-1918. 


Como si fuera una continuación de Borges, Daniel Pennac escribe un decálogo sobre las libertades del lector, mandamientos que son muy útiles si aspiramos a no aburrirnos nunca con un libro entre las manos. El derecho a no leer, el derecho a saltarnos las páginas, el derecho a no terminar un libro, el derecho a releer, el derecho a leer cualquier cosa y en cualquier sitio. Hace una serie de consideraciones sobre por qué hay jóvenes que apenas leen. Y describe la escena de un niño obligado a terminar un libro: "mientras no lo acabes, no hay televisión”, expresando con ello una terrible contradicción, la televisión como un premio y el libro como un castigo. 

Pennac explica lo incomprensible que resulta esto para los de generaciones anteriores, en las que la tendencia era más bien impedirles leer. Leer era un acto subversivo, se leía a veces a escondidas. Y la preocupación de una generación anterior a ésta fue prohibir a las mujeres la lectura.


Norman Rockwell, Estados Unidos 1894-1978.

Jo March Writing in the Attic, (Jo March escribiendo en el ático), 1937


Marcel Proust es uno de los escritores que más ha ponderado la importancia que tuvo la lectura en su infancia y su juventud. Proust habla de cómo los libros ayudan a encontrarse con uno mismo. Los libros nos ayudan a pensar, a meditar y a mantener conversaciones con nosotros mismos, “el hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma”.Proust defiende la creatividad del lector y cree que cada lector aplica su perspectiva y lee diferentes cosas según sea su momento y su vida “Cada lector es, mientras está leyendo, lector de sí mismo. El escritor es el instrumento óptico que se ofrece al lector para que encuentre en sí mismo lo que no vería sin ese libro” 


LA REPRESIÓN EN LA LECTURA

Los libros nos ayudan a ser libres y ello se advierte especialmente en situaciones de dictadura política o de control familiar o religioso muy estricto. La represión, en todos los sentidos, ha ido unida muchas veces a censura de los libros por entender que estos podían ser el origen de ideas trasgresoras. Numerosas escritoras nos han hablado de su relación con los libros como vía de escape de un mundo represivo, pero quizás ninguna lo ha hecho con tanta fuerza como Jeanette Winterson en su autobiografía “Para que quieres ser feliz si puedes ser normal” 


Edouard Gelhay, Francia 1856-1939.Elegant women in a library (Mujeres elegantes en una biblioteca), finales s.XIX, colección privada

Dos razones se han invocado para reprimir la lectura de las mujeres. Una de ellas es que no deben leer porque no lo van a aprovechar, no lo van a entender o lo van a malinterpretar por su falta de juicio. Otra razón es creer que leer va a causar daños sociales porque se van a rebelar contra esa situación de inferioridad y sometimiento en el que se encuentran. Ya sea por su falta de conocimiento para asimilar la lectura o por la liberación que la lectura femenina puede traer, el pensamiento patriarcal ha mantenido constante su desconfianza respecto a la lectura femenina. Se trata de mantenerlas en la ignorancia y así poder ejercer con mayor naturalidad el poder sobre ellas. La prohibición de los libros siempre ha venido de una pulsión de poder y dominio. Y se advierte claramente con las mujeres. 

Henry Lebasque, Francia 1865-1937. Mujer joven con flores, sin fecha.


LA MISOGINIA

Hay toda una línea de literatura dedicada a enumerar los defectos y vicios de las mujeres. Son libros escritos por hombres, que hacen toda una ciencia del análisis de las mujeres, de sus características morales y psicológicas, que han aparecido en cantidad a lo largo del tiempo. Son ofensivos y agresivos en su análisis, por una parte, señalando las debilidades femeninas y por otra parte, acusando a las mujeres de comportamientos inadecuados. Y avisando al lector de todos los peligros que rodean a las mujeres entre los que reiteradamente se señala la lectura. Es una tradición literaria que arranca en buena parte de la filosofía griega y trata a las mujeres como seres inferiores por su falta de intelecto, de juicio, de entendimiento y de voluntad.

Aristóteles se permite decir que “la hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades" y Pitágoras añade que "hay un principio bueno, que ha creado el orden, la luz y el hombre, y un principio malo, que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer". Siguiendo a estos filósofos, Tomas de Aquino insiste sobre la inferioridad femenina en la Edad Media: “En lo que se refiere a la naturaleza del individuo, la mujer es defectuosa y mal nacida”. Incluso se permite llevar estas ideas a la vida familiar: "El padre debe ser más amado que la madre, pues él es el principio activo de la procreación, mientras que la madre es tan solo el principio pasivo".

George Dunlop Leslie, Reino Unido 1835-192.

Alicia en el país de las maravillas, sin fecha.


Felipe de Novara, historiador italiano del siglo XIII se muestra obsesionado por controlar a las mujeres: “No es apropiado que las niñas aprendan a leer o a escribir ya que al hacerse mayores pueden escribir o recibir misivas amorosas”.

Todo ello lo cuenta Virginia Woolf en su ensayo “Una habitación propia” cuando recorre una biblioteca de la Universidad Cambrigde, en la que no podían estudiar las mujeres, y donde encuentra numerosas obras en las que se explican las razones de la inferioridad femenina. 

Sebastián Junyent, España 1865-1908. Clorosis, hacia 1899. MNAC Barcelona


 
INÉS ALBERDI




EN VOZ ALTA Y PELO LARGO

ELENA G. DEL PINO 

¿Cómo presentar el cuento que voy a encarnar sin desvelar demasiado? Aunque este cuento no va de misterios, sino probablemente de lo contrario, de temer, o incluso desear, precipitarse a lo conocido. Y reírnos. Y disfrutar ese saber que caeremos en lo mismo. 

La sorpresa está en el cómo. La maravilla está en la voz, visión e ingenio de Dorothy Parker (1893-1967), en cómo destapa con sarcasmo las convenciones sociales que imponen una femineidad que vive dentro de la fábula de amor y matrimonio. El relato al que daré vida es El Vals (1933) y en él Dorothy nos hace oír la voz de la que no quiere que su voz se oiga, lo que piensa una mujer mientras antepone (y es consciente de que lo hace, a su pesar) complacer y agradar a su pareja de baile a su voluntad. 

Es una historia por la que discurro con "los ojos brillantes y las mejillas encendidas" porque más de una vez me he visto atrapada en una maldición como la que atañe a la protagonista de la historia, y me río, y me apeno, pero que sobre todo hoy he disfrutado jugando a que escuchabais mi voz.


