DEMOCRACIA VERSUS VORACIDADISABEL BANDRÉS
LOS SIETE ARCÁNGELES CUSTODIOS. Todo comenzó, cuando
Sánchez tuvo, hace un par de meses, una revelación en forma de un diosecillo
menor con barretina que le susurró algo así: “la amnistía es constitucional. Sí renuncias a tu fe constitucionalista,
te enviaré a mis siete arcángeles custodios para que te protejan”. ¿Quién se resiste a siete —nada menos
que siete—, arcángeles custodios? Así que el presidente y todos sus ministros sufrieron
una caída de caballo, como la del apóstol Pablo, y vieron la verdad suprema:
¿Una amnistía por siete ángeles custodios? Una auténtica bicoca. Y fue entonces
que se armó el gran lío. La amnistía, esta amnistía, es la historia de una
voracidad insaciable de poder y de recursos.
LAWFARE.
Esta palabreja —judicializar la política—, que aparece en el acuerdo que
firmaron, situó a la mayoría de los españoles en estado de arrebato. Todas las
Asociaciones de Jueces, Abogados del Estado, Audiencias Nacionales, Inspectores
de Hacienda… emitieron comunicados y/o se manifestaron advirtiendo del peligro
que suponía para la democracia no respetar la división de poderes. En el Proyecto
de Ley, ya no aparecía la palabra lawfare, pero todo en él estaba
contaminado por su sombra. Nuestro Ordenamiento Jurídico tiene resortes
suficientes para juzgar a los jueces por prevaricación, cohecho y demás delitos.
De hecho, muchos han sido denunciados, juzgados y condenados por los
tribunales. Incluso, algunos fueron a prisión: Alba, Lavernia, Lorenzo-Penalva
de Vega y un largo etcétera.
Los jueces Llanera, Marchena y los fiscales Cadena,
Moreno, Madrigal y Zaragoza, como tantos otros que intervinieron en las causas
especiales del procés, son
ahora mirados con resquemor. Los fiscales que intervinieron en el procés
han pedido amparo al fiscal general que se lo ha negado. Dieciocho fiscales se
han manifestado en contra de esta decisión. Hace unos días, el diputado Rufián
acusó, desde la tribuna del Congreso, a los jueces de lawfare.
Concretamente, señaló al juez García Castellón quien
pidió amparo al CGPJ y se lo concedieron. El pesimismo inunda a la Carrera
Judicial. ¿Estamos ante la judicialización de la
política o, más bien, ante la politización de la justicia? Si se rompen la
división de poderes, olvídense de la democracia. Esto será el infierno.
¿Igualdad o voracidad? Sánchez ha convenido con ERC
(Junqueras); que le condona la friolera de 15.000 millones euros de la deuda
que Cataluña tiene contraída con el Estado, es decir, con todos los españoles.
Y, seguidamente, asegura que les va a condonar parte de la deuda a todas las
autonomías ¿Qué cantidades? Según la agencia de calificación Moody´s, de
aplicar el mismo modelo, Cataluña se beneficiaría más que el resto de las
autonomías por haber acumulado más deuda. Para cada catalán la quita supone
1.850 euros; para cada manchego sería de 1.055 euros y 622 para un andaluz.
Con el PNV, se ha pactado concederle la gestión de
la Seguridad Social. No, no se rompe, de momento, la Caja única de Pensiones.
Los técnicos aseguran que no les conviene porque el País Vasco —como casi todas
las autonomías excepto dos—, ha tenido un déficit en 2022 de 4.850 millones en
sus pensiones, que pagamos todos. Si se rompiese la Caja Única ese déficit
tendrían que pagarlo ellos. Un dato clarificador: en el País Vasco se cobra la
pensión media de jubilación más alta de España, 1.685 euros. Mientras en
Extremadura, la pensión media de un jubilado es de 1.166 euros, la más baja.
Resumiendo: un extremeño cobra al mes 519 euros menos de pensión media que un
vasco. Y es natural, en Extremadura el Estado no ha hecho inversiones ni
infraestructuras suficientes para crear puestos de trabajos de alto
rendimiento. Mantener la igualdad entre autonomías y regiones es uno de los
pilares de la democracia liberal. Un ciudadano español debe tener la misma
calidad en sanidad, educación y empleo en cualquier lugar de nuestro
territorio.
La avaricia, que ellos llaman justicia, de los
llamados territorios históricos no tiene límites: el cupo vasco —ese gran
arcano— y, dentro de poco, por lo que parece, el cupo catalán, la gestión de
las pensiones, la reclamación de una Hacienda propia… La filosofía de los
nacionalismos es: todo para mí, nada para el resto. Para mí, lo mío y lo de los
demás. Una voracidad sin límites en nombre de una pseudohistoria, una presunta
grandeza del pasado y unos sentimientos identitarios. Ninguna otra parte de
España ha tenido ni tiene —según ellos—, historia, fueros, valores, ni nada
significativo que destacar. Somos nadies.
Un conjunto de nadas carentes de
valor alguno y, por lo tanto, despreciables.
Antonio Machado en su Juan de Mairena nos dice: “Nadie
es más que nadie, por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto
que el valor de ser hombre”. Y
en eso se basa nuestra Constitución y la democracia: en la igualdad por el mero
hecho de haber nacido y en la grandeza de reconocer esa igualdad.
