jueves, 1 de junio de 2023

 


NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 43, VIDA DE DELHY TEJERO,
de ÁFRICA CABANILLAS CASAFRANCA



Delhy Tejero (1904-1968) fue una de las protagonistas de la renovación artística española desde los años treinta hasta finales de los sesenta del siglo XX. Desarrolló una larga carrera caracterizada por una experimentación constante, tanto en los estilos combinando una figuración muy personal con el art déco, el surrealismo y la abstracción―, como en las técnicas. Hoy en día es recordada por sus ilustraciones y su vinculación a la Generación del 27, pero, en realidad, su trayectoria fue mucho más diversa y amplia. De regreso a España, tras pasar la mayor parte de la Guerra Civil en el extranjero, consiguió rehacer su vida, manteniendo un difícil equilibrio en su trabajo entre su independencia y la voluntad de control del franquismo, y siguió siendo reconocida por sus dibujos, pintura de caballete y murales.

África Cabanillas Casafranca es Doctora en Historia del Arte y Profesora-Tutora del Centro Asociado de la UNED de Sevilla. En 2018 ganó el Premio Elisa Pérez Vera del Centro de Estudios de Género de la UNED y sus principales líneas de investigación son la crítica y la historiografía del arte feministas y las pintoras españolas contemporáneas. Entre sus publicaciones, destacan el libro Orgullo y prejuicios. En torno al arte de las mujeres (escrito en colaboración con Amparo Serrano de Haro) (2022) y los capítulos “El acceso de las mujeres a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, 1873-1894” (2023), en Las mujeres en el sistema artístico, 1804-1939 (2023), y “Plumas y pinceles de mujeres. Los orígenes de la crítica de arte feminista en España (1875-1936)”, en Mujeres en las artes (2019). Colabora con abundantes revistas, en particular, con M-Arte y Cultura Visual, de la asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV).

 




¡¡NOS VAMOS A LA FERIA DEL LIBRO!!
NUESTRA COLECCIÓN DE BIOGRAFÍAS DE MUJERES RELEVANTES, ESTARÁ EN LA FERIA DEL LIBRO, CASETA Nº 83 
MUJERES&CÍA, LA LIBRERÍA 



LAS AUTORAS DE NUESTRAS NUEVAS BIOS
FIRMARÁN SUS LIBROS EL DÍA 8 DE JUNIO 
A PARTIR DE LAS 19:00H - CASETA 83





PRESENTAMOS VIDA DE DELHY TEJERO
EN LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES A LAS 19:00H


PODRÁS SEGUIR LA PRESENTACIÓN ENDIRECTO



PRESENTACIÓN DEL LIBRO
OZONO, UN SUEÑO ALTERNATIVO (1975-1979)


ALGO MÁS QUE UNA REVISTA
MARÍA LUISA MAILLARD

Editada por Almud ediciones Castilla-La Mancha, se presentó el día 22 de mayo en la Asociación de Prensa de Madrid el libro Ozono: Un sueño alternativo (1975-1979).

Acababa yo de leer que, según la pensadora política Hannah Arendt, la verdadera acción política no se generaba desde arriba, desde los partidos políticos, convertidos ya en su época en burocracias jerarquizadas con intereses propios. Se producía desde abajo, desde la capacidad de los seres humanos para crear algo nuevo desde su libertad y su mundo intersubjetivo.

Pensé que no siempre se producían en la sociedad resquicios para que esa capacidad de “natalidad”, en términos de Arendt, se desarrollase, a través, eso sí, de tanteos, hallazgos y errores. Evidentemente, es imposible en un régimen totalitario, algo más posible en algunos regímenes dictatoriales y debería ser el horizonte deseado de los regímenes democráticos; siempre, claro, que el Estado se mantenga como instrumento de la Ley y no del poder, ya sea en nombre de la nación o de cualquier ideología.

Y hete aquí que en el periodo de 1975 a 1979, denominado de “la transición española”, se estaba abandonado el régimen de una dictadura por una democracia y, por tanto, no existía aún un poder consolidado sino en transición. El poder seguía ejerciendo controles parciales, pero eran insuficientes y se abrían resquicios que una juventud inquieta aprovechó. Parte de esta juventud, recogió el guante que le ofreció la Revista Ozono, a través de su director Alfonso González Calero.

¿Cuál era ese “sueño alternativo” que da título al libro que comentamos? El sueño de la libertad y de que fuese posible construir la democracia, a través del pensamiento y de la cultura. Nombres como Juan Goytisolo, Alberto Corazón, Francisco Umbral, Fernando Savater, Eduardo Haro Ibars, Nativel Preciado, Rafael Chirbes, Eugenio Trías, Francisco Arrabal, Concha Martín, J.A. Bardem, Pilar Cernuda, Manuel Leguineche, Ymelda Navajo, César Antonio Molina, Jesús Ordovás, Francisco Umbral, Javier Ruíz, Jorge Semprún y un largo etc. que sobrepasa los 700 nombres, se sumaron a esta propuesta.

El libro, cuidadosamente editado, contiene la portada de los 50 números, con un sumario completo y la reproducción de un artículo de cada número, amén de un comentario de su autor. Cierra con un índice completo de todos los colaboradores. Está coordinado por Alfonso González Calero, director de la Revista desde diciembre de 1975 a 1979, y Víctor Claudín, compañero de aventura. En la Revista se habló de contracultura, feminismo, ecologismo, pensamiento, terrorismo, revolución, budismo, mundo árabe, latinoamericano; de cine, teatro, novela, poesía, música… sin una ideología preconcebida. Hubo entrevistas a Julio Caro Baroja, Camilo José Cela, Eugenio Trías, Arrabal, María Casares, Joan Fuster, Federica Montseny, Luís Llach, Humberto Eco, Rubert de Ventós, Werner Herzog, Joan Fuster y un largo etc.

