PRÓXIMA TERTULIA LITERARIA SERÁ EL
PARA UNIRTE A LA TERTULIA
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COMENTAREMOS EL LIBRO
Sophie y Otto Bentwood son una acomodada pareja
neoyorquina de mediana edad, sin hijos y con una vida aparentemente envidiable,
rodeada de pequeños lujos, alta cultura y amistades cool, que vive en
una casa remodelada en un Brooklyn que apenas comienza a gentrificarse. Una
noche, un gato callejero muerde a Sophie cuando ella le da de comer. Este
accidente, aparentemente anodino, será el pistoletazo de salida de una serie de
pequeñas tragedias, de pequeños encuentros y desencuentros que, de manera tan
sutil como quirúrgica, dibujan el quebrado y turbulento paisaje interior de
Sophie. Convencida de haber contraído la rabia, Sophie parece verlo todo a
través de unos ojos febriles y de un malestar impreciso, creciente. Así, el
miedo a padecer la enfermedad se mezcla, paulatinamente, con la otra «rabia»,
con esa combustión interior en la que arden los sueños rotos y el hastío ante
una vida sin sentido.
«Bajo el caparazón de la vida corriente y sus
pactos imperfectos, acechaba la anarquía», reflexiona Sophie en cierto momento.
De esa fractura, de esa convulsa y soterrada angustia que subyace bajo la
impoluta superficie de la privilegiada pero vacua y convencional cotidianidad
de Otto y Sophie trata Personajes desesperados, un libro que juega
sabiamente con la tensión entre la mesura y el desgarro para señalar el vértigo
y el vacío al que se abren las vidas de sus protagonistas.
Nueva York,
22 de abril de 1923-Brooklyn, 1 de marzo de 2017. Hija de un
estadounidense y de una cubana,
ambos guionistas, su madre la abandonó a una edad temprana, por lo que creció
cerca de un pastor. Se casó muy joven y tuvo una hija, pero la hizo adoptar.
Más tarde, realizó estudios en la Universidad de
Columbia y
se volvió a casar con un crítico literario, Martin Greenberg. Fue abuela de la
cantante Courtney Love.
LA VERDAD
MARÍA LUISA MAILLARD
Hace
tiempo que la verdad tiene mala prensa, más o menos desde que, a finales del
siglo XIX, el filósofo Nietzsche, precursor en este asunto como en tantos otros
del mundo contemporáneo, declaró la verdad como mera ilusión en su escrito
“Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Rasgar el velo de Malla y
desvelar el secreto oculto tras las supuestas “verdades” de la civilización
occidental ha sido, y sigue siendo, la tarea dominante de intelectuales y
artistas desde esa remota fecha: la razón, el Sujeto, el sentido común, la
moral, la familia, la sexualidad, la honestidad, el trabajo y hasta el
pensamiento y su capacidad de alcanzar verdades sobre el ser humano han sido
desmenuzados y demolidos para sacar a la luz su oscuro secreto: la falsedad
sobre la que se sustentaban.
Finalmente, y gracias a la ayuda de las nuevas tecnologías hemos entrado triunfalmente —¡es el progreso!—, en el mundo de la posverdad. No es un término aún muy difundido en nuestros lares, pero podemos rastrear su aparición en el mundo anglosajón desde los años 90 y, con posterioridad, ha sido tratado por filósofos como Ralph Keyes o Grayling, analizando el triunfo del Brexit o de Donald Trump. El neologismo entró por la puerta grande de la lengua inglesa cuando el Diccionario de Oxford lo nombró en 2016 palabra del año y la definión como una distorsión deliberada de la realidad, en donde los hechos tienen menos relevancia que las emociones que suscitan. El escepticismo y el relativismo que afectaba tanto a las ideas como a los valores había alcanzado a la realidad de los hechos y, por tanto, a la política, gracias a la potentísima capacidad de divulgación de las nuevas tecnologías, que pueden multiplicar mensajes reduccionistas capaces de modelar la opinión política y las actitudes sociales.
Los
hechos del pasado pueden ser manipulados por intereses partidistas y parece
que, a simple vista, eso no afecta demasiado a nuestras vidas, pero ¿qué sucede
cuándo se manipulan los hechos de una pandemia como la que nos azota e incluso
se niega el hecho mismo de que exista porque nos resulta molesta? Pues que hay
cientos de miles de personas denominadas genéricamente “los negacionistas” que se
resisten a seguir unas normas que protejan a la comunidad. Valga como ejemplo
la noticia reciente de ese padre, cuyos hijos se negaban a ponerse la
mascarilla en el recreo, por indicación suya.
Los
médicos, personal sanitario y científicos quienes, desde un trabajo constante y
abnegado a favor de sus semejantes, están demostrando en esta pandemia que los
valores existen, abogan por que predomine la opinión de los expertos y que
exista rigor en la información; pero aparte de los políticos que ofrecen una
información a veces contradictoria o contraproducente, siempre interesada; el
mundo digital nos ha proporcionado el poder de acabar con las mediaciones y los
expertos, difundiendo cualquier tipo de opinión por las redes, aunque sea falsa
o precisamente porque lo sea: el mundo de la posverdad.
La
posverdad no es simplemente la mentira. La mentira ha existido desde los
inicios de la humanidad como lo opuesto a la verdad, a la que, de alguna
manera, rinde tributo negándola, mientras que la posverdad desprecia como
inútil la misma idea de verdad, descalificando a quien la defiende. Mentira y
verdad se amalgaman y se distorsionan porque, en realidad, su sentido no
importa, lo que importa es lo que suscita, movilizando los sentimientos más a
flor de piel. Una nueva y potente arma para lograr el poder y mantenerlo.
Bocca della veritá, Roma
Alessandro
Baricco en su libro THE GAME las utiliza todas para defender el
“aumento de humanidad” que supone el “ultramundo” de los medios digitales.
Incluye en el lote la nueva verdad en la que nos vamos a mover en el futuro,
que no es otra que “la posverdad”, que define como “el nombre que nosotros, la elite, damos a las mentiras cuando los
que las decimos no somos nosotros”. Ya tenemos en esta definición algunas de las
consignas “políticamente correctas” del mundo contemporáneo: el cuestionamiento
de la simple existencia de la verdad, la destrucción de las jerarquías en el
terreno del pensamiento, la necesaria eliminación de las minorías y de los
expertos. La democratización demagógica implica que la ignorancia reclama sus
derechos. ¿Qué más pueden necesitar los poderes que nos dominan como la
generalización de la ignorancia para manipular los hechos y, por tanto, a los
individuos, según sus intereses? Es algo que lleva tiempo sucediendo. En una
vuelta de tuerca, Baricco intenta demostrar que una posverdad multiplicada y
combinada mediante el nuevo sistema mental que propicia THE GAME acaba convirtiéndose en una nueva verdad.
¿Y
cuál es este nuevo sistema mental? Baricco nos lo aclara: cualquier mentira o
noticia falsa tiene un fondo de verdad que gracias a la velocidad, ligereza y
superficialidad del Game acaba
produciendo una verdad que, a diferencia de épocas pasadas, llega a todos
gracias a la inédita rapidez de difusión que nos procura este nuevo medio de
comunicación. Frente a la profundidad y el esfuerzo trabajoso por alcanzar la
verdad, el Game nos propone el juego,
la superficialidad, la huida de las limitaciones de nuestro cuerpo, la
ligereza, la destrucción de las jerarquías y de los valores y normas heredados.