Sí, estamos en una democracia. Pero en una
democracia un tanto deteriorada. Y sí, el presidente Sánchez ha sido elegido
legalmente. Diga lo que diga un Abascal desquiciado y unos cuantos
ultraderechistas y grupúsculos antisistema en las puertas de las casas del
pueblo del PSOE. Pero la democracia hay que cuidarla. Es un sistema de
convivencia muy delicado. “La democracia requiere un trabajo
extenuante”, nos dicen Levitsky y Ziblatt, profesores de Harvard, en su
libro Cómo mueren las democracias: Y
afirman: “La erosión de las democracias tienen lugar poco a poco, a menudo a
pasitos diminutos. Cada uno de esos pasos nos parecen insignificantes”.
Cuidar de la democracia es cosas de todos: políticos y ciudadanos. Y para eso
tenemos que estar atentos y ser reflexivos. Exagerar la situación que estamos
atravesando, puede ser tan peligroso para nuestro Estado de Derecho como
minusvalorarla. Las hipérboles no son aconsejables ni en la vida privada ni en
la política.
Esperanza y sosiego: Una gran mayoría de ciudadanos
(el 70%, según Sigma Dos) están en contra la amnistía. Sabemos que con los
nacionalistas siempre se ha tenido que pactar, pero nunca se ha ido tan lejos. A
muchos españoles, entre los que se encuentran muchos votantes socialistas, nos intranquiliza
la deriva a la que nos puede llevar esta ley: ruptura social, más desigualdad
entre territorios, falla en la separación de poderes, empobrecimiento del
Estado…
Lo que se dirime hoy, no va de partidos políticos,
va de democracia y de igualdad. Ni siquiera va de ideologías. Le Monde, periódico francés de
izquierdas, califica la ley de
amnistía de “Riesgo exacerbado de
división del país”. Critica, además, “la descarada reescritura de la historia”. Y sobre la redacción de la norma afirma: “deja pocas dudas de que
fue el partido independentista quien dictó sus líneas maestras. Dando al texto
un aire de autoamnistía difícilmente compatible con la defensa de la
convivencia entre españoles”. Y muchos socialistas destacados han manifestado
públicamente su rechazo.
Todo se resume a una triste historia de avaricia por
el poder y los recursos. Y la democracia es todo lo contrario: solidaridad,
igualdad y generosidad. No nos dejemos manipular por los unos ni por los otros,
preservar y defender la democracia es lo único que importa.
ISABEL BANDRÉS
¡QUE VIENE EL LOBO!
MARÍA LUISA MAILLARD
¡Que viene el lobo! o Pedro y el lobo es un cuento atribuido a Esopo, que quedó anidado en la mentalidad colectiva de Occidente y ha tenido numerosas versiones populares y cultas como la composición sinfónica de Sergio Prokofiev en 1936.
El argumento es sencillo. Pedro, un pastor que se aburre en el prado con sus ovejas, encuentra diversión en engañar a sus vecinos, gritando: “¡Que viene el lobo!”. Estos, solidarios, acuden presurosos en su ayuda con palos y hachas, ante el jolgorio del pastor. El pastor repite el engaño varias veces, hasta que un buen día los vecinos deciden no hacerle caso y, en esa ocasión, llega el lobo, el verdadero, no el imaginario, y se zampa a tres de sus ovejas. La moraleja es también sencilla: Hay cosas con las que no se juega, entre ellas, con la verdad.
Pero hace tiempo que los políticos se han puesto a jugar con la verdad porque se ha demostrado de gran rentabilidad electoral. Todos recordamos el llamamiento de Pablo Iglesias en el año 2018, a raíz de la entrada de un partido democrático de derechas en el Parlamento andaluz. ¡Alerta antifascista! ¡Alerta democrática! ¡Que viene el lobo!
No todos recordamos el precedente de Felipe González en 1996 que lanzó a correr un Dòberman de boca grande y dientes afilados, para alertar con un fondo de música tétrica, sobre la llegada de un mundo negro gobernado por el PP, en el que los ciudadanos serían marionetas. ¡Que viene el lobo! Los socialistas no ganaron esas elecciones, aunque cerca estuvieron. Felipe González llevaba gobernando 14 años. ¿Qué es la democracia sino alternancia en el poder?
Pero la alerta antidemocrática, ¡que viene el lobo!, había demostrado su efectividad. Sólo había que evitar la moraleja del cuento, es decir, el nefasto resultado del pastor que se puso a jugar con la verdad. Había que reforzar el temor al lobo. Y así, lo que, en principio pudo ser propaganda electoral, derivó en propaganda ideológica. Y así, llegó la resurrección de la Guerra Civil, y la Memoria histórica —posteriormente Memoria democrática—, el enfrentamiento entre españoles y la manipulación interesada de la verdad histórica, que ya tenía un largo recorrido en los libros de texto de algunas autonomías.