En 1979 la Revista cierra sus puertas. No es un fenómeno aislado. Entre finales de los años 70 y principios de los 80 cierran la mayoría de las revistas culturales y alternativas: Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, El viejo Topo, Diwan, Ajo Blanco… La modernidad se traslada a la Movida madrileña, con un fuerte apoyo institucional, como señala Jesús Ordovás, uno de los más relevantes cronistas de la Movida y se centra en la música punk y rock, el espectáculo, la fotografía y el diseño gráfico. Finaliza bruscamente cuando se acaba el apoyo, dejando el escaparate de la modernidad española fuera de nuestras fronteras, en manos de Pedro Almodóvar. Otra modernidad quizá hubiese sido posible.

MARÍA LUISA MAILLARD



Alfonso González-Calero, director de la revista Ozono,
durante la presentación en la Sede de la Asociación de La Prensa


De izda. a dcha. Alfonso Sánchez (de pie), Concha Martín Perpiñán,
Alfonso González-Calero, Félix Maraña y Víctor Claudin




LA CORTE DE LOS MILAGROS
ELECCIONES DEL 28 DE MAYO DE 2023
ISABEL BANDRÉS

Estamos en vísperas de la celebración de Elecciones Autonómicas y Municipales. Los españoles de 12 autonomías, dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla) y 8.131 ayuntamientos acudiremos a las urnas el 28 de mayo para depositar nuestro voto. Facilito todos estos datos porque, aunque lo parezca, por cómo se comportan los políticos, no se celebran las Elecciones Generales, esas serán en diciembre. Estas últimas semanas hemos escuchado de todo menos lo que deseábamos escuchar. El discurso populista ha sido el utilizado por todas las partes. En realidad, sobre los asuntos de sustancia y que realmente nos importen a los ciudadanos, hemos oído entre poco y nada. El gasto dialéctico lo han invertido en retórica hueca y en pirotecnia: subvenciones para macetas, trenes, cines, pesca, insultos gruesos y, muchas veces, personales. Se odian. Mal asunto, porque no hay Gobierno que pueda hacer en soledad una política seria en las cuestiones importantes para el país. Pongamos dos ejemplos: la vivienda y la educación. Ambas materias transferidas a las autonomías y en las que los ayuntamientos están muy implicados.

El Congreso ha aprobado la Ley de la Vivienda hace escasos días. Y, de paso, se nos prometieron miles de viviendas de protección social. Resulta que El Estado Central no tiene competencia directa en materia de vivienda, aunque puede regular otros aspectos que le afectan, como la regulación de alquileres. Las competencias en esta materia están transferidas a las autonomías y los ayuntamientos. Prometer por prometer es lo que han venido haciendo todos los políticos en materia de vivienda durante los 46 años de democracia. Somos uno de los países de la Unión Europea con menos inversión en vivienda social. Mientras nuestro porcentaje en vivienda pública en alquiler es del 2,5% del parque total, en Países Bajos representa el 30%, en Austria el 24%, en Dinamarca el 20,9% y en Suecia el 19%. Si atendemos a las cifras medias de gasto en protección social en vivienda, según los datos disponibles, el Reino Unido es el país con más desembolso (439 euros por habitante), seguido de Dinamarca (311), Irlanda (250) o Luxemburgo (253). En el caso de España, la media es de 35,4 euros por habitante. Sánchez se ha dado cuenta de la situación y la ha calificado de “…bochornosa, sonrojante, indignante…” ¿Y? ¿Alguna reunión con autonomías y ayuntamientos para ver cómo poner en marcha más ayudas y más viviendas sociales? No. ¿Alguna referencia sólida sobre el tema con una Memoria Económica que la haga creíble? Ninguna.

Según datos del Banco de España, los españoles dedican al alquiler una media del 40% de sus ingresos mientras en la Unión Europea no supera el 30%. Así que está claro que algo hay que hacer. La nueva Ley de Vivienda ha sido bien acogida por la UE, pero, seguidamente, han dicho que nos falta mucha vivienda social. Lo que de verdad bajaría los precios de los alquileres sería tener una vivienda pública de alquiler que representase, pongamos por caso, el 30%, al igual que en los Países Bajos. Pero eso requiere trabajo, dedicación, gestión, planificación y, además, es una tarea a largo plazo que necesita el consenso y el esfuerzo de todos. Nada de esto les gusta a nuestros políticos. Lo suyo es ir de justicieros y berrear en mítines y televisiones. ¿De verdad se creen los políticos que no nos damos cuenta? Sí. ¿Nos toman por tontos? Sí. ¿Van hacer algo significativo, después de 46 años sin hacer nada, en esta materia? No lo creo. La pelota la han puesto en el tejado de los propietarios grandes, pequeños y mínimos. Allí se las apañen ustedes. Menos hacer vivienda pública para alquilar, todo les vale.

Hace unos días apareció el Informe PIRLS y señala que los niños españoles, entre nueve y diez años, han perdido siete puntos en compresión lectora. No solo estamos detrás de los mejores, sino que ya vamos por detrás de los peores: Malta, Bulgaria, Irlanda, Rusia… ¿Y por qué? Por el cierre de colegios durante la pandemia, dicen los políticos. Pero resulta que en algunos países que han pasado por lo mismo, como en Francia, no han retrocedido y en otros, como en Lituania y Hong Kong, los niños han mejorado su comprensión lectora. Resultado: un niño español está un curso y medio por debajo de un niño de Singapur y casi un curso por detrás de uno de Inglaterra. Yo calificaría la noticia de alarmante y grave. ¿Qué puede aprender un niño de cualquier materia si no entiende lo que lee? ¿Alguna reacción por parte de los políticos? ¿Han anunciado alguna medida para paliar esta situación? Ninguna. Nada. No debe parecerles importante.