Me parece estar leyendo la descripción que de las vanguardias de principios del
siglo XX hace José Moreno Villa en su autobiografía La vida en claro. ¿Parece que es la hora de decir: “todo está
inventado”?
Los
medios digitales no han inventado la posverdad, este neologismo se encontraba
latente en muchas de las propuestas del arte y el pensamiento occidental desde
finales del siglo XIX. Esa es la razón por la que la posverdad es muy difícil
de combatir. Si a la deseable destrucción de la vieja idea de verdad, de las
jerarquías y las normas heredadas, sumamos nuestro acatamiento a la idea del
progreso indefinido, de que cualquier adelanto técnico supone necesariamente un
“aumento de humanidad”, el muro de la dificultad se vuelve insalvable. Si el Game proporciona un cambio de mentalidad
en el que domina la posverdad, creando convicciones basadas en la nada o en
noticias falsas, es que la posverdad es el camino a seguir, no hay discusión
posible ¡es el progreso! El mundo se ha “democratizado”, gracias a las nuevas
tecnologías y está en vías de eliminar esos lugares
“privilegiados” que Hannah Arendt denominaba los “repositorios de la verdad”:
el sistema judicial, la Universidad, el sistema educativo, la ciencia y el
periodismo. ¿Es ése el camino que queremos seguir?
MARÍA LUISA MAILLARD
IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LA LECTURA
LAS LECTORAS (2)
Leyendo a Borges, que fue un gran amante de la lectura, encontramos ideas que nos ayudan a entender por qué nos gustan tanto los libros. Borges tiene una forma asombrosa de decir las cosas, un lenguaje claro y limpio. Escribió todo tipo de cosas, se dedicó también a pequeñas paradojas, a escribir prólogos, a hablar de libros olvidados, de personajes oscuros y de recuerdos descabellados. Todo lo hizo breve, conciso y concentrado. Y lo que más le interesó fue la lectura. Llegó a decir que estaba más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito.
Habla de releer como
una de las mejores cosas que se pueden hacer. Dice que los libros son producto
de la memoria y de la imaginación y que “no puede imaginar un mundo sin
libros”. Borges aconseja leer a los autores, dejarse de críticas o de análisis.
Considera que hay que ir directamente al autor, que es donde vamos a disfrutar.
Charles Edward Perugini. Reino Unido, nacido en Italia 1839-1918. |
Como si fuera una continuación de Borges, Daniel Pennac escribe un decálogo sobre las libertades del lector, mandamientos que son muy útiles si aspiramos a no aburrirnos nunca con un libro entre las manos. El derecho a no leer, el derecho a saltarnos las páginas, el derecho a no terminar un libro, el derecho a releer, el derecho a leer cualquier cosa y en cualquier sitio. Hace una serie de consideraciones sobre por qué hay jóvenes que apenas leen. Y describe la escena de un niño obligado a terminar un libro: "mientras no lo acabes, no hay televisión”, expresando con ello una terrible contradicción, la televisión como un premio y el libro como un castigo.
Pennac explica lo incomprensible
que resulta esto para los de generaciones anteriores, en las que la tendencia
era más bien impedirles leer. Leer era un acto subversivo, se leía a veces a
escondidas. Y la preocupación de una generación anterior a ésta fue prohibir a
las mujeres la lectura.
Norman Rockwell, Estados Unidos 1894-1978.
Jo March Writing in the Attic, (Jo March escribiendo en el ático), 1937 |
Marcel Proust es uno de
los escritores que más ha ponderado la importancia que tuvo la lectura en su
infancia y su juventud. Proust habla de cómo los libros ayudan a encontrarse
con uno mismo. Los libros nos ayudan a pensar, a meditar y a mantener
conversaciones con nosotros mismos, “el hallazgo afortunado de un buen libro
puede cambiar el destino de un alma”.Proust defiende la creatividad del lector
y cree que cada lector aplica su perspectiva y lee diferentes cosas según sea
su momento y su vida “Cada lector es, mientras está leyendo, lector de sí
mismo. El escritor es el instrumento óptico que se ofrece al lector para que encuentre
en sí mismo lo que no vería sin ese libro”
Los libros nos ayudan a
ser libres y ello se advierte especialmente en situaciones de dictadura
política o de control familiar o religioso muy estricto. La represión, en todos
los sentidos, ha ido unida muchas veces a censura de los libros por entender
que estos podían ser el origen de ideas trasgresoras. Numerosas escritoras nos
han hablado de su relación con los libros como vía de escape de un mundo
represivo, pero quizás ninguna lo ha hecho con tanta fuerza como Jeanette
Winterson en su autobiografía “Para que quieres ser feliz si puedes ser normal”
Edouard Gelhay, Francia 1856-1939.Elegant women in a library (Mujeres elegantes en una biblioteca), finales s.XIX, colección privada
Dos razones se han
invocado para reprimir la lectura de las mujeres. Una de ellas es que no deben
leer porque no lo van a aprovechar, no lo van a entender o lo van a
malinterpretar por su falta de juicio. Otra razón es creer que leer va a causar
daños sociales porque se van a rebelar contra esa situación de inferioridad y
sometimiento en el que se encuentran. Ya sea por su falta de conocimiento para
asimilar la lectura o por la liberación que la lectura femenina puede traer, el
pensamiento patriarcal ha mantenido constante su desconfianza respecto a la
lectura femenina. Se trata de mantenerlas en la ignorancia y así poder ejercer
con mayor naturalidad el poder sobre ellas. La prohibición de los libros
siempre ha venido de una pulsión de poder y dominio. Y se advierte claramente
con las mujeres.
Hay toda una línea de
literatura dedicada a enumerar los defectos y vicios de las mujeres. Son libros
escritos por hombres, que hacen toda una ciencia del análisis de las mujeres,
de sus características morales y psicológicas, que han aparecido en cantidad a
lo largo del tiempo. Son ofensivos y agresivos en su análisis, por una parte,
señalando las debilidades femeninas y por otra parte, acusando a las mujeres de
comportamientos inadecuados. Y avisando al lector de todos los peligros que
rodean a las mujeres entre los que reiteradamente se señala la lectura. Es una
tradición literaria que arranca en buena parte de la filosofía griega y trata a
las mujeres como seres inferiores por su falta de intelecto, de juicio, de
entendimiento y de voluntad.
Aristóteles se permite decir
que “la hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades" y
Pitágoras añade que "hay un principio bueno, que ha creado el orden, la
luz y el hombre, y un principio malo, que ha creado el caos, las tinieblas y la
mujer". Siguiendo a estos filósofos, Tomas de Aquino insiste sobre la
inferioridad femenina en la Edad Media: “En lo que se refiere a la naturaleza
del individuo, la mujer es defectuosa y mal nacida”. Incluso se permite llevar
estas ideas a la vida familiar: "El padre debe ser más amado que la madre,
pues él es el principio activo de la procreación, mientras que la madre es tan
solo el principio pasivo".