ELENA G. DEL PINO





TEXTO DEL RELATO EN ESPAÑOL
TEXTO DEL RELATO EN INGLÉS




MUJERES EN LA ESCENA. NORA.

NURIA ALKORTA 

A lo largo de mis años de profesora de Interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) he visto a muchas jóvenes actrices meterse en la piel del personaje de Nora en las muestras de segundo curso. Entre otros muchos de sus sobresalientes valores, Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, se presta para aprender el arte de la actuación por la hondura psicológica de sus caracteres y por el desarrollo de sus conflictos en una sucesión de brillantes escenas de dos y tres personajes.

Esta “tragedia del tiempo presente”, en palabras de su autor, logra mantener la tensión y la intriga a lo largo de sus tres actos hasta alcanzar un insospechado desenlace que, a su vez, está provocado por una dolorosa anagnórisis. Nora descubre con estupefacción que es como una muñeca y que ella misma ha naturalizado el trato tutelar recibido primero por su padre y luego por su esposo, y que, como madre, también sigue perpetuándolo en la educación de sus tres hijos aun pequeños. En conclusión, descubre que todos ellos viven en una casa de muñecas donde el egoísmo y la cobardía de su esposo han quedado igualmente de manifiesto. A la luz de esta profunda revelación, la joven protagonista de la obra y, podríamos decir, su heroína, se rebela contra las limitaciones de su educación y abandona el hogar familiar, a sus hijos y esposo, en la conocida escena del ajuste de cuentas y del “portazo” de Nora.


Henrik Ibsen


Casa de muñecas fue publicada y estrenada por primera vez en Noruega en 1879 con gran escándalo. En su obra Ibsen trató con valentía los temas del matrimonio y de la educación de la mujer en los albores del movimiento sufragista europeo y de la lucha por la emancipación femenina.

Al escribir estas notas me viene a la memoria una Casa de muñecas que presencié siendo estudiante. Entre muchas cosas de aquella extraordinaria puesta en escena, dirigida por Ingmar Bergman, sobresale en mi recuerdo la escena final y muy especialmente una poderosa imagen de la misma: una cama de matrimonio ligeramente sobredimensionada y sentado en ella, cubierto de cintura para abajo y con el blanquecino torso desnudo, el marido, Torbaldo Helmer, completamente anonadado y desvalido. Erguida a los pies de la cama, vestida con un oscuro traje largo de viaje, Nora (interpretada por Pernilla Ostergren) le devolvía su alianza y las llaves de la casa dando por terminado el simulacro de un matrimonio que hasta esa misma noche había constituido toda su ilusión y la razón de su existencia. Aquella escena “del portazo”, sin portazo, todavía resuena en mis oídos.


Pernilla Östergren en el Real Teatro Dramático de Suecia. Producción de
Ingmar Bergman "A Doll's House" durante la Serie BAM Spring, 1991.
Fotografía: León levy BAM Digital Archive.

El título de las obras teatrales suele encerrar una clave de su sentido profundo. Es fácil suponer que Casa de muñecas alude concretamente a la casa de los Helmer y, por extensión, a aquella casa donde Nora se crió junto a su padre. Ella misma dirá en la escena final a su marido: “nuestra casa no ha sido más que un cuarto de jugar”. Pero además, si atendemos a lo que dicen los personajes unos de otros, el país entero podría parecer una gran casa de muñecas regida a su vez por unos valores deshumanizados que ensalzan el rigorismo moral y el éxito económico y social.

Todo ello importa para comprender cabalmente el suceso desencadenante del conflicto de Nora, que se remonta a algunos años atrás: Helmer contrajo una grave enfermedad y su sanación dependía de una estancia en Italia para beneficiarse de un clima más cálido. Al no disponer de dinero para tal fin, Nora lo pidió prestado en secreto. Conviene apuntar que en el momento histórico de la obra, en Noruega a finales del siglo XIX, el préstamo era una práctica mal vista socialmente y con ciertas connotaciones de tipo moral (o al menos según Helmer) y, en cualquier caso, las mujeres casadas no podían pedir prestado sin el consentimiento de su marido. Como consecuencia, tal vez de manera atolondrada, Nora falsificó la firma de su padre (según la cual este se hacía responsable de la deuda) con la esperanza de ir pagando las letras por ella misma y saldar la deuda, como así hizo, con gran esfuerzo y secreto orgullo.


Conviene presentar a los otros personajes que rodean a Nora. A diferencia de ella, estos también podrían entenderse como unas “muñecas rotas” en el gran cuarto de juegos de la ciudad, seres “descartados” cada cual a su manera: el viejo doctor Rank, un amigo cercano de la familia; Cristina Linde, una amiga de su infancia que acaba de volver a la ciudad; y, por último, el prestamista Nils Krogstad quien acaba de ser despedido del banco del que ahora es director Torbaldo Helmer. Este es el gran detonante que pone en riesgo el feliz porvenir de la casa: Krogstad pide a Nora que interceda por él ante su marido logrando revocar su cese o, en caso contrario, revelará a Helmer su secreto.

Ibsen creó a Nora como un complejo carácter femenino de fuertes contrastes que, debo confesar, despierta en mí reacciones enfrentadas.

Dotada de una apariencia ligera y chispeante en todo lo que hace o dice, ilustra con su alegría y su vivacidad a la “alondra” o a la “ardilla”, animales con los que recurrentemente la compara su marido. También la vemos plegarse dócilmente a sus constantes reconvenciones, enseñanzas y correcciones. En la fiesta navideña donde Nora baila la tarantela, poco antes del desenlace, Helmer exhibe al bello portento como si fuera su Pigmalión, el autor de una gran obra de prestidigitación con la que sabe que obtendrá valía y notoriedad.


Madrid, diciembre 2017

Nora es cálida y permisiva con sus hijos, se divierte sinceramente con ellos. También puede mostrarse como un ser infantil, hablador, manirroto o irreflexivo con su amiga Cristina, o embriagadora, cálida, afectuosa y sensual con el doctor Rank, su secreto admirador. En definitiva, logra mimetizarse con la idea que los demás tienen de ella mientras oculta su valía y su capacidad de sacrificio, su tenacidad y su diligencia. Tras la máscara despreocupada y encantadora, Nora oculta la inmensa abnegación de un quehacer eficiente no exento de peligros y de motivos secretos para el orgullo. Pero todo ello se vendrá a pique al comprender que su generosa acción, aunque irregular y punible según las normas de su tiempo, solo despierta la severidad y repulsión de Helmer quien, al conocer la verdad, decide mantener las apariencias pero repudiarla, apartándola de sus hijos por considerarla moralmente incapaz de educarles.