Paralelamente a este proceso, iban surgiendo aquí y allá las orejas de un lobo que no era el adecuado: corrupción, adoctrinamiento en las aulas, control de los medios, incumplimiento de las leyes de ciertas autonomías privilegiadas; asaltos al poder judicial, generalización de decretos ley… No sólo había que reforzar al Dòberman supuestamente antidemocrático. El lobo inadecuado era demasiado peludo y feo. Había que poner una caperuza de cordero a la cabeza de ese lobo, que no dejaba de asomar sus orejas por aquí y por allá. La caperuza era blanda, suave, se diría que el lobo no tenía huesos, al igual que Platero, mucho menos colmillos amenazantes. Daban ganas de hacerse amigo del lobo. Se estaba cómodo acariciando al lobo. ¿Quiénes eran esos agoreros que temían los colmillos de ese lobo domesticado?
Hasta que llegó un día en que el lobo domesticado se quitó su caperuza y pretendió merendarse la división de poderes, base de la democracia. Confiemos en que no lo consiga. De momento, nos ha situado al margen de la política antiterrorista europea.
MARÍA LUISA MAILLARD
IMÁGENES SOBRE LAS
MUJERES Y LOS LIBROS
32.
LUGARES PARA LEER
AL AIRE LIBRE, EN EL CAMPO
INÉS ALBERDI
Hablamos del campo cuando el
lugar, al aire libre, es más natural, más abierto y más espacioso. En algunos
casos es difícil marcar las diferencias entre el campo y el jardín, pero
nosotros lo intentamos como una forma de distinguir entre la naturaleza cultivada
o dominada por la mano humana, el jardín, y la naturaleza libre en la que no
hay, o se nota menos, la intervención de la mano del hombre.
Hemos encontrado numerosas
imágenes de lectoras en el campo, en medio de la naturaleza. A lo largo del XIX
se multiplica el uso de este entorno natural para retratos femeninos y en ellos
se intensifica la evocación del abandono natural y del disfrute del aire libre.
Charles Edward Perugini, inglés nacido en Italia (1839-1918) Momentos de ocio (esposa del artista, Kate Macready Dickens, probablemente hija de Charles Dickens), c. 1870 Colección particular |
El retrato en medio de la
naturaleza evoca de alguna forma las novelas pastoriles que vuelven a ser
populares en el XIX europeo. Algunos artistas se especializaron en retratar la
naturaleza y, en ocasiones, incluyen una mujer leyendo como un aspecto singular
dentro de ella.
Charles Louis Baugniet, Bélgica (1814-1886) Un día de verano, c. 1850 Colección particular |
Las mujeres lectoras se sientan en el suelo, se apoyan en un árbol o aprovechan alguna irregularidad del terreno.
Otto Scholderer, Alemania (1834-1902) Niña leyendo en un prado, s/f Colección particular |
Joseph Farquharson, Escocia (1846-1935) Tiempo de verano, s/f Colección particular |
Theodore Robinson, Estados Unidos (1852-1955) La debacle, 1892 Colección particular |
Muchas
veces la joven lectora esta tumbada en medio del campo acodándose para leer con
un aire de abandono físico y concentración en la lectura.
Carl Larsson, Suecia (1853-1919) Mujer leyendo un periódico, s/f. Colección particular |
Esta
actitud de relajación y descanso se aprovecha con frecuencia para retratar
algunos accidentes de la naturaleza, como en la obra de Hughes en la que una joven
lee tumbada al borde de un río.
Arthur Hughes, Gran Bretaña (1832-1915) El equipo de pesca completo, 1884 Colección particular |
Es
especialmente interesante el retrato femenino delante de una cascada, que hace
María C. Bashkirtseff, la pintora de origen ucraniano que murió tan joven.
Marie Bashkirtseff, Ucrania (1858-1884) Mujer leyendo junto a una cascada, s/f Colección particular |
A
veces hay un contraste muy fuerte entre la naturaleza sencilla en sí misma y
los atuendos lujosos y cargados de adornos de la mujer lectora.
Robert James Gordon, Gran Bretaña (1871-1893) Mujer leyendo, s/f Colección particular |
Es especialmente interesante
una obra de Corot de 1834, de gran tamaño, que se exhibe en la National Gallery
de Washington, en la que se ve un enorme paisaje de bosque, con un río en el medio y en el que, en una esquina del mismo, se encuentra una joven tumbada
leyendo un libro. El retrato de esta joven está muy bien definido, a pesar de
la pequeña parte del cuadro que la imagen ocupa, dadas las grandes dimensiones
de la tela (aproximadamente tres por cuatro metros).
Jean Baptiste Camille Corot, Francia (1796-1875) Bosque de Fontainebleau, 1834 National Gallery of Art, Washington |
Se la ve descalza, con el
pecho semidesnudo, en una postura de serenidad y abandono como si fuera ese
lugar, la soledad en medio de la naturaleza, el más adecuado para entregarse a
la lectura. Todo el cuadro es hermoso, pero hay un cuidado especial en el
entorno donde se tumba la joven lectora rodeada de flores silvestres.
Jean Baptiste Camille Corot, Francia (1796-1875) Bosque de Fontainebleau (detalle), 1834 National Gallery of Art, Washington |
Los impresionistas, que
defendieron tan abiertamente la pintura al aire libre, usaron frecuentemente en
sus retratos de la pose femenina con libros.