George Dunlop Leslie, Reino Unido 1835-192.
|
Felipe de Novara, historiador italiano del siglo XIII se muestra obsesionado por controlar a las mujeres: “No es apropiado que las niñas aprendan a leer o a escribir ya que al hacerse mayores pueden escribir o recibir misivas amorosas”.
Todo ello lo cuenta
Virginia Woolf en su ensayo “Una habitación propia” cuando recorre una biblioteca
de la Universidad Cambrigde, en la que no podían estudiar las mujeres, y donde
encuentra numerosas obras en las que se explican las razones de la inferioridad
femenina.
Sebastián Junyent, España 1865-1908. Clorosis, hacia 1899. MNAC Barcelona |
ELENA G. DEL PINO
¿Cómo presentar el cuento que voy a encarnar sin desvelar demasiado? Aunque este cuento no va de misterios, sino probablemente de lo contrario, de temer, o incluso desear, precipitarse a lo conocido. Y reírnos. Y disfrutar ese saber que caeremos en lo mismo.
La sorpresa está en el cómo. La maravilla está en la voz, visión e ingenio de Dorothy Parker (1893-1967), en cómo destapa con sarcasmo las convenciones sociales que imponen una femineidad que vive dentro de la fábula de amor y matrimonio. El relato al que daré vida es El Vals (1933) y en él Dorothy nos hace oír la voz de la que no quiere que su voz se oiga, lo que piensa una mujer mientras antepone (y es consciente de que lo hace, a su pesar) complacer y agradar a su pareja de baile a su voluntad.
Es
una historia por la que discurro con "los ojos brillantes y las mejillas
encendidas" porque más de una vez me he visto atrapada en una maldición
como la que atañe a la protagonista de la historia, y me río, y me apeno, pero
que sobre todo hoy he disfrutado jugando a que escuchabais mi voz.
MUJERES EN LA ESCENA. NORA.
NURIA ALKORTA
A lo largo de mis años de profesora de
Interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) he visto a
muchas jóvenes actrices meterse en la piel del personaje de Nora en las
muestras de segundo curso. Entre otros muchos de sus sobresalientes valores, Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, se
presta para aprender el arte de la actuación por la hondura psicológica de sus
caracteres y por el desarrollo de sus conflictos en una sucesión de brillantes
escenas de dos y tres personajes.
Esta “tragedia del tiempo presente”, en
palabras de su autor, logra mantener la tensión y la intriga a lo largo de sus tres
actos hasta alcanzar un insospechado desenlace que, a su vez, está provocado
por una dolorosa anagnórisis. Nora descubre con estupefacción que es como una muñeca
y que ella misma ha naturalizado el trato tutelar recibido primero por su padre
y luego por su esposo, y que, como madre, también sigue perpetuándolo en la
educación de sus tres hijos aun pequeños. En conclusión, descubre que todos ellos
viven en una casa de muñecas donde el egoísmo y la cobardía de su esposo han
quedado igualmente de manifiesto. A la luz de esta profunda revelación, la joven
protagonista de la obra y, podríamos decir, su heroína, se rebela contra las
limitaciones de su educación y abandona el hogar familiar, a sus hijos y esposo,
en la conocida escena del ajuste de cuentas y del “portazo” de Nora.
Henrik Ibsen |
Casa
de muñecas fue publicada y estrenada por primera vez en Noruega en
1879 con gran escándalo. En su obra Ibsen trató con valentía los temas del
matrimonio y de la educación de la mujer en los albores del movimiento
sufragista europeo y de la lucha por la emancipación femenina.
Al escribir estas notas me viene a la
memoria una Casa de muñecas que
presencié siendo estudiante. Entre muchas cosas de aquella extraordinaria puesta
en escena, dirigida por Ingmar Bergman, sobresale en mi recuerdo la escena
final y muy especialmente una poderosa imagen de la misma: una cama de
matrimonio ligeramente sobredimensionada y sentado en ella, cubierto de cintura
para abajo y con el blanquecino torso desnudo, el marido, Torbaldo Helmer,
completamente anonadado y desvalido. Erguida a los pies de la cama, vestida con
un oscuro traje largo de viaje, Nora (interpretada por Pernilla Ostergren) le
devolvía su alianza y las llaves de la casa dando por terminado el simulacro de
un matrimonio que hasta esa misma noche había constituido toda su ilusión y la
razón de su existencia. Aquella escena “del portazo”, sin portazo, todavía
resuena en mis oídos.
Pernilla
Östergren en el Real Teatro Dramático de Suecia. Producción de Ingmar Bergman "A Doll's House" durante la Serie BAM Spring, 1991. Fotografía: León levy BAM Digital Archive. |
Todo ello importa para comprender cabalmente
el suceso desencadenante del conflicto de Nora, que se remonta a algunos años
atrás: Helmer contrajo una grave enfermedad y su sanación dependía de una
estancia en Italia para beneficiarse de un clima más cálido. Al no disponer de
dinero para tal fin, Nora lo pidió prestado en secreto. Conviene apuntar que en
el momento histórico de la obra, en Noruega a finales del siglo XIX, el
préstamo era una práctica mal vista socialmente y con ciertas connotaciones de
tipo moral (o al menos según Helmer) y, en cualquier caso, las mujeres casadas
no podían pedir prestado sin el consentimiento de su marido. Como consecuencia,
tal vez de manera atolondrada, Nora falsificó la firma de su padre (según la
cual este se hacía responsable de la deuda) con la esperanza de ir pagando las
letras por ella misma y saldar la deuda, como así hizo, con gran esfuerzo y
secreto orgullo.
Conviene presentar a los otros personajes
que rodean a Nora. A diferencia de ella, estos también podrían entenderse como
unas “muñecas rotas” en el gran cuarto de juegos de la ciudad, seres “descartados”
cada cual a su manera: el viejo doctor Rank, un amigo cercano de la familia;
Cristina Linde, una amiga de su infancia que acaba de volver a la ciudad; y,
por último, el prestamista Nils Krogstad quien acaba de ser despedido del banco
del que ahora es director Torbaldo Helmer. Este es el gran detonante que pone
en riesgo el feliz porvenir de la casa: Krogstad pide a Nora que interceda por
él ante su marido logrando revocar su cese o, en caso contrario, revelará a
Helmer su secreto.
Ibsen creó a Nora como un complejo carácter
femenino de fuertes contrastes que, debo confesar, despierta en mí reacciones
enfrentadas.
Dotada de una apariencia ligera y chispeante
en todo lo que hace o dice, ilustra con su alegría y su vivacidad a la
“alondra” o a la “ardilla”, animales con los que recurrentemente la compara su
marido. También la vemos plegarse dócilmente a sus constantes reconvenciones, enseñanzas
y correcciones. En la fiesta navideña donde Nora baila la tarantela, poco antes
del desenlace, Helmer exhibe al bello portento como si fuera su Pigmalión, el
autor de una gran obra de prestidigitación con la que sabe que obtendrá valía y
notoriedad.