Un año después del estreno de la obra, Ibsen se desmarcaba de la lucha feminista ante un auditorio de admiradoras compuesto por mujeres sufragistas. En aquella ocasión declaró que su esfuerzo poético al escribir Casa de muñecas había sido en pro de la liberación de la humanidad en general y que, en su opinión, eran las madres las que en el futuro resolverían la emancipación del ser humano educando a sus hijos, hombres y mujeres sin distinción. El personaje de Nora, como otros muchos del genial dramaturgo, logró burlar los designios de su autor. Al abandonar el hogar familiar y, con ello, sus obligaciones como madre para primero “tratar de educarse a sí misma” Nora demostró que era dueña de su propia existencia y de su destino.

NURIA ALKORTA





CONTROL Y LIBERTAD

ISABEL BANDRÉS

 

El 23 de febrero Meritxell Batet afirmó: Nuestra confianza en el futuro se fundamenta en nuestra capacidad de garantizar y reforzar los instrumentos de información libre y sólida. Un aviso para aquellos que desde el Gobierno pretenden controlar los medios de comunicación. Otra cosa es que estas palabras se sustancien en hechos, por ejemplo, en la televisión pública. Ese mismo día, en que se celebraba la consolidación de nuestra democracia rememorando el intento de fallido golpe de Estado que tuvo lugar un 23 de febrero de 1981, el vicepresidente del gobierno tuvo ocasión de ejercer su libertad de expresión absteniéndose de aplaudir los discursos que defendían nuestra democracia y otros grupos políticos (ERC, PNV, Bildu, Junts, PDeCAT, CUP y BNG) la tuvieron para no presentarse al acto y celebrar un acto paralelo en el que se mostraron claramente contrarios ella: Somos fuerzas políticas que compartimos el objetivo de ruptura democrática con el Régimen del 78”. El mismo Régimen que les otorgó la libertad para decir estás palabras a pesar de haber jurado cumplir nuestra Constitución que da cabida a la libertad de pensamiento, de opinión, de asociación… y la misma que en su artículo 20 reconoce la libertad de expresión y de prensa y que permite decir al vicepresidente Pablo Iglesias que lamenta que en España “…no exista ningún elemento de control democrático sobre los medios a pesar de que tienen gran influencia en la formación de la opinión política”. ¿Pero es posible una democracia real sin libertad de prensa? ¿El golpe de Estado de hace cuarenta años hubiese posible vencerlo sin unos medios de comunicación libres?



Todo poder tiende a perpetuarse y lo mejor para conseguirlo es silenciar y manipular la libertad de opinión. Lo hacen también las democracias con el reparto de subvenciones y de publicidad pública a los medios, pero todos conocemos las trampas que los partidos políticos nos hacen y, sobre todo, todos podemos cambiar de periódico o de canal. El que no lo sabe o no quiere consultar otros medios es porque quiere cegarse o porque quiere retroalimentar su fe en una determinada posición ideológica. Nada que objetar, está en su derecho. Y el que desea beber de fuentes de opinión diversas, también. Es lo que tiene la democracia, que nos hace libres incluso para cegarnos o equivocarnos. Y es por eso por lo que gusta tampoco a aquellos que desean imponer sus ideas. La libertad de prensa siempre ha estado en la mira de los totalitarios. Franco, no dejaba sin revisar ni las hojas parroquiales. Nada llegaba a los ciudadanos (periódicos, cine, libros, televisión, radios…) que no hubiese pasado por una censura previa. Hoy, en muchos países con regímenes totalitarios, aunque la palabra democracia camufle su verdadera cara, hacen lo mismo. Tenemos como ejemplo a los periodistas rusos Anna Politkóvskaya, Maxime Borindi, Oleeg Kashin… asesinados, huidos o encarcelados en la Rusia de Putin. Pregúnteles a los ciudadanos cubanos, venezolanos, chinos, turcos, saudíes… de cuánta libertad de prensa disfrutan. La libertad de expresión es un barómetro fiable para conocer la calidad de la democracia que goza un país.



Cuando la libertad de opinión se controla desde el poder para lograr un país más cohesionado, para alcanzar la unidad de pensamiento, para propagar la realidad oficial sobre la realidad a secas y todo eso se adorna con desplantes y bellas palabras para los oídos de los incautos, no estamos hablando de democracia, hablamos de populismo y de totalitarismo. Zagajewski en su libro Solidaridad y soledad afirma: “El orden que proponen los totalitaristas es muy sencillo, porque es el orden de la esclavitud sazonada con frases bellas” La democracia es otra cosa. Es un lío/río de opiniones, partidos, diversidad, pensamientos, ideologías… Es un no parar de decir y rebatir, de acordar y romper, de confrontar. Goza, en suma, de una dinámica vigorizante en la que todos, en nuestra singularidad, tenemos un lugar. Y esa dinámica, esa libertad que corre por el espíritu y la letra de las constituciones liberales son su fuerza y su fragilidad. En una democracia hay múltiples voluntades y diversos sentimientos. En una sociedad totalitaria solo hay una voluntad y un sentimiento, de allí su perversión y su podredumbre. 


Decir que la verdad es única y es la mía e intentar imponérsela a los otros desde el poder por medio del control o de la manipulación de los medios de comunicación ya está sucediendo en países muy cercanos a nosotros como son Polonia y Hungría. Los populismos cercan Europa y España no es una excepción, reconocerlos nos da a los ciudadanos una garantía de que no caeremos en sus trampas y de que defenderemos nuestras libertades y, en ese empeño, la libertad de expresión y de prensa son fundamentales como lo fueron un 23 de febrero de 1981. Tengamos presentes las palabras de Etienne de La Boétie en su “Discurso de la servidumbre voluntaria o contra uno”, 1549: “La libertad- nos dice- es un bien tan grande y tan agradable que, una vez perdida, todos los males se hacen patentes, y los bienes mismos que aún duran pierden enteramente su gusto y su sabor, corrompidos por la esclavitud”. 