Ha saltado un tema candente: HE Bildu (que es una federación de partidos), ha incorporado a sus listas municipales a 40 etarras, algunos, siete, con delitos de sangre. La vileza no puede ser mayor. Maite Pagazaurtundúa —en 2003 ETA mató a su hermano Joseba, jefe de la Policía Local de Andoáin—, afirmaba: "Van a intentar que les pidamos perdón". ¿Qué ha pasado? ¿Ha pretendido HE Bildu echar un pulso al PSOE y, de paso, a todos los españoles? Conmoción social y de nuevo utilización del asunto por los políticos, unos y otros, para captar votos. Vergüenza y más vergüenza. No todo vale. Las víctimas, ejemplares en su comportamiento, no se merecen el espectáculo embarrado y navajero que han dado los partidos. Se ha llegado a decir que ETA sigue viva. ETA fue derrotada por la democracia española. Otra cosa es que sigan en vigor en algunos sectores de la sociedad sus ideas nacionalistas, el cáncer de las democracias, y su discurso del oído contra todo lo español. Es eso lo que debemos combatir los demócratas en las urnas y en los espacios públicos.


Y cómo remate, compra de votos en Melilla por parte de Coalición por Melilla y por parte del PSOE en Mojácar (Almería) y Albudeite (Murcia). Como resultado una veintena de personas han sido retenidas por la policía. Por otra parte, el PSOE acusa al PP de usar la firma digital de los votantes y de aumentar empadronamientos en algunos ayuntamientos. Una melé de acusaciones, contra acusaciones y detenciones policiales ante el asombro y bochorno de la ciudadanía.


El ambiente político se ha hecho irrespirable: intrigas, mentiras, marrullerías, trampas, peleas, corrupción… Esta campaña electoral ha sido un auténtico esperpento a lo Valle Inclán, solo nos han faltado las monjas estigmatizadas. Todavía quedan 48 horas para el día 28 y da miedo lo que pueda pasar durante ese breve plazo, pero lo que produce espanto es lo que nos queda para las Elecciones Generales en diciembre. Esto solo ha sido un ensayo.


Conclusión, no desfallezcamos. Estamos en una democracia y tenemos el derecho al voto que cada uno de nosotros ya habrá depositado según sus preferencias. ¿Democracia imperfecta? Sí. Pero es muchísimo mejor que el totalitarismo. No nos dejemos amedrentar por los unos o por los otros, ya hemos votado libremente y lo volveremos hacer en diciembre. No lo olvidemos, el voto es nuestro y libre. Eso es la democracia y mantenerla es lo que importa.

ISABEL BANDRÉS




MISOGINIA Y VEJEZ
INES ALBERDI

¿Por qué se piensa tan a menudo que la vejez de las mujeres es horrenda? ¿Por qué tenemos una visión digna de la vejez de los hombres y una visión indigna de la de las mujeres? La misoginia respecto de la edad avanzada está enormemente grabada en nuestra cultura. Una tesis doctoral de hace unos años planteaba la influencia del arte y la literatura en estas ideas peyorativas acerca de la vejez femenina.

La investigadora Pilar Escario, licenciada en Bellas Artes, se doctoró en Sociología, con una tesis que estaba a caballo entre la sociología y las bellas artes, en la que analiza la historia de la misoginia en la representación artística y literaria de la cultura occidental (Pilar Escario Rodríguez-Spiteri (2018) La vejez en la pintura de la Edad Moderna: una mirada de género. Texto que se puede descargar libremente del Repositorio de Tesis Doctorales de la Universidad Complutense de Madrid. 

https://eprints.ucm.es/id/eprint/49485/

Analizando múltiples obras de la pintura desde la baja Edad Media, el Renacimiento y el Barroco, hasta los comienzos del siglo XIX, mostraba cómo la mirada de los artistas sobre la vejez femenina es muy negativa. También analizaba los textos de literatura, religión y filosofía que reforzaban esa misoginia general acerca de las mujeres mayores.

La autora encuentra un paralelismo entre la misoginia de los textos literarios, religiosos y filosóficos con la representación artística de hombres y mujeres. Según Escario, son las ideas profundamente misóginas de los textos religiosos donde está la inspiración y la justificación de las múltiples representaciones negativas, ridículas, peyorativas y macabras de la vejez femenina en el arte. A su vez, esas representaciones, en grabados y pinturas de diferentes épocas, ponen a las viejas en una situación de inferioridad y las hace sujetos de un desprecio social que justifica las teorías de escritores y filósofos.

El análisis de Escario se centra especialmente en los periodos que van desde los finales de la Edad Media hasta la Edad Moderna con una especial atención al Renacimiento y el Barroco, que fueron culturalmente relevantes en el avance del individualismo y, por lo tanto, en la representación de la figura humana.

Un aspecto de la misoginia con respecto a las mujeres ancianas es su escasa presencia. La vejez femenina apenas aparece en la pintura europea de todas estas épocas, en contraste a la multiplicidad de retratos que encontramos de hombres de avanzada edad. Estos retratos masculinos son ejemplos significativos en la historia del arte, que muestran esa mirada positiva y valorativa que se ha tenido durante siglos sobre los hombres de edad avanzada. Ello contrasta significativamente con la ausencia de retratos dignos de mujeres ancianas de los que solo ha podido señalar algunos con carácter excepcional.

La investigación recorre imágenes medievales, renacentistas y barrocas identificando la frecuencia en la que las mujeres mayores aparecen con rasgos de fealdad y de maldad; las mujeres viejas aparecen en mucha mayor medida como feas, desdentadas, indignas y vinculadas a vicios o pecados. La indignidad de estas figuras femeninas de avanzada edad contrasta con la presencia frecuente de imágenes de hombres mayores impregnadas de serenidad y dignidad. Los rasgos de la vejez masculina aparecen, muy frecuentemente, asociados al saber, el poder y la serenidad mientras que las imágenes de mujeres viejas se asocian en muchos casos con rasgos marcadamente negativos como decrepitud, desnudez, fealdad y van incluso en ocasiones asociadas a la maldad, la locura, el pecado o la brujería.