Madrid, diciembre 2017 |
Nora es cálida y permisiva con sus hijos, se
divierte sinceramente con ellos. También puede mostrarse
como un ser infantil, hablador, manirroto o irreflexivo con su amiga Cristina,
o embriagadora, cálida, afectuosa y sensual con el doctor Rank, su secreto
admirador. En definitiva, logra mimetizarse con la idea que los demás tienen de
ella mientras oculta su valía y su capacidad de sacrificio, su tenacidad y su
diligencia. Tras la máscara despreocupada y encantadora, Nora oculta la inmensa
abnegación de un quehacer eficiente no exento de peligros y de motivos secretos
para el orgullo. Pero todo ello se vendrá a pique al comprender que su generosa
acción, aunque irregular y punible según las normas de su tiempo, solo despierta
la severidad y repulsión de Helmer quien, al conocer la verdad, decide mantener
las apariencias pero repudiarla, apartándola de sus hijos por considerarla
moralmente incapaz de educarles.
Un año después del estreno de la obra, Ibsen
se desmarcaba de la lucha feminista ante un auditorio de admiradoras compuesto
por mujeres sufragistas. En aquella ocasión declaró que su esfuerzo poético al
escribir Casa de muñecas había sido
en pro de la liberación de la humanidad en general y que, en su opinión, eran
las madres las que en el futuro resolverían la emancipación del ser humano
educando a sus hijos, hombres y mujeres sin distinción. El personaje de Nora,
como otros muchos del genial dramaturgo, logró burlar los designios de su autor.
Al abandonar el hogar familiar y, con ello, sus obligaciones como madre para primero
“tratar de educarse a sí misma” Nora demostró que era dueña de su propia
existencia y de su destino.
NURIA ALKORTA
CONTROL Y
LIBERTAD
ISABEL BANDRÉS
El
23 de febrero Meritxell Batet afirmó: “Nuestra
confianza en el futuro se fundamenta en nuestra capacidad de garantizar y
reforzar los instrumentos de información libre y sólida”. Un aviso para aquellos
que desde el Gobierno pretenden controlar los medios de comunicación. Otra cosa
es que estas palabras se sustancien en hechos, por ejemplo, en la televisión
pública. Ese mismo día, en que se celebraba la consolidación de nuestra
democracia rememorando el intento de fallido golpe de Estado que tuvo lugar un
23 de febrero de 1981, el vicepresidente del gobierno tuvo ocasión de ejercer
su libertad de expresión absteniéndose de aplaudir los discursos que defendían
nuestra democracia y otros grupos políticos (ERC,
PNV, Bildu, Junts, PDeCAT, CUP y BNG) la tuvieron para no
presentarse al acto y celebrar un acto paralelo en el que se mostraron claramente
contrarios ella: “Somos fuerzas políticas que compartimos el objetivo de
ruptura democrática con el Régimen del 78”. El mismo Régimen que les otorgó la
libertad para decir estás palabras a pesar de haber jurado cumplir nuestra Constitución
que da cabida a la libertad de pensamiento, de opinión, de asociación… y la
misma que en su artículo 20 reconoce la libertad de expresión y de prensa y que
permite decir al vicepresidente Pablo Iglesias que lamenta que en España “…no exista ningún elemento de control
democrático sobre los medios a pesar de que tienen gran influencia en la
formación de la opinión política”. ¿Pero
es posible una democracia real sin libertad de prensa? ¿El golpe de Estado de
hace cuarenta años hubiese posible vencerlo sin unos medios de comunicación
libres?
Todo poder tiende a perpetuarse y lo mejor para conseguirlo
es silenciar y manipular la libertad de opinión. Lo hacen también las
democracias con el reparto de subvenciones y de publicidad pública a los medios,
pero todos conocemos las trampas que los partidos políticos nos hacen y, sobre
todo, todos podemos cambiar de periódico o de canal. El que no lo sabe o no
quiere consultar otros medios es porque quiere cegarse o porque quiere
retroalimentar su fe en una determinada posición ideológica. Nada que objetar,
está en su derecho. Y el que desea beber de fuentes de opinión diversas,
también. Es lo que tiene la democracia, que nos hace libres incluso para
cegarnos o equivocarnos. Y es por eso por lo que gusta tampoco a aquellos que
desean imponer sus ideas. La libertad de prensa siempre ha estado en la mira de
los totalitarios. Franco, no dejaba sin revisar ni las hojas parroquiales. Nada
llegaba a los ciudadanos (periódicos, cine, libros, televisión, radios…) que no
hubiese pasado por una censura previa. Hoy, en muchos países con regímenes
totalitarios, aunque la palabra democracia camufle su verdadera cara, hacen lo
mismo. Tenemos como ejemplo a los periodistas rusos Anna Politkóvskaya, Maxime Borindi, Oleeg Kashin… asesinados,
huidos o encarcelados en la Rusia de Putin. Pregúnteles a los ciudadanos
cubanos, venezolanos, chinos, turcos, saudíes… de cuánta libertad de prensa
disfrutan. La libertad de expresión es un barómetro fiable para conocer la
calidad de la democracia que goza un país.
Cuando la libertad de opinión se controla desde el poder para lograr un país más cohesionado, para alcanzar la unidad de pensamiento, para propagar la realidad oficial sobre la realidad a secas y todo eso se adorna con desplantes y bellas palabras para los oídos de los incautos, no estamos hablando de democracia, hablamos de populismo y de totalitarismo. Zagajewski en su libro Solidaridad y soledad afirma: “El orden que proponen los totalitaristas es muy sencillo, porque es el orden de la esclavitud sazonada con frases bellas” La democracia es otra cosa. Es un lío/río de opiniones, partidos, diversidad, pensamientos, ideologías… Es un no parar de decir y rebatir, de acordar y romper, de confrontar. Goza, en suma, de una dinámica vigorizante en la que todos, en nuestra singularidad, tenemos un lugar. Y esa dinámica, esa libertad que corre por el espíritu y la letra de las constituciones liberales son su fuerza y su fragilidad. En una democracia hay múltiples voluntades y diversos sentimientos. En una sociedad totalitaria solo hay una voluntad y un sentimiento, de allí su perversión y su podredumbre.
Decir que la verdad es única y es la
mía e intentar imponérsela a los otros desde el poder por medio del control o de
la manipulación de los medios de comunicación ya está sucediendo en países muy
cercanos a nosotros como son Polonia y Hungría. Los populismos cercan Europa y España no es una excepción,
reconocerlos nos da a los ciudadanos una garantía de que no caeremos en sus
trampas y de que defenderemos nuestras libertades y, en ese empeño, la libertad
de expresión y de prensa son fundamentales como lo fueron un 23 de febrero de
1981. Tengamos presentes las palabras de Etienne de La Boétie en su “Discurso
de la servidumbre voluntaria o contra uno”, 1549: “La libertad- nos dice- es un
bien tan grande y tan agradable que, una vez perdida, todos los males se hacen
patentes, y los bienes mismos que aún duran pierden enteramente su gusto y su
sabor, corrompidos por la esclavitud”.
EL PROBLEMA DE INVITADAS EN EL PRADO: MATERIA Y METODOLOGÍA
AMPARO SERRANO DE HARO & ÁFRICA CABANILLAS
Como historiadoras del arte —sí, feministas, sin ningún “pero”—,
admiramos tanto este
maravilloso regalo que es la colección de arte del Museo del Prado, y de modo
tan profundo, personal e intelectual, como aquellos y aquellas que en él
trabajan y de cuyo esfuerzo y dedicación nos beneficiamos todos los que
realmente amamos el arte. Sin embargo, se viene produciendo una reiterada
incomprensión frente a los presupuestos de
una historia del arte más inclusiva, que, entre otras cosas, sea feminista, y,
más aún, simplemente, parece difícil la incorporación de “otras obras”, obras
creadas por mujeres artistas, en el discurso expositivo del Prado sin incurrir en distintos errores que pensamos que vale
la pena señalar y explicitar.