Berthe Morisot, Francia (1841-1895) Leyendo (retrato de Edma Morisot, hermana mayor de la artista y también pintora), 1873 Cleveland Museum of Art, EE.UU: |
LA MIRADA DE MIRÓ
ROSARIO HERRERA GUIDO
“En verdad el conjunto de sus cuadros puede verse
como un largo poema, a ratos fábula, otras cuento
infantil,
otras relato cósmico y cosmológico y siempre
como un libro de aventuras fantásticas
en el que lo cómico y lo cósmico se entrelazan [...]
nos cuenta la historia de un viaje.
No en el espacio sino en el tiempo: el viaje del
adulto que somos
hacia el niño que fuimos, el viaje del civilizado
que vive entre la amenaza del goulag y la
exterminación atómica
y que sale de sí mismo a la reconquista del
salvaje.
El viaje en busca de la mirada del primer día.
Un viaje no hacia afuera sino hacia dentro de
nosotros mismos”.
Octavio Paz, Revista Vuelta, 87.
Joan Miró nació el
20 de abril de 1893, en Palma de Mallorca, hace 113 años. Y como cantó Octavio
Paz: “Pintó como un niño de cinco mil años de edad”. El pintor catalán que en
la infinita pizarra del universo inventara las estrellas. Una obra pictórica
que es una fiesta y un libro de poemas. Pues hasta los títulos de sus cuadros
nos enseñan a poemar. Miró es un poeta del aire y de la tierra que nunca
escondió sus alas en la oscuridad. Miró, en medio de dos grandes guerras, iluminó
un mundo amenazado. A la muerte, la angustia y las bombas, las alumbró con
lunas, soles y un infinito arco iris. Barcelona, Palma de Mallorca, Nueva York y
todos los amigos de Miró festejamos esa Voluntad Alegre que disipa las acres
sombras del Siglo XX.
Para hablar del
universo de Miró hay que beber en la fuente del asombro. Se trata de un artista
que se conservó al margen del protagonismo y la disputa, "borrándose tras
el lienzo" —como solía decir. Lo más significativo fueron sus silencios.
Joan Prats, uno de sus grandes amigos explicaba la creación de Miró con una
frase: "Cuando me paseo por la playa y encuentro una piedra, se trata tan
sólo de una piedra. Si la hubiera encontrado Miró, sería un Miró".
En la monografía
"Miró y su mundo", Pere Gimferrer señalaba que para los románticos el
misterio procedía de una esfera distinta de la vida diaria. Para los
contemporáneos —como para los primitivos— todo tiene su negativo o su doble;
todo es totémico. Hay un movimiento pendular entre la alegría de descubrir y el
temor ante lo descubierto. La búsqueda plástica está, por un lado, abocada a
negaciones que son nuevas afirmaciones y descubrimientos, por otro a la crítica
del arte, al silencio. Miró engloba ambas actitudes en su creación y enriquece
la pintura a la vez que propone su asesinato. Miró es un experto en combinar
los opuestos: la inocencia y la rebeldía, la abstracción dentro de la
figuración. Miró es el más local y el más universal de los pintores, pues alterna
materiales nobles como el óleo y el bronce con los más efímeros, como un clavo
oxidado o un guijarro.
El joven Miró
asiste a diversas academias pero no le es suficiente. Frecuenta círculos
vanguardistas, pintores, poetas y críticos. Colabora en revistas de avanzada
como L'Instant. Visita la galería del
marchante Dalmau. Sus pasiones confesadas: Van Gogh, Gézanne y Picasso. Dalmau le
organiza su primera exposición española (que es un fracaso). Miró se la vende
toda a Dalmau en 1,500 pesetas a cambio de que organice con esos cuadros su
segunda exposición en París (donde se instala en 1919). Dalmau no paga el
alquiler de la galería y el dueño incauta toda la obra en pago.
A Miró es posible
imaginarlo en La plaza real, cerca de donde nació y de la relojería de su
padre, Cornudella, casa del abuelo en la que pasaba largas temporadas de niño,
Montroig, pueblo de terracota: donde sus padres compran una masía en 1910 para
vacacionar, y que se convierten en sus pasiones: "Montroig es para mí como
una religión" —decía Miró. La tierra es un gran tema, un choque primitivo
al que siempre vuelve. Por los grandes pies de sus obras sube la energía de la
tierra. "Todo lo miro en comparación a Montroig" —afirma. La Masía es uno de los cuadros más famosos que
comienza en Montroig y termina en París en 1921, y que adquiere en abonos
Hemingway. La Masía muestra la
mirada de Miró: una brizna de hierba le interesa más que un gran árbol,
una piedrecilla es más importante que una montaña, una libélula más que el
águila, a veces un objeto diminuto guarda una vida secreta.
Una breve
impresión, destellos fugaces caídos del cielo asaltan la mirada de Miró. No hay motivos pequeños. La pintura es
germinación, alimento de la tierra. Él mismo dijo ser un vegetal, un algarrobo:
"Cuanto más local es una cosa, más universal." Una frase que apunta
hacia lo artístico por excelencia: lo singular e irrepetible que colinda con lo
infinito.
En París se acerca
más bien a las vanguardias que cuestionan la tradición, la escala humana, la
perspectiva. Miró se bebe la visión contemporánea con la que empapa su obra.