ISABEL BANDRÉS







EL PROBLEMA DE INVITADAS EN EL PRADO: MATERIA Y METODOLOGÍA

 

AMPARO SERRANO DE HARO & ÁFRICA CABANILLAS

 

Como historiadoras del arte —sí, feministas, sin ningún “pero”—, admiramos tanto este maravilloso regalo que es la colección de arte del Museo del Prado, y de modo tan profundo, personal e intelectual, como aquellos y aquellas que en él trabajan y de cuyo esfuerzo y dedicación nos beneficiamos todos los que realmente amamos el arte. Sin embargo, se viene produciendo una reiterada incomprensión frente a los presupuestos de una historia del arte más inclusiva, que, entre otras cosas, sea feminista, y, más aún, simplemente, parece difícil la incorporación de “otras obras”, obras creadas por mujeres artistas, en el discurso expositivo del Prado sin incurrir en distintos errores que pensamos que vale la pena señalar y explicitar.

 

Distintas colegas ya han escrito artículos muy pertinentes sobre el tema y, por lo tanto, vamos a intentar no repetir lo ya dicho y simplificar la comunicación al máximo, para que no solo los directamente interesados, sino también los y las paseantes del arte, los amigos y amigas del hecho artístico, puedan incorporase a este debate que es en sí mismo algo positivo, ya que demuestra que un cambio de mirada y de tratamiento de las creaciones de las mujeres es inevitable y supone un avance para todos, independientemente de cualquier retórica, afiliación, gusto, etc. 


Lo primero que hay que señalar es que Invitadas es el “tercer intento” que hace el Prado para salvar ese paso en su aproximación al tema de la mujer artista. Con anterioridad, ha habido dos exposiciones: El arte de Clara Peeters e Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, inauguradas en 2016 y 2019, respectivamente.

 

 

Clara Peeters, Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas, h. 1611. Óleo sobre tabla, 55 x 73 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Debemos señalar, a vuela pluma, algunos aspectos negativos que se han repetido constantemente en la corta historia de las exposiciones dedicadas a las mujeres artistas en el Prado.

 

La muestra de Clara Peeters se centraba en una única, y no muy grande, sala en la que se amontonaban los cuadros sin suficiente espacio para su admiración, lo que era ya una indicación de su escasa “importancia” para el museo. Sus bodegones dialogaban casi de forma exclusiva entre sí y, además, para mayor “dolo”, el propio conservador de la exposición, Alejandro Vergara, pedía que no se hicieran ni se buscaran excesivas interpretaciones simbólicas a esas obras. (¿Por qué no?). Pero, efectivamente, estaba montada como para suscitar las menores preguntas posibles. De este modo, se perdía una excelente oportunidad de demostrar la complejidad e importancia de la pintura de Peteers y su lugar como artista especializada en el bodegón, un género habitual y en el que han sobresalido las mujeres pintoras desde el comienzo de su desarrollo. Llama la atención que en el catálogo no se citara el nombre de ninguna otra bodegonista, ni siquiera de aquellas que, al igual que Peeters, trabajaron en Amberes, como Maria van Oosterwijk o Rachel Ruysch. Por supuesto, tampoco se le permitía dialogar con los excelentes artistas masculinos que se han dedicado a este género, tradicionalmente considerado menor, y de los cuales el propio Prado tiene abundantes ejemplos. Únicamente se incluía un cuadro de mano masculina al final de la muestra, Alegoría del gusto, de Rubens y Brueghel el Viejo, aunque en el catálogo ese espartano criterio se difuminaba, ya que se incluían algunas pinturas más —de Osias Beert, Frans Snyders o Joachim Beuckelaer, de tal forma que casi parecía una exposición normal.

Así pues, una lectura simbólica de esta exposición pasa por reconocer el aislamiento con el que se presenta a la artista, su reducción a un acto menor dentro de las muestras del Prado y, más grave aún, su falta de contextualización y, por lo tanto, la falta de deseo por integrarla en la jerarquía de relaciones, de coincidencias con otros u otras artistas, lo que conlleva situarla en un no-lugar dentro de la gran historia del arte.

 

En Historia de dos pintoras, la presentación conjunta de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, que implicaba una relación entre ambas artistas, que nunca se aclara, ni se argumenta, excepto por el hecho de ser, sí, mujeres e italianas, de siglos distintos. Esto, que parece algo un poco simplista y tenue como nexo de unión, las sitúa de entrada en un lugar incierto, que no beneficia la comprensión ni la valoración artística de ninguna de las dos creadoras. Esta relación no se explica tampoco en el catálogo, y parecería que su única función de incluir a Fontana es disimular la pobreza que una exposición que versará solo sobre Anguissola habría evidenciado. Ya que la muestra no aporta nada a su estudio reciente, ni siquiera hipótesis, lo que es muy deplorable, ya que, aunque italiana de nacimiento, Anguissola forma parte de la historia de España y, por consiguiente, de la historia del Prado.

 

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ÉPOCAS TUMULTUOSAS
INCERTIDUMBRE Y CRISIS

LIDIA ANDINO TRIONE

En numerosos estados anímicos denominados afectos, la implicación del cuerpo es notable. Conocido por todos es que ciertos estados afectivos permanentes y penosos, como la congoja, las preocupaciones y la aflicción, alteran la nutrición del organismo llevando, a veces, al encanecimiento prematuro, al dolor de cabeza, de estómago y otros malestares. Asimismo, una visión catastrófica de la realidad y la anticipación de desgracias provoca emociones negativas, como la ansiedad y la angustia. No es sencillo reconocer la influencia de la voluntad sobre los procesos orgánicos, pero el propósito de sanar o la voluntad de morir tienen su importancia para el desenlace de algunas enfermedades, aún graves. En cambio, bajo la influencia de situaciones gozosas todo el organismo florece y hay quien llega incluso a revivir olvidadas sensaciones juveniles. 

Desde hace un año la inédita experiencia que estamos atravesando ha puesto en primer plano los desafíos más básicos a los que la vida nos enfrenta; tenemos ante nosotros un futuro incierto que siempre está por hacerse y antes de hacerlo, nada sabemos de él por estar fuera de nuestro control. Este desconocimiento no nos deja vivir bien el presente y va sembrando —para todos— un porvenir marcado por la incertidumbre, aunque tras esta aparente masificación, no hay nadie a quien le pase de la misma manera que a otro. En tiempos de crisis, este desasosiego aumenta y la situación llega a parecer irresoluble a los ojos de quien la padece: un desequilibrio entre la complejidad del escenario que se le presenta y los escasos o inapropiados recursos que dispone para enfrentarla.