Distintas colegas ya han escrito artículos muy pertinentes sobre el tema y, por lo tanto, vamos a intentar no repetir lo ya dicho y simplificar la comunicación al máximo, para que no solo los directamente interesados, sino también los y las paseantes del arte, los amigos y amigas del hecho artístico, puedan incorporase a este debate que es en sí mismo algo positivo, ya que demuestra que un cambio de mirada y de tratamiento de las creaciones de las mujeres es inevitable y supone un avance para todos, independientemente de cualquier retórica, afiliación, gusto, etc.
Clara Peeters, Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas, h. 1611. Óleo sobre tabla, 55 x 73 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid. |
Debemos señalar, a vuela pluma, algunos aspectos negativos que
se han repetido constantemente en la corta historia de las exposiciones
dedicadas a las mujeres artistas en el Prado.
La muestra de Clara Peeters se centraba en una única,
y no muy grande, sala en la que se amontonaban los cuadros ―sin suficiente espacio para
su admiración―, lo
que era ya una indicación de su escasa “importancia” para el museo. Sus
bodegones dialogaban casi de forma exclusiva entre sí y, además, para mayor “dolo”,
el propio conservador de la exposición, Alejandro Vergara, pedía que no se
hicieran ni se buscaran excesivas interpretaciones simbólicas a esas obras.
(¿Por qué no?). Pero, efectivamente, estaba montada como para suscitar las
menores preguntas posibles. De este modo, se perdía una excelente oportunidad
de demostrar la complejidad e importancia de la pintura de Peteers y su lugar
como artista especializada en el bodegón, un género habitual y en el que han
sobresalido las mujeres pintoras desde el comienzo de su desarrollo. Llama la
atención que en el catálogo no se citara el nombre de ninguna otra bodegonista,
ni siquiera de aquellas que, al igual que Peeters, trabajaron en Amberes, como
Maria van Oosterwijk o Rachel Ruysch. Por supuesto, tampoco se le permitía
dialogar con los excelentes artistas masculinos que se han dedicado a este
género, tradicionalmente considerado menor, y de los cuales el propio Prado
tiene abundantes ejemplos. Únicamente se incluía un cuadro de mano masculina al
final de la muestra, Alegoría del gusto,
de Rubens y Brueghel el Viejo, aunque en el catálogo ese espartano criterio se
difuminaba, ya que se incluían algunas pinturas más —de Osias Beert, Frans Snyders o
Joachim Beuckelaer―,
de tal forma que casi parecía una exposición normal.
Así pues, una lectura simbólica de esta exposición pasa por reconocer el aislamiento con el que se presenta a la artista, su reducción a un acto menor dentro de las muestras del Prado y, más grave aún, su falta de contextualización y, por lo tanto, la falta de deseo por integrarla en la jerarquía de relaciones, de coincidencias con otros u otras artistas, lo que conlleva situarla en un no-lugar dentro de la gran historia del arte.
En Historia de dos
pintoras, la presentación conjunta de Sofonisba Anguissola y Lavinia
Fontana, que implicaba una relación entre ambas artistas, que
nunca se aclara, ni se argumenta, excepto por el hecho de ser, sí, mujeres e
italianas, de siglos distintos. Esto, que parece algo un poco simplista
y tenue como nexo de unión, las sitúa de entrada en un lugar incierto, que no
beneficia la comprensión ni la valoración artística de ninguna de las dos
creadoras. Esta relación no se explica tampoco en el catálogo, y parecería que
su única función de incluir a Fontana es disimular
la pobreza que una exposición que versará solo sobre Anguissola habría
evidenciado. Ya que la muestra no aporta nada a su estudio reciente, ni
siquiera hipótesis, lo que es muy deplorable, ya que, aunque
italiana de nacimiento, Anguissola forma
parte de la historia de España y, por consiguiente, de la historia del Prado.
PARA SEGUIR LEYENDO
https://drive.google.com/file/d/1Oc7SoAHjZbp-SA-sgamMoaUuviBNbmz_/view?usp=sharing
INCERTIDUMBRE Y CRISIS
LIDIA ANDINO TRIONE
En numerosos estados anímicos denominados afectos, la implicación del cuerpo es notable. Conocido por todos es que ciertos estados afectivos permanentes y penosos, como la congoja, las preocupaciones y la aflicción, alteran la nutrición del organismo llevando, a veces, al encanecimiento prematuro, al dolor de cabeza, de estómago y otros malestares. Asimismo, una visión catastrófica de la realidad y la anticipación de desgracias provoca emociones negativas, como la ansiedad y la angustia. No es sencillo reconocer la influencia de la voluntad sobre los procesos orgánicos, pero el propósito de sanar o la voluntad de morir tienen su importancia para el desenlace de algunas enfermedades, aún graves. En cambio, bajo la influencia de situaciones gozosas todo el organismo florece y hay quien llega incluso a revivir olvidadas sensaciones juveniles.
Desde
hace un año la inédita experiencia que estamos atravesando ha puesto en primer
plano los desafíos más básicos a los que la vida nos enfrenta; tenemos ante
nosotros un futuro incierto que siempre está por hacerse y antes de hacerlo,
nada sabemos de él por estar fuera de nuestro control. Este desconocimiento no
nos deja vivir bien el presente y va sembrando —para todos— un porvenir marcado
por la incertidumbre, aunque tras esta aparente masificación, no hay nadie a
quien le pase de la misma manera que a otro. En tiempos de crisis, este
desasosiego aumenta y la situación llega a parecer irresoluble a los ojos de
quien la padece: un desequilibrio entre la complejidad del escenario que se le
presenta y los escasos o inapropiados recursos que dispone para enfrentarla.
“¿Qué día es hoy?”, pregunta el condenado
mientras lo conducen a la horca.
“Lunes”, le contestan.
“¡Vaya, bonita manera de comenzar la
semana!”.
¿JOVEN Y CON TALENTO? AQUÍ LA TENÉIS…
LAURA PERIBÁÑEZ ARTERO
Laura Peribáñez Artero está consiguiendo rápidamente
reconocimiento como una de las músicas españolas más emocionantes y versátiles
de su generación.
Los
aspectos más destacados de la temporada pasada incluyen actuaciones y
grabaciones para Decca, ECM Records y Classic FM en Londres y conciertos en
Flagey (Bruselas), Museo de Instrumentos Musicales (Bruselas), White Piano Hall
(Vilnius), DeSingel (Amberes) y Theatre aan het Vrijhof Maastricht. En España,
Laura Peribáñez es una invitada frecuente en espacios como el Palau de la
Música Catalana (Barcelona) y el Auditorio de Zaragoza. Recientemente ha
actuado en el Palacio de las Naciones de Ginebra y ha filmado y actuado en el
nuevo vídeo institucional de la Generalitat de Catalunya.