Los personajes y objetos se transforman en ideogramas, símbolos, signos que
guiñan, claves poéticas. Y no es sólo porque llega a alucinar de hambre y a
iluminar esas visiones. Nunca utilizó drogas para inspirarse. Afirmaba que
había una admirable locura en los catalanes. Su amigo Joan Prats, como buen
catalán, era de esa estirpe.
LAURA MARTÍNEZ DE CARVAJAL Y DEL CAMINO (1869-1941)
“Por esas calles habaneras iba a la
Universidad, a veces leyendo tal o cual libro, la estudiante de Medicina Laura
Carvajal”.
Manuel Calvo, La Discusión, La Habana, 1890
Laura
Martínez de Carvajal y del Camino fue la primera mujer española, nacida en
Cuba, en licenciarse y doctorarse en las facultades de Medicina y Ciencias
físico-químicas de la Universidad de la Habana, donde obtuvo el título de
Cirugía y Medicina. Corría el año de 1889 y Laura Martínez contaba con tan sólo
20 años. Únicamente hubo otra mujer, Dolors Aleu Rivera, que la antecedió en
Barcelona, cuando en 1882 se licenció en Medicina, después de esperar tres
largos años para que le permitieran realizar su examen de licenciatura.
Nació
tal día como el 27 de agosto de 1869 en la ciudad de la Habana, aún capital de
una provincia española, Cuba. Sus padres fueron don Vicente Martínez de
Carvajal y Jiménez de Molina y doña Elisa Valentina del Camino y Albuerne. La
familia se encontraba en una holgada situación económica y pronto formó parte
de la élite colonial antillana. La madre, natural de Gijón, era una mujer
refinada que tocaba el piano; y el padre, nacido en Almería, había realizado
estudios de Ciencias en la Universidad Central de Madrid. De ideas progresistas
y liberales, se integró pronto en la numerosa comunidad de profesionales
procedentes de la península—abogados, médicos, boticarios, ingenieros,
arquitectos, catedráticos y comerciantes—, como administrador de la Aduana de Matanzas,
centro azucarero de la Isla, y como reputado ajedrecista, llegando a ser Juez
del Club de Ajedrez de La Habana.
Morro y entrada al puerto de La Habana, 1855 |
La
Habana, en la primera mitad del siglo XIX, era la ciudad más cosmopolita de
España. Contó, por ejemplo, con la instalación de modernizaciones tecnológicas
urbanas, antes que Madrid o Barcelona, entre ellas, el primer ferrocarril, el
Habana-Güines en 1837. También era la cubana, una sociedad sometida a fuertes
convulsiones internas, desde la primera guerra de independencia, denominada la
guerra de los diez años (1868-1878), liderada por Carlos Manuel Céspedes y que
causó unos 100.00 muertos. Primera guerra precedida de estallidos populares
como la revuelta de las gentes de color en Matanzas en 1842 y azuzada por los
intereses de los países que codiciaban la “Perla del Caribe”: Francia,
Inglaterra y Estados Unidos, país, este último que, en dos ocasiones, propuso al
gobierno español la compra de la isla.
La
infancia de la niña, la hija mayor de cuatro hermanos, se produce pues en una
época de violencia —había comenzado la larga guerra de independencia de Cuba,
que también reclamaba el fin de la esclavitud—; pero arropada por un entorno
favorable en sus estudios y en su familia. Hay que aclarar que la prosperidad
de la isla en los años 20 se había basado en las plantaciones esclavistas de
caña de azúcar y algodón, con el consiguiente tráfico ilegal de esclavos —unos
500.000 en el periodo de 1820-1873, controlados desde la Península. La
esclavitud fue abolida por el Gobierno Sagasta en 1866; pero la resistencia de
los hacendados, retrasó su aplicación. A partir de los años setenta, las
inversiones se diversificaron progresivamente hacia el comercio, la industria
tabaquera, la cafetera, la minería y el sector inmobiliario. Estados Unidos
comenzó a dominar la economía cubana, una vez recuperado el país de la Guerra
Civil (1861-1865).
Laura Martínez de Carvajal y del Camino |
Fue
una niña precoz, ya leía a los cuatro años y a los nueve finaliza primaria en
el Colegio de Señoritas de Manuela de Concha Duval, una pianista española. A la
edad de 13 años culmina los estudios de bachillerato en el Colegio de San
Francisco de Paula, un centro liberal y abierto a las nuevas tendencias
pedagógicas. Ya domina el inglés y el francés y destaca en artes plásticas, lo
que le servirá en el futuro para sus ilustraciones médicas. En 1883, acompañada
de su hermano Antonio, se matricula en las Facultades de Ciencias y Medicina de
la Universidad de La Habana y se licencia el 18 de julio, obteniendo excelentes
calificaciones. Debe realizar las prácticas de disección de cadáveres los fines
de semana, con un permiso especial, ya que se le prohíbe compartirlas durante
la semana con sus compañeros varones.
El
mismo año de su licenciatura en 1889 contrae matrimonio con un compañero de
estudios, Enrique López Veitía y juntos fundan la Policlínica de
Especialidades. Comienza a interesarse por la oftalmología, especialidad de su
marido y ambos comparten trabajos y publicaciones, aparte del nacimiento de
siete hijos.