La investigación concluye que las representaciones artísticas son consecuentes con la literatura y la filosofía, en ver peyorativamente a las mujeres mayores, cosa que no ocurre en igual medida con los hombres. Los ancianos aparecen en mucha mayor medida en las representaciones artísticas, pero, sobre todo, aparecen con imágenes positivas de serenidad, dignidad y poder, cosa que ocurre muy excepcionalmente con las mujeres. Las mujeres viejas aparecen en mucha mayor medida como feas, ridículas, indignas y vinculadas a vicios o pecados. Todo ello, concluye la autora, como consecuencia de la misoginia que impregna la cultura occidental desde sus orígenes.

EL trabajo pone de manifiesto la misoginia que ha predominado en la literatura y la filosofía y, consecuentemente en las artes plásticas. El trabajo se concentra en el estudio de esa mirada misógina sobre la vejez, un tema que ha sido, a pesar de su importancia, menos estudiado que otros aspectos de la vida humana. Y se puede terminar afirmando que la representación gráfica de la vejez femenina no se ha escapado a la misoginia que ha permeado nuestra cultura durante siglos.

INÉS ALBERDI



LA VIEJA IDEA DEL PROGRESO TIENE 
UNA LARGA HISTORIA
MARÍA LUISA MAILLARD 

Hace tiempo que la palabra progreso con sus derivados, "progresismo" y "progresista", se ha convertido en una palabra icónica, es decir, no sólo incuestionable; sino estática, fija, ajena a los avatares de la circunstancia y a su misma evolución histórica. Su mismo significado, ha sido reducido a la bondad intrínseca que se le supone. Esta característica se une en los años 20 del pasado siglo al término de vanguardia que conserva de su origen militar no sólo el de ser una avanzadilla —del arte y del pensamiento—, sino en su voluntad de destrucción del arte y del pensamiento anterior.

Vayamos a la historia. El Progreso es una idea que afirma que existe una ley que rige el desarrollo ascendente de la humanidad y que, según Hanna Arendt, fue desconocida en Occidente hasta el siglo XVIII. De entonces acá, la concepción de dicha ley ha sufrido modificaciones. Fue declarada de forma genérica por A.R. J. Turgot en su discurso de la Sorbona el 11 de diciembre de 1750 y precisada por Condorcet en el periodo de la Revolución Francesa. La ley que rige el progreso, es decir, la marcha imparable de la humanidad hacia su perfeccionamiento, es la diosa razón, que permite una acumulación sucesiva de conocimientos y es opuesta a la ignorancia y la superstición de la época del Antiguo Régimen. Por ello promueve la educación, que debe ser laica y gratuita, como medio para lograr una ciudadanía libre e igual.

Serán Kant y Hegel quienes continúen en esta senda de considerar el progreso como un desarrollo ascendente de la razón —espíritu en Hegel—, y Carlos Marx y Compte quienes introduzcan las correcciones que llegan hasta nuestros días como fuerzas soterradas. Marx, precisando que ese progreso sólo se podría producir en una futura sociedad comunista, debido a la acción revolucionaria de los verdaderos agentes de la producción de riqueza: la clase obrera. Fue a partir de ahí que los “progresistas” defensores del liberalismo y la democracia burguesa pasaron a engrosar la fila de los conservadores y la izquierda revolucionaria, la de los progresistas. Compte, centró el progreso en una sociedad regida por la ciencia y la industria, estableciendo la “Religión de la Humanidad”, un “Gran ser”, que sería su representación mítica. Ese “Gran Ser”, se reduciría en Marx exclusivamente a un Gran Ser social, es decir, al proletariado.

Grupo humano en Marx, Humanidad en Compte, ambas opciones, en su abstracción, suponen el relegamiento del hombre concreto de carne y hueso, de su razón y de su libertad, en aras de la meta final a conseguir. Quizá dentro de esta dinámica habría que incluir el nacionalismo que, de ser una ideología de derechas y conservadora, causante en gran media de la Primera y la Segunda guerras mundiales del siglo XX, ha pasado a integrarse en la izquierda progresista.

La validez de la razón, que era la ley que regía el progreso de las sociedades, comienza pues a ser cuestionada ya a mediados del siglo XIX; pero son los grandes avances científicos y la prosperidad económica los que siguen manteniendo la fe en el Progreso hasta finales del siglo XIX.

Las dos Guerras Mundiales y el triunfo de los postulados de Marx en Rusia alteran el mapa geopolítico mundial y ahondan la crisis de la conciencia europea, visible ya a finales del siglo XIX, en su cuestionamiento de la razón.

La vieja idea de Progreso se remoza después de la Primera Guerra Mundial con un matiz combativo a la hora de destruir el legado humanístico de la cultura occidental. Son las Vanguardias. Hay que ir hacia adelante, abandonar lo viejo por lo nuevo, revalorizar el cuerpo, oculto durante siglos, la juventud, el sexo, el instinto, el inconsciente y el deseo. El arte ya no se regirá por normas, dependerá del alma del artista, de su visión subjetiva del mundo.

Y ahí parece que se acaba todo. Las ideas de vanguardia y de progreso se instalan en lo que inicialmente combatían: el estatismo y la repetición. El imparable avance científico y técnico, postulado ya por Compte como la ley del progreso, junto a viejas ideologías remozadas, bajo el imperio de “lo políticamente correcto”, se convertirán en el sustrato profundo de esa vieja noción del avance imparable de la Humanidad, hacia su paraíso terrenal que sigue pasando por la destrucción del legado humanístico de Occidente.

Mientras, las sociedades actuales acumulan problemas: aumento de los gobiernos totalitarios, populismo en las democracias, mantenimiento de las guerras, aumento de las desigualdades, retroceso del pensamiento, nuevos riegos surgidos por el avance tecnológico… ¿Seremos capaces los herederos de la cultura occidental de hacerles frente desde viejos conceptos heredados hace ya más de un siglo? Parece ser que nuestras actuales sociedades comparten la peculiaridad de considerar nuevo lo que ya es viejo.