Flamenco, de Rogel.li Huguet y Tagell (1882-1956)
Ha colaborado y recibido orientación del Casals Quartet, Frans Helmerson, Gary Hoffman, Ferenc Rados, Heime Müller y Gordan Nikolic entre otros. En febrero de 2020 ganó el premio Bärenreiter - Urtext del Concurso de Cuerdas JM España.
Laura es ganadora del Premio Antonio Brosa en el Royal College of Music donde está cursando un Diploma de Artista gracias al generoso apoyo de Drake Calleja Trust y la British Spanish Society, de la que recibió una beca de la Fundación Banc Sabadell.
A lo
largo de sus estudios ha recibido premios del Albert Cooper Music Trust, la
Fundación La Pedrera y la Sociedad de Artistas e Intérpretes de España (AIE).
En 2018 inicia su máster en el Real Conservatorio de Bruselas con Jeroen
Reuling, completándolo en la Real Academia de Música con John Myerscough a
través del programa ERASMUS con el apoyo de la beca OSIC de la Generalitat de
Catalunya.
Toca
un violonchelo hecho por Paul Belin en 2018 y un arco Bultitude de la colección
Royal College of Music.
SUSI TRILLO
FULLER, EL DA VINCI DEL SIGLO
XX
A. PILAR RUBIO LÓPEZ
El espacio Fundación Telefónica de Madrid
exhibe en estos días una exposición titulada Curiosidad radical. En la
órbita de Buckminster Fuller, dedicada al universo del insigne investigador
estadounidense en diálogo con arquitectos, diseñadores y artistas que siguieron
su estela, como Norman Foster, Neri Osman, Ruth Asawa, Isamo Noguchi o Prada
Pool.
Richard Buckminster Fuller (Milton, 1895,
Los Ángeles 1983) fue el artífice de inventos tecnológicos y futuristas que en
la década de los años 60 del siglo XX saltó a la fama con su cúpula geodésica,
una tipología arquitectónica ligera y aerotransportable, lograda gracias a sus
conocimientos de geometría y de tensegridad. La cúpula sirvió de inspiración y se
convirtió en una metáfora de futuro en arquitectura gracias al fotomontaje Cúpula
sobre Manhattan, donde los rascacielos se insinuaban bajo una burbuja para
su protección medioambiental.
En la atmósfera de la exposición, comisariada
por Rosa Pera y José Luis de Vicente subyace el empeño de Fuller para que el
mundo funcione mediante la cooperación espontánea sin deterioros ecológicos o
desventajas para las personas. Y su huella indeleble, pues fue un inventor
visionario que se anticipó a los desafíos del siglo XXI y se cuestionó temas
como la educación, la vivienda, la movilidad o las fuerzas que gobiernan el
universo, como la sinergia o la tensegridad.
Fuller y su coche Dymaxion |
Avanzando en la exposición, Refugio
propone ejemplos para rediseñar la sociedad y mejorar la vida de las personas,
con tipologías de viviendas confortables, aireadas, que apuestan por la salud;
recomendables siempre y, en especial en tiempos pandémicos. Y Tensegridad y
sinergia sugiere la comprensión del universo antes que el conjunto de las
partes que lo integran y describe el equilibrio entre las fuerzas de tensión y
compresión. En información se muestran múltiples ejemplos de archivos de
datos y códigos donde se pone de relieve la anticipación de Fuller en el uso
masivo de datos para la toma de decisiones y su avance en la comprensión de
sistemas complejos y del actual Big Data.
La cúpula
del Mary Brown Center se
construyó en 1968 y se utiliza como centro comunitario. Illinois.
En el apartado Experimentación, el espectador puede ver los vídeos de los experimentos realizados junto a sus alumnos. Tema que se completa en el apartado Educación, donde el autor insiste en la idea de que todos los seres humanos nacen artistas, científicos e inventores —Fuller siempre proponía potenciar la curiosidad de los alumnos y la experimentación— y se imagina clases impartidas en medios audiovisuales y dispositivos tecnológicos, algo tan habitual en nuestro siglo XXI, acentuado más si cabe a tenor de la pandemia que vivimos en nuestros días.
Para saber algo más de Fuller es recomendable perderse en la Biblioteca Green de la Universidad de Stanford, donde se conservan más de 140.000 documentos del original investigador que supo conjugar en sus inventos conceptos filosóficos, educativos y medios tecnológicos con disciplinas como la arquitectura y la ingeniería.
La exposición se ha prorrogado hasta el 18
de abril de 2021. Y se completa con talleres, retos educativos y podcast, encaminados a comprender el
universo de Fuller, y sus ideas visionarias para mejorar el mundo, muy de
actualidad por los retos que se planta la humanidad tras las crisis mundiales.
A. PILAR RUBIO LÓPEZ
BIBLIOTECA GREEN DE LA UNIVERSIDAD DE STANFORD
https://library.stanford.edu/collections/r-buckminster-fuller-collection
RESEÑA DE NUESTRA
BIOGRAFÍA Nº40, VIDA DE REMEDIOS VARO, de AMPARO SERRANO DE HARO, POR IRENE CHIKIAR BAUER, ESCRITORA E INVESTIGADORA.
La pintora Remedios Varo |
Dicen que algunos libros
encuentran caminos, y que hay acontecimientos inesperados y gratos que se
imponen y superan circunstancias adversas. Algo de eso me sucedió estos días,
luego de un año de confinamiento en el que con la única excepción de compras cotidianas
escasamente salí de mi casa dado que el trabajo online fue la regla, y mis
proyectos se desmoronaron o, en el mejor de los casos, están suspendidos. Entre
las actividades dejadas de lado lamentaba especialmente no haber visto la
muestra que se inauguró en Malba en marzo 2020, una exposición única, ya que
por primera vez en la Argentina se pudo acceder a la obra de la pintora Remedios Varo. La muestra, que estaba
previsto finalizaría en el mes de julio y que, por causas de dominio público,
léase Covid 19, se ha extendido hasta mañana, lleva el título “Constelaciones”,
palabra que al escribir esta nota no me parece casual, y Jung utilizó para
denominar conjuntos de imágenes psíquicas que se agruparían, hasta formar un
dibujo preciso, de manera análoga a como lo hacen las estrellas que vemos en el
cielo.
Podría decirse que ya había abandonado la idea de ver las pinturas de Remedios Varo cuando varios acontecimientos constelaron impulsándome a solicitar un turno online y viajar a la ciudad para encontrarme con su obra. Lo que determinó mi decisión fue recibir desde España, gracias a una intrépida viajera que desafió al Covid 19, la biografía escrita por Amparo Serrano de Haro, un libro que deseaba desde hacía tiempo y que finalmente tuve en mis manos hace unos días. En principio pensé que leer Vida de Remedios Varo sería un consuelo por no haber podido ver la muestra. Sin embargo, esa lectura marcó un punto de inflexión, me sacó del letargo, despertó el deseo impostergable de ver su obra. ¿Pero, qué más puede ofrecer una biografía además de impulsarnos a conocer al biografiado? Puede ofrecer, como dijo Virginia Woolf, que en el tono narrativo se conjuguen “la solidez del granito” (los hechos), y la “intangibilidad del arcoíris” (la personalidad). Muchos son los biógrafos que han fracasado al intentarlo, pero ese no es el caso de Serrano de Haro, que logra transmitir el gran conocimiento que tiene sobre la vida y la obra de Remedios Varo a través de una escritura sutil que es a la vez empática, precisa, plena de inspiración e interpretaciones valiosas.