Fotosdlahabana.com |
En
1895 se inicia la segunda guerra de independencia, precedida por la denominada
“Guerra chiquita” de 1879-1880, y por la creación en 1892 del Partido
Revolucionario cubano de José Martí. Con la excusa de la destrucción del
acorazado Maine, Estados Unidos entra en la guerra y las tropas españolas son
derrotadas en 1898, teniendo que ceder Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Cuba
pasa a convertirse en un protectorado de Estados Unidos hasta 1902, año en el
que se proclama la República y se inicia una época convulsa, bajo el control
comercial y político de Estados Unidos. Sin embargo, continúa la presencia
española en la isla, adaptándose a las nuevas circunstancias. Mientras tanto,
el marido de Laura enferma de tuberculosis y es ella la que debe hacerse cargo
de la clínica y de los pacientes. Fallece en 1910 y Laura con sus siete hijos
decide retirarse a una finca en las afueras de La Habana y fundar una escuela
gratuita para alfabetizar a los niños pobres. En 1915 fallece su padre en
Barcelona, probablemente gestionando los intereses de algún comerciante
catalán, ya que la industria textil catalana había estado en una situación de
privilegio en el mercado cubano —estaba obligado a absorber sus excedentes de
producción—, aparte de ser la comunidad mayoritaria en la isla.
Cubaenlamemoria.wordpress.com |
Fallece
en 1941 sin llegar a presenciar el golpe de Estado de Fulgencio Batista, cuya
dictadura se mantiene de 1952 a 1959 ni los sucesos posteriores que arrancarán
de cuajo las raíces españolas de la isla.
Valga
esta remembranza como recuerdo de los estrechos lazos que España atesora con la
“Perla del Caribe”, que se mantenían vivos en los años 40, cuando María
Zambrano fue recibida con los brazos abiertos por Lezama Lima y los poetas, que
posteriormente formarían parte del grupo “Orígenes”, y dijo haber encontrado
allí su patria “prenatal”. También las mujeres tienen una deuda con la valentía
y el tesón de Laura Martínez de Carvajal, primera mujer médico, cubana, nacida
en España.
MARÍA LUISA MAILLARD
MERECIDÍSIMO HOMENAJE
A NUESTRA COLABORADORA, INÉS ALBERDI
Organizado por el Grupo de Estudios de Sociedad y Política (GESP) de la Universidad Complutense/UNED, y con la colaboración de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Madrid, consistió en una jornada dedicada a repasar la dilatada vida profesional de Inés Alberdi.
Recordaremos aquí que Inés Alberdi, socióloga y catedrática de universidad, fue la última Directora Ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para las Mujeres (UNIFEM), antes de su fusión en ONU Mujeres.
En los años ochenta colaboró con el Instituto de la Mujer y la Comisión de Igualdad de la Comunidad Europea, que promovió múltiples cambios por la igualdad de oportunidades de las mujeres, especialmente en el campo laboral. En 1980 fue nombrada asesora del Ministro de Justicia para la preparación y elaboración de la Reforma del Código Civil sobre Familia y Divorcio
Más tarde, fue evaluadora para la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Educación y Ciencia, trabajo que compaginó durante este mismo período con el de miembro del Consejo Asesor de la Revista Cuadernos de Ciencia Política y Sociología. También ha sido asesora para la Comisión Nacional Evaluadora de Proyectos de Investigación Científica y Técnica para el Ministerio de Educación y Ciencia, en diferentes ocasiones. En los años noventa realizó investigaciones sobre las relaciones en el seno de la familia, las nuevas aspiraciones de las mujeres jóvenes y los cambios en la maternidad y la paternidad. Fue directora del Departamento de Investigación del Centro de Investigaciones Sociológicas.
Entre sus muchas publicaciones: ¿El fin de la familia? 1977; Las mujeres jóvenes en España, 2000; Violencia: Tolerancia cero, 2005; Los hombres jóvenes y la paternidad, 2007; Cartas a Alicia, 2016; La Sociología como vocación o, nuestra biografía Nº 22, Vida de Emilia Pardo Bazán, 2013.
Fue galardonada con el Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política 2019, por sus aportaciones sociológicas a lo largo de su dilatada trayectoria profesional.
NUESTRA BIOGRAFÍA Nº 43 PRESENTADA EN ÉCIJA
El
pasado viernes,17 de noviembre, tuvo lugar la presentación de Vida de Delhy
Tejero, de África Cabanillas Casafranca, en la Biblioteca Municipal, promovida por la
Asociación de Mujeres de Écija, Hierbabuena.
En
la presentación participaron en animado coloquio, además de la autora, Lola
Bello, Virginia Bernabé, Loli Rodríguez y Charo Martín Muñoz.
África Cabanillas, la autora firmando su libro |
EL
PASADO DÍA 2 DE NOVIEMBRE, NUESTRA COLABORADORA MARÍA LUISA MAILLARD IMPARTIÓ
UNA CONFERENCIA SOBRE MARÍA ZAMBRANO, DENTRO DEL CICLO "MUJERES Y LA FILOSOFÍA", EN EL ATENEO DE MADRID. OS DEJAMOS EL
TEXTO DE LA CONFERENCIA.