Hubo un momento en la historia en que la contestación a los postulados ideológicos y artísticos, representantes de la dicotomía antiguo/moderno, se aceleró. De un siglo —Renacimiento, Barroco, Ilustración—, se pasó a medio siglo —Romanticismo, Realismo— y de ahí a las Generaciones —quince años—. Nos encontramos hoy, de forma sorpresiva, en otro momento en el que los postulados de hace ya más de un siglo se han solidificado —en su bondad intrínseca—, en “modernidad” y  “progreso” (con sus derivados "progresismo" y "progresista"), sin alternativa ante circunstancias cambiantes y ajenos al destino del hombre concreto, de carne y hueso.

MARÍA LUISA MAILLARD




IMÁGENES SOBRE LAS MUJERES Y LOS LIBROS
27. LUGARES PARA LEER. INTERIOR CON FLORES
INÉS ALBERDI

Las flores, como motivo de decoración de interiores, aparecen muy frecuentemente en la pintura. Y de una forma especial, en las obras que representan mujeres leyendo. Es como si las flores fueran un acompañamiento adecuado a esta tranquilidad y ese recogimiento que necesita la lectura.

Jean Laurent Challié, Francia (1880-1943)
Mujer leyendo en un interior, c. 1920
Colección particular

Podríamos tratar de interpretar cada una de estas obras según la simbología que se le daba a cada flor, una forma de mirar y cifrar los significados, muy en boga en el XIX. Pero nosotros preferimos mantenernos en una observación general de como las flores dan un acompañamiento y un contraste adecuado a los interiores en los que vemos leer a una mujer.

Henry Lebasque, Francia (1865-1937)
Mujer joven con flores, s.f.
Colección particular

En algunas ocasiones el retrato femenino se queda pequeño en relación con el adorno y no sabemos que tiene mayor importancia en la mente del artista, si la joven retratada o el arreglo floral que domina la obra.

Robert Emil Stubner, Alemania (1874-1931)
La hora del té, c. 1910
Colección particular

Henry Lebasque, Francia (1865-1937)
Mujer leyendo cerca de un jarrón con flores, 1915
Colección particular

Lo cierto es que las flores acompañan muy bien el sentido estético que siempre domina los retratos femeninos. Podemos decir que los interiores con flores aparecen coloridos y alegres a la vez que recogidos y tranquilos como corresponde a la acción de leer.

 

Anna Kirstine Ancher, Dinamarca (1859-1935)
Interior con amapolas y mujer leyendo, 1905
Museo de Arte de Skagen, Dinamarca

Georges d'Espagnat, Francia (1870-1950)
La lectora, c. 1910
Manchester Art Gallery, Inglaterra

Un autor que siempre nos ha interesado por el cuidado que ponía en retratar los interiores domésticos es el sueco Carl Larsson que, a principios del siglo XX, pinta reiteradamente a su mujer y a sus hijos en la casa de campo en la que vivían y para la que ideó una decoración muy original y sencilla. Con el tiempo la enorme valoración que esa decoración ha tenido la ha convertido en modelo de numerosos diseñadores y decoradores suecos de modo que ahora, gracias a sus seguidores, Larsson aparece, con sus cuadros y dibujos, como un pionero del diseño sueco. Y una constante en los interiores de Larsson son las flores.

Carl Larsson, Suecia (1853-1919)
Lisbeth leyendo, 1904
National Museum, Estocolmo, Suecia

En la mayoría de las ocasiones, las flores son un envoltorio total de luz y color, que viene a significar la influencia de las plantas en el bienestar de las mujeres que leen. Como si el contacto con la naturaleza fuera el punto de refinamiento final a ese enriquecimiento espiritual que nos proporcionan los libros.

Aristide Maillol, Francia (1861-1944)
Sin título, s.f.
Musée d'Orsay, Francia

También hay excepciones. Alguno de estos retratos de mujeres lectoras, rodeadas de flores, se escapan de esa descripción que hemos hecho del color y de la luz, como es el caso del retrato que hace Seymour Guy de una mujer leyendo junto a unas flores, que logra combinar una sinfonía de grises.

Seymur Joseph Guy, Gran Bretaña (1824-1910)
Flores de otoño, 1866-7
Museos Reales de bellas Artes de Bélgica (Bruselas)

De todas formas, las más de las veces, los jarrones y las macetas de flores vienen a reforzar el sentido de vida doméstica, tranquila y agradable en la que los artistas gustan de retratar a las mujeres lectoras.


Kitty Lange Kielland, Noruega (1843-1914)
Interior azul, c. 1883
Colección privada

INÉS ALBERDI





LA ANGUSTIA NO ENGAÑA
LIDIA ANDINO TRIONE

La angustia es el afecto por excelencia, no es una emoción y como sentimiento presenta un franco carácter displicente que es sólo una de sus cualidades, pues no todo displacer puede ser calificado de angustia.

Además de ese carácter, difícilmente aislable, le corresponden sensaciones físicas más precisas: alteración de la actividad cardíaca (palpitaciones, taquicardia), perturbaciones de la respiración (ahogos, disneas), ataques de sudor, temblores, vértigos, etc.

El angustiado, la angustiada, parecen —sólo parecen—, pelmas, con un cuerpo sin músculos ni emociones, aunque afectados. Les cuesta representarse algo, fallan en la verbalización, pero tienen una máquina real funcionando a pleno rendimiento y notoriamente la ignoran.

La angustia es una experiencia de posibilidad antes de toda posibilidad. Y, lo posible corresponde a lo futuro; cuando afirmamos que nos angustiamos por el pasado, veremos que lo futuro entra en juego de uno u otro modo. Si me angustio por una desgracia pasada, no me sucede así en cuanto es pasada, sino en cuanto puede repetirse, o sea tornarse futura. El momento en que la sentimos se refiere a un imposible real, es decir a aquello de lo que la angustia es señal. De todas las señales, ella es la que no engaña.