Naturalmente, siempre existe la posibilidad de esperar la remisión espontánea, es decir, que “el tiempo cure las heridas” o que “las aguas vuelvan a su cauce”; en esos casos se suele perder la ocasión de dar a luz la riqueza y el crecimiento que una crisis puede albergar dependiendo de cómo se la gestione. En esos estados se amplía nuestra capacidad de comprensión sobre situaciones de nuestra vida en las que no habíamos reparado y esto nos permite enfocar problemas de una manera más eficaz. Atender al componente psíquico de una crisis nos posibilita transformar nuestra actitud frente a los hechos y colabora en revertir cierta disposición al padecimiento, potenciando nuestro estado de bienestar y salud. No olvidemos que el crecimiento siempre nos pilla a destiempo, ni dejemos de lado el humor que nos enseña a reírnos de nosotros mismos incluso en las situaciones más dramáticas, pues triunfa sobre la adversidad de las circunstancias reales al rehuir la opresión del sufrimiento. 

“¿Qué día es hoy?”, pregunta el condenado mientras lo conducen a la horca.

“Lunes”, le contestan.

“¡Vaya, bonita manera de comenzar la semana!”.

LIDIA ANDINO TRIONE
Psicoanalista





¿JOVEN Y CON TALENTO? AQUÍ LA TENÉIS…



LAURA PERIBÁÑEZ ARTERO


Laura Peribáñez Artero está consiguiendo rápidamente reconocimiento como una de las músicas españolas más emocionantes y versátiles de su generación.

Los aspectos más destacados de la temporada pasada incluyen actuaciones y grabaciones para Decca, ECM Records y Classic FM en Londres y conciertos en Flagey (Bruselas), Museo de Instrumentos Musicales (Bruselas), White Piano Hall (Vilnius), DeSingel (Amberes) y Theatre aan het Vrijhof Maastricht. En España, Laura Peribáñez es una invitada frecuente en espacios como el Palau de la Música Catalana (Barcelona) y el Auditorio de Zaragoza. Recientemente ha actuado en el Palacio de las Naciones de Ginebra y ha filmado y actuado en el nuevo vídeo institucional de la Generalitat de Catalunya.


TE DEJO CON UNO DE SUS ÚLTIMOS TRABAJOS:
Flamenco, de Rogel.li Huguet y Tagell (1882-1956)


Ha colaborado y recibido orientación del Casals Quartet, Frans Helmerson, Gary Hoffman, Ferenc Rados, Heime Müller y Gordan Nikolic entre otros. En febrero de 2020 ganó el premio Bärenreiter - Urtext del Concurso de Cuerdas JM España.

Laura es ganadora del Premio Antonio Brosa en el Royal College of Music donde está cursando un Diploma de Artista gracias al generoso apoyo de Drake Calleja Trust y la British Spanish Society, de la que recibió una beca de la Fundación Banc Sabadell.

A lo largo de sus estudios ha recibido premios del Albert Cooper Music Trust, la Fundación La Pedrera y la Sociedad de Artistas e Intérpretes de España (AIE). En 2018 inicia su máster en el Real Conservatorio de Bruselas con Jeroen Reuling, completándolo en la Real Academia de Música con John Myerscough a través del programa ERASMUS con el apoyo de la beca OSIC de la Generalitat de Catalunya.

  

Toca un violonchelo hecho por Paul Belin en 2018 y un arco Bultitude de la colección Royal College of Music.

SUSI TRILLO










FULLER, EL DA VINCI DEL SIGLO XX

A. PILAR RUBIO LÓPEZ


El espacio Fundación Telefónica de Madrid exhibe en estos días una exposición titulada Curiosidad radical. En la órbita de Buckminster Fuller, dedicada al universo del insigne investigador estadounidense en diálogo con arquitectos, diseñadores y artistas que siguieron su estela, como Norman Foster, Neri Osman, Ruth Asawa, Isamo Noguchi o Prada Pool.

 

Cúpula geodésica

Richard Buckminster Fuller (Milton, 1895, Los Ángeles 1983) fue el artífice de inventos tecnológicos y futuristas que en la década de los años 60 del siglo XX saltó a la fama con su cúpula geodésica, una tipología arquitectónica ligera y aerotransportable, lograda gracias a sus conocimientos de geometría y de tensegridad. La cúpula sirvió de inspiración y se convirtió en una metáfora de futuro en arquitectura gracias al fotomontaje Cúpula sobre Manhattan, donde los rascacielos se insinuaban bajo una burbuja para su protección medioambiental.

Proyecto cúpula sobre Manhattan. Cortesía de The Estate of R. Buckminster Fuller.

En la atmósfera de la exposición, comisariada por Rosa Pera y José Luis de Vicente subyace el empeño de Fuller para que el mundo funcione mediante la cooperación espontánea sin deterioros ecológicos o desventajas para las personas. Y su huella indeleble, pues fue un inventor visionario que se anticipó a los desafíos del siglo XXI y se cuestionó temas como la educación, la vivienda, la movilidad o las fuerzas que gobiernan el universo, como la sinergia o la tensegridad.


Casa Wichita, la primera casa sostenible de Fuller

La muestra, original, moderna y pedagógica introduce al espectador en el mundo de Fuller, quien apostó por la experimentación como una vía de conocimiento; su natural intuición y sus grandes dosis de imaginación hicieron que sus experimentos lograran cambios en la sociedad. Los principios fullerianos se desgranan en cada una de las secciones de la exposición, las cuales invitan a cuestionarse temas de poderosísima actualidad y donde se percibe que Fuller repensó el futuro para concebir un mundo mejor y más sostenible: así, Haz de tu vida un experimento, es el apartado donde Fuller se plantea cómo sería el planeta si dependiese de lo que somos o de lo que hacemos. Revolución y diseño sugiere que “todos somos astronautas en una pequeña nave llamada Tierra” y define su desing revolution y su idea del diseño científico, el hacer más con menos, considerando el respeto al medio ambiente, la eficiencia energética, la movilidad o la economía circular. La originalidad de su ingenio se percibe en la sección Geodésicas, con varias cúpulas de su invención, algunas prefabricadas o transportables.