MARÍA ZAMBRANO
MARÍA LUISA MAILLARD
Buenas
tardes a todos, quiero agradecer al presidente de la Sección de Filosofía del
Ateneo, Juan Rodríguez, el que haya contado conmigo para estar aquí con todos ustedes,
iniciando esta serie de reflexiones sobre la figura y el pensamiento de María
Zambrano.
Quiero
compartir con ustedes lo que considero la aportación más importante de la obra
de María Zambrano y su vigencia en los tiempos actuales: la búsqueda de un
camino transitable para superar el nihilismo, que se inició en el pensamiento
occidental a finales del siglo XIX. Analizaremos, por tanto, de la mano de la
filósofa, si el nihilismo sigue siendo el horizonte de pensamiento de la
cultura occidental a principios de este siglo XXI y la validez de los caminos
que Zambrano propuso para su superación, a mediados del siglo XX.
Empezaré
por hablar un poco del nihilismo. Fue un término que, iniciado por Dostoieski y
consolidado por Nietzsche, ocupó a la mayoría de pensadores del siglo XX
—Thomas Mann, Bergson, Scheler, Simmel, Heidegger, Gottfried Benn, Hanna
Arendt, Sartre, Camus, Ortega y Gasset y un largo etc. No sólo afectó a los
pensadores, sino a los artistas, a los políticos y al hombre común, dando lugar
a algunos brotes de gran radicalidad como, por ejemplo, el terrorismo suicida
de un sector del anarquismo y del social comunismo, a principios del siglo XX,
del que tenemos documentos de primera mano, como el libro de Boris Sawinkow Memorias de un terrorista: ¡La
fascinación por la muerte como sustituto de la antigua trascendencia! “Los
soñadores del absoluto”, los llamó Carlos Marx.
Pero
veamos qué es el nihilismo. Nietzsche, sin duda el autor más influyente en el
afianzamiento del término, lo definió como la destrucción de todos los valores,
incluida la superstición de la trascendencia, de ahí su famosa proclama de la
muerte de Dios. El superhombre, al que aspiraba Nietzsche, debía liberarse de
todas las ataduras en su camino hacia la libertad y su ser originario. En ese
camino, había que desembarazarse, entre otras cosas, no solo de la idea de
Dios, sino también del bien y del mal como categorías morales. Es el camino
para la justificación del crimen, que inició el personaje de Dostoieski, Ivan
Karammázov. Si no hay inmortalidad, reflexiona el personaje, no hay virtud y si
no hay virtud, tampoco hay ley: todo está permitido. Esta mentalidad que se
hizo popular entre los escritores y artistas, es expresada con gracejo por Mary
McCarthy, en carta de 1954 a su amiga Hanna Arendt, comentando una tertulia de
sus amigos. “Por lo que se refiere a la moral, la pregunta reiterada es: ¿Por qué
no? ¿Por qué no debería asesinar a mi abuela si me da la gana? Dame una buena
razón”.
Pero
no es ese el único problema, aunque sea grave (estamos hablando del
conocimiento moral y del desprecio a la vida humana individual), al que se
enfrenta el hombre nihilista, un hombre que María Zambrano quiere recuperar
“desde el hueco dejado por su ausencia”, como le escribe a su amigo Agustín
Andreu, ya mediados de los años 70 del siglo pasado. En el proceso de esta
recuperación, la filósofa intuyó que la nada misma, que puede impregnar todos
los aspectos de la vida del hombre occidental, era el núcleo del problema.
Según la filósofa, cuya obra se desarrolló aún en el periodo de apogeo de la
reflexión sobre el nihilismo, la nada es lo irreductible que encuentra el
hombre en su camino hacia la libertad absoluta. En 1955 en su libro capital, El hombre y lo divino describe cómo
actúa la nada en el ánimo del hombre contemporáneo de su época:
“Parece
como si el hombre de hoy librase con la nada un cuerpo a cuerpo, como si
hubiera intimado con ella más que hombre alguno […] Los productos de la activa
época que pasamos, tan entregada a la más vertiginosa actividad, llevan el
sello de no ser por nadie consumidos, como fruto de inanición. […] El que todo
ocurra como si no ocurriera; que la palabra se borre sin haberse hecho carne,
alimento del alma. el que todo se le haga nada al hombre de hoy, crea o no en
ella”.
Nora
y Hae Sung, dos amigos inseparables de la infancia, se distancian cuando la
familia de Nora tiene que emigrar a Canadá. Muchos años después, los dos se
reencuentran online y Hae Sung viajará a Nueva York para estar con Nora
una semana. Los dos son ya adultos y los dos tienen vidas propias. Cuando Nora
emigra a Canadá tiene 10 años y un firme propósito: prepararse para ser una
gran escritora y recibir, algún día, el Premio Nobel de Literatura. Hae Sung,
cuyo propósito vital es casarse con Nora, queda desolado y desnortado.
Hae
Sung estudia, trabaja y se hace adulto en el mismo lugar en el que nació, Corea
del Sur. Pero el recuerdo de Nora está siempre presente y le impide avanzar:
sigue viviendo en casa de sus padres, no ha podido establecer una relación
estable de pareja, su trabajo no le satisface y necesita reencontrarse con su
amiga de la infancia.