Un gran acierto del libro es el comienzo, Carta
a una desconocida, la misiva que Serrano de Haro le escribe a Remedios
inspirada en esa “modalidad de juego surrealista” inventada por la pintora, y
que consistía en escribir cartas invitando a desconocidos a fiestas en las que
ella no era la anfitriona. Dirigiéndose a Remedios, Amparo Serrano de Haro
afirma, “estoy segura de que de haber sido tú un hombre, existiría mucho
escrito sobre esta ‘acción surrealista’, un acto gratuito, una invitación al
azar y una vuelta de tuerca sobre el género epistolar”. El caso es que esta
carta que da comienzo a “Vida de Remedios Varo” produce un giro al género
biográfico porque nos presenta, en una veintena de páginas, cuestiones
centrales en el recorrido vital de la pintora y deja caer, aquí y allá,
interpretaciones que la biógrafa desearía compartir con su biografiada y que
nos adelanta a nosotros, sus lectores, con la esperanza de que unos y otros
valoremos “la infinita atención” que ha prestado para intentar escuchar las voz
de Remedios “dentro de todo el ruido, que forma la injerencia de los
presupuestos más convencionales en el análisis de toda persona verdaderamente
original”.
PARA SEGUIR LEYENDO
Concepción Aragoneses es Elena Fortún |
CONCEPCIÓN ARAGONESES
MARÍA LUISA MAILLARD
Sucede en ocasiones que el hallazgo de un
personaje, que tiene un exitoso recorrido en la ficción, oscurece el nombre de
su autor. Se diría que eso fue lo que le aconteció durante décadas a Elena
Fortún, pseudónimo de Concepción Aragoneses, a diferencia de lo que le ocurrió
al personaje creado por ella. Varias generaciones de niños han crecido con
Celia, una niña traviesa y de gran corazón, capaz con su lógica infantil, de
poner en jaque la lógica de sus mayores. 1929 es la fecha en que Celia aparece
por primero vez en el Suplemento Gente
menuda del periódico A.B.C. Del
éxito del personaje da cuenta el hecho de que la editorial Aguilar decidiese
crear una sección de Literatura juvenil para publicar la colección de relatos,
bajo el título Celia, lo que dice,
que ve la luz en 1934. En la Feria del libro de ese mismo año, Elena Fortún
firmará 400 ejemplares del siguiente libro de la saga, Celia en el colegio, al que seguirán Celia novelista, Celia en el
mundo y un largo etc. No sólo los
niños de los años treinta acogerán con fervor a Celia y el nutrido grupo de
personajes que la rodean, Cuchifritín, Matonkiki, Mila, Piolín, la criada
Valeriana, Basilides con su lechuza Casimira, Maimón, el criado negro del tío
Rodrigo… y tantos y tantos otros. Los niños de la posguerra recogerán el
testigo. Tanto Carmen Martín Gaite como Carmen Laforet, Esther Tusquets o Jaime
Gil de Biedma se unieron al ejército de anónimos y multitudinarios lectores de
Celia. La editorial Aguilar comienza a reeditar a Celia ya en 1939, estando
Elena Fortún en el exilio argentino y lo seguirá haciendo hasta 1980, aunque ya
sin la acogida de décadas anteriores.
¿A qué se debió el éxito del personaje? Su
autora, Concepción Aragoneses fue una pionera. A la edad de 42 años irrumpe en
la literatura infantil con una propuesta novedosa que rompe los moldes
tradicionales. Prescinde de la moralina habitual y el punto de vista de la
narración es el de una niña, que va creciendo con sus lectores y que, con gran
desparpajo opone la fantasía y la lógica infantil a la de sus mayores, quienes,
al haber traspasado “la edad de la razón”, dejan de “comprender las cosas más
sencillas”. Con el paso de los años, Celia se verá impelida a adentrarse en “el
mundo”, que es la vida de los adultos y no, como ella creía, una bola
grandísima que había en la clase de geografía; pero la lógica y el desparpajo infantiles
tendrán continuación en sus hermanos y primos. El carácter innovador, el éxito
obtenido, un estilo basado en el gracejo de los diálogos y en unos personajes anclados,
como señala Francisco Nieva, en el “sancho pancismo popular” y, por tanto, próximos
a Cervantes y Galdós, la harían merecedora de un lugar entre “las sin sombrero”
que sin embargo no se ha producido.
No es sólo es que el personaje haya oscurecido a su autora algo que, sin duda, ha sucedido, otros factores circunstanciales han influido en este apartamiento de su figura del espacio público. Desde mediados de los años 20, tras un matrimonio fallido con un marido depresivo con ínfulas literarias, y la muerte de su hijo Bolín, Concepción Aragoneses aparece en la escena pública y renace de una vida anodina, bajo el pseudónimo de Elena Fortún. Cultiva el periodismo, participa activamente en las actividades del Lyceum Club y entabla relaciones de amistad con María Lezárraga, Matilde Ras, Victorina Durán o Magda Donato, entre muchas otras mujeres que en la época estaban rompiendo moldes. Sin embargo, hay elementos en su biografía que no acaban de encajar en el reduccionismo ideológico que se estaba gestando a principios del siglo XX y que aún perdura hoy en día.
Elena Fortún, próxima a las ideas republicanas, no militó en ningún partido, solo en la realidad de la gente que contemplaba con los ojos inocentes de una niña. Fue una mujer espiritual quien, después de aproximarse a la teosofía, vuelve en sus últimos años al catolicismo. Su fidelidad, tanto a la ambigüedad de lo humano, como a la complejidad de la realidad histórica, impregna una figura que se resiste a ser reivindicada desde ninguna ideología. Regresó a España en 1948, después de haber logrado la rehabilitación de su marido, acogido a la amnistía de 1947 para los militares que no tenían delitos de sangre y, aunque hubo algún caso de censura, sus libros siguieron reeditándose en la España franquista, con lo que su figura no podía ser reivindicada por los perdedores, aunque tampoco por los ganadores de la guerra. Sus amistades, su libertad, su posible ambigüedad sexual, sus incursiones en la teosofía tampoco encajaban en el rígido corsé de la España franquista.
Concepción Aragoneses en Río de La Plata, 1946 |
Quizá el símbolo más acabado de esta
situación sea su libro Celia en la
Revolución. Ya sabemos que Celia no es un arquetipo, no es una niña a la
que la ficción mantenga ajena al tiempo. Va cumpliendo años, al igual que sus
lectores y a pesar de sus deseos de no crecer: “No crezco, ni mis muñecas
tampoco. Sólo crece el rosal porque le empuja la tierra”. Celia es ya una
adolescente cuando estalla la guerra civil; pero sus ojos inocentes siguen
reflejando la realidad de aquellos años. Y resulta que su mirada desmorona un
mito que a los dos bandos en liza les interesa mantener oculto: hubo una
tercera España republicana y liberal o simplemente buena gente del pueblo,
cristiana o con preocupaciones sociales, que fue perseguida por los dos bandos.
La edición de Celia en la Revolución fue
censurada en la España franquista y su reedición en 1987 retirada a los pocos
días de la circulación. A ninguno de los dos bandos ideológicos les interesó
dar a la luz un relato de los hechos que, con su verdad, destruía los mitos al
servicio de una facción ideológica.