 

Fuller y su coche Dymaxion

Avanzando en la exposición, Refugio propone ejemplos para rediseñar la sociedad y mejorar la vida de las personas, con tipologías de viviendas confortables, aireadas, que apuestan por la salud; recomendables siempre y, en especial en tiempos pandémicos. Y Tensegridad y sinergia sugiere la comprensión del universo antes que el conjunto de las partes que lo integran y describe el equilibrio entre las fuerzas de tensión y compresión. En información se muestran múltiples ejemplos de archivos de datos y códigos donde se pone de relieve la anticipación de Fuller en el uso masivo de datos para la toma de decisiones y su avance en la comprensión de sistemas complejos y del actual Big Data.

 

La cúpula del Mary Brown Center se construyó en 1968 y se utiliza como centro comunitario. Illinois. 

En el apartado Experimentación, el espectador puede ver los vídeos de los experimentos realizados junto a sus alumnos. Tema que se completa en el apartado Educación, donde el autor insiste en la idea de que todos los seres humanos nacen artistas, científicos e inventores —Fuller siempre proponía potenciar la curiosidad de los alumnos y la experimentación— y se imagina clases impartidas en medios audiovisuales y dispositivos tecnológicos, algo tan habitual en nuestro siglo XXI, acentuado más si cabe a tenor de la pandemia que vivimos en nuestros días. 

Para saber algo más de Fuller es recomendable perderse en la Biblioteca Green de la Universidad de Stanford, donde se conservan más de 140.000 documentos del original investigador que supo conjugar en sus inventos conceptos filosóficos, educativos y medios tecnológicos con disciplinas como la arquitectura y la ingeniería. 

La exposición se ha prorrogado hasta el 18 de abril de 2021. Y se completa con talleres, retos educativos y podcast, encaminados a comprender el universo de Fuller, y sus ideas visionarias para mejorar el mundo, muy de actualidad por los retos que se planta la humanidad tras las crisis mundiales.

A. PILAR RUBIO LÓPEZ



BIBLIOTECA GREEN DE LA UNIVERSIDAD DE STANFORD

https://library.stanford.edu/collections/r-buckminster-fuller-collection



RESEÑA DE NUESTRA BIOGRAFÍA Nº40, VIDA DE REMEDIOS VARO, de AMPARO SERRANO DE HARO, POR IRENE CHIKIAR BAUER, ESCRITORA E INVESTIGADORA.





La pintora Remedios Varo



Dicen que algunos libros encuentran caminos, y que hay acontecimientos inesperados y gratos que se imponen y superan circunstancias adversas. Algo de eso me sucedió estos días, luego de un año de confinamiento en el que con la única excepción de compras cotidianas escasamente salí de mi casa dado que el trabajo online fue la regla, y mis proyectos se desmoronaron o, en el mejor de los casos, están suspendidos. Entre las actividades dejadas de lado lamentaba especialmente no haber visto la muestra que se inauguró en Malba en marzo 2020, una exposición única, ya que por primera vez en la Argentina se pudo acceder a la obra de la pintora Remedios Varo. La muestra, que estaba previsto finalizaría en el mes de julio y que, por causas de dominio público, léase Covid 19, se ha extendido hasta mañana, lleva el título “Constelaciones”, palabra que al escribir esta nota no me parece casual, y Jung utilizó para denominar conjuntos de imágenes psíquicas que se agruparían, hasta formar un dibujo preciso, de manera análoga a como lo hacen las estrellas que vemos en el cielo.


Podría decirse que ya había abandonado la idea de ver las pinturas de Remedios Varo cuando varios acontecimientos constelaron impulsándome a solicitar un turno online y viajar a la ciudad para encontrarme con su obra. Lo que determinó mi decisión fue recibir desde España, gracias a una intrépida viajera que desafió al Covid 19, la biografía escrita por Amparo Serrano de Haro, un libro que deseaba desde hacía tiempo y que finalmente tuve en mis manos hace unos días. En principio pensé que leer Vida de Remedios Varo sería un consuelo por no haber podido ver la muestra. Sin embargo, esa lectura marcó un punto de inflexión, me sacó del letargo, despertó el deseo impostergable de ver su obra. ¿Pero, qué más puede ofrecer una biografía además de impulsarnos a conocer al biografiado? Puede ofrecer, como dijo Virginia Woolf, que en el tono narrativo se conjuguen “la solidez del granito” (los hechos), y la “intangibilidad del arcoíris” (la personalidad). Muchos son los biógrafos que han fracasado al intentarlo, pero ese no es el caso de Serrano de Haro, que logra transmitir el gran conocimiento que tiene sobre la vida y la obra de Remedios Varo a través de una escritura sutil que es a la vez empática, precisa, plena de inspiración e interpretaciones valiosas. 

Un gran acierto del libro es el comienzo, Carta a una desconocida, la misiva que Serrano de Haro le escribe a Remedios inspirada en esa “modalidad de juego surrealista” inventada por la pintora, y que consistía en escribir cartas invitando a desconocidos a fiestas en las que ella no era la anfitriona. Dirigiéndose a Remedios, Amparo Serrano de Haro afirma, “estoy segura de que de haber sido tú un hombre, existiría mucho escrito sobre esta ‘acción surrealista’, un acto gratuito, una invitación al azar y una vuelta de tuerca sobre el género epistolar”. El caso es que esta carta que da comienzo a “Vida de Remedios Varo” produce un giro al género biográfico porque nos presenta, en una veintena de páginas, cuestiones centrales en el recorrido vital de la pintora y deja caer, aquí y allá, interpretaciones que la biógrafa desearía compartir con su biografiada y que nos adelanta a nosotros, sus lectores, con la esperanza de que unos y otros valoremos “la infinita atención” que ha prestado para intentar escuchar las voz de Remedios “dentro de todo el ruido, que forma la injerencia de los presupuestos más convencionales en el análisis de toda persona verdaderamente original”.