Quizá por esto sus manifestaciones dejan cayendo al final, como un resto, un “no sé… no sé, no sé lo que me pasa”. El “no sé” hace referencia a un no saber cuando el angustiado debe dejar de asentir a lo que dicen otros y pronunciar sus propias palabras. Es interesante señalar que en estos procesos están abolidos los pronombres (“yo”, ”nosotros”) porque estas formas pronominales ya son representación y aquí está abatida la posibilidad de pensamiento reflexivo, la posibilidad de pensar contando con estas formas. Sin embargo, en la angustia está implicada una comprensión, pero no un "yo comprendo”, sino una comprensión en acto, es decir, el angustiado está comprendido en lo que le pasa.

No “tengo angustia”, sino que ella me tiene.

Salimos de la angustia en el viaje de una representación; no se resuelve porque no es un problema, no se cura porque tampoco es un síntoma, aunque en la neurosis —en ocasiones—, puede volverse sintomática.

En los siguientes versos del poeta César Vallejo encontramos alguno de los rostros invisibles de la angustia: 

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Cuál sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa, nada ha podido dejar de ser su causa.

¿A qué ha nacido este dolor por sí mismo?

Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur: Si hubiera muerto mi novia mi dolor sería igual, si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Si la vida fuera, en fin, de otro modo, sería igual.

Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.”

LIDIA ANDINO TRIONE
Psicoanalista





JOSEFINA BLANCO TEJERINA (1878-1957)
MARÍA LUISA MAILLARD

Era una mujer menuda. Se dedicaba a una profesión que en el siglo XIX aún no había alcanzado el prestigio social que alcanzaría en el XX: la interpretación; pero era heredera de una larga tradición. A diferencia del mundo anglosajón, donde el papel del personaje femenino se encontraba limitado a ser interpretado por jóvenes imberbes, las mujeres gozaron de una gran presencia en el Barroco español. Damas de la escena como Bárbara Coronel, Baltasara de los Reyes, Ana Martínez o María de Córdoba, dieron voz a personajes femeninos dotados alma, conciencia y libre albedrío, como documenta Antonio Regalado en su gran libro sobre Calderón de la Barca. Hay que añadir que la profesión de actriz permitía a las mujeres acceder a unos conocimientos —tanto por sus lecturas como por sus viajes y múltiples relaciones—, que no eran accesibles al resto de las mujeres de la época, aunque no dejaran de estar influenciadas por la mentalidad dominante.

Hoy en día diríamos que Josefina Blanco fue una niña prodigio; pero los tiempos son cambiantes. Era una época en la que el arte interpretativo se aprendía subiéndose a las tablas y ella tuvo una perspicaz maestra, que supo apreciar sus dotes naturales. A los cinco años, debido al fallecimiento de su madre, se fue a vivir con su tía, Concepción Suárez, actriz de profesión. A los siete, ya sabía decir los versos y se movía con soltura en el escenario. A esa temprana edad debutó con gran éxito de crítica y público en Cádiz y Barcelona, con la obra de Dumas La viuda de López. El acontecimiento sería recogido el 30 de septiembre por el Diario de León quien señaló la excelencia de la niña en su “naturalidad en el decir y su sentimiento al recitar”, añadiendo que era “un prodigio de gracia y una esperanza de talento”.

No se equivocaba el comentarista. Durante veinte años Josefina Blanco se enseñoreó de la escena española, aunque tuvo que luchar para no quedar encasillada en el papel de “ingenua”, debido a su físico, ya que, como hemos dicho, era menuda y de apariencia frágil. En 1894, María Guerrero la ensalzó como “la gran promesa del teatro español”. Josefina tenía entonces 16 años. Trabajó con las principales Compañías españolas como las de Emilio Mario, García Ortega, María Guerrero o Margarita Xirgú. Representó, entre muchos otros autores, a Dumas, Daudet, Jacinto Benavente, Benito Pérez Galdós y Valle Inclán.

Josefina Blanco, caracterizada para una representación teatral.
Fuente: Revista Teatral Los Cómicos 

Las apariencias engañan. Josefina no era una “ingenua” sino una joven curiosa y decidida, por lo que pronto se codeó con personajes como Cipriano Rivas Cherif y Jacinto Benavente, quienes pretendían introducir en la escena española un teatro de calidad frente al comercial al uso. Benavente había creado en 1898 el Teatro artístico con este fin y Josefina actuó en la obra del autor La comida de las fieras junto a un actor estrafalario, que pronto abandonaría la escena al quedarse manco. Fue a raíz de una disputa con su amigo Manuel Bueno, quien le propino un bastonazo que le produjo una gangrena en el brazo, que hubo que amputar un 24 de agosto de 1899. En diciembre, Josefina participó en la obra Cenizas del frustrado actor, con el fin de recaudar fondos para comprarle un brazo artificial.

En pocos años ese actor estrafalario se convertiría en el gran renovador de la escena española y desde 1907 en el marido de Josefina. Estamos hablando de Ramón María del Valle Inclán.

El demediado actor había entrado ya en la treintena y comenzaba a abandonar su vida bohemia —que no su carácter contestatario—para dar a la imprenta sus primeras obras. De 1902 a 1905 publica sus novelas cortas: Sonatas de Otoño, Primavera, Estío e Invierno. La última dedicada a Josefina, prueba de que ya había empezado el cortejo. En 1906 vuelven a coincidir en la adaptación teatral de El marqués de Bradomín. Coloquios románticos cuyo autor es el ya reconocido Ramón María del Valle Inclán.

El matrimonio Valle Inclán con su hija María de La Concepción

El 24 de agosto de 1907 contraen matrimonio y ese mismo año Valle Inclán da a la imprenta Águila de Blasón y Romance de lobos. Comienza su trilogía sobre la guerra carlista.

Será la suya una compleja relación afectiva y familiar en el contexto de la difícil situación económica de los autores españoles a principios del siglo XX. Ella, siempre dividida entre la dedicación a su familia y su profesión, a la que regresa cuando encuentra una oportunidad; e igualmente él, escindido entre la necesidad de mantener a su larga prole y su vocación literaria, que cada vez le aleja más de la literatura comercial y no le permite permanecer en un trabajo fijo. Pasarán épocas de penurias; pero el matrimonio se mantendrá unido 25 años y tendrá seis vástagos; María de la Concepción, Joaquín —muerto prematuramente a los pocos meses— Carlos Luis, Mariquiña, Jaime y Ana María.