Calle Huertas, 41. Madrid |
Concepción Aragoneses fallece el ocho de
marzo de 1952 en Madrid. Pocos reconocimientos hubo a su muerte. En 1957 se le
erige una estatua en el Parque del Oeste, obra del escultor murciano José
Planes y en el año 2016 una biblioteca pública de Madrid cambia su nombre por
el de Elena Fortún. Debemos a Carmen Martín Gaite, quien mantuvo
correspondencia con la autora de Celia en los últimos años de su vida, la
primera reivindicación de su figura en los años noventa. Prologa en 1992 una reedición del primer libro de Celia y realiza
el guión de una serie televisiva, dirigida por Borau, que en 1993 introduce a
Celia en las casas de los niños españoles. Ya en el año 2016 la investigadora
Marisol Borau completa la biografía de Concepción Aragoneses y la editorial
Renacimiento comienza a reeditar su obra. A pesar de ello, la autora de Celia
sigue sin ser reconocida y sigue siendo para la mayoría de los españoles una
gran desconocida.
MARÍA LUISA MAILLARD
PARA
CONOCER MEJOR A ELENA FORTÚN… NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 39
Retrato
de Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Cabrera (1750), México. |
EL SUEÑO DE SOR
JUANA
Y EL INSOMNIO DE
OCTAVIO PAZ
ROSARIO
HERRERA GUIDO
Ilustración al Sueño de la décima
musa mexicana,
más despierta en él
que en todos sus ilustres desvelos,
para desvelos de muchos.
(Pedro Alvarez de Lugo Usodemar
Andrés Sánchez Robaina, Para leer Primero Sueño).
El combate es cíclico
y la noche establece su imperio
en el otro hemisferio
adonde quizá otra Sor Juana Inés
sueña el mismo sueño.
(Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe).
I
En
el presente ensayo tomo en consideración algunas de las interpretaciones
vertidas por Octavio Paz en su libro Sor
Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, pero para ir más allá de ellas. Para tal propósito voy a partir del uso
moderno que Paz sugiere para el nombre del más monumental de los poemas de Sor
Juana: Primer Sueño. Un nombre del que intuyo que habría un Segundo Sueño, según Baumgarten, pues la filosofía y el arte de comprender un
poema, tenidos por antitéticos, en realidad comparten la misma sustancia.
II
Voy tras el sueño de Sor Juana y el insomnio de Octavio Paz, no sólo porque este texto, desde que trabé contacto con él, a veces parecía mi pesadilla, sino porque vino siendo un sueño intranquilo ante el tiempo contra la madurez del pensamiento, y porque ambos poetas me han enseñado que su voluntad de poemar es una gracia, como la fe que hace creer a Lezama Lima que la poesía no sólo es una forma de conocer sino el verdadero conocimiento.
Primer Sueño es un poema filosófico y el más íntimo de Juana Inés, cuya sinceridad evoca la confesión. En su Respuesta a sor Filotea de la Cruz
(1690) dice: “no
me acuerdo de haber escrito por mi gusto sino un papelillo que llaman El sueño”. Un poema escrito en sus cuarenta años; una
edad en que cae
la ilusión de llegar a un conocimiento total y definitivo del universo. Primer Sueño es una confesión íntima en
la que la poetiza mexicana relata el deseo filosófico de comprender el Todo.
¿Tenía
pensado escribir un Segundo Sueño, imitando
a Góngora quien escribió Dos soledades? Para responder, les propongo una hipótesis: en el tintero de Juana Inés se quedó dormido
un Segundo Sueño, en el que buscaría llegar a esa unidad de conocimiento, mas
no por la vía de la ciencia, sino trascendiéndola como San Juan de la Cruz; no para llegar a Dios, sino para
comprender la unidad del Ser por la vía de la poesía; sólo que este Segundo
Sueño no lo escribió Sor Juana sino Octavio Paz.
El Primer Sueño —diría Paz— imita las Soledades de Góngora por la posibilidad
de escribir un Segundo Sueño. Sin
embargo, entre ambos hay más diferencias que semejanzas. Sor Juana tiende al
concepto y no a la metáfora. Mientras Las
Soledades de Góngora se llenan de formas y colores; en el cosmos de Sor Juana se impone la
abstracta geometría. Sor Juana no describe la realidad, porque no es visible,
la conceptualiza, mas ningún
concepto le permite comprender el universo, dado que la realidad misma está
puesta en duda. Suspendida en su monumental pirámide de conceptos, el alma
descubre que los caminos son abismos. Y So Juana cita a Homero, para decirnos que las pirámides son
bárbaros jeroglíficos de la mente humana, que ascienden a la Causa Primera. Se trata de la búsqueda
del Alto Ser por la vía de la ciencia
y los conceptos.
Sor Juana no está dormida, vela cuanto la desvela: un sueño filosófico en el teatro de la noche. Escribe un poema en las tinieblas para dar claridad al enigma que la desvela. Quiere ser una linterna amable para que otro Teseo se interne en el oscuro laberinto. El Primer Sueño es de una complejidad barroca que supera a una monumental catedral gótica de equilibradas ojivas; no puede compararse con un sueño, sujeto a la censura y a las deformaciones de los desplazamientos y las condensaciones. Así lo canta Sor Juana:
Siendo de noche, me dormí;
soñé que de una vez quería
comprender todas las cosas
de que el universo se compone;
no pude, ni aun divisar por
sus categorías, ni a un sólo
individuo. Desengañada,
amaneció y desperté.
El sueño de Sor Juana es un viaje al espíritu. Un sueño de anábasis, de los que abundan en los siglos II y III. Les recuerdo el pasaje en el que el alma se separa del cuerpo, aunque no del todo, para iniciar su vuelo espiritual:
El alma, pues,
suspensa
del exterior
gobierno —en que ocupada
en material empleo,
o bien o mal da el
día por gastado—,
solamente dispensa
remota, si del todo
separada
no, a los de muerte
temporal opresos
lánguidos miembros,
sosegados huesos,
los gajes del calor
vegetativo,
el cuerpo siendo, en
sosegada calma,
un cadáver con alma,
muerto a la vida y a la muerte vivo...
El Primer Sueño no relata un éxtasis místico. Es la metáfora de noches sin fin, en que a la llama de una vela, como Gaston Bachelard, la inteligencia desborda imágenes científicas. El Primer Sueño es también la alegoría de todos los desvelos de Sor Juana, estudiando, pensando, creando.
Que
el protagonista no tenga nombre ni edad ni sexo, es algo que ha sido reducido a
decir que se trata del alma humana y que es hasta el último verso que se nos
hace saber que se trata del alma de Sor Juana: “quedóse el mundo iluminado y yo
despierta”. ¿Por qué toda
referencia a sí misma queda excluida del poema? Octavio Paz dice que se trata
de una alegoría y de una confesión. Me parece mas bien que en la búsqueda del
conocimiento Sor Juana se sabe atravesada por algo que está más
allá de ella: el lenguaje de la ciencia no se origina en ella, por ello el
decir impersonal habla a través de ella. Es hasta que falla el intento por asir
el Ser, que su Yo se recupera y toma la palabra por cuenta propia: habla en
primera persona.
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