IRENE CHIKIAR BAUER
Escritora e investigadora

PARA SEGUIR LEYENDO

https://www.infobae.com/cultura/2021/02/14/las-constelaciones-de-remedios-varo/?fbclid=IwAR2snrxGJERRSf4vMMK3raQMYomhGuWbHCMpdXwCdOEic5JMOqJbAuj_0u0 







Concepción Aragoneses es Elena Fortún



CONCEPCIÓN ARAGONESES

MARÍA LUISA MAILLARD 

Sucede en ocasiones que el hallazgo de un personaje, que tiene un exitoso recorrido en la ficción, oscurece el nombre de su autor. Se diría que eso fue lo que le aconteció durante décadas a Elena Fortún, pseudónimo de Concepción Aragoneses, a diferencia de lo que le ocurrió al personaje creado por ella. Varias generaciones de niños han crecido con Celia, una niña traviesa y de gran corazón, capaz con su lógica infantil, de poner en jaque la lógica de sus mayores. 1929 es la fecha en que Celia aparece por primero vez en el Suplemento Gente menuda del periódico A.B.C. Del éxito del personaje da cuenta el hecho de que la editorial Aguilar decidiese crear una sección de Literatura juvenil para publicar la colección de relatos, bajo el título Celia, lo que dice, que ve la luz en 1934. En la Feria del libro de ese mismo año, Elena Fortún firmará 400 ejemplares del siguiente libro de la saga, Celia en el colegio, al que seguirán Celia novelista, Celia en el mundo y un largo etc. No sólo los niños de los años treinta acogerán con fervor a Celia y el nutrido grupo de personajes que la rodean, Cuchifritín, Matonkiki, Mila, Piolín, la criada Valeriana, Basilides con su lechuza Casimira, Maimón, el criado negro del tío Rodrigo… y tantos y tantos otros. Los niños de la posguerra recogerán el testigo. Tanto Carmen Martín Gaite como Carmen Laforet, Esther Tusquets o Jaime Gil de Biedma se unieron al ejército de anónimos y multitudinarios lectores de Celia. La editorial Aguilar comienza a reeditar a Celia ya en 1939, estando Elena Fortún en el exilio argentino y lo seguirá haciendo hasta 1980, aunque ya sin la acogida de décadas anteriores.

 

 

¿A qué se debió el éxito del personaje? Su autora, Concepción Aragoneses fue una pionera. A la edad de 42 años irrumpe en la literatura infantil con una propuesta novedosa que rompe los moldes tradicionales. Prescinde de la moralina habitual y el punto de vista de la narración es el de una niña, que va creciendo con sus lectores y que, con gran desparpajo opone la fantasía y la lógica infantil a la de sus mayores, quienes, al haber traspasado “la edad de la razón”, dejan de “comprender las cosas más sencillas”. Con el paso de los años, Celia se verá impelida a adentrarse en “el mundo”, que es la vida de los adultos y no, como ella creía, una bola grandísima que había en la clase de geografía; pero la lógica y el desparpajo infantiles tendrán continuación en sus hermanos y primos. El carácter innovador, el éxito obtenido, un estilo basado en el gracejo de los diálogos y en unos personajes anclados, como señala Francisco Nieva, en el “sancho pancismo popular” y, por tanto, próximos a Cervantes y Galdós, la harían merecedora de un lugar entre “las sin sombrero” que sin embargo no se ha producido.

 


No es sólo es que el personaje haya oscurecido a su autora algo que, sin duda, ha sucedido, otros factores circunstanciales han influido en este apartamiento de su figura del espacio público. Desde mediados de los años 20, tras un matrimonio fallido con un marido depresivo con ínfulas literarias, y la muerte de su hijo Bolín, Concepción Aragoneses aparece en la escena pública y renace de una vida anodina, bajo el pseudónimo de Elena Fortún. Cultiva el periodismo, participa activamente en las actividades del Lyceum Club y entabla relaciones de amistad con María Lezárraga, Matilde Ras, Victorina Durán o Magda Donato, entre muchas otras mujeres que en la época estaban rompiendo moldes. Sin embargo, hay elementos en su biografía que no acaban de encajar en el reduccionismo ideológico que se estaba gestando a principios del siglo XX y que aún perdura hoy en día. 

Elena Fortún, próxima a las ideas republicanas, no militó en ningún partido, solo en la realidad de la gente que contemplaba con los ojos inocentes de una niña. Fue una mujer espiritual quien, después de aproximarse a la teosofía, vuelve en sus últimos años al catolicismo. Su fidelidad, tanto a la ambigüedad de lo humano, como a la complejidad de la realidad histórica, impregna una figura que se resiste a ser reivindicada desde ninguna ideología. Regresó a España en 1948, después de haber logrado la rehabilitación de su marido, acogido a la amnistía de 1947 para los militares que no tenían delitos de sangre y, aunque hubo algún caso de censura, sus libros siguieron reeditándose en la España franquista, con lo que su figura no podía ser reivindicada por los perdedores, aunque tampoco por los ganadores de la guerra. Sus amistades, su libertad, su posible ambigüedad sexual, sus incursiones en la teosofía tampoco encajaban en el rígido corsé de la España franquista. 

Concepción Aragoneses en Río de La Plata, 1946


Quizá el símbolo más acabado de esta situación sea su libro Celia en la Revolución. Ya sabemos que Celia no es un arquetipo, no es una niña a la que la ficción mantenga ajena al tiempo. Va cumpliendo años, al igual que sus lectores y a pesar de sus deseos de no crecer: “No crezco, ni mis muñecas tampoco. Sólo crece el rosal porque le empuja la tierra”. Celia es ya una adolescente cuando estalla la guerra civil; pero sus ojos inocentes siguen reflejando la realidad de aquellos años. Y resulta que su mirada desmorona un mito que a los dos bandos en liza les interesa mantener oculto: hubo una tercera España republicana y liberal o simplemente buena gente del pueblo, cristiana o con preocupaciones sociales, que fue perseguida por los dos bandos. La edición de Celia en la Revolución fue censurada en la España franquista y su reedición en 1987 retirada a los pocos días de la circulación. A ninguno de los dos bandos ideológicos les interesó dar a la luz un relato de los hechos que, con su verdad, destruía los mitos al servicio de una facción ideológica.

Calle Huertas, 41. Madrid

 

Concepción Aragoneses fallece el ocho de marzo de 1952 en Madrid. Pocos reconocimientos hubo a su muerte. En 1957 se le erige una estatua en el Parque del Oeste, obra del escultor murciano José Planes y en el año 2016 una biblioteca pública de Madrid cambia su nombre por el de Elena Fortún. Debemos a Carmen Martín Gaite, quien mantuvo correspondencia con la autora de Celia en los últimos años de su vida, la primera reivindicación de su figura en los años noventa. Prologa en 1992 una reedición del primer libro de Celia y realiza el guión de una serie televisiva, dirigida por Borau, que en 1993 introduce a Celia en las casas de los niños españoles. Ya en el año 2016 la investigadora Marisol Borau completa la biografía de Concepción Aragoneses y la editorial Renacimiento comienza a reeditar su obra. A pesar de ello, la autora de Celia sigue sin ser reconocida y sigue siendo para la mayoría de los españoles una gran desconocida.