El nacimiento de la primera hija en 1908, provoca la retira de Josefina de la escena durante dos años. Regresa en 1910 para realizar una gira de seis meses por Hispanoamérica, a raíz de las conmemoraciones por la independencia de Argentina. Su marido la acompaña como director artístico, amén de conferenciante y autor de la obra Cuento de abril. En el transcurso de la gira, Josefina se une a la Compañía de María Guerrero y a la vuelta, actúa en dicha Compañía en la obra de Eduardo Marquina En Flandes se ha puesto el sol y El rey trovador. También en las de su marido, La marquesa Rosalinda, Cuento de abril y Voces de gesta.

En 1912 Valle Inclán decide el traslado de la familia a Galicia, donde intenta rentabilizar sin éxito un viejo pazo familiar. Josefina debe acomodarse a una vida fuera de la escena y a las largas ausencias de su marido —Madrid con frecuencia, Francia como corresponsal de guerra; de nuevo, México—; en una casa que se va llenando de niños, pero no abandona y en 1918 vuelve a los escenarios en la Compañía de Margarita Xirgú en la obra Santa Juana de Castilla.

En 1926 vuelve a la vida activa de forma plena. Participa en los experimentos teatrales de El Mirlo Blanco y El Cántaro roto, que promueve Cipriano Rivas Cherif y en los que también colaborará su marido. Ese mismo año se da de alta en el Lyceum Club. Tiene 48 años y no se resigna a ser la figura pasiva de la mujer de un escritor al que ha apoyado veinte años en la preparación de los originales, la corrección de pruebas y el trato con los editores. Su decisión no debió contar con la aprobación de su marido y las desavenencias aumentaron.

De 1926 a 1932 trabajará en el Teatro de la Comedia, año este último en el que será nombrada profesora numeraria de Declamación Práctica en el Conservatorio de Madrid. La ley del divorcio es aprobada en España el 11 de marzo de 1932 y Josefina será la primera mujer española en iniciar los trámites de divorcio de su marido. Lo hará en compañía de la abogada Clara Campoamor.

Josefina Blanco y Ramón del Valle Inclán

La muerte de su marido en 1936 y el estallido de la Guerra Civil, con la posterior posguerra, cortan de golpe esta segunda etapa de su vida. A partir de entonces se dedicará a preservar el legado de su marido, algo nada fácil en la España de los años 40; pero ya hemos comprobado que no es una mujer que retroceda ante las dificultades. Después de múltiples avatares, negativas e intromisiones de la censura, su tesón da frutos con la publicación en 1944 de las Obras Completas de Valle Inclán en la editorial Rivadeneyra con prólogos de Azorín y Jacinto Benavente.

Josefina fallece en 1957 en Pontevedra y es enterrada en Cambados, junto a su fallecido hijo Joaquín. La “mujer menuda” no era una “ingenua”. Fue una mujer valiente a la que debemos, además de su contribución a la renovación del teatro español, el que el legado íntegro de Valle-Inclán haya llegado hasta nosotros.

MARÍA LUISA MAILLARD



SERÁ EL

COMENTAREMOS EL LIBRO


Una novela visionaria que, sin asomo de complacencia ni demagogia y un sorprendente final, expone la tragedia íntima y colectiva de la Alemania nazi. Concebida como un intercambio epistolar entre Max Eisenstein, un comerciante de arte judío residente en San Francisco, y su socio comercial, Martin Schulse, que había regresado a Alemania en 1932 y escribe a su socio desde allí, Paradero desconocido cuenta el trágico desarrollo de una amistad y la historia de una amarga venganza. Construida con un suspense insuperable, desconcertantemente breve, en el que no sobra ni falta una palabra, esta novela magistral describe vívidamente el veneno en descomposición del nacionalsocialismo. Un relato visionario que, sin asomo de complacencia ni demagogia y un final sorprendente, expone la tragedia íntima y colectiva de la Alemania nazi.


La escritora estadounidense Katherine Kressmann Taylor (1903-1996) empezó firmando sus obras prescindiendo de su nombre de pila, solo como Kressmann Taylor. Fue una sugerencia de su editor, que pensaba que sus historias eran demasiado fuertes para aparecer bajo una firma femenina. La autora decidió mantener esta fórmula durante toda su carrera. Estudió en la Universidad de Oregón y trabajó en publicidad. A finales de los años 40 comenzó a dar clases de Periodismo y Escritura creativa en Gettysburg College, hasta que se jubiló en 1966 y se mudó a Florencia.

En 1938 la revista Story publicó Paradero desconocido, su primera novela. El libro saltó pronto al panorama internacional y fue traducido a varios idiomas, pero por su temática fue prohibido en Alemania, lo que le dio aún más fama. En 1944 se llevó la historia a la gran pantalla con un guion elaborado por la propia autora.




Esta película nos narra con enorme sensibilidad la importancia de los afectos de la infancia que, de una manera u otra, conformarán para siempre nuestras vidas. Pietro y Bruno se encuentran, cuando tienen once años, durante un verano en un pueblecito de los Alpes italianos. Y en ese majestuoso escenario dará comienzo una amistad que permanecerá hasta la edad adulta con algunos distanciamientos entre medias.

Bruno vive cuidando vacas en la montaña con sus tíos, su padre trabaja fuera y es huérfano de madre. Pietro, también hijo único, vive en la ciudad con sus padres que le cuidan y están pendientes de él en todo momento. Los dos sufren una carencia de hermanos y de amigos próximos hasta que se encuentran. Las dos vidas son muy diferentes, pero, al mismo tiempo, muy parecidas: ambos buscan su sitio en la vida y ninguna no tiene una relación fluida con la figura paterna.  