Nora,
sin embargo, ha estudiado y trabaja en lo que le gusta, se ha enamorado y
casado con un buen hombre. Su vida parece estable y bastante feliz en Nueva
York. Y a pesar de todo, desde su reencuentro online con su amigo de la
infancia, el fantasma del pasado se instala en su vida. ¿Y si no se hubiese ido
de Corea? ¿Y si se hubiese casado con Hae Sung? ¿Y si el destino hubiese sido
otro?
La
película no va de tríos amorosos o escenas desgarradoras, aunque es
desgarradora. Va de la aceptación de lo posible y de dejar lo imposible atrás.
Va de madurar y aceptar la realidad de que cuando se elige una opción, se
cierra la puerta a otras muchas posibilidades. ¿Quién no ha tenido ensoñaciones
sobre qué hubiese sucedido si las decisiones tomadas o el destino o la suerte
hubiesen sido diferentes? Esa renuncia íntima, esa aceptación de los límites, se
llama madurez.
En
esta hermosísima película, vemos cómo los protagonistas, durante su encuentro
en Nueva York, hacen ese duro viaje de renuncia a las ensoñaciones, a los
interrogantes, a las dudas sobre qué hubiese pasado si sus elecciones o las
circunstancias hubiesen sido otras. Es duro abandonar las bifurcaciones de la
vida, renunciar los fantasmas que tantos vacíos interiores llenan, admitir que
hay cosas que sencillamente no son posibles o no son cómo nos gustaría que
fuesen, pero que no podemos hacer nada por remediarlo. Elegir un camino, aunque
sea el correcto, es doloroso. Y más aún cuando ese camino no es el elegido, es
el impuesto por las circunstancias o por el devenir de la vida. En esa larga,
maravillosa y dolorosa escena de despedida en la que Nora y Hae Sung están
esperando un taxi, los dos saben que lo imposible no es posible. La cara de
devastación interior de Hae Sung aceptando, al fin, que lo que no puede ser, no
es, nos trasmite ese momento de ruptura interior de reconocimiento y aceptación
de lo imposible.
La
directora Song nos ofrece una narración elegante, serena e intimista. Sus
actores son magníficos. Y nos habla de algo que todos conocemos: las
dificultades que tenemos de abandonar los fantasmas de lo imposible y
centrarnos en camino de lo posible. No se la pierdan.
ISABEL BANDRÉS
La
película Napoleón de Ridley Scott, estrenada este mes en España, nos
presenta a un Napoleón mediocre, por decirlo suavemente, con complejo de Edipo,
enamorado hasta la enajenación de Joséphine y poco más. Para Scott, Napoleón
era una especie de patán con suerte.
Napoleón
Bonaparte empezó su carrera apoyando a la Revolución francesa, salvó al
Directorio francés de los insurgentes monárquicos, organizó un golpe de Estado,
se convirtió en primer Cónsul y se coronó Emperador. Y, además, luchó en los
frentes de Rusia, Egipto España, Austria, Prusia… Fue capaz de llevar reformas
liberales a los países conquistados. El Código Napoleónico fue adoptado en gran
parte de Europa y es la base de nuestro Código Civil actual y de la gran
mayoría de los que hoy están vigentes en Europa Occidental. Impulsó el
desarrollo de la clase media y abarcó cambios legales, sociales y territoriales
de gran calado. Todo eso y más, está en el haber de este hombre que muy bien
puede calificarse de genio.
Scott
reduce la personalidad de Napoleón a cuatro rasgos toscos y los más conocidos
por el público: su auto-coronación, sus desvaríos amorosos por Joséphine, la
fijación por su madre y algunas de sus batallas que, por cierto, son lo mejor
de la narración. Despacha a personajes tan importantes como Joseph Fouché, con
cuatro trazos gruesos; hay épocas de la vida de Bonaparte que directamente se
las salta o las narra de manera apresurada y sin hondura. El director ha
querido contarnos todo o mucho de Napoleón y ha terminado contando mal lo ya
sabido por todos. Una vida tan exorbitante e inabarcable es difícil de llevarla
al cine. Kubrick lo intentó, pero tuvo que desistir ante las dificultades que
presentaba el proyecto. Quizá si Scott se hubiese centrado en una época o en
una faceta de la vida del corso, hubiese sido mejor.
Una
película decepcionante, no es de extrañar que a los franceses no les haya
gustado, en la que no aparece para nada ni la grandeza ni la miseria ni la
turbulencia de aquellos años que cambiaron para siempre Europa. Además, es
aburrida y se hace tediosa a los diez minutos de su desarrollo. Es plana y
carece de nervio, de tensión y de verdad.
Joaquín
Phoenix como Napoleón y Vanesa Kirby en el papel de Joséphine cumplen con su
cometido y hacen bien su trabajo. No es su culpa que el guionista y el director
hayan errado en la presentación de sus personalidades.
Resumiendo,
una película fallida que logra lo inimaginable: aburrirnos durante más de dos
horas con la biografía de uno de los hombres que ha tenido una de las vidas más
intensas, grandiosas e impresionantes desde que el ser humano habita la tierra.
ISABEL BANDRÉS
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