MARÍA LUISA MAILLARD

PARA CONOCER MEJOR A ELENA FORTÚN… NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 39

  




Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Cabrera (1750), México.




EL SUEÑO DE SOR JUANA

Y EL INSOMNIO DE OCTAVIO PAZ

ROSARIO HERRERA GUIDO

 

Ilustración al Sueño de la décima

musa mexicana,

más despierta en él

que en todos sus ilustres desvelos,

para desvelos de muchos. 

(Pedro Alvarez de Lugo Usodemar

Andrés Sánchez Robaina, Para leer Primero Sueño).

 

El combate es cíclico

y la noche establece su imperio

en el otro hemisferio

adonde quizá otra Sor Juana Inés

sueña el mismo sueño. 

(Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe). 

I

En el presente ensayo tomo en consideración algunas de las interpretaciones vertidas por Octavio Paz en su libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, pero para ir más allá de ellas. Para tal propósito voy a partir del uso moderno que Paz sugiere para el nombre del más monumental de los poemas de Sor Juana: Primer Sueño. Un nombre del que intuyo que habría un Segundo Sueño, según Baumgarten, pues la filosofía y el arte de comprender un poema, tenidos por antitéticos, en realidad comparten la misma sustancia.

II

Voy tras el sueño de Sor Juana y el insomnio de Octavio Paz, no sólo porque este texto, desde que trabé contacto con él, a veces parecía mi pesadilla, sino porque vino siendo un sueño intranquilo ante el tiempo contra la madurez del pensamiento, y porque ambos poetas me han enseñado que su voluntad de poemar es una gracia, como la fe que hace creer a Lezama Lima que la poesía no sólo es una forma de conocer sino el verdadero conocimiento. 

Primer Sueño es un poema filosófico y el más íntimo de Juana Inés, cuya sinceridad evoca la confesión. En su Respuesta a sor Filotea de la Cruz (1690) dice: no me acuerdo de haber escrito por mi gusto sino un papelillo que llaman El sueño”. Un poema escrito en sus cuarenta años; una edad en que cae la ilusión de llegar a un conocimiento total y definitivo del universo. Primer Sueño es una confesión íntima en la que la poetiza mexicana relata el deseo filosófico de comprender el Todo.

¿Tenía pensado escribir un Segundo Sueño, imitando a Góngora quien escribió Dos soledades? Para responder, les propongo una hipótesis: en el tintero de Juana Inés se quedó dormido un Segundo Sueño, en el que buscaría llegar a esa unidad de conocimiento, mas no por la vía de la ciencia, sino trascendiéndola como San Juan de la Cruz; no para llegar a Dios, sino para comprender la unidad del Ser por la vía de la poesía; sólo que este Segundo Sueño no lo escribió Sor Juana sino Octavio Paz.

El Primer Sueño —diría Paz— imita las Soledades de Góngora por la posibilidad de escribir un Segundo Sueño. Sin embargo, entre ambos hay más diferencias que semejanzas. Sor Juana tiende al concepto y no a la metáfora. Mientras Las Soledades de Góngora se llenan de formas y colores; en el cosmos de Sor Juana se impone la abstracta geometría. Sor Juana no describe la realidad, porque no es visible, la conceptualiza, mas ningún concepto le permite comprender el universo, dado que la realidad misma está puesta en duda. Suspendida en su monumental pirámide de conceptos, el alma descubre que los caminos son abismos. Y So Juana cita a Homero, para decirnos que las pirámides son bárbaros jeroglíficos de la mente humana, que ascienden a la Causa Primera. Se trata de la búsqueda del Alto Ser por la vía de la ciencia y los conceptos.

Sor Juana no está dormida, vela cuanto la desvela: un sueño filosófico en el teatro de la noche. Escribe un poema en las tinieblas para dar claridad al enigma que la desvela. Quiere ser una linterna amable para que otro Teseo se interne en el oscuro laberinto. El Primer Sueño es de una complejidad barroca que supera a una monumental catedral gótica de equilibradas ojivas; no puede compararse con un sueño, sujeto a la censura y a las deformaciones de los desplazamientos y las condensaciones. Así lo canta Sor Juana: 

Siendo de noche, me dormí;

soñé que de una vez quería

comprender todas las cosas

de que el universo se compone;

no pude, ni aun divisar por

sus categorías, ni a un sólo

individuo. Desengañada,

amaneció y desperté. 

El sueño de Sor Juana es un viaje al espíritu. Un sueño de anábasis, de los que abundan en los siglos II y III. Les recuerdo el pasaje en el que el alma se separa del cuerpo, aunque no del todo, para iniciar su vuelo espiritual: 

El alma, pues, suspensa

del exterior gobierno —en que ocupada

en material empleo,

o bien o mal da el día por gastado—,

solamente dispensa

remota, si del todo separada

no, a los de muerte temporal opresos

lánguidos miembros, sosegados huesos,

los gajes del calor vegetativo,

el cuerpo siendo, en sosegada calma,

un cadáver con alma,

muerto a la vida y a la muerte vivo... 

El Primer Sueño no relata un éxtasis místico. Es la metáfora de noches sin fin, en que a la llama de una vela, como Gaston Bachelard, la inteligencia desborda imágenes científicas. El Primer Sueño es también la alegoría de todos los desvelos de Sor Juana, estudiando, pensando, creando. 

Que el protagonista no tenga nombre ni edad ni sexo, es algo que ha sido reducido a decir que se trata del alma humana y que es hasta el último verso que se nos hace saber que se trata del alma de Sor Juana: quedóse el mundo iluminado y yo despierta. ¿Por qué toda referencia a sí misma queda excluida del poema? Octavio Paz dice que se trata de una alegoría y de una confesión. Me parece mas bien que en la búsqueda del conocimiento Sor Juana se sabe atravesada por algo que está más allá de ella: el lenguaje de la ciencia no se origina en ella, por ello el decir impersonal habla a través de ella. Es hasta que falla el intento por asir el Ser, que su Yo se recupera y toma la palabra por cuenta propia: habla en primera persona.

ROSARIO HERRERA GUIDO
Integrante del Registro Nacional de Escritores
de Conaculta, México (desde 2016).
Universidades de Querétaro y Guanajuato, México.


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