Al hilo de la narrativa de una amistad entre hombres, se tratan otros temas de hondura en los que todos nos vemos reflejados: lo difícil que es madurar, la complejidad de encontrar un sitio propio en el mundo, los desencuentros entre padres e hijos, el sentimiento de ahogo que a los adolescentes les lleva a romper lazos familiares, el reencuentro y la compresión de lo que les hace diferentes, los límites de la amistad cuando uno no escucha y no se deja ayudar, la falta del sentido de realidad… Todo eso y más sucede ante nuestros ojos de una manera suave, lírica. Sin darnos cuenta vamos fundiéndonos con los sentimientos y problemas de los protagonistas en medio de un espectacular y salvaje paisaje indiferente a las alegrías y tristezas de Bruno y Prieto. Ese paisaje abrumador que nos recuerda la leve y breve huella del ser humano en la tierra: poco más de un segundo cósmico.

Al salir del cine, el espectador se va reconociendo, poco a poco, el torrente de riqueza y hondura de lo que ha visto. Ese es el gran mérito de la narración: profundizar en asuntos que a todos nos atañen sin cansar, ni dogmatizar y, sobre todo, sin agotarlos. Nos invita a reflexionar sobre el laberinto de nuestros sentimientos ante el amor, el principio de realidad, la amistad y la soledad en la que todos nosotros nos encontramos: “…nadie puede cuidar de otra persona toralmente” le dice Pietro a Bruno cuando rechaza toda ayuda. Y al mismo tiempo, nos muestra la posibilidad de ejercer de padre con quien no es hijo biológico y donar un hermano, de manera laberíntica y generosa, al que sí lo es.  Y va un poquito más lejos, el ideal forjado de nosotros mismos. El ideal de lograr un lugar propiamente nuestro y el ideal de ser, contra toda racionalidad, de una determinada manera y empecinarse en el “yo puedo y yo soy así” cuando ni se puede ni se es. El ideal loco y narcisista del yo que quiere confundirse con la montaña. Vamos, lo que Freud llama para diferenciarlos el ideal del yo y el yo ideal. Ese yo ideal que suele traer frustración cuando no autodestrucción. 

 Una bellísima película sobre la necesidad de romper con el pasado para poder vivir el presente y al mismo tiempo nutrirnos de ese pasado para poder seguir adelante. Algo que parece contradictorio, pero no lo es. La aceptación, al fin, de los afectos y dones recibidos. Y el reconocimiento de las limitaciones personales para poder construir algo real y no vivir en una utopía obsesiva y auto-destructora.

Una buena e interesante película para ver y para poder pensar largamente sobre ella. No se la pierdan.

ISABEL BANDRÉS 




SUSI TRILLO

BRENDA LEE

Con una altura de 1,45m fue apodada Little Brenda Lee y Little Miss Dynamite después de grabar “Dynamite” a los 12 años. Brenda Lee fue una “niña prodigio” que nació en lo más crudo del crudo invierno en Atlanta. Comenzó a cantar a los cinco años y antes de cumplir los 10 lo hacía ya en pequeños teatros y escuelas de su ciudad natal, a la vez que aparecía con regularidad en programas de radio local. Fue descubierta precisamente en la radio por Red Folley, una estrella del country, que convenció a sus padres para que la dejasen viajar hasta Springfield, Missouri, donde, gracias a su aparición en el programa de Folley, consiguió un contrato con la Decca de Nashville. Su primera grabación fue un tema ligeramente roquero “Jambalaya” que resultó todo un éxito por las continuas apariciones de Brenda-niña en las televisiones locales. Por entonces sólo tenía 11 años y se convirtió en el sostén económico de su familia al fallecer su padre en un accidente laboral.

Uno de los productores de la Decca, Owen Bradley, consideró que su bella voz de blues no sintonizaba “con los profundos ideales amerticanos” y decidió que el género que más le convenía era la balada y el caladero country —¡cuánto ha cambiando el country y para bien!— de la época: coros, violines, letras desgarradas, lacrimógenas… Y jugaba, también, con la preplejidad que causaba aquella niña en el escenario: se dice que cuando en 1959 Brenda actuó en París, con 15 años, el crítico musical de Le Figaro llegó a sostener que no tendría menos de 32. Y precisamente éste era el fenómeno que explotaba Decca: una pequeña niña cantando con una poderosa voz de mujer adulta.

En el 58 grabó "Rockin' Around the Christmas Tree" que, a día de hoy, sigue siendo todo un clásico navideño en Estados Unidos. Logró 47 éxitos durante la década de los 60 —entre ellos su famosísimo “I’m sorry”, número 1 en Billboard— y, en esa década, ocupó el cuarto puesto de popularidad, solo superada por…. Atención, atención… Elvis Presley, los Beatles y Ray Charles. Su record de 9 éxitos consecutivos desde "That's All You Gotta Do" en 1960 hasta "All Alone Am I" en 1962, en el top 10 de Billboard Hot 100, sólo fue superado la friolera de 24 años después por la inefable Madonna.

Fue muy pronto conocida en Europa gracias a sus giras por el Reino Unido, Irlanda, Alemania… de hecho, en 1962, mientras estaba de gira por Alemania Occidental, cantó en el mítico Star-Club de Hamburgo y nada menos que con los Beatles de teloneros.

Tuvo una larga, larga carrera, en la que ha cosechado todos los premios musicales habidos y por haber, excepto el Grammy, al que ha sido nominada en innumerables ocasiones. Una flagrante injusticia, porque es una de las cantantes femeninas con más discos vendidos de la historia… Durante los 90 pasó a formar parte del Country Music Hall of fame y en 2001 del Rock and Roll hall of fame, que es como ingresar en dos verdaderos Olimpos de la música country y rock.

Hace poco surgió el rumor de que había muerto, pero nada de eso, Brenda Lee continua estupenda, haciendo giras y participando en galas; de modo que celebraré su cumpleaños el 11 de diciembre del 2023 al más puro estilo Nashville y larga vida a Little Brenda Lee, que demostró ser bastante más grande que little.

SUSI TRILLO

I’M SORRY





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